Prefacio
Andaba sin andar, porque cuando eres nadie caminas en un vacío y hacia un vacío. No vas hacia alguna parte sino más bien que vas desde ninguna parte hacia ninguna parte en particular. Ese día recuerdo tan bien como hoy que me cansaba caminar tanto, esperando llegar a tu amor pero no lo alcanzaba por más que lo intentase. Seguro has escuchado esta frase "La mejor parte de mí eres tú" y hasta suena bonito, para mí se volvió real, mirarte era saber que si te perdía, lo mejor de mí se iría contigo. Recuerdo haberme ahogado en amores no recíprocos solo por ir hacia mi destino preferido "ninguna parte".
Pues bien, sentado una de esas tantas veces en mi cafetería favorita, una pareja como cualquier otra conversaba mientras yo iba en busca de respuestas, te va mal pero sabes que puedes ser mejor, te dices a ti mismo "no soy un mal partido, de hecho quiero bonito y hasta cocino si es necesario, aunque tal vez falten prácticas en los besos, en romance no nos quedamos atrás y si me necesitan ahí estoy" y cientos de cosas más que pueden ser ciertas o no, todo depende de que tan bien nos conozcamos, tanto si lees mucho como si escribes te aseguro que te conoces mejor que quienes no lo hacen, pues cuando lees a parte de leer las ideas del autor, encuentras pedazos de ti desperdigados por ahí, estamos entrelazados.
Pues bien, el mejor partido contra quien no le quiere empiezan la contienda, y el mejor partido se deja de esforzar, de quererse porque cree que algo mal pasará consigo mismo para pasarla tan mal mientras quien no le quiere ignora las lecciones y pasa a cosas más importantes para sí como por ejemplo otras personas, sueños, o también su particular "ninguna parte", quien no sabe a donde va ya llegó, aunque el vacío siga presente.
Y allí enciende la chispa de inspiración necesaria, una madrugada como esta, con una música llena de palabras bellas, una noche estrellada y ella a escasos metros de mi apartamento, sin embargo ya encontré hacia donde ir, a quien querer, y quien me puede querer... si eres un libro no te enamores de quien no le guste leer... Oda al amor propio tiene esos guiños, te susurrará un par de cosas en sus metáforas para hacerlo mejor, quererte es más que soñar, es caminar un sendero que eliges cuidadosamente, duele caminar pero también quedarse... te toca elegir.
Pues bien, sentado una de esas tantas veces en mi cafetería favorita, una pareja como cualquier otra conversaba mientras yo iba en busca de respuestas, te va mal pero sabes que puedes ser mejor, te dices a ti mismo "no soy un mal partido, de hecho quiero bonito y hasta cocino si es necesario, aunque tal vez falten prácticas en los besos, en romance no nos quedamos atrás y si me necesitan ahí estoy" y cientos de cosas más que pueden ser ciertas o no, todo depende de que tan bien nos conozcamos, tanto si lees mucho como si escribes te aseguro que te conoces mejor que quienes no lo hacen, pues cuando lees a parte de leer las ideas del autor, encuentras pedazos de ti desperdigados por ahí, estamos entrelazados.
Pues bien, el mejor partido contra quien no le quiere empiezan la contienda, y el mejor partido se deja de esforzar, de quererse porque cree que algo mal pasará consigo mismo para pasarla tan mal mientras quien no le quiere ignora las lecciones y pasa a cosas más importantes para sí como por ejemplo otras personas, sueños, o también su particular "ninguna parte", quien no sabe a donde va ya llegó, aunque el vacío siga presente.
Y allí enciende la chispa de inspiración necesaria, una madrugada como esta, con una música llena de palabras bellas, una noche estrellada y ella a escasos metros de mi apartamento, sin embargo ya encontré hacia donde ir, a quien querer, y quien me puede querer... si eres un libro no te enamores de quien no le guste leer... Oda al amor propio tiene esos guiños, te susurrará un par de cosas en sus metáforas para hacerlo mejor, quererte es más que soñar, es caminar un sendero que eliges cuidadosamente, duele caminar pero también quedarse... te toca elegir.
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