Obscura claridad
Esclavizada por la monotonía y presa de la decadencia, me dispongo a escribir en otro otoño de meditación.
Personas que van, que vienen, que sienten, que se equivocan, personas orgullosas que tratan de decidir sobre la vida sin consentimiento de la misma cuando ni si quiera ellos tienen la madurez suficiente en sus propias decisiones.
Busco la autorrealización y olvido el compromiso pues yo siempre estaré mas necia mente que ciega y niega es quien controla actos sin dar voto si quiera a la voz del corazón; la cual al parecer, a día de hoy, ya nadie escucha.
Rompe mi alma en esencia sobre el firmamento de lo que parece ser una tempestad, hermosa a su manera y la coraza que se desgasta deja ver la trama.
Reponerse y retomar eso significa iniciarlo todo de nuevo y qué difícil es encontrar la manera correcta de hacerlo.
Siento el horizonte clavado en la infinitud y las ansias de llegar me consumen. Quizá es que soy demasiado dependiente de la existencia en sí pero eso no le quita las ganas de ser, ser sin más.
Todo parece variar y ya sabes la estima que te tengo, no sé si es que eres cambiante o soy yo la que está loca como bien tú me dices con tanto cariño.
Eres vida, eres luz, eres perecer y subsistir, eres vacío, eres todo y a la vez eres nada... ¿y yo? Se supone que soy parte de ti pero, ¿soy imprescindible? Sin mí, tú no serías tú pero a la vez me das la libertad en tu naturalidad y si decido no estar más aquí donde me has dejado ahora, seguirás siendo tú ¿pero qué cambia?
Tal vez la explicación es que no hay explicación y por ridículo que parezca, sí, puede ser así, puede que sea inentendible, puede que no sea todo controlable sino que lo que quiera pueda ser y lo que no, pues no. Ser sin ser y no ser, siendo; irónico.
¿Debo darte las gracias o me las doy a mi persona? O a lo mejor ni si quiera se decide nada y esto ocurre porque puede ocurrir, podría ser que tan sólo soy una probabilidad de lo que eres o lo que no. ¿No crees? Es interesante, me respondes a través de mí misma, de cosas que no tenía conciencia de saber, o al menos, de suponer.
Por ahora, si es que puedes comprender el tiempo, me despido aquí y ni para bien ni para mal, te quiero; Universo.
A Isma, gracias por estar en mi universo y por dejarme formar parte del tuyo.
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