Capitulo 2: Extraña lluvia.
Ni la misma noche podría igualar la oscuridad que había en aquella amplia habitación. Dónde es difícil definir sus medidas debido a que siempre está con las luces apagadas.
Entonces, entre esa oscuridad, aparece un pilar de piedra levitando sobre el suelo. En la parte superior del pilar, está escrito O4.
O4: "Me gustaría saber el motivo de esta reunión"–Dice la voz de una mujer.
Otros cuatro pilares aparecen, cada uno con su respectivo nombre.
O1: "Tranquila O4. Te aseguro de que esta reunión será más interesante que experimentar con el Neo–B41"–Contesta la voz de un hombre.
O5: "Estamos aquí por los suicidios masivos"—Informa otro hombre.
O3: "¿Que tiene que ver eso con la O5?"–Pregunta otra mujer.
O2: "Pues todo esto está pasando por qué cierta persona no tomó las medidas necesarias para transportar al 091"–Recalca otro hombre, refiriéndose a O3.
O5: "Ahora no es hora de pelear. Tenemos que ver la forma de recuperar las 68 ciudades alrededor del mundo que desaparecieron"
O1: "¿Y que haremos con los suicidios masivos? La población mundial descendió al 52%, y siguen en decaída"
O4: "Lo primero será, aceptar la culpa"
O3: "¡¿Estás loca?! ¡Si las personas se enteran destruirán la O5, y El Loto!"
O1: "No sería mala idea. Además, recuerdo que hace tiempo ocurrió una El Loto provocó una guerra contra la Armada Regular. Técnicamente, somos responde las acciones de El Loto"
O5: "Acabo de recibir un informe de la Armada Regular. Dicen que encontraron ya de las ciudades desaparecidas a la mitad del océano pacífico"
Un silencio se creo durante unos segundos. La situación estaba peor de lo que se imaginaban. ¿Que tan peligroso era lo que habían descubierto?.
O1: "También se informa de que están apareciendo entidades sin relación alguna a nuestro descubrimiento"
O2: "Eso no es todo. Mi mejor investigadora afirma que experimentar con la sustancia oscura, en busca de alguna forma reinvertir sus efectos, es una causa perdida"
O5: "Genial. Otro departamento de investigación que se da por vencido. ¿Con que estamos tratando exactamente?"
O4: "Por lo que sabemos, es como el petróleo, pero tiene algo desconocido que altera la mente de las personas"
O1: "Me sorprende lo rápido que estamos callendo. El virus debora carne solo mato al 5% de la población mundial, y creímos que no habría nada pero que eso. Bueno, la junta se termina".
Y sin más, los pilares desaparecen, como si la oscuridad se los hubiese tragado.
(Isaac).
El joven, junto a su hermana, caminaban tomados de la mano por aquellas calles vacías. La noche anterior no logro conciliar el sueño, por lo que no descanso mucho.
En su rostro se podía apreciar las negras ojeras que se le marcaban. El característico brillo rojo en sus ojos se había esfumado por completo, dejando únicamente un rojo sin brillo.
Cada cinco minutos soltaba un bostezo. El sueño que tenía era notorio.
—¿Que tal si descansamos un poco?—Le propone Nanami.
—Aqui afuera es peligroso. Busquemos algún apartamento—Dice Isaac.
Aquella zona se encontraba repleta de nubes grises. Curiosamente, las nubes tocaban el suelo, haciéndose pasar por neblina. Y una muy densa.
Encontraron un conjunto pequeño de apartamentos al cual ingresaron. Buscando algún apartamento en dónde pudieran descansar, entraron a uno con una puerta entre abierta. Revisaron el lugar, encontrando en una de las habitaciones, el cuerpo putrefacto de una mujer de mediana edad.
La mujer estaba colgada del techo, con una cuerda amarrada en su cuello. Dentro de aquella habitación, había oscuridad. La ventana estaba abierta por lo que sabían lo que ahí dentro había.
Isaac saco una veladora, dejándola en la entrada de la habitación, y con un fósforo la encendió. Nanami junto las palmas de sus manos, inclinando la cabeza hacia delante, pidiéndole a Dios, que el alma de esta persona descansará empezas.
Entonces, como si la luz volviera a la habitación, la oscuridad de fue consumiendo a si misma hasta dejar las sombras que los muebles producían.
Nanami, una pequeña niña bondadosa, pensó que la oscuridad que rodeaban a las pesadillas no eran más que dolor y el miedo, por lo que le propuso a su hermano que rezarán por las personas fallecidas.
Ella creía que eso ayudaría a eliminar a las pesadillas, y parece que está dando resultado.
—Amen—Dice la niña, finalizando su rezo.
Isaac tomo la veladora, entrando a la habitación para dejarla más cerca del cuerpo de la mujer. Saliendo de aquel lugar, cerraron la puerta para que nadie perturbara su tranquilidad.
Nunca se percataron de que, al lado de ellos, el alma de aquella mujer sonreía, dándoles las gracias a esos dos niños.
Isaac se recostó sobre el sofá blanco de la sala. Estaba tan cansado que lo único que quería era dormir.
"Que interesante descubrimiento que hicieron"–Dice la voz en la cabeza de Isaac.
—Guarda silencio. Trato de dormir—Se queja de la voz.
—Entiendo—Responde Nanami creyendo que le habla a ella.—Ire a revisar el resto de las habitaciones—Le avisa.
Isaac sonrió yo tontamente, como si burlándose de Nanami. Sin preocuparse, cerró los ojos mientras oía los pasos de su hermana.
Apunto de quedarse dormido, Nanami despierta a Isaac, moviendo su cuerpo de un lado al otro.
—¿Que sucede?—Pregunta alarmado por la forma en que lo despertaron.
—El baño tiene un tina. ¡Y aún hay agua caliente!—Responde con emoción.
Al oír eso Isaac se levantó del sofá, caminando hacia el baño. Efectivamente, había una tina, y no solo había caliente, había botiquín de primeros auxilios colgando de la pared.
—¡¿Puedo darme un baño?!—Pregunta Nanami con entusiasmo.
—Adelante. Después de ti voy yo—Le responde.
Feliz de poder volver a bañarse, Nanami llena la tina con agua caliente. Luego se quita toda la ropa, sumergiéndose en la tina. El placer y la satisfacción que sentía en ese momento, casi que la hacía tocar el cielo. Poco después, entra Isaac con una toalla para Nanami.
Se tomó su tiempo para disfrutar del baño. Después de todo, no sabría hasta cuándo volvería a tener otra oportunidad de bañarse. Jugaba con el agua de la tina, deslizando su dedo índice en la superficie del agua.
Por fin, y luego de casi una hora, Nanami se enrollo en la toalla. Salió del baño con una cara de sastifaccion y alegría. Y tan como lo dijo Isaac, era su turno.
Nanami, quien se encontraba vistiendo se, miraba sus nuevas prendas, limpias y con olor a nuevo. Una blusa blanca. Una sudadera roja con gorro. Un short de mezclilla. Y adicionalmente, unas medias largas color negro.
Le quedaba bien, según ella. Al menos era mejor que tener el uniforme deportivo de la escuela. El cual ya está sucio y algo desgastado.
Luego de cambiarse, Nanami le lleva la toalla a su hermano mayor, el cual parece estar apunto de quedarse dormido.
Era relajante para Isaac tener un baño caliente luego de mucho tiempo. Para el, los baños de agua caliente le ayudaban a pensar en sus problemas y encontrar una forma de solucionarlos. Ahora que pensaba mejor su plan de salir de la ciudad, se percató de que necesitaran un vehículo. Salir caminando de la ciudad sería agitador, al igual que peligroso. Un vehículo sería de mucha ayuda.
Cualquier automóvil serviría, cualquier autobús, o cualquier camión. Encontrar alguno que funcionará no sería problema, pero si al operarlo. Isaac no sabía conducir, lo que era obvio, y se quería arriesgar a conducir sin saber cómo hacerlo.
"¿Feliz?–Le pregunta la voz.
—Tal vez—
"Lo estás haciendo muy bien. Hasta ahora, has cumplido con tu promesa. Pero me preguntó, ¿Que tanto podrás seguir cumpliendo la?"
—Lo suficiente tiempo para llevarla a un lugar seguro. O al menos, más que está ciudad—
Saliendo de la tina, Isaac se seca con la toalla que uso Nanami. Ahí mismo, en el baño, se pone ropa nueva. Una playera roja. Una sudadera blanca con el gorro y las mangas de color negro. Y un pantalón de mezclilla color negro.
Saliendo del baño, secándose el cabello con la toalla, va a la sala, dónde se encuentra a Nanami sentada al lado de la ventana mirando atraves de ella con asombro, fascinación, y encantada.
—¿Que ves?—Le pregunta mientras se acerca a ella.
Al ver lo que pasaba, no pudo evitar sorprenderse. La lluvia brillaba de distintos colores, parecía como si fuera un arcoiris. Era impresionante, y más aún, cuando se enteraron de que llovía de la tierra hacia el cielo.
Ver las gotas de lluvia, brillando de distintos colores, y que se elevaran hasta lo más alto del cielo, le daba un toque mágico a toda la ciudad. Ya no parecía que estaban en un mundo de sonado, rodeado de criaturas hostiles. Ahora parecía que estaban en un mundo totalmente opuesto al nuestro.
No eran los únicos que veían esa maravilla del nuevo mundo. Lili y Édgar también lo podían ver desde donde estaban. Aún no llegaban a la zona donde llovía, de echo, ellos se encontraban en una zona no muy lejana, la cual, tenía un clima mucho mucho más caluroso. Parecía como si estuvieran en un desierto.
Pero no podían quedarse a apreciar aquella lluvia en una zona tan calurosa. Menos con esa cosa que les estaba buscando.
—Por aqui—Dice Édgar.
Apuntando con su dedo a un callejón, le indica a Lili por dónde ir. Rápidamente hace caso a lo que le dijeron y entra al callejón, siguiendo por detrás a Édgar.
Este, apuntaba hacia delante con su escopeta mientras avanzaba a pasa seguro. Al final del callejón una mano totalmente negra se aferró a la pared.
Édgar se detuvo en seco, sorprendiendo un poco a Lili, quién miraba con preocupación el final del callejón.
Era la primera vez que veían a un mounstro. Siempre creyeron que solo te atormentaban mentalmente, pero este puede hacer daño físico. Lo comprobaron cuando vieron lo que le hizo a un camión de carga.
Lentamente, un rostro indestructible, con una boca triangular, se asomaba al final del callejón. Tan pronto como nos vio estiro su cuello como el de una serpiente. El cuello de esa cosa era sorprendente. No parecía estar sujeto a las leyes de las físicas, o tener algún hueso. Podía estirar su cuello como quisiera.
Esa cosa soltó un grito agudo antes de que la cabeza comenzará a moverse hacia ellos. Édgar tiro del gatillo de la escopeta, dejando salir un fuerte y retumbante disparo. Pero aquella cosa movió su cuello y cabeza de tan forma que rodeo el disparo.
Édgar volvió a disparar, esta vez, apunto directamente al cuello de la criatura. El disparo fue efectivo. Esa criatura dejo caer su cabeza al suelo antes de contraer su cuello, arrastrando la cabeza por el suelo.
Entonces, el cuerpo de aquella se asomó al final del callejón. Mientras contraía su cuello, una especies de tentáculos salían de sus costillas. Aquella criatura tenía un cuerpo humanoide, con las piernas dos veces más largas que la de una persona promedio.
Tan pronto como aquello retraso su cuello. Édgar recargo la escopeta mientras los tentáculos apuntaban a sus objetivos. En el momento en que Edgar termino de recargar, apunto su arma, al mismo que tiempo que observaba como esos te tentáculos eran expulsados como agujas.
Entonces, entre esa oscuridad, aparece un pilar de piedra levitando sobre el suelo. En la parte superior del pilar, está escrito O4.
O4: "Me gustaría saber el motivo de esta reunión"–Dice la voz de una mujer.
Otros cuatro pilares aparecen, cada uno con su respectivo nombre.
O1: "Tranquila O4. Te aseguro de que esta reunión será más interesante que experimentar con el Neo–B41"–Contesta la voz de un hombre.
O5: "Estamos aquí por los suicidios masivos"—Informa otro hombre.
O3: "¿Que tiene que ver eso con la O5?"–Pregunta otra mujer.
O2: "Pues todo esto está pasando por qué cierta persona no tomó las medidas necesarias para transportar al 091"–Recalca otro hombre, refiriéndose a O3.
O5: "Ahora no es hora de pelear. Tenemos que ver la forma de recuperar las 68 ciudades alrededor del mundo que desaparecieron"
O1: "¿Y que haremos con los suicidios masivos? La población mundial descendió al 52%, y siguen en decaída"
O4: "Lo primero será, aceptar la culpa"
O3: "¡¿Estás loca?! ¡Si las personas se enteran destruirán la O5, y El Loto!"
O1: "No sería mala idea. Además, recuerdo que hace tiempo ocurrió una El Loto provocó una guerra contra la Armada Regular. Técnicamente, somos responde las acciones de El Loto"
O5: "Acabo de recibir un informe de la Armada Regular. Dicen que encontraron ya de las ciudades desaparecidas a la mitad del océano pacífico"
Un silencio se creo durante unos segundos. La situación estaba peor de lo que se imaginaban. ¿Que tan peligroso era lo que habían descubierto?.
O1: "También se informa de que están apareciendo entidades sin relación alguna a nuestro descubrimiento"
O2: "Eso no es todo. Mi mejor investigadora afirma que experimentar con la sustancia oscura, en busca de alguna forma reinvertir sus efectos, es una causa perdida"
O5: "Genial. Otro departamento de investigación que se da por vencido. ¿Con que estamos tratando exactamente?"
O4: "Por lo que sabemos, es como el petróleo, pero tiene algo desconocido que altera la mente de las personas"
O1: "Me sorprende lo rápido que estamos callendo. El virus debora carne solo mato al 5% de la población mundial, y creímos que no habría nada pero que eso. Bueno, la junta se termina".
Y sin más, los pilares desaparecen, como si la oscuridad se los hubiese tragado.
(Isaac).
El joven, junto a su hermana, caminaban tomados de la mano por aquellas calles vacías. La noche anterior no logro conciliar el sueño, por lo que no descanso mucho.
En su rostro se podía apreciar las negras ojeras que se le marcaban. El característico brillo rojo en sus ojos se había esfumado por completo, dejando únicamente un rojo sin brillo.
Cada cinco minutos soltaba un bostezo. El sueño que tenía era notorio.
—¿Que tal si descansamos un poco?—Le propone Nanami.
—Aqui afuera es peligroso. Busquemos algún apartamento—Dice Isaac.
Aquella zona se encontraba repleta de nubes grises. Curiosamente, las nubes tocaban el suelo, haciéndose pasar por neblina. Y una muy densa.
Encontraron un conjunto pequeño de apartamentos al cual ingresaron. Buscando algún apartamento en dónde pudieran descansar, entraron a uno con una puerta entre abierta. Revisaron el lugar, encontrando en una de las habitaciones, el cuerpo putrefacto de una mujer de mediana edad.
La mujer estaba colgada del techo, con una cuerda amarrada en su cuello. Dentro de aquella habitación, había oscuridad. La ventana estaba abierta por lo que sabían lo que ahí dentro había.
Isaac saco una veladora, dejándola en la entrada de la habitación, y con un fósforo la encendió. Nanami junto las palmas de sus manos, inclinando la cabeza hacia delante, pidiéndole a Dios, que el alma de esta persona descansará empezas.
Entonces, como si la luz volviera a la habitación, la oscuridad de fue consumiendo a si misma hasta dejar las sombras que los muebles producían.
Nanami, una pequeña niña bondadosa, pensó que la oscuridad que rodeaban a las pesadillas no eran más que dolor y el miedo, por lo que le propuso a su hermano que rezarán por las personas fallecidas.
Ella creía que eso ayudaría a eliminar a las pesadillas, y parece que está dando resultado.
—Amen—Dice la niña, finalizando su rezo.
Isaac tomo la veladora, entrando a la habitación para dejarla más cerca del cuerpo de la mujer. Saliendo de aquel lugar, cerraron la puerta para que nadie perturbara su tranquilidad.
Nunca se percataron de que, al lado de ellos, el alma de aquella mujer sonreía, dándoles las gracias a esos dos niños.
Isaac se recostó sobre el sofá blanco de la sala. Estaba tan cansado que lo único que quería era dormir.
"Que interesante descubrimiento que hicieron"–Dice la voz en la cabeza de Isaac.
—Guarda silencio. Trato de dormir—Se queja de la voz.
—Entiendo—Responde Nanami creyendo que le habla a ella.—Ire a revisar el resto de las habitaciones—Le avisa.
Isaac sonrió yo tontamente, como si burlándose de Nanami. Sin preocuparse, cerró los ojos mientras oía los pasos de su hermana.
Apunto de quedarse dormido, Nanami despierta a Isaac, moviendo su cuerpo de un lado al otro.
—¿Que sucede?—Pregunta alarmado por la forma en que lo despertaron.
—El baño tiene un tina. ¡Y aún hay agua caliente!—Responde con emoción.
Al oír eso Isaac se levantó del sofá, caminando hacia el baño. Efectivamente, había una tina, y no solo había caliente, había botiquín de primeros auxilios colgando de la pared.
—¡¿Puedo darme un baño?!—Pregunta Nanami con entusiasmo.
—Adelante. Después de ti voy yo—Le responde.
Feliz de poder volver a bañarse, Nanami llena la tina con agua caliente. Luego se quita toda la ropa, sumergiéndose en la tina. El placer y la satisfacción que sentía en ese momento, casi que la hacía tocar el cielo. Poco después, entra Isaac con una toalla para Nanami.
Se tomó su tiempo para disfrutar del baño. Después de todo, no sabría hasta cuándo volvería a tener otra oportunidad de bañarse. Jugaba con el agua de la tina, deslizando su dedo índice en la superficie del agua.
Por fin, y luego de casi una hora, Nanami se enrollo en la toalla. Salió del baño con una cara de sastifaccion y alegría. Y tan como lo dijo Isaac, era su turno.
Nanami, quien se encontraba vistiendo se, miraba sus nuevas prendas, limpias y con olor a nuevo. Una blusa blanca. Una sudadera roja con gorro. Un short de mezclilla. Y adicionalmente, unas medias largas color negro.
Le quedaba bien, según ella. Al menos era mejor que tener el uniforme deportivo de la escuela. El cual ya está sucio y algo desgastado.
Luego de cambiarse, Nanami le lleva la toalla a su hermano mayor, el cual parece estar apunto de quedarse dormido.
Era relajante para Isaac tener un baño caliente luego de mucho tiempo. Para el, los baños de agua caliente le ayudaban a pensar en sus problemas y encontrar una forma de solucionarlos. Ahora que pensaba mejor su plan de salir de la ciudad, se percató de que necesitaran un vehículo. Salir caminando de la ciudad sería agitador, al igual que peligroso. Un vehículo sería de mucha ayuda.
Cualquier automóvil serviría, cualquier autobús, o cualquier camión. Encontrar alguno que funcionará no sería problema, pero si al operarlo. Isaac no sabía conducir, lo que era obvio, y se quería arriesgar a conducir sin saber cómo hacerlo.
"¿Feliz?–Le pregunta la voz.
—Tal vez—
"Lo estás haciendo muy bien. Hasta ahora, has cumplido con tu promesa. Pero me preguntó, ¿Que tanto podrás seguir cumpliendo la?"
—Lo suficiente tiempo para llevarla a un lugar seguro. O al menos, más que está ciudad—
Saliendo de la tina, Isaac se seca con la toalla que uso Nanami. Ahí mismo, en el baño, se pone ropa nueva. Una playera roja. Una sudadera blanca con el gorro y las mangas de color negro. Y un pantalón de mezclilla color negro.
Saliendo del baño, secándose el cabello con la toalla, va a la sala, dónde se encuentra a Nanami sentada al lado de la ventana mirando atraves de ella con asombro, fascinación, y encantada.
—¿Que ves?—Le pregunta mientras se acerca a ella.
Al ver lo que pasaba, no pudo evitar sorprenderse. La lluvia brillaba de distintos colores, parecía como si fuera un arcoiris. Era impresionante, y más aún, cuando se enteraron de que llovía de la tierra hacia el cielo.
Ver las gotas de lluvia, brillando de distintos colores, y que se elevaran hasta lo más alto del cielo, le daba un toque mágico a toda la ciudad. Ya no parecía que estaban en un mundo de sonado, rodeado de criaturas hostiles. Ahora parecía que estaban en un mundo totalmente opuesto al nuestro.
No eran los únicos que veían esa maravilla del nuevo mundo. Lili y Édgar también lo podían ver desde donde estaban. Aún no llegaban a la zona donde llovía, de echo, ellos se encontraban en una zona no muy lejana, la cual, tenía un clima mucho mucho más caluroso. Parecía como si estuvieran en un desierto.
Pero no podían quedarse a apreciar aquella lluvia en una zona tan calurosa. Menos con esa cosa que les estaba buscando.
—Por aqui—Dice Édgar.
Apuntando con su dedo a un callejón, le indica a Lili por dónde ir. Rápidamente hace caso a lo que le dijeron y entra al callejón, siguiendo por detrás a Édgar.
Este, apuntaba hacia delante con su escopeta mientras avanzaba a pasa seguro. Al final del callejón una mano totalmente negra se aferró a la pared.
Édgar se detuvo en seco, sorprendiendo un poco a Lili, quién miraba con preocupación el final del callejón.
Era la primera vez que veían a un mounstro. Siempre creyeron que solo te atormentaban mentalmente, pero este puede hacer daño físico. Lo comprobaron cuando vieron lo que le hizo a un camión de carga.
Lentamente, un rostro indestructible, con una boca triangular, se asomaba al final del callejón. Tan pronto como nos vio estiro su cuello como el de una serpiente. El cuello de esa cosa era sorprendente. No parecía estar sujeto a las leyes de las físicas, o tener algún hueso. Podía estirar su cuello como quisiera.
Esa cosa soltó un grito agudo antes de que la cabeza comenzará a moverse hacia ellos. Édgar tiro del gatillo de la escopeta, dejando salir un fuerte y retumbante disparo. Pero aquella cosa movió su cuello y cabeza de tan forma que rodeo el disparo.
Édgar volvió a disparar, esta vez, apunto directamente al cuello de la criatura. El disparo fue efectivo. Esa criatura dejo caer su cabeza al suelo antes de contraer su cuello, arrastrando la cabeza por el suelo.
Entonces, el cuerpo de aquella se asomó al final del callejón. Mientras contraía su cuello, una especies de tentáculos salían de sus costillas. Aquella criatura tenía un cuerpo humanoide, con las piernas dos veces más largas que la de una persona promedio.
Tan pronto como aquello retraso su cuello. Édgar recargo la escopeta mientras los tentáculos apuntaban a sus objetivos. En el momento en que Edgar termino de recargar, apunto su arma, al mismo que tiempo que observaba como esos te tentáculos eran expulsados como agujas.
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