Capítulo 2
Mi primer noche fué rara, tenía mucho sueño pero no podía dormirme, bueno también es porque es la primera vez que duermo en un lugar que está muy lejos de mi casa y me siento rara, pero feliz porque sé que voy a descubrir quien es y que tarde o temprano va a pagar por lo que hizo.
Son las 8 de la mañana y ya me desperté así que me voy a pegar una ducha y luego voy a desayunar.
Bajo para desayunar y hay poca gente, tomo un cappuccino y como unas medialunas y por primera vez un alfajor. Está todo muy rico y luego vienen los dos hermanitos juntos y cuando lo veo a Agustín vestido de policía me vienen las mariposas en el estómago.
—Buen día, ¿Cómo pasaste tu primera noche en Buenos Aires?—Me pregunta Francisco.
—No pegué un ojo en toda la noche —Digo mirándolo a Agus aunque tendría que mirar a Francisco.
—Bueno, ya te vas a acostumbrar.
—Sí, eso espero—Les digo y me quedo mirando Agustín. Es muy lindo con el uniforme de policía, siempre me gustaron los hombres así y además habla en español así que me gusta más todavía.
—¿¿Sofia??—Me está llamando desde hace un rato.
—Perdóname, me colgué.
—Sí, ya ví—Dice Francisco.
—¿Puedo hablar con vos un minuto? –
—Me pregunta.
—Yo también tengo que hablar con vos—Me dice Agustín.
—Tengo tiempo para los dos.
—Bueno, yo nada más te quiero preguntar por lo de ayer—No me acuerdo lo que me había pedido.
—¿De qué estás hablando?
—Sí querías salir conmigo esta noche.
—Ahh, sí. Está bien, acepto.
—Bueno, muy bien entonces voy a ir pensando en algún lugar donde ir.
—Gracias, Francisco
—¿Puedo hablar con ella yo ahora? —Le dice Agustín queriendo que el hermano se vaya.
—Sí, hermanito hablá lo que quieras —Francisco se va y nos quedamos solos Agustín y yo y se sienta en la mesa.
—Veo que ya probaste un alfajor.
—Sí y quiero probar más cosas de acá.
—Ya vas a tener tiempo para todo—Me dice mirándome.
—¿De qué querías hablarme?—Le pregunto.
—Que le dije todo a Francisco.
—¿Todo, todo?
—Sí.
¿Y por qué?
—Porque me empezó a preguntar que había echo en mi trabajo y palabra más palabra menos le conté y además le pedí tu número y no me lo daba si no le explicaba porqué.
—Bueno, pero no le cuentes más a nadie.
—No, obvio que no, tranquila.
—Puedo hacerte una pregunta?
—Sí, decime.
—¿Qué te pasó hace un mes?—Me mira raro.
—¿Cómo sabes que me pasó algo?
—Ayer cuando tu novia vino preocupada dijo que no quería que te pasara lo mismo de hace un mes.
—Bueno, cosas de mi trabajo, casi me muero en un operativo porque me mandé solo y casi pierdo el trabajo, pero cosas del pasado.
—¿Y cuál es el favor que le debes a Lorenzo?
—Cuántas preguntas.
—Perdóname—Le digo y bajo la mirada.
—No, tranquila, bueno él cuando pasó esto que te dije vino hasta acá y convenció el comisario a qué no me echara y me presentó tu caso así que me dió otra oportunidad y si logro encontrarlo dentro de un mes no me van a echar.
—Así que te salvé prácticamente.
—Bueno, más o menos sí.
—Última pregunta.
—Dale, te escucho.
—¿Por qué tú hermano se quiere ir a Italia?
—Porque nuestra familia se fué hace poco y dice que allá tenemos una casa y acá no porque la vendimos y tenemos que gastar plata en este hotel
—¿Y por qué vos no querés?
—Ah, ah, dijiste que era la última pregunta.
—Bueno, sí. Ya me contaste demasiado—Nos miramos y luego llega su novia.
—Hola, mi amor—Le dice ella a él.
—Hola, Marisol—Lo mira raro.
—¿Por qué me llamás así?
—¿No es tu nombre?
—Sí, pero no me llamás casi nunca por mi nombre.
—¿Querés pelear delante de todos?
—No, mi amor —Se queda callada unos segundos y luego me habla —Hola, perdón, no me acuerdo tu nombre. ¿Cómo te llamás?
—Me llamo Sofia.
—Ah, verdad, ahora me acuerdo. Bueno, amor, ¿Te acompaño a la comisaría?
—Sí, dale, vamos. Hasta luego, Sofi.
—Hasta luego—Se van y me siento rara, cómo si me molestara la presencia de Marisol, lo único que me falta es que sea celosa de un tipo que conocí ayer. Me quedo sentada por un rato y luego llamo a Lorenzo.
—¿Tenés la intención de llamarme a todas horas, amiguita?
—No, solo quiero decirte que Agus me dijo que lo salvaste con el comisario y no quiero que pierda el trabajo así que quiero ayudarlo, ¿Podés decirme cómo puedo hacerlo?
—¿Qué pasa? ¿Acabas de conocerlo y ya te enamoraste?
—¿Perdón? ¿Quién te dijo esto?
—Te conozco y aunque no te estoy viendo la cara en este momento se que te estás enamorando.
—Eso no importa ahora, solo quiero ayudarlo.
—Bueno, encontrar una persona solo ya sé que es difícil, pero el comisario quiere ponerlo a prueba y tiene que hacerlo solo.
—Por eso te estoy pidiendo ayuda, no quiero que lo echen.
—Bueno, lo voy a pensar, pero ya le hice un favor muy grande a él y además es un buen policía.
—Sí, lo sé, pero tiene solo un mes y solo es más difícil.
—Sí, pero yo le dí este caso porque puede hacerlo él solito, si necesita ayuda me lo pide, pero si querés yo puedo poner en marcha mis contactos y ver lo que puedo hacer.
—Gracias, Lorenzo.
—De nada, ahora tengo que ir a trabajar, te llamo si tengo novedades.
—Dale, gracias—Corto la llamada y salgo del hotel. Camino y miro a personas que bailaban, algunas que hablan, algunas que corren apuradas, algunas que están perdiendo el bondi y muchas más que hacen cosas y me siento rara porque me siento en otro mundo. No sé que hacer ni adónde ir así que llamo a Francisco que me contesta enseguida.
—Hola, amiga.
—Hola, estoy aburrida y no puedo orientarme muy bien y no se adónde ir. ¿Vos estás libre ahora?
—Sí, pásame la dirección que ahora voy.
—Ahora te la paso—Le paso la dirección y 15 minutos después llega.
—Hola—Me saluda con un beso en el cachete.
—¿Qué pasa? ¿Necesitas una guía turística?
—¿Sabés que si?
—Bueno, acá la tenés y sobretodo gratis.
—Que bien, entonces te voy a hacer trabajar todo el día.
—Estoy a tus órdenes, Sofia.
—Gracias, guía Francisco.
—¿Ya sabes adónde ir esta noche?
—Sí, ponete más linda de lo que estás que esta noche nos divertimos.
—Muy bien, ¿Te puedo hacer una pregunta?
—Sí, decime.
—¿Por qué querés irte a Italia?
—Porque no sirve de nada estar acá mientras toda mi familia está allá y no se, quiero cambiar un poco de aire.
—Ah, bueno—Me quedo pensando en lo que me dijo Agustín esta mañana.
—Mi hermano me contó porque viniste acá.
—Sí, ya se. Ya me dijo que te contó todo.
—Tranquila, que yo no voy a decir nada a nadie.
—Bueno, gracias.
—¿Pero por qué viniste vos y no hiciste hacer el trabajo a un policía?
—Yo estoy enamorada de el español, siempre quise venir acá para conocer el lugar donde están ambientadas las series que ví y donde hablan todos en español, pero quería venir a divertirme y en otra circunstancia, no para encontrar a el asesino de mi hermano.
—Es el destino, se ve que aunque si no te gustaba el español tenías que venir acá.
—Sí, pero ser suerte me gusta y lo amo.
—Es lindo que alguien de el exterior se fije en Argentina.
—Aunque si parece raro hay muchas personas italianas que le gusta el español.
—Tenés que enseñarme el italiano.
—Bueno, entonces yo soy tu profesora de Italiano y vos mi guía turística.
—Está muy bien. Trato hecho.
—Si querés puedo empezar ahora a trabajar.
—¿Adónde me vas a llevar?
—A un lugar muy lindo.
—Bueno, estoy en tus manos —Empezamos a caminar y llegamos en un bar donde hay muchas cosas de Argentina y está re lindo.
—Que lindo este bar.
—No es solo un bar, acá hay mucha historia de nosotros, los Argentinos —Me quedo mirando y es un lindo lugar.
—Tomà lo que quieras , yo pago todo.
—No, pero plata tengo.
—Sí, ya sé, pero es un regalo de bienvenida.
—Bueno, muchas gracias—Tomo muchas cosas y comemos y tomamos los dos.
—Uy, se hizo tarde—Le digo mirando la hora.
—¿Querés volver a el hotel?
–—Sí, está bien—Volvemos al hotel, y me voy a mi cuarto y me preparo para la noche, ya que habíamos comido en el bar no cenamos y salimos.
—Bueno, estoy en tus manos. ¿A dónde vamos?
—Vamos a ir por allá —Lo sigo y 10 minutos después llegamos a la entrada de un boliche.
—Llegamos—Me dice mirándome para ver si me gusta el lugar.
—Bueno, entremos entonces—Tengo muchas ganas de bailar y divertirme.
—¿Querés tomar algo?
—Una cerveza.
—Dale, ahora pido dos—Va a pedir las cervezas y yo me quedo esperando y mientras espero miro alrededor mío.
—Ahora están por llegar, es que hay mucha gente y tienen muchos pedidos.
—Sí, bueno, tenemos tiempo ¿no?
—Sí, podemos estar acá hasta las 3 de la mañana si querés o también más tarde.
—Bueno, hasta las 2 y media aguanto, después tenés que llevarme en brazos hasta el hotel.
—Bueno, entonces hasta las 2 y media —Llega el camarero y cuando me ve se le caen las cervezas, yo me quedo mirándolo y lo reconozco, ahí se me nubla la vista y casi me desmayo porque se me vinieron a la cabeza todas las imágenes que soñé el peor día de mi vida.
—Perdóneme, chicos, ahora les traigo otras —Dice el camarero y se va apurado. No puedo decir nada porque no estoy segura y además puede escapar y así no lo encontramos más.
—¿Qué pasa Sofi? ¿Te sentís bien?
—Perdóname, me tengo que ir.
—¿Pero adónde?
—Tu hermano todavía está en la comisaría?
—Sí, hoy hace el turno de noche.
—Llévame a la comisaría, es urgente.
—¿Pero por qué?
—Te explico en el camino —Salimos del boliche y nos vamos a la comisaría.
—¿Mi hermano está?—Le pregunta Francisco a un policía.
—Sí, pero no pueden pasar está muy atareado—Dice el policía.
—Es muy urgente—Le digo y se queda mirándome unos segundos .
—Bueno, ahora le voy a decir—Se va y un minuto después vuelve.
—Vayan tranquilos.
—Yo te espero acá—Me dice Francisco.
—Sí, ahora vuelvo—Entro a la oficina.
—¿Qué pasó?—Pregunta Agus.
—Estábamos en un boliche y lo ví.
—¿Cómo que lo viste? ¿Estás segura?
—Bueno, no sé, pero estaba muy parecido y sentí una sensación rara cuando lo ví y además él se quedó mirándome bastante y se fué muy apurado.
—Vamos ya al boliche entonces —Salimos de la oficina y le decimos a Francisco que tiene que venir con nosotros al boliche, cuando entramos nos miraron mal y algunos asustados.
—Policía municipal, necesito a ver a todos los empleados de sexo masculino.
—Disculpe, pero no puedo —Dice una camarera.
—¿Podría llamarme al director?
—Sí, ya se lo llamo, oficial—La chica se va y un minuto después llega el director.
—Buenas noches, oficial. ¿En qué lo puedo ayudar?
—Nececito que me traiga a todos los empleados de sexo masculino —Dice de nuevo a el director.
—Bueno, está bien. Espéreme aquí que ya se los traigo—Se va a llamarlos y minutos después los trae a todos.
—Bueno, acá están, Sofi. ¿Lo reconoces? —Los miro a todos muy bien, pero él no está.
—No, no está—Digo desilusionada.
—Bueno, entonces era él porque si no está se escapó—Dice Agustín.
—Perdónenme que los interrumpa, pero hace media hora un camarero dijo que no quería trabajar más y se fué muy apurado, no recibió ni la plata que le correspondía —Dice el director a Agustín.
—Se escapó—Dijo Agus.
—Si se escapó es porque me vió y es porque es él.
—¿Podemos ir a un lugar más privado para hablar? —Le pregunta Agustín a el director.
—Sí,pasen por acá—Nos vamos a la oficina del director del boliche mientras Francisco nos espera afuera.
—Bueno, si quiere oficial le puedo dar algunas informaciónes de él.
—Si sería tan amable—Se pone a buscar entre papeles y saca uno y lo pone en la mesa para que lo veamos.
—Acá están sus datos –Nos muestra un papel donde hay su foto, su nombre y apellido, su dirección y otros datos.
—¿Me puede hacer una copia y me la llevo?
—Sí, oficial—Se va a hacer una copia del papel.
—Ahora voy a llamar refuerzos y nos vamos a esta dirección y vamos a ver si se fué allá —Me dice Agustín.
—Sí,está bien.
—Vos te quedás en la comisaría con Francisco y yo voy a ir allá una vez que termine.
—Está bien—Llega el director y le da la copia.
—Muchas gracias, manténgase en contacto, cualquier dato más o si viene a reclamar su plata nos llama y nosotros venimos.
—Está bien, oficial. Voy a estar a su disposición –Dicho esto nos vamos afuera de la oficina.
—¿Qué pasó? —Me pregunta Francisco.
—Le dieron los datos de este tipo y ahora está llendo a la dirección que está escrita en sus datos, nosotros tenemos que ir a la comisaría y esperar a que llegue.
—Bueno, está bien—Nos vamos a la comisaría y una hora después llega Agustín con mala cara.
—Malas noticias —Dice Agustín.
—¿Qué pasó?
—Parece que la dirección no existe y alrededor no hay ni casas ni hoteles, es todo campo.
—¿Y entonces no se puede hacer nada? —Le pregunto.
—Hay que investigar su nombre y apellido a ver si no son falsos, ya bloqueamos las fronteras así que no puede salir del país.
—Bueno, pero ya es un avance esto —Dice Francisco.
—Sí, por suerte fueron a ese boliche —Nos dice Agustín.
—Es el destino chicos, tarde o temprano lo vamos a encontrar... Esto es solo el comienzo.
Son las 8 de la mañana y ya me desperté así que me voy a pegar una ducha y luego voy a desayunar.
Bajo para desayunar y hay poca gente, tomo un cappuccino y como unas medialunas y por primera vez un alfajor. Está todo muy rico y luego vienen los dos hermanitos juntos y cuando lo veo a Agustín vestido de policía me vienen las mariposas en el estómago.
—Buen día, ¿Cómo pasaste tu primera noche en Buenos Aires?—Me pregunta Francisco.
—No pegué un ojo en toda la noche —Digo mirándolo a Agus aunque tendría que mirar a Francisco.
—Bueno, ya te vas a acostumbrar.
—Sí, eso espero—Les digo y me quedo mirando Agustín. Es muy lindo con el uniforme de policía, siempre me gustaron los hombres así y además habla en español así que me gusta más todavía.
—¿¿Sofia??—Me está llamando desde hace un rato.
—Perdóname, me colgué.
—Sí, ya ví—Dice Francisco.
—¿Puedo hablar con vos un minuto? –
—Me pregunta.
—Yo también tengo que hablar con vos—Me dice Agustín.
—Tengo tiempo para los dos.
—Bueno, yo nada más te quiero preguntar por lo de ayer—No me acuerdo lo que me había pedido.
—¿De qué estás hablando?
—Sí querías salir conmigo esta noche.
—Ahh, sí. Está bien, acepto.
—Bueno, muy bien entonces voy a ir pensando en algún lugar donde ir.
—Gracias, Francisco
—¿Puedo hablar con ella yo ahora? —Le dice Agustín queriendo que el hermano se vaya.
—Sí, hermanito hablá lo que quieras —Francisco se va y nos quedamos solos Agustín y yo y se sienta en la mesa.
—Veo que ya probaste un alfajor.
—Sí y quiero probar más cosas de acá.
—Ya vas a tener tiempo para todo—Me dice mirándome.
—¿De qué querías hablarme?—Le pregunto.
—Que le dije todo a Francisco.
—¿Todo, todo?
—Sí.
¿Y por qué?
—Porque me empezó a preguntar que había echo en mi trabajo y palabra más palabra menos le conté y además le pedí tu número y no me lo daba si no le explicaba porqué.
—Bueno, pero no le cuentes más a nadie.
—No, obvio que no, tranquila.
—Puedo hacerte una pregunta?
—Sí, decime.
—¿Qué te pasó hace un mes?—Me mira raro.
—¿Cómo sabes que me pasó algo?
—Ayer cuando tu novia vino preocupada dijo que no quería que te pasara lo mismo de hace un mes.
—Bueno, cosas de mi trabajo, casi me muero en un operativo porque me mandé solo y casi pierdo el trabajo, pero cosas del pasado.
—¿Y cuál es el favor que le debes a Lorenzo?
—Cuántas preguntas.
—Perdóname—Le digo y bajo la mirada.
—No, tranquila, bueno él cuando pasó esto que te dije vino hasta acá y convenció el comisario a qué no me echara y me presentó tu caso así que me dió otra oportunidad y si logro encontrarlo dentro de un mes no me van a echar.
—Así que te salvé prácticamente.
—Bueno, más o menos sí.
—Última pregunta.
—Dale, te escucho.
—¿Por qué tú hermano se quiere ir a Italia?
—Porque nuestra familia se fué hace poco y dice que allá tenemos una casa y acá no porque la vendimos y tenemos que gastar plata en este hotel
—¿Y por qué vos no querés?
—Ah, ah, dijiste que era la última pregunta.
—Bueno, sí. Ya me contaste demasiado—Nos miramos y luego llega su novia.
—Hola, mi amor—Le dice ella a él.
—Hola, Marisol—Lo mira raro.
—¿Por qué me llamás así?
—¿No es tu nombre?
—Sí, pero no me llamás casi nunca por mi nombre.
—¿Querés pelear delante de todos?
—No, mi amor —Se queda callada unos segundos y luego me habla —Hola, perdón, no me acuerdo tu nombre. ¿Cómo te llamás?
—Me llamo Sofia.
—Ah, verdad, ahora me acuerdo. Bueno, amor, ¿Te acompaño a la comisaría?
—Sí, dale, vamos. Hasta luego, Sofi.
—Hasta luego—Se van y me siento rara, cómo si me molestara la presencia de Marisol, lo único que me falta es que sea celosa de un tipo que conocí ayer. Me quedo sentada por un rato y luego llamo a Lorenzo.
—¿Tenés la intención de llamarme a todas horas, amiguita?
—No, solo quiero decirte que Agus me dijo que lo salvaste con el comisario y no quiero que pierda el trabajo así que quiero ayudarlo, ¿Podés decirme cómo puedo hacerlo?
—¿Qué pasa? ¿Acabas de conocerlo y ya te enamoraste?
—¿Perdón? ¿Quién te dijo esto?
—Te conozco y aunque no te estoy viendo la cara en este momento se que te estás enamorando.
—Eso no importa ahora, solo quiero ayudarlo.
—Bueno, encontrar una persona solo ya sé que es difícil, pero el comisario quiere ponerlo a prueba y tiene que hacerlo solo.
—Por eso te estoy pidiendo ayuda, no quiero que lo echen.
—Bueno, lo voy a pensar, pero ya le hice un favor muy grande a él y además es un buen policía.
—Sí, lo sé, pero tiene solo un mes y solo es más difícil.
—Sí, pero yo le dí este caso porque puede hacerlo él solito, si necesita ayuda me lo pide, pero si querés yo puedo poner en marcha mis contactos y ver lo que puedo hacer.
—Gracias, Lorenzo.
—De nada, ahora tengo que ir a trabajar, te llamo si tengo novedades.
—Dale, gracias—Corto la llamada y salgo del hotel. Camino y miro a personas que bailaban, algunas que hablan, algunas que corren apuradas, algunas que están perdiendo el bondi y muchas más que hacen cosas y me siento rara porque me siento en otro mundo. No sé que hacer ni adónde ir así que llamo a Francisco que me contesta enseguida.
—Hola, amiga.
—Hola, estoy aburrida y no puedo orientarme muy bien y no se adónde ir. ¿Vos estás libre ahora?
—Sí, pásame la dirección que ahora voy.
—Ahora te la paso—Le paso la dirección y 15 minutos después llega.
—Hola—Me saluda con un beso en el cachete.
—¿Qué pasa? ¿Necesitas una guía turística?
—¿Sabés que si?
—Bueno, acá la tenés y sobretodo gratis.
—Que bien, entonces te voy a hacer trabajar todo el día.
—Estoy a tus órdenes, Sofia.
—Gracias, guía Francisco.
—¿Ya sabes adónde ir esta noche?
—Sí, ponete más linda de lo que estás que esta noche nos divertimos.
—Muy bien, ¿Te puedo hacer una pregunta?
—Sí, decime.
—¿Por qué querés irte a Italia?
—Porque no sirve de nada estar acá mientras toda mi familia está allá y no se, quiero cambiar un poco de aire.
—Ah, bueno—Me quedo pensando en lo que me dijo Agustín esta mañana.
—Mi hermano me contó porque viniste acá.
—Sí, ya se. Ya me dijo que te contó todo.
—Tranquila, que yo no voy a decir nada a nadie.
—Bueno, gracias.
—¿Pero por qué viniste vos y no hiciste hacer el trabajo a un policía?
—Yo estoy enamorada de el español, siempre quise venir acá para conocer el lugar donde están ambientadas las series que ví y donde hablan todos en español, pero quería venir a divertirme y en otra circunstancia, no para encontrar a el asesino de mi hermano.
—Es el destino, se ve que aunque si no te gustaba el español tenías que venir acá.
—Sí, pero ser suerte me gusta y lo amo.
—Es lindo que alguien de el exterior se fije en Argentina.
—Aunque si parece raro hay muchas personas italianas que le gusta el español.
—Tenés que enseñarme el italiano.
—Bueno, entonces yo soy tu profesora de Italiano y vos mi guía turística.
—Está muy bien. Trato hecho.
—Si querés puedo empezar ahora a trabajar.
—¿Adónde me vas a llevar?
—A un lugar muy lindo.
—Bueno, estoy en tus manos —Empezamos a caminar y llegamos en un bar donde hay muchas cosas de Argentina y está re lindo.
—Que lindo este bar.
—No es solo un bar, acá hay mucha historia de nosotros, los Argentinos —Me quedo mirando y es un lindo lugar.
—Tomà lo que quieras , yo pago todo.
—No, pero plata tengo.
—Sí, ya sé, pero es un regalo de bienvenida.
—Bueno, muchas gracias—Tomo muchas cosas y comemos y tomamos los dos.
—Uy, se hizo tarde—Le digo mirando la hora.
—¿Querés volver a el hotel?
–—Sí, está bien—Volvemos al hotel, y me voy a mi cuarto y me preparo para la noche, ya que habíamos comido en el bar no cenamos y salimos.
—Bueno, estoy en tus manos. ¿A dónde vamos?
—Vamos a ir por allá —Lo sigo y 10 minutos después llegamos a la entrada de un boliche.
—Llegamos—Me dice mirándome para ver si me gusta el lugar.
—Bueno, entremos entonces—Tengo muchas ganas de bailar y divertirme.
—¿Querés tomar algo?
—Una cerveza.
—Dale, ahora pido dos—Va a pedir las cervezas y yo me quedo esperando y mientras espero miro alrededor mío.
—Ahora están por llegar, es que hay mucha gente y tienen muchos pedidos.
—Sí, bueno, tenemos tiempo ¿no?
—Sí, podemos estar acá hasta las 3 de la mañana si querés o también más tarde.
—Bueno, hasta las 2 y media aguanto, después tenés que llevarme en brazos hasta el hotel.
—Bueno, entonces hasta las 2 y media —Llega el camarero y cuando me ve se le caen las cervezas, yo me quedo mirándolo y lo reconozco, ahí se me nubla la vista y casi me desmayo porque se me vinieron a la cabeza todas las imágenes que soñé el peor día de mi vida.
—Perdóneme, chicos, ahora les traigo otras —Dice el camarero y se va apurado. No puedo decir nada porque no estoy segura y además puede escapar y así no lo encontramos más.
—¿Qué pasa Sofi? ¿Te sentís bien?
—Perdóname, me tengo que ir.
—¿Pero adónde?
—Tu hermano todavía está en la comisaría?
—Sí, hoy hace el turno de noche.
—Llévame a la comisaría, es urgente.
—¿Pero por qué?
—Te explico en el camino —Salimos del boliche y nos vamos a la comisaría.
—¿Mi hermano está?—Le pregunta Francisco a un policía.
—Sí, pero no pueden pasar está muy atareado—Dice el policía.
—Es muy urgente—Le digo y se queda mirándome unos segundos .
—Bueno, ahora le voy a decir—Se va y un minuto después vuelve.
—Vayan tranquilos.
—Yo te espero acá—Me dice Francisco.
—Sí, ahora vuelvo—Entro a la oficina.
—¿Qué pasó?—Pregunta Agus.
—Estábamos en un boliche y lo ví.
—¿Cómo que lo viste? ¿Estás segura?
—Bueno, no sé, pero estaba muy parecido y sentí una sensación rara cuando lo ví y además él se quedó mirándome bastante y se fué muy apurado.
—Vamos ya al boliche entonces —Salimos de la oficina y le decimos a Francisco que tiene que venir con nosotros al boliche, cuando entramos nos miraron mal y algunos asustados.
—Policía municipal, necesito a ver a todos los empleados de sexo masculino.
—Disculpe, pero no puedo —Dice una camarera.
—¿Podría llamarme al director?
—Sí, ya se lo llamo, oficial—La chica se va y un minuto después llega el director.
—Buenas noches, oficial. ¿En qué lo puedo ayudar?
—Nececito que me traiga a todos los empleados de sexo masculino —Dice de nuevo a el director.
—Bueno, está bien. Espéreme aquí que ya se los traigo—Se va a llamarlos y minutos después los trae a todos.
—Bueno, acá están, Sofi. ¿Lo reconoces? —Los miro a todos muy bien, pero él no está.
—No, no está—Digo desilusionada.
—Bueno, entonces era él porque si no está se escapó—Dice Agustín.
—Perdónenme que los interrumpa, pero hace media hora un camarero dijo que no quería trabajar más y se fué muy apurado, no recibió ni la plata que le correspondía —Dice el director a Agustín.
—Se escapó—Dijo Agus.
—Si se escapó es porque me vió y es porque es él.
—¿Podemos ir a un lugar más privado para hablar? —Le pregunta Agustín a el director.
—Sí,pasen por acá—Nos vamos a la oficina del director del boliche mientras Francisco nos espera afuera.
—Bueno, si quiere oficial le puedo dar algunas informaciónes de él.
—Si sería tan amable—Se pone a buscar entre papeles y saca uno y lo pone en la mesa para que lo veamos.
—Acá están sus datos –Nos muestra un papel donde hay su foto, su nombre y apellido, su dirección y otros datos.
—¿Me puede hacer una copia y me la llevo?
—Sí, oficial—Se va a hacer una copia del papel.
—Ahora voy a llamar refuerzos y nos vamos a esta dirección y vamos a ver si se fué allá —Me dice Agustín.
—Sí,está bien.
—Vos te quedás en la comisaría con Francisco y yo voy a ir allá una vez que termine.
—Está bien—Llega el director y le da la copia.
—Muchas gracias, manténgase en contacto, cualquier dato más o si viene a reclamar su plata nos llama y nosotros venimos.
—Está bien, oficial. Voy a estar a su disposición –Dicho esto nos vamos afuera de la oficina.
—¿Qué pasó? —Me pregunta Francisco.
—Le dieron los datos de este tipo y ahora está llendo a la dirección que está escrita en sus datos, nosotros tenemos que ir a la comisaría y esperar a que llegue.
—Bueno, está bien—Nos vamos a la comisaría y una hora después llega Agustín con mala cara.
—Malas noticias —Dice Agustín.
—¿Qué pasó?
—Parece que la dirección no existe y alrededor no hay ni casas ni hoteles, es todo campo.
—¿Y entonces no se puede hacer nada? —Le pregunto.
—Hay que investigar su nombre y apellido a ver si no son falsos, ya bloqueamos las fronteras así que no puede salir del país.
—Bueno, pero ya es un avance esto —Dice Francisco.
—Sí, por suerte fueron a ese boliche —Nos dice Agustín.
—Es el destino chicos, tarde o temprano lo vamos a encontrar... Esto es solo el comienzo.
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