Capitulo 1: Hola Abismo.
Capitulo 2: Nanashi.
Capitulo 3: Los Niños Huérfanos.
Capitulo 3: Los Niños Huérfanos.
─Ya termine de lavar la ropa─Comenta Akira.

Ingresando al interior de la casa, el chico busca a la albina con la mirada, solamente encontrándose con Riko, quien se arrastraba hacia el. Agachándose, le pregunta a la criatura.

─¿Sabes donde esta Nanashi?─

Riko, entendiendo aquellas palabras, guía al chico hasta donde se encontraba la albina. Allí estaba, fileteando aquel gran pescado que Akira había atrapado hacia ya una hora. Pensativa, y sin muchas ganas de hablar, Nanashi respiraba profundamente, como si estuviera recuperando el aliento.

─¿Necesitas que te ayude?─Pregunta el chico.

─¿Ah? No hace falta. Solo acomódate en la sala, y ya llevare yo la cena─

Saliendo en silencio, el chico camina hasta donde se encontraba su amiga. Su brazo izquierdo ahora estaba menos hinchado, y en todo el brazo, tenia cocidos directamente aquellos hongos con agua en su interior. Aun que Nanashi no le había explicado la razón de implantarle aquellos hongos a Lily, sabia que era la causa de su recuperación.

Sentándose a un lado de la cama, Akira miraba a Lily con lastima, ya casi había pasado un día desde que cayo inconsciente. Era normal después de lo ocurrido. Pero el echo de que no despertara seguía angustiando al chico.

Revisando la palma de la mano de la chica, observa como la herida cerro en una costra redonda que ocupaba la mitad de la palma, al igual que su contra parte. Lily estaba tapada de la cintura para abajo, por obvias razones. Ademas de que llevaba un trapo en la cabeza.

Tocando dicho trapo, Akira se dio cuenta de que estaba seco, y podía sentir el calor de la chica traspasando el trapo. Tomando la tela sobre su frente, el chico humedece el trapo con en una cubeta con agua cerca de el. Luego de exprimir el exceso de agua vuelve a colocar el trapo sobre la frente de la chica, quien soltó un suspiro de alivio.

Eso, por alguna razón, hizo sentir mejor al chico. Mientras que Riko se subió a la cama para masticar con su chimuela boca el cabello de Lily. Haciendo solar los tazones de comida, Nanashi hace acto de presencia en el lugar.

─La cena esta lista─Dice mientras sostiene un tazón en cada mano, con un tercero en su cabeza.

Caminando hacia ella, Akira toma el tazón sobre la cabeza de la albina. No era como si ella necesitara ayuda, pero de igual forma aprecio el gesto. Nanashi se acerco hasta donde estaba Riko, tratando de comerse el pelo de Lily.

─Toma, tu también tienes que comer─Le dijo la albina.

Dejando de masticar el cabello, Riko observa como su amiga deja aquel tazón sobre la cama, y en cuestión de nada, Riko ya se encontraba alimentándose del tazón. Sentándose en la orilla de la cama,Nanashi y Akira se disponen a comer. Luego de varios minutos en silencio, y siendo Nanashi la primera en terminar de cenar, toma aire, lista para decir algo.

─¿"Como llegue aquí?". ¿Fue esa tu pregunta?─

─Mas o menos─Responde el chico.

─Espero te gusten las historias un tanto largas, por que esto va para largo─

...

"Nieve. Las personas se alegran a verla. No se porque, pero a mi siempre me desagrado. En esta época del año, las familia conviven en sus casas, creyendo que nada puede salir mal para ellos. Así era como pensaba mi familia hasta que una guerra civil estallo. No se realmente por que ocurrió, pero oí por ahí que fue por a causa de distintas ideología. O quizás cultura. Sea cual sea la causa, termine en las calles, sin nadie que se hiciera cargo de mi.

Otros niños, que también eran huérfanos, recolectaban chatarra en la basura para venderla en los mercados, y conseguir dinero para poder comer. Algunos otros pedían limosna, o cantaban villancicos para recolectar dinero. Todos hacían algo para sobrevivir, pero yo... Yo solo me quedaba allí. Acostada sobre un pedazo de cartón, protegiéndome de la nieve bajo un puente, y luchando contra el frió con la basura que todos quemábamos, y comiendo de la basura.

Los demás no querían juntarse conmigo, y siempre decían que ere inservible. Nunca me importaron las cosas que dijeran de mi, o el como me veía. Después de todo, ya no tenia nada. Seguía viva solo por que tenia miedo de morir sola. Ese miedo me atormento hasta cuando la conocí."

Sentada en el suelo, recargada contra la pared mientras se protegía del frió con aquellos trapos que usaba por ropa, una albina niña temblaba, tratando de producir calor. Sin dinero con el que poder comprar un abrigo, realmente no tenia muchas opciones en cuanto a su vestimenta.

─¡Hola! ¡¿Que haces aquí tan sólita?!─Le pregunta una muy animada voz.

Volteando hacia su izquierda, de donde provino la voz, la niña albina se encuentra cara a cara con una pelirroja que sonreía alegremente. Sus ojos eral del mismo color, y vestía un abrigo con agujeros en las mangas, y un pantalón con las rodillas peladas. De la sorpresa, la albina se aparto un poco antes de responder.

─¿Q-quien eres tu?─

─Oh, si. Mis disculpas por no presentarme. Mi nombre es Riko─Se presenta la Pelirroja, sentándose a un lado de la albina.

─Soy Nanashi─Dice la albina.

─No eres de muchas palabras, ¿Verdad?─Comenta Riko.

Haciendo un desagradable gesto, Nanashi pregunta.

─¿Y tu no crees que eres una persona bastante entrometida en lo que no te importa?─

─Que cruel. Pero tienes razón en algo─La pelirroja se quita el abrigo, y pegándose mas a Nanashi, cubre a ambas con dicho abrigo.─Soy bastante entrometida en lo que no me importa─

Confundida, y apenada por la situación, la albina busca como alejarse de ella, pero el cálido calor del cuerpo de la pelirroja hace que se resigne a permanecer en su sitio.

─Si me tapas, tu abrigo terminara apestando─Comenta Nanashi.

─¿Y eso que? ¿Que acaso no todos apestan? Por algo las personas nos conocen como los niños huérfanos. No tenemos un hogar para comer, dormir, o tan siquiera asearnos─Le contesta tan pronto acabo de hablar.

Ahora, sin nada mas que pudiera decir, y también por que se había queda sin palabras, Nanashi se deja vencer por el calor que desprende Riko.

"Al principio creí que era rara, y hasta la llegue a odiar en algunos momentos. Pero poco a poco fuimos haciéndolos muy buenas amigas. A donde sea que fuésemos, siempre estábamos juntas. Incluso si no había donde ir. Así vivimos durante un largo año, hasta que el próximo invierno llego, pero esta vez, era diferente.

Una mañana de cielo nublado, amenazante de soltar una tormenta, un hombre, caminando por debajo del puente, llamo la atención de todos. Vestía una especie de gabardina negra, con unas cosas metálicas implantadas en en sus brazos. Era alto, y su rostro estaba protegido por un casco de metal que rodeaba toda su cabeza, con un linea violeta fosforescente dividendo verticalmente su rostro en dos. Aquel hombre no llego con malas intensiones, pero hasta el día de hoy, sigo pensando que era mejor morir de frió, en vez de irnos con el."

─Veo que se las han apañado para sobrevivir por un largo tiempo─Comento el aquel hombre.

Los niños, cuya mayoría no tenia mas de 10 años, miraban a aquel hombre con curiosidad e intriga. Algunos trataban de esconderse detrás de otros niños, mientras que otros se acercaban algunos pasos hacia el.

─¿Quienes usted?─Pregunto el único niño de 12 años.

─¿Yo? Yo soy Ethan De Luxe─Se presenta aquel hombre, en tono amigable.─El motivo de mi presencia es simple. Me gustaría que formaran parte de un experimento que realizare en los limites de la quinta capa. A cambio de su ayuda, les daré comida, un lugar donde descansar, y todo lo que puedan querer. No los obligare a venir si no quieren─

Aquellas palabras tentaron a muchos de los niños, los cuales se imaginaban a ellos mismo, teniendo una mejor vida que la que ahora tenían. Otros pocos, como Nanashi y Riko, dudaron de aquellas palabras, mirándose entre si en busca de alguien que coincidiera con sus pensamientos.

Riko, estaba ligeramente tentada a seguir a aquel hombre, pero contrario a ella, Nanashi no tenia intensión alguna de ir a donde ella. Algo que se reflejaba en la desagradable expresión que tenia en su rostro. Aquel hombre, observo los rostros a todos moviendo sus ojos de izquierda a derecha, notando lo indeciso que estaban.

─Los dejare pensar por hoy. Mañana vendré por todos los que quieran venir. Espero y les vaya bien hoy─

Aquel hombre se dio la media vuelta y se alejo caminando, dejando a los niños huérfanos con dudas en su cabeza. Muy pocos estaban convencidos, y aun menos, había otros que se nevaban a ir. Los niños comenzaron a hablar entre si, intercambiando sus ideas sobre lo que aquel hombre había dicho. Sentadas en el suelo, alejadas de todos los demás, se encontraba Nanashi y Riko.

─¿Que opinas, Nanashi?─Pregunta la pelirroja.

─No lo se. Sus ofertas son buenas, al menos para nosotros, pero me preocupa el experimento ese─

─No creo que sea algo peligroso. Si vamos con el, por lo menos, podremos vivir bien durante un tiempo─Opina Riko.─Pero como quieras. De cualquier forma, no pienso irme a ninguna parte sin ti─

Abrazando a Nanashi, y pegando su mejilla con la de ella, Riko muestra su afecto hacia ella, sonriendo dulcemente.

"Riko siempre fue muy afectuosa. Incluso ahora, que termino convirtiéndose en eso. No quería ir con aquel hombre, pero si yo no iba, Riko tampoco lo haría. La idea de que ambas nos quedáramos sufriendo por el frió, y sin nada que asegurara nuestra sobrevivencia, fue lo que hizo que cambiara de opción.

A la mañana siguiente, y la misma hora, aquel hombre llego. De los 20 niños que vivían bajo el puente, solamente quedaron 2. Los mas mayores. Ni siquiera nos despedimos. Solo nos fuimos por nuestro propio bien. Algo egoísta, pero es lo que hay. Fue un camino largo. Durante todo el camino estábamos siendo custodiados, por personas con Silbatos Negros, y armas en manos. No eran para nada amigables.

Llegamos hasta unas instalaciones, al limite de la quinta capa. Por fuera no se veían tan grande, pero por dentro, era una locura. Tenían enormes pasillos de 5 metros de ancho, y 10 de altura. Únicamente era iluminado por las varillas de luces incrustadas en las paredes."

─Procuren no subir mas de 10 metros. Créanme, no les gustara saber lo que sucede─Advirtió el hombre de negro.

Guiando entre los pasillos al grupo de niños que lo seguían desde atrás, los llevo hasta una habitación cerrada con una puerta metálica que parecía ser pesada. Dentro de la habitación habían muchos peluches, juguetes, ropa, y una mesa repleta de comida, al igual que múltiples literas de tres pisos.

La habitación era demasiado grande. Ni con todo lo anteriormente mencionado se podía llenar la mitad. El espacio sobrante se utilizo para poner armarios, vestidores, duchas, baños, y dos pequeñas estanterías repletas de libros de todo tipo.

─siéntanse cómodos. En unas horas comenzaran las pruebas del experimento. Por ahora, solo diviértanse y coman mucho. Y si necesitan algo, siempre pueden pedírselo a uno de nuestros guardias─Comento el hombre.

Sin perder el tiempo, la mayoría de los niños corrieron hacia la mesa con comida, los mas pequeños, de 5 a 7 años, corrieron hacia los juguetes y peluches. Solamente Nanashi, y Riko, fueron las que tomaron las ropas limpias, para luego, irse a las estanterías a tomar algún libro. Eso fue algo que llamo la atención del hombre, quien luego de un minutos, procedió a retirarse.

El lugar era muy tranquilo. No se sentía como si fuesen a formar parte de algún experimento. Era un ambiente muy hogareño, o al menos, para lo que estaban acostumbrado aquellos niños. Ya todos tenían sus camas, donde algunos dormían, o solo pasaban el tiempo. Miraras por donde mirara, había un niño jugando por allí.

Sentadas en la cama mas alta de una de las literas, una entusiasmada Riko miraba el álbum de fotos que Nanashi había encontrado en las estanterías. Sus ojos se fijaron en una foto, y señalando con su dedo, pregunto a su albina amiga.

─¡Oh! ¡¿Como se llama esta torre de allí?!─

─¡Ah! A-ah...─Buscando el nombre en el mismo álbum, Nanashi mueve sus ojos de un lado al otro.─¡La Gran Torre del Reloj de Aerugo!─Exclamo tan pronto como lo encontró.

─¡Increíble! No sabia que se podían hacer construcciones así de grandes─Comenta Riko.

─Bueno, quizás se deba a que la tecnología llega un poco tarde a Akdozcal─

─Tal vez. Aun que me gustaría salir de esta isla para poder ver las grandes estructuras como esa─Dijo la pelirroja.

La puerta de la habitación se abrió, dejando ver al hombre de negro. El mismo que trajo a todos a este lugar. Los niños, emocionados, habían olvidado por completo el por que estaban aquí.

─Tu, ven conmigo─Dijo el hombre, señalando a un rubio niño que jugaba junto a otros.

 El niño se despido de sus amigos, prometiendo que regresaría lo antes posible. Tan pronto como ambos salieron de la habitación, la puerta se volvió a cerrar, y todos volvieron a lo suyo, sin importarle, o recordar, el por que de estar en este lugar.

─Ya es el segundo que sale. Me pregunto que estará pasando─Comenta Riko.

─¿"El segundos"?─Le pregunta Nanashi confundida.

─Si. Hace una hora aquel hombre entro por uno de los niños─Explica breve mente.

─Entiendo... Tal vez vuelva a pasa lo mismo─

El único reloj de la habitación pasaba desapercibido por el ruido que hacían los niños al jugar. Los segundos avanzaban, esperando detrás de ellos, estaban los minutos, y muchas mas atrás, estaban las horas, apenas moviéndose, avanzando como una tortuga. 45 minutos después, la puerta se abrió, y aquel hombre se llevo a otro niño.

Con cada hora que pasaba, mas niños iban abandonando el lugar, dejando poco a poco en silencio aquella habitación. Le reloj apenas y podía ser oído. Aun así, nadie noto su presencia. Hasta que solo quedaron dos en aquel lugar, que si no fueran por ellas, estaría vació. El ruido de antes era inexistente. El único ruido que predominaba, era el de la manecillas del reloj, harto de ser ignorado.

Dibujando con crayones de colores sobre una hoja blanca, Riko, estando recostada en el suelo, movía su cabeza de un lado al otro mientras tarareaba una canción. Aun lado de ella estaba Nanashi, quien solo observaba lo que su amiga dibujaba con tanta dedicación, pese a que no tenia mucho talento.

─¿Quienes son ellos?─Pregunta la albina señalando el dibujo.

─¿No te has dado cuenta?─

La albina negó con la cabeza.

─Esta soy yo. Y tu eres esta─Señala la pelirroja.

─¿Pero por que me veo pequeña?─

─Por que así es como te vez─

─¡Claro que no! ¡Lo que pasa es que eres demasiado alta!─Se queja Nanashi.

─No es mi problema que seas tan baja─Argumenta Riko.

─¡No te burles!─

Mientras hablaban, la puerta se volvió a abrir, rechinando, con un eco que rebotaba por las paredes. Aquel hombre se volvió a mostrar, ahora, de forma imponente, y algo angustiado. Con su mirada un tanto cansada, miro a ambas chicas, tratando de elegir a una de ellas. Nanashi se sentía nerviosa. Temía saber cual fue el destino de aquellos niños que salieron de la habitación.

─La pelirroja. ¿Como te llamas?─Pregunto el hombre.

─Soy Riko, y ella es mi mejor amiga Nanashi─Respondió, presentando a ambas.

─Ya veo... Me duele que no se puedan ver en un buen rato─Comento, sujetándose el pecho, como si sintiera un agudo dolor.─Vamos, Riko, ya es tu turno─

La pelirroja se despidió de su amiga con un abrazo, y camino hasta donde el hombre. La albina miro con ojos tristes como Riko salia de la habitación, perdiéndose en el pasillo de afuera.

─Tranquila, Nanashi, pronto te reencontraras con ella─Dijo el hombre.

La puerta se cerro escandalosamente, aislando a la chica dentro, y al sonido producido por el reloj. El silencio del lugar perturbaría a cualquiera. Un lugar echo para albergar a tantas personas, con lo necesario para satisfacer las necesidades comunes de las personas, ahora únicamente alberga a una niña.

La soledad que ahora Nanashi sentía, la hacían recordar las veces en las que estuvo sola en las calles, y como cambio con la aparición de Riko. Pensándolo mas a profundidad, Riko fue la que siempre estuvo a su lado desde que la conoció. Ella hacia todo lo posible para siempre estar acompañando a Nanashi. Quizás sea hora de que la albina hago lo posible para estar junto a la pelirroja.

Mirando el dibujo que hizo Riko, se conmovió al ver dicho dibujo. En el, se podía ver a las dos, tomadas de las manos, sobre aquella torre del reloj que vieron en el álbum de fotos. También había un sol, y varias nubes que adornaba el dibujo.

Decidida, Nanashi camino hasta la puerta, girando la manija para abrirla. La puerta se abrió escandalosamente, y por temor de haber alertado a algún guardia, espero dentro durante unos segundos. Como nadie vino, asomo su cabeza hacia el pasillo, mirando de izquierda a derecha. No había nadie. Solo aquellas luces que iluminaban los pasillos.

La albina comenzó a caminar entre los pasillos, teniendo cuido de no alertar a nadie. Pero entre mas avanzaba, mas se daba cuenta de lo solo que estaba el lugar. Como si todos hubieran desaparecido de un momento al otro. Supo que había llegado a otro sitio gracia a que los pasillos, ahora, tenían franjas amarillas.

Siguiendo las franjas, continuo caminando, hasta poder ver una luz distinta a la de los pasillos. De una puerta doble, echa de metal, una luz violeta se dejaba ver atraves de la brecha en la puerta. Temerosamente, Nanashi se acerco hacia donde la luz, mirando cuidadosamente al interior de la habitación.

Allí, solo pudo ver dos capsulas de cristal, una al lado de la otra, únicamente separadas por 2 cm, y debajo, había un agujero que dejaba ver la oscuridad de la sexta capa. No parecía haber nadie dentro, así que encontró, observando sus alrededores. Parecía una sala científica. Arriba de ella habían grandes tuberías conectadas entre si. También había una maquina que sujetaba las dos capsulas con cadenas de acero. En la parte superior, había un tubo que conectaba ambas capsulas.

Nanashi avanzo unos cuantos pasos, alejándose medio metro de la puerta, la cual se cerro bruscamente. Sorprendida, giro hacia atrás, encontrándose con aquel hombre de antes.

─Veo que no pudiste esperar, Nanashi─Dijo el.

─¿D-donde esta Riko?─Le pregunta, tratando de parecer fuerte.

─¿Ella? Digamos que... ya esta en camino─

Un forcejo se pudo oír al lado contrario de ellos. La albina volteo solo para ver, como Riko era cargada por una muy alta, y sombría mujer, cuyo cabello negro tenia unos pocos mechones blancos.

─¿Donde la pongo? ¿En la cámara de Extracción, o en la cámara de Aislamiento?─Pregunto la mujer.

─Métela en la Aislamiento. Quiero probar algo nuevo─Respondió aquel hombre.

En su descuido, Nanashi fue sujetada por detrás por aquel hombre, que la arrastro hasta una de las capsulas. Arrojándola al interior de la capsula, cuya puerta se sello tan pronto como entro, aquel hombre dio la señal para que la alta mujer hiciera lo mismo con la pelirroja. Nanashi se levanto y se pego en el lado del cristal quedaba con Riko.

─¡Riko, ¿Estas bien?!─Exclamo la albina.─¡Imbécil, déjanos salir!─

─Perdona, niña. Pero te aseguro que el sacrificio de ambas no sera en vano. Ozen, activa el mecanismo─

La mujer asintió con la cabeza, alejándose hasta lo que parecía ser un panel de controles.

─Escuchen, estas capsulas se llaman "Elevadores", y funciona de la siguiente manera: La capsula de Extracción esta diseñada para soportar la presión del abismo, y expulsar la maldición hacia la capsula de Aislamiento. Esto hará que el individuo dentro de la primera capsula este a salvo de la maldición y sus consecuencias. Originalmente el experimento se realiza con un solo individuo. Pero quiero ver que pasa sin ambas capsulas están ocupadas─Explico en hombre mientra se alejaba.

─¡No puedes hacer eso! ¡Es somos personas!─Reclamo Nanashi.

─El hombre es capas de hacer cualquier cosa con tal de conseguir beneficios. Ozen, bájalas─

El mecanismo que sujetaba las capsulas comenzó a girar sus engranajes, haciendo que ambas capsulas descendieran a la sexta capa. Tratando de romper el vidrio, Nanashi golpeaba con el brazo izquierdo el cristal, el cual, ni siquiera daba señales de debilitarse. Luego de dos minutos, la albina se canso, y se sentó en el suelo a recuperar el aire.

─Tranquila, Nanashi. Estarás bien─Tranquiliza Riko.

─¡Claro que no! ¡Ese tipo nos va a matar y todo por que vine contigo!─Le reclama.─¡Esto nunca hubiera pasado si no te hubiera echo caso!─

─Si... Tienes razón. Lo siento mucho─

Riko se sentó, dándole la espalda a su amiga, abrazando sus rodillas mientra lloraba en silencio. La albina se tapo la boca, arrepentida por lo que había dicho sin pensar. Trato de dirigirse hacia ella con palabras, pero la vergüenza no se lo permitió.

Los minutos fueron pasando, y con forme bajaban, la luz iba desapareciendo, como si fuera consumida por la tan profunda oscuridad del lugar. Alrededor de los 20 minutos, las capsulas se detuvieron lentamente hasta toca el suelo. ¿Era el final? ¿O solo una parte elevada? Aquella respuesta no existía en aquel instante.

Tanto Riko, como Nanashi, se levantaron, mirándose la una con la otra, antes de voltear hacia sus alrededores, buscando algo, o solo por curiosidad. Nanashi logro observar como algo se acercaba hacia la luz que las capsulas desprendían. Fue cuando lo tuvo suficientemente cerca que lo pudo ver.

Mas oscuro que la noche, y con dos grandes y brillantes ojos blancos, una se humanoide apareció ante ella. No tenia manos, y su parte inferior parecía ser tentáculos que se unían y separaban a voluntad. Aquel ser humanoide no estaba en el suelo, sino que, flotaba sobre este. Sus rostro solo mostraba aquellos ojos, sin ninguna señal de alguna boca, nariz, u orejas.

─Du... e... le...─Dijo aquella cosa, pese a no tener boca.

Asustada, Nanashi retrocedió hasta toparse con el cristal. De todas direcciones aquellos seres aparecían, acercándose hasta las capsulas y tocarlas con aquellos tentáculos. Todos decían exactamente lo mismo.

─¡Nanashi!─Le llamo Riko.

La albina se volteo hacia la capsula de su amiga, solo para ver aquella sonrisa que le dedico de forma aliviada, triste, y feliz al mismo tiempo. Confundida, quiso preguntarle la razón de aquella sonría que le había dedicado, pero no pudo ni decir ni una sola palabra cuando la pelirroja hablo.

─Solo quería decirte que disfrute mucho el estar contigo. Y perdón si aveces fui una molestia para ti. Me arrepiento de haber venido a este sitio. Pero de no que no me arrepiento, es de haberme enamorado de ti─

Sorprendida por aquellas palabras, Nanashi abrió los ojos con sorpresa. La pelirroja coloca una de sus manos en el cristal de su capsula, a lo que la albina respondió de igual forma. El sonido de las cadena siendo jaladas reboto por todo el lugar. El tiempo se congelo por un segundo, pero era mas que suficiente para que Riko dijese sus ultimas palabras.

─Te amo, Nanashi─

Como si fuesen una bala que fue disparada hacia arriaba, amabas capsulas comenzaron a ascender a velocidades de vértigo. Ambas chicas cayeron al suelo por la repentina subida. El viento estaba siendo cortado como si lo quisiesen matar. Nanashi trato de levantarse pese al dolor agudo en su espalda baja. Pero lo máximo que pudo hacer fue arrodillarse en el suelo, y alzar su mirada hacia la capsula de su amiga.

El cristal tenia unas pequeñas manchas de sangre, mismas que se hicieron al salir expulsadas de los oídos de Riko. Estando arrodillada en el suelo, con la frente en el suelo, y sus manos en la cabeza, la pelirroja gritaba del insoportable dolor que sentía. Su piel comenzaba a agrietarse, expulsando la sangre hacia afuera, como si las venas se le hubieran reventado.

Sus ojos estaban llenos de sangre, y su nariz no dejaba de escurrir mas de lo mismo. Sus extremidades comenzaron a contraerse, atravesando el torso de la chica, y doblándose de formas antinatural. Su rojo cabello comenzó a pegarse a su piel, y su cabeza se contrajo hasta ocupar el lugar del cuello.

Aquella pelirroja, de la que fue amiga, poco a poco se fue trasformando en algo totalmente distinto, parecido a una masa de carne viviente. Lo único que decía que alguna vez fue humano, eran aquellos ojos rojos, y sus dos extremidades delanteras que simulaban manos.

Solo fueron 20 segundos de ascenso, pero los suficiente para dejar una gran marca en la albina chica, quien ahora, tenia una delgada cola negra que terminaba en una punta con forma de corazón. La capsulas se abrieron luego de ser colocadas en suelo firme, aun que Nanashi no se dio cuenta de eso al estar en estado de shock.

Aquel hombre se acerco hasta ambas, sonriendo desde el interior de su mascara metálica, extendió sus brazos hacia los lado en señal de victoria.

─¡Al fin lo logre!─Exclamo.─Felicidades, Nanashi, tu alma se te escapo. Y la prueba de eso es que ahora tienes una cola que termina en un corazón. Lastima que Riko no corrió con la misma suerte. Pero al menos, aun conserva su alma─Comento el hombre.─Esto requiere de mas pruebas─

─¡Un segundo Ethan!─Exclamo la mujer desde el panel de control.

─¿Que sucede?─

─Me prometiste que dejaría libre a los niños que sobreviviera a tu tonto experimento─Reclama la mujer.

─Lo se, lo se. Pero esto es mucho mas importante. El futuro de esta ciudad depende de esto─Menciona el hombre.

─Si sacrificar niños es lo que se necesita para mejorar las invasiones; prefiero sufrir al ascender, que seguir matando a mas niños─

Con eso dicho la mujer camino hasta afuera de la habitación, cruzando la puerta para perderse entre los pasillos.

"La única amiga que tengo se convirtió en una masa de carne viviente. Me tomo mucho asimilar todo eso. Aquel doctor me explico que debía de cuidar mi cola, pues, si es cortada por cualquier cosa, moriré sin remedio alguno. Estuve un tiempo en aquellas instalaciones. Me permitieron quedarme a Riko a cambio de ayudar al hombre con su trabajo. Y acepte. Vi a mas niños morir. Todos llegaban vivos hasta la sexta capa, pero al regresa, lo hacían muertos, y con el cuerpo destrozando. Pero un día, cuando las instalaciones sufrieron daño tras la explosión de una de las grandes tubería, decidí huir junto a Riko."

...

─Y bueno, así fue como llegue hasta aquí─Termino de relatar.

Akira sintió lastima por todo lo que aquella chica tuvo que pasar, y mas cuando supo lo que le paso a Riko. El chico no sabia que decir, y solo agacho la cabeza quedándose en silencio. Hacia ya un rato que perdió el apetito por estar atento a la historia de Nanashi.

─Lo siento mucho por ustedes dos─Dijo el.

─No te disculpes. Después de todo, yo si puedo morir─Contesto Nanashi.

─¿A que te refieres?─Le pregunto confundido.

─No se a que se deba, pero Riko tiene una gran capacidad de regeneración. No importa cuanta veces la mate, la queme, la ahogue, o corte. Ella siempre se regeneraba. Tampoco muestra signos de envejecer. Llegara un punto donde yo muera, y ella se quede sola. No quiero que eso suceda. Por eso, he comenzado a buscar una forma de matarla para que algún día, las dos nos reunamos en el cielo. Si es que existe─Explico al albina.─Ya esta anocheciendo. Deberías irte a dormir─

─Es verdad─Dijo Akira al voltear hacia una de las ventanas y ver como el lugar se oscurecía.

─Supongo que dormirás con tu amiga─Dice Nanashi.

─Y tu con Riko─

Nanashi tomo a Riko entre sus brazos y se fue caminando a una de las habitaciones mientras acariciaba la cabeza de Riko. Por su parte, el chico se acostó a un lado de Lily, procurando dejarle espacio a su amiga. Ni siquiera se molesto en taparse con las sabanas de la cama, solo cerro sus ojos y dejo que su conciencia se desplomara.

"Pasillos con barrilla de luce, y franjas... ¿Por que siento que ya los he visto antes?".
© Osvaldo ,
книга «Beyond The Abyss 2».
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