Prólogo
Michael
Michael
Michael.


Estaba aburrido de todo mi entorno. Las chicas veraniegas eran buen entretenimiento, solo para una noche, por supuesto. Pero después de un tiempo, incluso eso perdía su encanto. Necesitaba algo más, algo que me sacudiera de esta monotonía asfixiante.

Cómo otro día caluroso en San Diego, me levanto temprano como de costumbre, me doy una ducha fría para despertar y me visto con un traje ligero y una camisa de manga corta. Odio tener que usar esto en esta época del año, pero es parte de mi imagen profesional.
Desayuno un jugo de naranja y un bagel con queso crema mientras reviso los últimos reportes de la campaña de Macy's. Parece que las ventas van bien, especialmente con la promoción de verano que lanzamos la semana pasada.
Salgo de mi apartamento y conduzco mi auto unas cuantas cuadras hasta llegar a la oficina. Las calles están llenas de gente en shorts, camisetas y vestidos ligeros disfrutando del sol. Me pregunto si alguna vez volveré a ser así de despreocupado.

Llego a la oficina y me sumerjo en el trabajo. Reviso presentaciones, respondo emails y coordino con el equipo de Macy's. Almuerzo un sándwich en mi escritorio mientras escucho música relajante para concentrarme. Pero mi mente sigue divagando, buscando algo que me emocione, algo que me haga sentir vivo de nuevo y me saque a Olivia de la cabeza.

—Oye, Mike, ¿todo bien? Te noto un poco distraído hoy.

—Ah, sí, solo estoy un poco cansado de la misma rutina, ya sabes. A veces siento que necesito un cambio de aire.—Me encojo de hombros y agrego— Tyler, a propósito, ¿Te comunicaste con los clientes que nos contrataron de Ionis Pharmaceuticals y Qualcomm?

—Les informé sobre las novedades en nuestros servicios y les ofrecí opciones para adaptarnos a sus necesidades. Jeremy se está ocupando de eso ahora. Peter está planificando las próximas campañas de las siguientes temporadas y James y Paul están trabajando en lo de LEGOLAND y Royal Caribbean International.

—Oh, genial, ¿Paty hizo los Vlogs en The Cottage y en Whole Foods Market?

—Sí, estuvo en Starbucks también.

Asiento con la cabeza, satisfecho de que todo esté en orden.

—¿Vas al gimnasio más tarde? Después vamos a ir por unas micheladas y unos tacos—me pregunta.

—Sí, allí estaré.

Tyler asiente y se marcha.

De repente, suena mi teléfono. Es Peter, quien me informa que tenemos una reunión importante con los ejecutivos de Macy's mañana. Suspiro con resignación, pero sé que debo enfocarme en el trabajo. Mientras reviso los últimos detalles de la campaña, mi mirada se desvía hacia la ventana. Veo a la gente disfrutando del sol y la brisa cálida, y me pregunto qué se sentiría ser libre de nuevo, sin tantas responsabilidades y obligaciones. El viernes haremos una pequeña fiesta en la oficina para celebrar el éxito de nuestras últimas campañas. Todas han sido provechosas, productivas y fructíferas. El dinero está lloviendo del cielo y yo como CEO de la agencia publicitaria no podría estar más contento.

Esa noche, luego de la larga jornada laboral, me encuentro con Tyler, Jeremy y Peter en el gimnasio. Todos hemos sido amigos desde la universidad y sé que puedo confiar en ellos para cualquier cosa. En el gimnasio, me esfuerzo al máximo en mis entrenamientos, tratando de despejar mi mente. Después de una hora intensa de ejercicio, nos dirigimos a nuestro lugar favorito de tacos y micheladas en la ciudad donde nos encontramos con el resto de los colegas de la oficina.

—¡Por fin liberados de la oficina!—exclama Paty, levantando su vaso en un brindis cuando nos ve acercarnos a la mesa.

—Espero que mañana la reunión con los ejecutivos de Macy's no sea tan aburrida como las anteriores—dice James, tomando un sorbo de su cerveza.

—Oh, seguro será lo mismo de siempre: presentaciones interminables, discusiones sin sentido y algunas miradas asesinas entre los ejecutivos.—ríe Paty mientras nos sentamos a la mesa.

—Es parte del trabajo. Tienen que lidiar con esos ejecutivos aburridos si quieren seguir subiendo por la escalera del éxito—responde Peter, con una sonrisa socarrona.

—No puedo creer que siempre terminamos discutiendo las mismas cosas una y otra vez en esas reuniones—comento, tomando un sorbo de la michelada que el camarero acababa de servirme.

—Oye, Mike, ¿alguna vez has pensado en renunciar a todo esto y dedicarte a ser un surfista profesional?—me pregunta Paty con una sonrisa pícara.

—¡Claro! Solo necesito aprender a surfear primero—respondo entre risas.

—Bueno, si quieres, puedo ser tu instructora personal. Créeme, con mi experiencia en el mundo del surf, estarás rompiendo olas en poco tiempo—dice Paty, haciendo una pose exagerada.

—Mejor que no, no quisiera dejar a Harrison Advertising Creatives sin su brillante community manager—bromeo.

La risa contagiosa de mis amigos llena el lugar, haciéndome olvidar por un momento todas mis preocupaciones.

—Por cierto, alcancé un millón de seguidores en Youtube.—Sonrió Paty entusiasmada.

—¡Vamos, chicos, hagamos un brindis!—Ríe Jeremy—¡Por Paty!

Todos alzamos los vasos riendo.

—¡Por Harrison Advertising Creatives y por todos nuestros éxitos!—Agrega Paty entre risas.

Brindamos y seguimos conversando y riendo entre anécdotas, planes de trabajo y chistes. Miro a mi alrededor y es entonces cuando veo a una hermosa mujer sentada en la mesa de al lado. Su cabello oscuro cae en cascada sobre sus hombros, y sus ojos verdes brillan bajo la luz tenue de las velas. No puedo apartar la mirada de ella, y siento una extraña conexión desde el primer momento en que nuestras miradas se cruzan.

—Vuelvo enseguida.—Les digo a todos antes de dirigirme hacia la mujer.

Me levanto de mi silla y me acerco a su mesa. Le sonrío con confianza y le ofrezco comprarle una copa. Ella acepta, y comenzamos a conversar animadamente. Descubro que se llama Paula y es diseñadora de moda. Nos reímos, conversamos y nos damos cuenta de que tenemos mucho en común.

Después de unos minutos, decido dar el siguiente paso. Le pido a Paula si le gustaría salir conmigo a cenar mañana por la noche. Ella sonríe encantada y acepta con entusiasmo. Intercambiamos números de teléfono y nos despedimos con la promesa de encontrarnos nuevamente.

Regreso a la mesa y Tyler me susurra por encima del ruido del lugar:

—No sé cómo lo haces.

—Si te digo la verdad yo tampoco.—Le contesto tomando un trago de mi bebida.

Él ríe y me da una palmada en la espalda.

Cuando todos nos despedimos un rato más tarde, me siento agradecido por todo lo que habíamos conseguido juntos.

Mientras conducía de regreso a mi apartamento esa noche, mi mente seguía dando vueltas. Paula es una mujer muy hermosa y sin duda un soplo de aire fresco pero aún no podía dejar de pensar en Olivia.

Al llegar a casa, me doy una ducha y me pongo unos pantalones de pijama para dormir, me preparo una taza de té caliente para relajarme y conciliar el sueño. En la cama antes de dormirme reflexiono sobre cómo es que nunca consigo sacarme a Olivia de la cabeza. Y que tal vez la próxima vez que me aburra de la rutina, tenga una nueva aventura esperándome.


© Luu Herrera ,
книга «Otra Vez».
Коментарі