Solo el poeta
entiende sus líneas
los demás entienden
sus climas.
Si entiendes sus rimas
o te agradan sus versos
y se confunden lágrimas
con sonrisas en besos.
Su mar de sal se confunde
con la dulce brisa de los gentiles
no olvidamos heridas o amores
solo nos desangramos entre la costumbre.
Brotes incesantes de amor
en las cartas de las señoritas
que sus ojos leen con ardor
se quitan sus vestidos con premura.
Cuando ven a su amante
se llenan de sol en sus oscuras
sus besos buscando pasión
desechando la pesada cordura.
Para esas damas sin corazón
se les regala para que lata su sangre
el nuestro es mucho
duele desarmarse para ir a Marte.
Y para las damas que no existimos
serán nuestras musas inmortales
escribimos con el veneno
que nos inyectan con sus crueldades.
Un poeta sobre todo es
un conocedor de sus altares
libertino por vocación
y amante de sus amantes.