Capítulo 1
Cuando el avión privado aterriza suavemente en el aeropuerto de Changi, siento un ligero suspiro de alivio. El viaje ha sido largo, pero el lujo de mi avión me ha permitido trabajar sin interrupciones. Sin embargo, ahora que estamos llegando a destino, puedo sentir cómo mi mente comienza a desacelerar, permitiéndome disfrutar del paisaje urbano que se extiende ante mí.
Una vez que salgo del avión, el calor húmedo de Singapur me envuelve como un abrazo cálido.
Me dirijo hacia la limusina que me espera, lista para llevarme al hotel.
Mi asistente, Rachel, me sigue por la pista con una sonrisa eficiente y un maletín lleno de documentos.
—Todo está listo para la reunión de mañana. He reservado una suite en el Marina Bay Sands, como siempre.
—Gracias, Rachel. ¿Hay algo nuevo que deba saber?— pregunté mientras caminábamos hacia el coche que nos esperaba.
—Sí, el señor Tan ha pedido una reunión previa para discutir los términos del contrato. Quiere asegurarse de que todo esté claro antes de la presentación oficial.
Asentí con la cabeza.
—Está bien. Asegúrate de que esté preparado todo lo necesario para la reunión. ¿Algo más?
—Si, los accionistas de Indonesia le han llamado de nuevo.
—Concerta una reunión de negocios, los atenderé en cuanto pueda, sino tendré esa constante respirándome en el cuello y ni siquiera estoy segura de que se trata, si es sobre aeropuertos, aerolíneas o aviones.
—Entendido, señora.
—¿Rachel?
—¿Si, señora?
—Consigueme un sitio aquí en Singapur donde pueda tomar el sol, creo que me estoy poniendo pálida.
—Por supuesto, señorita.
El coche nos llevó a través de las calles soleadas de Singapur, pasando por el Gardens by the Bay, donde las flores y las estructuras futuristas parecían sacadas de un cuento de hadas. La ciudad es un lugar donde la tecnología y la naturaleza se fusionan en armonía, y eso me encanta. Observo la arquitectura moderna y los jardines verdes que contrastan con el bullicio de la ciudad.
Al llegar al hotel, me recibe un staff amable que me conduce a mi suite. La vista desde la ventana es impresionante: el skyline de Singapur se extiende hasta donde alcanza la vista, con sus rascacielos brillando bajo la luz del mediodía.
Después de instalarme, decido salir a explorar la ciudad. Me dirijo a los Gardens by the Bay, mi lugar favorito de Singapur, donde la naturaleza y la tecnología se fusionan en un espectáculo impresionante. Caminar entre las flores y los árboles, rodeada de la serenidad del jardín, es un bálsamo para mi alma agitada por el trabajo.
Mientras disfruto del paseo, recibo un mensaje de mi asistente, informándome sobre otra reunión importante con un inversor local que podría ser clave para expandir mis negocios en Asia. Mi instinto empresarial se despierta de inmediato, y comienzo a planificar mentalmente cómo abordar la situación.
A pesar de que he venido a Singapur para descansar y disfrutar, parece que el trabajo siempre encuentra la manera de seguirme. Pero tal vez, justo tal vez, esta ciudad tenga algo más que ofrecerme. Algo que podría cambiar mi perspectiva sobre la vida y el éxito.
Con el sol de mediodía como telón de fondo, me siento en un café al aire libre, disfrutando de un té chino mientras observo a la gente que pasa. Por un momento, dejo de lado mis preocupaciones y me permito simplemente estar. Sin embargo, sé que pronto deberé regresar a mi papel de empresaria, lista para enfrentar los retos que me esperan.
Una vez que salgo del avión, el calor húmedo de Singapur me envuelve como un abrazo cálido.
Me dirijo hacia la limusina que me espera, lista para llevarme al hotel.
Mi asistente, Rachel, me sigue por la pista con una sonrisa eficiente y un maletín lleno de documentos.
—Todo está listo para la reunión de mañana. He reservado una suite en el Marina Bay Sands, como siempre.
—Gracias, Rachel. ¿Hay algo nuevo que deba saber?— pregunté mientras caminábamos hacia el coche que nos esperaba.
—Sí, el señor Tan ha pedido una reunión previa para discutir los términos del contrato. Quiere asegurarse de que todo esté claro antes de la presentación oficial.
Asentí con la cabeza.
—Está bien. Asegúrate de que esté preparado todo lo necesario para la reunión. ¿Algo más?
—Si, los accionistas de Indonesia le han llamado de nuevo.
—Concerta una reunión de negocios, los atenderé en cuanto pueda, sino tendré esa constante respirándome en el cuello y ni siquiera estoy segura de que se trata, si es sobre aeropuertos, aerolíneas o aviones.
—Entendido, señora.
—¿Rachel?
—¿Si, señora?
—Consigueme un sitio aquí en Singapur donde pueda tomar el sol, creo que me estoy poniendo pálida.
—Por supuesto, señorita.
El coche nos llevó a través de las calles soleadas de Singapur, pasando por el Gardens by the Bay, donde las flores y las estructuras futuristas parecían sacadas de un cuento de hadas. La ciudad es un lugar donde la tecnología y la naturaleza se fusionan en armonía, y eso me encanta. Observo la arquitectura moderna y los jardines verdes que contrastan con el bullicio de la ciudad.
Al llegar al hotel, me recibe un staff amable que me conduce a mi suite. La vista desde la ventana es impresionante: el skyline de Singapur se extiende hasta donde alcanza la vista, con sus rascacielos brillando bajo la luz del mediodía.
Después de instalarme, decido salir a explorar la ciudad. Me dirijo a los Gardens by the Bay, mi lugar favorito de Singapur, donde la naturaleza y la tecnología se fusionan en un espectáculo impresionante. Caminar entre las flores y los árboles, rodeada de la serenidad del jardín, es un bálsamo para mi alma agitada por el trabajo.
Mientras disfruto del paseo, recibo un mensaje de mi asistente, informándome sobre otra reunión importante con un inversor local que podría ser clave para expandir mis negocios en Asia. Mi instinto empresarial se despierta de inmediato, y comienzo a planificar mentalmente cómo abordar la situación.
A pesar de que he venido a Singapur para descansar y disfrutar, parece que el trabajo siempre encuentra la manera de seguirme. Pero tal vez, justo tal vez, esta ciudad tenga algo más que ofrecerme. Algo que podría cambiar mi perspectiva sobre la vida y el éxito.
Con el sol de mediodía como telón de fondo, me siento en un café al aire libre, disfrutando de un té chino mientras observo a la gente que pasa. Por un momento, dejo de lado mis preocupaciones y me permito simplemente estar. Sin embargo, sé que pronto deberé regresar a mi papel de empresaria, lista para enfrentar los retos que me esperan.
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