Capitulo 4: Gritos de niños.
—¡Odio esto! ¡Lo odio! ¡¿Por qué mierda esta pasando todo esto?!—
Exclamé mientras abrazaba a Nanami, precionando su cabeza contra mi pecho mientras nos escondíamos debajo de las sábanas como niños asustados.
Sabía que las cosas empeorarían, pero no creo que lo hicieran tan rápido.
Fue al caer la noche cuando el sonido de disparos, gritos, fuego, y sirenas de policías aparecieron en la lejanía. Tener tantos sonidos mezclados, junto a la presencia de esas cosas observando nos, me revolvía el estómago.
¿Que fue de nuestros padres? No lo sé. Desde hace horas que deje de oírlos.
¿Y que hay de Lili? Lo último que se es que, sus padres vinieron a recogerla.
Para rematar, la luz se fue justo antes de caer la noche, dándole paso libre a los mounstros.
Parece que solo estamos mi hermanita y yo.
"¿Por qué te escondes? ¿Acaso te da miedo ver a tu madre"–Dice una tétrica voz de mujer.
—¡Cállate! ¡Se bien que no eres nuestra madre!—Grite con miedo e irá.
"Puedo ser vuestra madre si lo desean"–Aquella voz imitó exactamente la voz suave y encantadora de nuestra madre.
—¡Por una mierda, quedate callado!—Exigi.
Tras eso, sentí como una mano tomaba un extremo de la sábana para luego tirar de ella, dejándonos al descubierto. Abrace con más fuerza a Nanami, tratando de hacerla sentir segura. ¿Pero como pienso hacerlo si ni yo mismo me siento seguro?.
"Vengan. Vamos a cenar."
Esa voz estaba en mi espalda, a unos cuantos centimetros de mi nuca. Lentamente, y con el miedo creando la sensación de tener un cuchillo en la garganta, voltee la cabeza hacia atrás. Gran error.
Al ver a esa cosa, mi mente colapso por un segundo. Era horrible, aterrador, algo tan asquerosamente inhumano que no se podría imaginar ni un demente.
La piel se me erizo, la sangre se colgelo, y seguramente me puse tan pálido que parecía estar muerto en vida. Mi mente no daba crédito a lo que mis ojos veían. Simplemente es imposible lograr darle alguna descripción.
Si tuviera que describirlo, diría que... No. Ni siquiera puedo mencionar ni una sola palabra. Mi mente solo me permite ver lo más cercano que conozco a la imagen verdadera de aquella cosa.
Una masa de carne andante cuya piel se compone de distintos rostros en sufrimiento, y al mismo tiempo parece estar echo de ramas. Su rostro parece estar disfrutando atormentarme. pese a no tener labios o algún tipo de piel, puedo distinguir su sonrisa carnosa. Sus ojos son tan rojo como la sangre, y tan luminoso como una linterna.
De los rostros, sale un líquido negro que apesta a muerte. El olor nauseabundo fue lo que finalmente me obligo a vomitar. Termine vomitando a mi costado izquierdo, manchando me el hombro en el proceso. Todo por evitar echarlo encima a Nanami.
Mi cuerpo se sentía débil, con sueño, y con las ganas de vivir, casi que desplomando se.
"Isaac, no está bien que vomités encima de la cama. Mucho menos cuando tú hermanita te está viendo"–Duce la voz, seguramente burlándose de mí.—"Si matas a tu hermanita te perdonaré la vida"–
—¡¿Que estupideces dices?!—Exclame volteando a verla.
Otro error. Mi cuerpo reaccionó ante su horrible aspecto, y volví a vomitar.
"No hay salida. Sabes bien que no podrán resistir ustedes solos"–Menciona.
—¡Claro que sí! ¡Mi hermano y yo...!—
Nanami lanzo una respuesta valientemente, pero cometió en error de ver a esa cosa. Alguien que yo, termino vomitando.
—¡No la veas!—Aparte su mirada.
—Mi... hermano y yo... ¡No te tenemos miedo!—Exclama con fuerza.
"Entonces, ¿Por qué reaccionan así?–Pregunta con burla.
—¡¡DAS PUTO ASCO!!—Grite a todo pulmón.
Aquella criatura soltó un ensordecedor grito que retumbó en nuestros oídos. La habitación se hatorno más oscura de lo que ya era. Y de la oscuridad, múltiples rostros salieron de todos lados, observando nos con una explosión de dolor y sufrimiento.
"¡¿Cómo te atreves a llamarme así!?"–Dice con una voz más tétrica y demoníaca.
—¡Dijo que das puto asco!—Le contesta Nanami con su rostro regresando la ira provocada por el miedo.
Cada rostro empezó a retorcerse de forma antinatural, casi pareciendo una caricatura. Gritando de la furia y el odio, aquella cosa parecía tratar de intimidar nos.
"¡¿Cómo pueden decir eso cuando están temblando del miedo?!"
—¡El miedo es algo natural! ¡Es lo que nos ayuda a sobrevivir! ¡Y cuando nos cansamos de tener miedo, nos enfrentamos contra lo que desconocemos!—Respondí.
Aquella cosa estaba realmente furiosa. Los rostros comenzaban a encogerse mientras la oscuridad menos profunda consumía a la más profunda. y entonces, los mounstros se fueron.
la habitación, la cuan tiene la oscuridad que todos conocemos, se iluminaba con las luces del exterior, y la brillante luna.
Una voz rompiendo en llanto me hizo reaccionar. Nanami lloraba sin contenerse. No pude aguantar, y terminé rompiendo en llanto junto con ella. La abrace con fuerza. La abrace como nunca antes lo había echo.
Éramos dos niños llorando sobre una cama, manchada de vómito.
—¡Lo hicistes bien! ¡Lo hicistes muy bien!—Dije con orgullo y felicidad.—¡Eres fuerte!—
Me limpie la lágrimas y me le quede mirando con una sonrisa de oreja a oreja.
—Tuve mucho miedo—Dice con una delicada voz.
—Ya paso hermanita. Ya pasó—Le dije lo más tranquilo, calmado, y amable que pude.
Cargando de frente a Nanami, me puse a buscar mi celular a ciegas. Luego de mucho lo encontré y encendí la linterna del celular.
El suelo estaba lleno de un fluido negro que se pegaba en mi calzado. Eso daba algo de asco, pero aún que quisiese vomita, no podría hacerlo. Mi estómago está vacío.
Busque una nueva sudadera para mi, ya que la que llevo puesta, está manchada de vómito. Me puse una sudadera roja.
Afortunadamente Nanami no se mancho, así que no tenía que preocuparme por cambiarla de ropa.
—¿Dónde están nuestros padres?—Me pregunta mi hermanita.
—No lo sé...—Respondí con preocupación.—Vamos a buscarlos—Propuse.
Ella asintió con la cabeza para luego bajarse de mi y tomarme de la mano. Llendo yo, un paso adelante de Nanami, iluminaba el pasillo que llevaba hacía las escaleras.
Una oscuridad apenas perceptible, se alcanzaba a ver al final de esta, como si algo la iluminará desde abajo de las escaleras.
Caminamos sin detenernos. Bajamos al primer piso. Casi de inmediato nos percatamos de que la televisión estaba encendida. Curiosamente, no había ni un solo sonido producido por ella.
Nos acercamos con cautela a la parte tracera del sofá. Eso nos permitió ver mejor lo que se emitía en la t.v. Era el canal de noticias. Se podía ver cómo el presentador miraba fijamente hacia la cámara sin decir ni una sola palabra. Solo permanecía callado.
Buscamos en la sala y el comedor, pero no encontramos ni un solo rastro de ellos. Nos empezamos ha angustiar. Temíamos que algo malo le hubiese sucedido. Nos negamos ante la idea de que, posiblemente, estarían muertos. Aún que bien sabíamos que eso era casi una realidad.
Nos quedamos sentados frente a la televisión, mirando el canal de noticias durante varios minutos.
—Espera... ¿No se supone que la luz se fue?—Menciona Nanami.
—Tienes razón...—Dije.
Entonces, tanto ella, como yo, miramos con más atención la pantalla de la televisión. Y como si de. un sueño se tratara, todo se volvió penumbras.
¿Acoso fue una alucinación?
—Tengo sueño—Dice Nanami, acurrucándose a mi lado.
—Yo tambien—Coincidimos.
Nos recostamos en el sofá. El sueño nos reclamaba con violencia, obligando a cerrar los párpados de manera que nos era muy difícil mantenernos abiertos. Dormir era lo mejor. Nos ayudaría a recuperar fuerzas y ha olvidar lo de hoy.
Cerré los ojos por un breve momento, y al abrirlos, el sol ya había salido. Fue un parpadeo. Solo uno, para ver el amanecer de aquel mundo, el cual parece que parecía, esta por terminar.
"Solo hay una cosa que vence a lo desconocido: La curiosidad. Sin ella, todas las cosas serían desconocidas."
Exclamé mientras abrazaba a Nanami, precionando su cabeza contra mi pecho mientras nos escondíamos debajo de las sábanas como niños asustados.
Sabía que las cosas empeorarían, pero no creo que lo hicieran tan rápido.
Fue al caer la noche cuando el sonido de disparos, gritos, fuego, y sirenas de policías aparecieron en la lejanía. Tener tantos sonidos mezclados, junto a la presencia de esas cosas observando nos, me revolvía el estómago.
¿Que fue de nuestros padres? No lo sé. Desde hace horas que deje de oírlos.
¿Y que hay de Lili? Lo último que se es que, sus padres vinieron a recogerla.
Para rematar, la luz se fue justo antes de caer la noche, dándole paso libre a los mounstros.
Parece que solo estamos mi hermanita y yo.
"¿Por qué te escondes? ¿Acaso te da miedo ver a tu madre"–Dice una tétrica voz de mujer.
—¡Cállate! ¡Se bien que no eres nuestra madre!—Grite con miedo e irá.
"Puedo ser vuestra madre si lo desean"–Aquella voz imitó exactamente la voz suave y encantadora de nuestra madre.
—¡Por una mierda, quedate callado!—Exigi.
Tras eso, sentí como una mano tomaba un extremo de la sábana para luego tirar de ella, dejándonos al descubierto. Abrace con más fuerza a Nanami, tratando de hacerla sentir segura. ¿Pero como pienso hacerlo si ni yo mismo me siento seguro?.
"Vengan. Vamos a cenar."
Esa voz estaba en mi espalda, a unos cuantos centimetros de mi nuca. Lentamente, y con el miedo creando la sensación de tener un cuchillo en la garganta, voltee la cabeza hacia atrás. Gran error.
Al ver a esa cosa, mi mente colapso por un segundo. Era horrible, aterrador, algo tan asquerosamente inhumano que no se podría imaginar ni un demente.
La piel se me erizo, la sangre se colgelo, y seguramente me puse tan pálido que parecía estar muerto en vida. Mi mente no daba crédito a lo que mis ojos veían. Simplemente es imposible lograr darle alguna descripción.
Si tuviera que describirlo, diría que... No. Ni siquiera puedo mencionar ni una sola palabra. Mi mente solo me permite ver lo más cercano que conozco a la imagen verdadera de aquella cosa.
Una masa de carne andante cuya piel se compone de distintos rostros en sufrimiento, y al mismo tiempo parece estar echo de ramas. Su rostro parece estar disfrutando atormentarme. pese a no tener labios o algún tipo de piel, puedo distinguir su sonrisa carnosa. Sus ojos son tan rojo como la sangre, y tan luminoso como una linterna.
De los rostros, sale un líquido negro que apesta a muerte. El olor nauseabundo fue lo que finalmente me obligo a vomitar. Termine vomitando a mi costado izquierdo, manchando me el hombro en el proceso. Todo por evitar echarlo encima a Nanami.
Mi cuerpo se sentía débil, con sueño, y con las ganas de vivir, casi que desplomando se.
"Isaac, no está bien que vomités encima de la cama. Mucho menos cuando tú hermanita te está viendo"–Duce la voz, seguramente burlándose de mí.—"Si matas a tu hermanita te perdonaré la vida"–
—¡¿Que estupideces dices?!—Exclame volteando a verla.
Otro error. Mi cuerpo reaccionó ante su horrible aspecto, y volví a vomitar.
"No hay salida. Sabes bien que no podrán resistir ustedes solos"–Menciona.
—¡Claro que sí! ¡Mi hermano y yo...!—
Nanami lanzo una respuesta valientemente, pero cometió en error de ver a esa cosa. Alguien que yo, termino vomitando.
—¡No la veas!—Aparte su mirada.
—Mi... hermano y yo... ¡No te tenemos miedo!—Exclama con fuerza.
"Entonces, ¿Por qué reaccionan así?–Pregunta con burla.
—¡¡DAS PUTO ASCO!!—Grite a todo pulmón.
Aquella criatura soltó un ensordecedor grito que retumbó en nuestros oídos. La habitación se hatorno más oscura de lo que ya era. Y de la oscuridad, múltiples rostros salieron de todos lados, observando nos con una explosión de dolor y sufrimiento.
"¡¿Cómo te atreves a llamarme así!?"–Dice con una voz más tétrica y demoníaca.
—¡Dijo que das puto asco!—Le contesta Nanami con su rostro regresando la ira provocada por el miedo.
Cada rostro empezó a retorcerse de forma antinatural, casi pareciendo una caricatura. Gritando de la furia y el odio, aquella cosa parecía tratar de intimidar nos.
"¡¿Cómo pueden decir eso cuando están temblando del miedo?!"
—¡El miedo es algo natural! ¡Es lo que nos ayuda a sobrevivir! ¡Y cuando nos cansamos de tener miedo, nos enfrentamos contra lo que desconocemos!—Respondí.
Aquella cosa estaba realmente furiosa. Los rostros comenzaban a encogerse mientras la oscuridad menos profunda consumía a la más profunda. y entonces, los mounstros se fueron.
la habitación, la cuan tiene la oscuridad que todos conocemos, se iluminaba con las luces del exterior, y la brillante luna.
Una voz rompiendo en llanto me hizo reaccionar. Nanami lloraba sin contenerse. No pude aguantar, y terminé rompiendo en llanto junto con ella. La abrace con fuerza. La abrace como nunca antes lo había echo.
Éramos dos niños llorando sobre una cama, manchada de vómito.
—¡Lo hicistes bien! ¡Lo hicistes muy bien!—Dije con orgullo y felicidad.—¡Eres fuerte!—
Me limpie la lágrimas y me le quede mirando con una sonrisa de oreja a oreja.
—Tuve mucho miedo—Dice con una delicada voz.
—Ya paso hermanita. Ya pasó—Le dije lo más tranquilo, calmado, y amable que pude.
Cargando de frente a Nanami, me puse a buscar mi celular a ciegas. Luego de mucho lo encontré y encendí la linterna del celular.
El suelo estaba lleno de un fluido negro que se pegaba en mi calzado. Eso daba algo de asco, pero aún que quisiese vomita, no podría hacerlo. Mi estómago está vacío.
Busque una nueva sudadera para mi, ya que la que llevo puesta, está manchada de vómito. Me puse una sudadera roja.
Afortunadamente Nanami no se mancho, así que no tenía que preocuparme por cambiarla de ropa.
—¿Dónde están nuestros padres?—Me pregunta mi hermanita.
—No lo sé...—Respondí con preocupación.—Vamos a buscarlos—Propuse.
Ella asintió con la cabeza para luego bajarse de mi y tomarme de la mano. Llendo yo, un paso adelante de Nanami, iluminaba el pasillo que llevaba hacía las escaleras.
Una oscuridad apenas perceptible, se alcanzaba a ver al final de esta, como si algo la iluminará desde abajo de las escaleras.
Caminamos sin detenernos. Bajamos al primer piso. Casi de inmediato nos percatamos de que la televisión estaba encendida. Curiosamente, no había ni un solo sonido producido por ella.
Nos acercamos con cautela a la parte tracera del sofá. Eso nos permitió ver mejor lo que se emitía en la t.v. Era el canal de noticias. Se podía ver cómo el presentador miraba fijamente hacia la cámara sin decir ni una sola palabra. Solo permanecía callado.
Buscamos en la sala y el comedor, pero no encontramos ni un solo rastro de ellos. Nos empezamos ha angustiar. Temíamos que algo malo le hubiese sucedido. Nos negamos ante la idea de que, posiblemente, estarían muertos. Aún que bien sabíamos que eso era casi una realidad.
Nos quedamos sentados frente a la televisión, mirando el canal de noticias durante varios minutos.
—Espera... ¿No se supone que la luz se fue?—Menciona Nanami.
—Tienes razón...—Dije.
Entonces, tanto ella, como yo, miramos con más atención la pantalla de la televisión. Y como si de. un sueño se tratara, todo se volvió penumbras.
¿Acoso fue una alucinación?
—Tengo sueño—Dice Nanami, acurrucándose a mi lado.
—Yo tambien—Coincidimos.
Nos recostamos en el sofá. El sueño nos reclamaba con violencia, obligando a cerrar los párpados de manera que nos era muy difícil mantenernos abiertos. Dormir era lo mejor. Nos ayudaría a recuperar fuerzas y ha olvidar lo de hoy.
Cerré los ojos por un breve momento, y al abrirlos, el sol ya había salido. Fue un parpadeo. Solo uno, para ver el amanecer de aquel mundo, el cual parece que parecía, esta por terminar.
"Solo hay una cosa que vence a lo desconocido: La curiosidad. Sin ella, todas las cosas serían desconocidas."
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