Capitulo 1: Cuando la noche sale.
Capitulo 2: El primer aviso.
Capitulo 3: Las noticias.
Capitulo 4: Gritos de niños.
Capitulo 5: Como una pesadilla...
Capitulo 6: Otro día de lluvia.
Capitulo 7: La calma.
Capitulo 8: Es hora de irse.
Capitulo 8: Es hora de irse.
Aquel sonido, semejante al de un silbido, provenía desde lo más alto del cielo. De un segundo al otro, las pocas nubes que habían en el cielo, desaparecieron sin dejar rastro. La imagen de una enorme criatura alada apareció ante Lili y Édgar.

Su apariencia no estaba por completo fuera de la compresión humana, pero tampoco era algo que se llegará a comprender tan fácilmente. Tenía la cabeza de un reptil, la cola de una mantarraya, y las patas de como de una araña, o eso es lo que sus mente les dejaba ver. El cuerpo definible, sus plumas eran negras. Apartir del rabo de las alas, las plumas se volvían escamas.

Era lo más cercano a su verdadera apariencia, la cual era totalmente diferente a como la veían. Nada de lo que veían tenía algo relacionado con su verdadero cuerpo.

—¡Hay que bajar rápido!—Exclama Édgar.

Lili asiente con la cabeza y sigue a Édgar con suma rapidez. Era más que obvio que era peligroso estar más tiempo en la azotea. Si aquella cosa, que por suerte ignoró a Lili y Édgar, hubiera querido atacarles, ya estarían más que muertos.

Volaba a su antojo sobre aquella ciudad vacía y sin rastro de vida. Al contrario de las criaturas terrestres, que deambulan por ahí en busca de que matar, está, digamos le "El mounstro del cielo", solo bajaba de las nubes para descansar o comer.
Era más como un animal salvaje que buscaba sobrevivir que un mounstro en busca de pobres víctimas.

El mounstros del cielo, se poso sobre la azotea del edificio donde se encontraban Lili y Édgar. Su cuerpo era tan grande que fácilmente medía unos 10 metros de largo, y unos 20 de alto.
Tan pronto como se poso sobre el edificio, los cristales de los últimos 5 pisos se comenzaron a romper de manera brusca.

Cómo si de otra criatura se tratara, aquel sonido brumoso que el mounstros del cielo provocó hace poco, fue sustituido por un sonido pacífico. Era como si el viento tocará una melodía armónica, reflectiva, relajante.

Édgar y Lili ya estaban por el 6 piso cuando oyeron aquella melodía. Estaba curiosos y sorprendido ante lo que estaban escuchando. Cómo si la nostalgia fluyera por sus cuerpos, una sonrisa triste se formó en sus rostros. Pero eso no era lo único que sentían. Al sentirse tan relajados por lo que estaban oyendo, sus cuerpos, comenzaron a sentirse débil, y sin saberlo, callejón al suelo entrando en un sueño pesado.

(Isaac).

¡Que molesto ruido!, ¿De dónde vendrá? Es como una melodía desastrosa.

"El Rey está cantando"–Menciona la voz de mi cabeza.

—¿"Rey"?—Le preguntó.

"Les llamamos Rey a las pesadillas capaces de emitir melodías"–Explica.

—¿Quieres decir que eres un mounstro?—

"No me compares con esas cosas insignificante. Yo soy algo que nació de ti, y soy mucho más poderoso también"

—¿Y entonces que eres?—

—Siempre juntos...—Balbucea Nanami.

¿Como puede dormir con todo este ruido? ¿Y cuando fue que se quedó dormida?.

"Respondiendo a tu pregunta: ella escucha algo totalmente opuesto a lo tuyo"

—Explicaro mejor—

"Veamos... Las personas oyen una melodía relajante que les provoca fatiga. Pero los mounstros escuchan lo mismo que tú. Una melodía desastrosa que los motiva e impulsa a matar y atormentar a las personas"

—¡¿OSEA QUE ERES UN MOUNSTRO?!—

”¡No! ¡Oyes esa melodía desastrosa por el desorden que tienes en el celebro! ¡Tu cabeza no ha estado bien desde antes que esto empezará!"

—Y me lo dice la vocesita en mi cabeza. Irónico—Mencione.—¿Pero por qué me cuentas esto?—

"Ya te dije que soy tu otro yo. Nací gracias a ti"

—¿Naciste? ¿Pero por qué?—

"Para que no te volvieras loco con todo esto. Para ayudarte con tu desorden mental. O tal vez por ella"–Dice refiriendo se a Nanami.—Sin darte cuenta estás narrando tu propia vida. Un prueba de lo mal que está tu situación. Al menos pudiste evitarle todo esto a tu hermana. De echo, tu eres el que recibe todo lo malo. ¿A qué se deberá?"

—No lo sé... Tal vez sea por qué soy el mayor—Supuse.

"Si, tal vez sea eso"

La melodía dejo de sonar. Un fuerte silbido, como si algo estuviera contando el aire, retumbó por toda la ciudad. El sonido me era muy familiar. Era el mismo que el de aquellas bombas detonadas en mi antigua ciudad.

"Este mundo apesta"–Dice mi voz.

—Prefiero que apeste que ha que dejara de existir—

Cargando a Nanami sobre mi espalda, la lleve hasta el sofá, dónde la recosté para que durmiera más cómodamente. Ahora tenía que ver en qué gastar mi tiempo. Probablemente solo me la pasé caminando de aquí para aya.

Ese día no hubo nada que hacer. El canal de noticias se iba y volvía a su antojo, pasando la mayor parte del tiempo con estática.

Entonces, un nuevo día llegó. Tan pronto como desperté supe que algo andaba mal. Nanami seguía dormida. Cómo siempre, dormimos en la misma cama. Me alegro de que no se aya despertado justo ahora.

Atráves de la ventana de mi habitación, se podía apreciar a una criatura sin simetría en su cuerpo. Esa cosa no puede existir, siempre mente no puede hacer. Al menos no en nuestra realidad.

Tenía unas especies de piernas en su espalda, las cuales se movían, como si tratarán de caminar. El como se movía me era un misterio. Esa criatura parecía estar arrastrándose por el suelo, pero curiosamente no producía algún ruido más que el sonido de su respiración. Tenía bocas por todas partes. Eran bocas asimétricas con tentáculos debes de lenguas. Parece que la mandíbula es la de un tiburón, o eso creo.

Mi expresión facial mostraba lo asombrado, aterrado, y fascinado que estaba. No podía creer que esa cosa mi diera tanto. Desde donde estoy, se me es complicado decir las medidas.
Esa cosa estaba a unos sentimientos de mi casa. Si lo quisiera, podría destrozar mi casa fácilmente.

"Comí... da"

Una voz se pudo oír de aquella cosa. Parece que una de sus bocas pronuncio aquella palabra, pero lo dijo de forma desesperante.
El tentáculo de la respectiva boca, salió disparada como una aguja, directamente hacia mi. Apenas tuve tiempo para reaccionar.

Salte hacia mi derecha, dejando que aquel tentáculo chocará contra el suelo de la habitación.
El tentáculo se re trajo hacia su respectiva boca antes de volver a intentarlo. Y no fue el único. El resto de las bocas hicieron lo mismo, algunas entrando por la ventana, y otras estrellando se contra el concreto de la casa.

Era más que obvio que eso era un peligro inminente. La pared no duraría mucho, y cuando se cayera a pedazos, querríamos expuestos.
Tomé a Nanami entre mis brazos y baje al sótano. También me lleve el hacha por seguridad, aún que dudo que pueda hacer algo contra esa criatura. El hacha es lo único que nos da algo de seguridad, al igual que está casa.

¿Y si destruye la casa? ¿Adónde iremos? ¿Estaríamos vagando sin rumbo?.

"Tarde o temprano tenía que pasar"–Dice la voz.

Pasaron unos 30 minutos, en los cuales, mi hermana despertó por el ruido. Esa cosa seguía buscándonos, pero eventualmente se dió por vencido y se largo a quien sabe dónde.

Al salir del sótano nos dimos cuenta del palorama. La casa fue reducida a escombros que apenas dejaban indicios de que aquí hubo una casa. Los cristales, y el concreto, fueron reducidos a pequeños pedazos. También había mucho líquido negro regado por el suelo. Se parece al líquido de lo que estaba echa aquella sombra de hace dos días.

—¿Ahora que?—Me pregunta Nanami con una voz preocupada.

—Lo mismo iba a preguntar—

Ni una sola idea de que hacer. Se que ella está esperando que yo haga algo, que planee lo que haremos. Pero nada. Por más bien que nos veamos, mentalmente estamos destrozados desde hace tiempo. Luchamos por sobrevivir, y eso es todo.

Sonreí tratando de ocultar mis miedo ante lo desconocido. No le temo al mundo, o a la oscuridad, si no, a lo que puede haber en ella. Desde el enfrentamiento con esa sombra, mi mente probó la sensación de estar cerca de la muerte.

Solo eso basto para quitar todo rastros de valentía en mi.

—Hay que irnos—Dije.

—¿Y a dónde iremos?—Me pregunta.

Esa pregunta me hizo ver la cantidad de edificios apartamentales y casas que hay, pero también me hizo ver lo peligroso que sería ingresar adentro. Seguramente esos mounstros de ojos negros estén por ahí. Después de todo, podían la luz.

—¿Y si nos vamos de la ciudad? Creo que tendríamos mejor oportunidad de sobrevivevir afuera de la ciudad que estando aquí con esas cosas—Mencione.

—Si tú estás conmigo no me importa donde vallamos—Contesta con una sonrisa alegre.

Sonreír en momentos así ayuda a aliviar el miedo de nuestros cuerpos.

Le devolví la sonrisa a Nanami antes de que empezar a guardas todo lo que podíamos. Usamos la mochila de Nanami para guardar las cosas ligeras, y en la mía iban las pesadas. Guardamos toda la comida y agua posible, dejando una cantidad considerable en el sótano.

En la mano derecha sostenía el hacha, y en la otra, tenía la mano de Nanami. Estábamos decididos a abandonar está ciudad. El campo sería una mejor opción, así solo tendríamos que lidiar con las pesadillas. Y algún día, las pesadillas se irán por completo.

—Entonces, vámonos...


Continuara.
© naruto1250 ,
книга «Mi Querida Hermanita».
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