Capitulo 5: Como una pesadilla...
Me encontraba sentado en el sofá, con Nanami sentada entre mis piernas mientras acariciaba su cabeza. Ya eran cerca del medio. Desde hace una semana que no oímos a nadie, o algo. Es como si en aquella noche, todo se hubiesen ido.
—¿Puedes besarme detrás de las orejas?—Pide ella sin ninguna expresión aparente en su rostro.
Era la primera vez que la oigo hablar desde aquella noche. Parece que aquel trauma le afecto bastante. Sus ojos perdieron aquel brillo que marcaba su inocencia. En su lugar, había unos ojos con menos brillo, señal de que había visto la muerte en persona.
Sin decir ni una sola palabra, hice caso a su petición mientras enredaba mis brazos por su cintura.
—Eso se siente bien—Dijo.
Poco después empezó a soltar algunas risitas de alegría. Al menos estaba regresando ha ser la de antes. O eso espero.
—¿Feliz?—Le pregunté mientras mostraba una débil sonrisa.
—Si, ya estoy feliz—Responde con una sonrisa que opaca fácilmente a la mía.
La solté y me levanté del sofá. Ella se quedó ahí, recostando se sobre el sofá. Hoy, ella estaba usando una ropa más casual. Una rosa con mangas blancas, y un short de mezclilla. Adicionalmente, tenía unas calcetas largas de color blanco.
Se veía muy linda con eso puesto, Los colores claros siempre le han quedado bien.
Por falta de ropa, me he tenido que poner el uniforme deportivo de la escuela. Una camiseta polo, y un pantalón deportivo color azul con franjas blancas.
Revise las alacenas para ver qué tanta comida nos quedaba. Solo dos sopas instantáneas... Es mejor que nada, pero necesitaremos más comida si queremos seguir vivos.
Aún que le hicimos frente a un mounstro, eso no quita el echo de que siguen apareciendo. Por suerte, han dejado de aparecer dentro de la casa. Y parece que solo salen de noche.
—Nanami, ya no tenemos comida—Le informe sobre el problema.
—Entinces hay que salir a buscar mas—Opina.
—Eso ya lo sé. Pero, me preocupa que nos pueda pasar algo—Mencione.
—Ni se tu, pero yo no me quedaré sentada aquí a pasar hambre—Dice.
Convencido por sus palabras, prepare una mochila con algunas cosas. Mi celular, para usarlo como linterna, dos botellas de agua, una manta, fósforos, y un cuchillo de cocina.
Usando un palo de escoba, amarre un cuchillo en uno de sus extremos con ayuda de cinta adhesiva. No era a mejor arma, pero al menos puedo usarlo para defendernos.
—¿Ya estás lista?—Pregunte mientras me ponía la mochila.
—¡Si!—Dice con entusiasmo.
Salimos de la casa. Al instante, nos percatamos de aquel estremecedor silencio que reinaba sobre la ciudad. Tan silencioso que podías oír el crujir de los edificios más alto. Tan silencioso que, hasta la más lijera brisa, era perceptible a simple oído. Tan silencioso que, pese a estar en una ciudad, te sientes en medio de la nada.
Caminamos en dirección a la tienda que visitamos la vez pasada. Pero se nos hizo algo tonto. De seguro no ha de haber ni una sola lata o bolsa de comida. Y efectivamente, así fue. Todo estaba vacío. Ni siquiera estaban los productos en el suelo.
Las personas debieron de estar muy desesperadas como para tomar lo que estaba en el suelo. En momentos críticos, nadie se pone a pensar con claridad. Todos ven por si mismos antes de pensar por los demás.
Al no encontrar nada decidimos ir a otra tienda, está un poco más retirado de nuestra casa, pero con algo de suerte encontraremos que comer.
Mientras el eco de nuestras pisadas rebotaba contra las paredes de los edificios. Nuestros oídos fueron capaces de oír un blumoso sonido, al cual no prestamos atención.
Llegamos a la tienda, la cual estaba en el primer piso de un edificio de tres pisos. La tienda no parecía ser nada especial. Era como una tienda común y corriente.
Entramos al interior de la tienda, la cual, no parecía haber sido saqueada por alguien, aún que no hay tantos productos en las estanterías. La única luz que había, era la que entraba por los ventanales y la puerta.
—Buscare por aquí—Señala Nanami con su dedo índice.
Asentí con la cabeza. Mientras ella iba por ahí, yo fui por otro pasillo a buscar cosas útiles. No encontramos mucho. Solo algunas latas de comida, y botellas agua, sopa instantánea, y algunas velas.
No fue la gran cosa, pero al menos no moriremos de hambre durante... Cuatro días.
Seguimos revisando los pasillos en busca de más cosas cosas. Por mi parte ya habia de terminado de revisar los pasillos, y me encontraba en el mostrador esperando a Nanami.
Podía oír sus pasos al otro lado de la tienda. Eran pasos frecuentes y tranquilos. De pronto, sus pasos pararon de golpe.
—¿Encontraste algo?—Pregunte alzando la voz.
Nos pasos comenzaron nuevamente a sonar, pero esta vez, eran más rápidos, tan rápido que parecía estar corriendo. Nanami salió del último pasillo a mi derecha, corriendo hacia mi con una expresión de miedo.
—Hay algo ahi—Dice ella.
Apuntando al pasillo donde ella había salido, decía haber sentido como algo tocaba tu espalda. Camine hasta el inicio del pasillo, apuntando con la lanza improvisada.
La valentía que tenía en el momento desapareció luego de ver a lo que me enfrentaba.
Nuevamente, mi mente solo me dejó ver lo que lograba comprender. Una sombra, una sombra tan oscura que me era imposible encontrar un ratito distintivo en el. Sus dedos parecían garras, y media como dos metros de largo. Casi lo mismo que aquella criatura.
Era un ser humanoide con la cabeza y cuerpo semejante a del una persona, pero no tenía rostro alguno. Solo era una figura oscura, que parecía estar observando me con curiosidad.
Aquella cosa levanto una de sus garras, dispuesto a lanzarme un corte vertical hacia abajo. Reaccione al instante lanzando un ataque directo contra su cabeza, clavándole el cuchillo profundamente.
El cuchillo y el palo se separaron luego de ese ataque. Aquella criatura solo se quedó estática, como si fuese una estatua.
¿Estará muerta? No. Claro que no. Segundos después, esa cosa lanzo un corte vertical hacia arriba usando su otra garra. Salte hacia atrás colocando delante mío el palo de escoba. Este se rompió por la mitad, y recibí un pequeño corte en la frente.
—¡¿Que mierda?! ¡¿No sé supone que no hacen daño físico?!—Pense.
Una gota de sangre se deslizaban por mi rostro mientras retrocedía lentamente. Esa cosa apunto sus garras, listo para lanzar un ataque directo. Espere hasta que lo hiciera, saltando a mi izquierda.
No tengo ni una sola arma para pelear. No puedo sacar el cuchillo de la mochila. Si lo hago, corro el riesgo de ser asesinado. Tendremos que huir.
—¡Nanami, correr!—Exclame.
Dando la media vuelta corrimos hasta el exterior. Sujetaba la mano de Nanami para que no perdiera el ritmo, pero aún así, la tenía uno o dos paso por detrás.
Voltee hacia atrás para ver si esa cosa nos estaba siguiendo, y así era. Aquella sombra corría a cuatro patas en dirección hacia nosotros. Podía ver la sed de sangre que tenía, podía sentir sus garras atravesando mi piel. Apenas le llevábamos 7 metros de distancia. Lo que en realidad, no es mucho.
¿Que hago? Si vamos a casa, esa cosa sabrá dónde estamos e intentará entrar a toda costa. Sin tan solo fuera más valiente. ¡Sin tan solo tuviera un arma para pelear!
Cómo si mis deseos fuesen escuchados. delante nuestro, a casi dos metros, un hacha de bomberos se encontraba tirada. Me esforcé más, presionandoa Nanami para que aumentará su ripmo. Cuando estuve cerca del hacha, frene en seco, soltado la mano de Nanami haciéndole pasar de largo. Recogí en hacha y la tomé fuertemente con las dos manos. Lance un corte en arco, golpeando fuertemente a la sombra que nos seguía.
Esa cosa cayó de espaldas contra el suelo, rodó hacia atrás y se puso nuevamente en pie. Nanami se detuvo a 3 metros detrás de mi. No sabía cómo me miraba, o cuál era su expresión. Toda mi atención estaba en esa cosa.
"Sabes que vas a perder, ¿Verdad?–Dice una voz en mi cabeza.
Aquella voz sonaba como la que escuchamos la vez pasada. Una tétrica voz de mujer.
—¡Si sigo huyendo, nunca me dejarán en paz!—Exclame.
Salte hacia delante, lanzando un corte en diagonal hacia arriba. Aquella sombra esquivo mi ataque con facilidad. O mejor dicho, atrapó la hoja de la hacha con la oscuridad de su cuerpo. Era como si la absorbiera.
Si no hubiera sujetado el hacha con tanta fuerza, se hubiera salido de mi agarre. En cuando mis pies tocaron el suelo, use mi fuerza para extraer el hacha. Un segundo después lo coloque delante mío para bloquear un ataque directo. Por suerte, las garras golpearon la hoja, si no, hubiera muerto.
"¿Lo ves? No puedes vencerlo"–Dice la voz.
—¿Quien dijo que lo quería vencer? ¡Voy a matarlo!—Grite.
Corri hacia la sombra, impulsado por la ira y el instinto de guerrero que nació en mi.
La ira es el sentimiento más puro que poseemos los seres humanos, luego del miedo, claro. El miedo lleva a la ira, y la ira lleva al instinto de sobrevivencia, y el instinto de sobrevivencia, nos lleva a enfrentarnos a cualquier cosa, sin importar si no podemos ganar.
Gire en mi mismo en dirección a la derecha, esquivando un corte vertical hacia abajo. Contraataques con un corte en arco que dió en el abdomen de la sombra. Tras haber cortado su abdomen, una especie de líquido negro y pegaso se desprendió de el.
Si consigo ganar algo de tiempo para sacar de la mochila algo que necesito, podré matar a esta cosa. Tiene un olor muy familiar y reconocible.
Me lance a la izquierda, rodando por el suelo mientras esa cosa clavaba sus garras en el pavimento, tratando de acercarme algún golpe. Me levanté como pude, lanzando un corte diagonal hacia abajo. La sombra contraatacó, golpeando la hoja del hacha con sus garras. Mi cuerpo se estremeció por un segundo, debido al impacto.
No tuve tiempo de reaccionar cuando, un ataque directo de la sombra, corto el costado izquierdo de mi cuerpo. Solté un grito de dolor antes de levantar el hacha para bloquear otro ataque directo.
—¡Mierda!—Maldeci.
"Ya te lo dije. No pu-"
—¡Lo sé! ¡Lo sé! ¡No puedo vencerlo! ¡Ya te oí, así que cierra la puta boca!—Le grite a aquella voz.
Salte hacia atrás, seguido de la sombra, quién salto hacia delante apuntando sus garras hacia mi. Ese fue su error. Cuando estás peleando, lo peor que puedes hacer, es salta. Una vez que estás en el aire, es imposible esquivar cualquier ataque.
Aprovechan eso clave el hacha en la sien derecha de la sombra, haciendo que calles al suelo.
El hacha se salió de mi agarre, pero eso no me importo. Cuando mis pies tocaron el suelo, me quite la mochila de la espalda, dejándola en el suelo. Con una velocidad que no creí tener, abrí la mochila, comenzando a buscar los que necesitaba.
La sombra se levantó del suelo, aún con el hacha en la cabeza, pero al hacerlo, solo pudo ver como un pequeño fósforo era arrojado hacia el. Cuando la pequeña flama del fósforo tocó la piel de la sombra, se convirtió en una llamarada en cuestión de un micro segundo.
Aquella sombra se empezó a revolcar en el suelo, tratando desesperadamente de apagar las llamas que se alimentaban de el. Rugía de forma horripilante mientras provocaba un sonido brumoso.
—Ese peculiar olor solo podía significar una cosa... Estaba echo de gasolina—Dije mientras miraba con despreció a la sombra en llamas.
—¡Isaac!—Grita Nanami.
Sin darme cuenta, ya tenía a Nanami aferrada a mi espalda. Me estaba regañando por hacer algo tan estúpido como pelear contra aquella sombra. Yo solo reía. Reía de la emoción y el miedo. Se sentía extrañamente satisfactorio ganar una pelea de vida o muerte.
"¡Malditos niños!"—Grita una voz enfurecida.
Cómo si la luz fuera consumida por las sombras que se proyectaba, un manto de oscuridad nos cubrió a Nanami y a mi.
"¡¿Por qué no tienen miedo?! ¡Dígame por qué!–Exige mientras la misma oscuridad se retuerce.—"¡Si no consigo hacer que se suiciden, entonces el me matará!" "¡¡MUERA, MUERAN, MUERAN YAAAA!!"–Aquella voz se volvía más distorsionada, tétrica, y furiosa, pero no por odio.
—¡Aquí, la única que tiene miedo eres tú!—Exclame.
Cómo si le hubiera dado en dónde más le duele, la oscuridad se empezó a consumir a si misma mientras aquella voz gritaba de dolor y desesperación.
Cómo si fuera contenida, la oscuridad se concentro en un solo punto, a dos metros delante de nosotros. Poco a poco la oscuridad fue tomando forma, hasta revelar la imagen de una niña.
Era pequeña, no parecía tener más de 6 años. El color de su cabello y ojos era de color marrón. Su piel era blanca, y en las muñecas, se podía ver algunas cicatrices, los brazos tenían moretones, al igual que su ojo izquierdo. Sus rodillas estaba raspadas. La niña vestía una blusa celeste con una falda de volantes color amarillo.
Dando torpes pisadas, la niña trato de acercarse a nosotros mientras nos mirada con miedo, desesperación, tristeza, y con esperanza de que la ayudarnos.
—Por favor... Quiero ir a casa... No sé dónde estoy, y unos hombres me hicieron cosas malas...—Dijo la niña.
Abrió los ojos como plato luego de oír eso. ¿Ella era la dueña de aquella tétrica voz? ¿Una niña fue la responsable de hacernos sufrir?.
—Por favor, tengo mucho miedo—Dice con una voz casi que rompiendo en llanto.
Nanami y yo estábamos confundidos. ¿Que debíamos de hacer? ¿Y si es una trampa? Daba lastima ver a esa niña así. Pare se abusaron de ella. Debió de sufrir mucho, ¿Cierto? Sufrió.
—Yo...—Dije tratando de buscar que decirle.
La niña se detuvo, calló al suelo, comenzando a convulsionar violentamente. Los gritos de la niña eran apenas oibles debido a la sangre con la que se ahogaba. Escupía sangre, a la vez que la misma, salía por la nariz, ojos y oídos de la niña.
De un momento a otro los huesos de sus cuerpo salieron de ella de forma violenta y anti-natural.
El suelo se llenó de sangre proveniente de aquel pequeño cuerpo. Tuve que hacer un esfuerzo por no sentir la necesidad de vomitar.
Pero la niña aún seguía viva. No era capaz de pronunciar ni una sola palabra. Solo gemía ahogada mente mientras trataba de pedirme con la mirada que la matará.
Me solté de Nanami y camine hasta, dónde antes estaba la sombra, para recoger el hacha. Me sorprende que no se aya quemado. Camine hacia la niña mientras preparaba para lo que haría.
Me coloque en posición, y alce que hacha por encima de mi cabeza. Aquella niña solo me veía con unos ojos tristes y felices a la vez. Débilmente sonrió para cerrar sus ojos y aceptar su final.
—Perdoname...—Fue lo último que dijo.
La hoja atravesó la mitad de su rostro con una facilidad sorprendente. Pude oír como el craneo de su cabeza se destrozaba en pedacitos.
Era lamentable ver qué una niña sufriera. Da risa. Hasta hace un momento la odiaba, y ahora, siento lastima por ella. Será que... Los mounstros, ¿Realmente son personas que sufrieron cómo está niña?.
Poco a poco, el pequeño cuerpo de aquella niña se convirtió en cenizas, las cuales, el viento se llevaba consigo, al igual que aquel extraño olor que huele "Libertad".
—¿Puedes besarme detrás de las orejas?—Pide ella sin ninguna expresión aparente en su rostro.
Era la primera vez que la oigo hablar desde aquella noche. Parece que aquel trauma le afecto bastante. Sus ojos perdieron aquel brillo que marcaba su inocencia. En su lugar, había unos ojos con menos brillo, señal de que había visto la muerte en persona.
Sin decir ni una sola palabra, hice caso a su petición mientras enredaba mis brazos por su cintura.
—Eso se siente bien—Dijo.
Poco después empezó a soltar algunas risitas de alegría. Al menos estaba regresando ha ser la de antes. O eso espero.
—¿Feliz?—Le pregunté mientras mostraba una débil sonrisa.
—Si, ya estoy feliz—Responde con una sonrisa que opaca fácilmente a la mía.
La solté y me levanté del sofá. Ella se quedó ahí, recostando se sobre el sofá. Hoy, ella estaba usando una ropa más casual. Una rosa con mangas blancas, y un short de mezclilla. Adicionalmente, tenía unas calcetas largas de color blanco.
Se veía muy linda con eso puesto, Los colores claros siempre le han quedado bien.
Por falta de ropa, me he tenido que poner el uniforme deportivo de la escuela. Una camiseta polo, y un pantalón deportivo color azul con franjas blancas.
Revise las alacenas para ver qué tanta comida nos quedaba. Solo dos sopas instantáneas... Es mejor que nada, pero necesitaremos más comida si queremos seguir vivos.
Aún que le hicimos frente a un mounstro, eso no quita el echo de que siguen apareciendo. Por suerte, han dejado de aparecer dentro de la casa. Y parece que solo salen de noche.
—Nanami, ya no tenemos comida—Le informe sobre el problema.
—Entinces hay que salir a buscar mas—Opina.
—Eso ya lo sé. Pero, me preocupa que nos pueda pasar algo—Mencione.
—Ni se tu, pero yo no me quedaré sentada aquí a pasar hambre—Dice.
Convencido por sus palabras, prepare una mochila con algunas cosas. Mi celular, para usarlo como linterna, dos botellas de agua, una manta, fósforos, y un cuchillo de cocina.
Usando un palo de escoba, amarre un cuchillo en uno de sus extremos con ayuda de cinta adhesiva. No era a mejor arma, pero al menos puedo usarlo para defendernos.
—¿Ya estás lista?—Pregunte mientras me ponía la mochila.
—¡Si!—Dice con entusiasmo.
Salimos de la casa. Al instante, nos percatamos de aquel estremecedor silencio que reinaba sobre la ciudad. Tan silencioso que podías oír el crujir de los edificios más alto. Tan silencioso que, hasta la más lijera brisa, era perceptible a simple oído. Tan silencioso que, pese a estar en una ciudad, te sientes en medio de la nada.
Caminamos en dirección a la tienda que visitamos la vez pasada. Pero se nos hizo algo tonto. De seguro no ha de haber ni una sola lata o bolsa de comida. Y efectivamente, así fue. Todo estaba vacío. Ni siquiera estaban los productos en el suelo.
Las personas debieron de estar muy desesperadas como para tomar lo que estaba en el suelo. En momentos críticos, nadie se pone a pensar con claridad. Todos ven por si mismos antes de pensar por los demás.
Al no encontrar nada decidimos ir a otra tienda, está un poco más retirado de nuestra casa, pero con algo de suerte encontraremos que comer.
Mientras el eco de nuestras pisadas rebotaba contra las paredes de los edificios. Nuestros oídos fueron capaces de oír un blumoso sonido, al cual no prestamos atención.
Llegamos a la tienda, la cual estaba en el primer piso de un edificio de tres pisos. La tienda no parecía ser nada especial. Era como una tienda común y corriente.
Entramos al interior de la tienda, la cual, no parecía haber sido saqueada por alguien, aún que no hay tantos productos en las estanterías. La única luz que había, era la que entraba por los ventanales y la puerta.
—Buscare por aquí—Señala Nanami con su dedo índice.
Asentí con la cabeza. Mientras ella iba por ahí, yo fui por otro pasillo a buscar cosas útiles. No encontramos mucho. Solo algunas latas de comida, y botellas agua, sopa instantánea, y algunas velas.
No fue la gran cosa, pero al menos no moriremos de hambre durante... Cuatro días.
Seguimos revisando los pasillos en busca de más cosas cosas. Por mi parte ya habia de terminado de revisar los pasillos, y me encontraba en el mostrador esperando a Nanami.
Podía oír sus pasos al otro lado de la tienda. Eran pasos frecuentes y tranquilos. De pronto, sus pasos pararon de golpe.
—¿Encontraste algo?—Pregunte alzando la voz.
Nos pasos comenzaron nuevamente a sonar, pero esta vez, eran más rápidos, tan rápido que parecía estar corriendo. Nanami salió del último pasillo a mi derecha, corriendo hacia mi con una expresión de miedo.
—Hay algo ahi—Dice ella.
Apuntando al pasillo donde ella había salido, decía haber sentido como algo tocaba tu espalda. Camine hasta el inicio del pasillo, apuntando con la lanza improvisada.
La valentía que tenía en el momento desapareció luego de ver a lo que me enfrentaba.
Nuevamente, mi mente solo me dejó ver lo que lograba comprender. Una sombra, una sombra tan oscura que me era imposible encontrar un ratito distintivo en el. Sus dedos parecían garras, y media como dos metros de largo. Casi lo mismo que aquella criatura.
Era un ser humanoide con la cabeza y cuerpo semejante a del una persona, pero no tenía rostro alguno. Solo era una figura oscura, que parecía estar observando me con curiosidad.
Aquella cosa levanto una de sus garras, dispuesto a lanzarme un corte vertical hacia abajo. Reaccione al instante lanzando un ataque directo contra su cabeza, clavándole el cuchillo profundamente.
El cuchillo y el palo se separaron luego de ese ataque. Aquella criatura solo se quedó estática, como si fuese una estatua.
¿Estará muerta? No. Claro que no. Segundos después, esa cosa lanzo un corte vertical hacia arriba usando su otra garra. Salte hacia atrás colocando delante mío el palo de escoba. Este se rompió por la mitad, y recibí un pequeño corte en la frente.
—¡¿Que mierda?! ¡¿No sé supone que no hacen daño físico?!—Pense.
Una gota de sangre se deslizaban por mi rostro mientras retrocedía lentamente. Esa cosa apunto sus garras, listo para lanzar un ataque directo. Espere hasta que lo hiciera, saltando a mi izquierda.
No tengo ni una sola arma para pelear. No puedo sacar el cuchillo de la mochila. Si lo hago, corro el riesgo de ser asesinado. Tendremos que huir.
—¡Nanami, correr!—Exclame.
Dando la media vuelta corrimos hasta el exterior. Sujetaba la mano de Nanami para que no perdiera el ritmo, pero aún así, la tenía uno o dos paso por detrás.
Voltee hacia atrás para ver si esa cosa nos estaba siguiendo, y así era. Aquella sombra corría a cuatro patas en dirección hacia nosotros. Podía ver la sed de sangre que tenía, podía sentir sus garras atravesando mi piel. Apenas le llevábamos 7 metros de distancia. Lo que en realidad, no es mucho.
¿Que hago? Si vamos a casa, esa cosa sabrá dónde estamos e intentará entrar a toda costa. Sin tan solo fuera más valiente. ¡Sin tan solo tuviera un arma para pelear!
Cómo si mis deseos fuesen escuchados. delante nuestro, a casi dos metros, un hacha de bomberos se encontraba tirada. Me esforcé más, presionandoa Nanami para que aumentará su ripmo. Cuando estuve cerca del hacha, frene en seco, soltado la mano de Nanami haciéndole pasar de largo. Recogí en hacha y la tomé fuertemente con las dos manos. Lance un corte en arco, golpeando fuertemente a la sombra que nos seguía.
Esa cosa cayó de espaldas contra el suelo, rodó hacia atrás y se puso nuevamente en pie. Nanami se detuvo a 3 metros detrás de mi. No sabía cómo me miraba, o cuál era su expresión. Toda mi atención estaba en esa cosa.
"Sabes que vas a perder, ¿Verdad?–Dice una voz en mi cabeza.
Aquella voz sonaba como la que escuchamos la vez pasada. Una tétrica voz de mujer.
—¡Si sigo huyendo, nunca me dejarán en paz!—Exclame.
Salte hacia delante, lanzando un corte en diagonal hacia arriba. Aquella sombra esquivo mi ataque con facilidad. O mejor dicho, atrapó la hoja de la hacha con la oscuridad de su cuerpo. Era como si la absorbiera.
Si no hubiera sujetado el hacha con tanta fuerza, se hubiera salido de mi agarre. En cuando mis pies tocaron el suelo, use mi fuerza para extraer el hacha. Un segundo después lo coloque delante mío para bloquear un ataque directo. Por suerte, las garras golpearon la hoja, si no, hubiera muerto.
"¿Lo ves? No puedes vencerlo"–Dice la voz.
—¿Quien dijo que lo quería vencer? ¡Voy a matarlo!—Grite.
Corri hacia la sombra, impulsado por la ira y el instinto de guerrero que nació en mi.
La ira es el sentimiento más puro que poseemos los seres humanos, luego del miedo, claro. El miedo lleva a la ira, y la ira lleva al instinto de sobrevivencia, y el instinto de sobrevivencia, nos lleva a enfrentarnos a cualquier cosa, sin importar si no podemos ganar.
Gire en mi mismo en dirección a la derecha, esquivando un corte vertical hacia abajo. Contraataques con un corte en arco que dió en el abdomen de la sombra. Tras haber cortado su abdomen, una especie de líquido negro y pegaso se desprendió de el.
Si consigo ganar algo de tiempo para sacar de la mochila algo que necesito, podré matar a esta cosa. Tiene un olor muy familiar y reconocible.
Me lance a la izquierda, rodando por el suelo mientras esa cosa clavaba sus garras en el pavimento, tratando de acercarme algún golpe. Me levanté como pude, lanzando un corte diagonal hacia abajo. La sombra contraatacó, golpeando la hoja del hacha con sus garras. Mi cuerpo se estremeció por un segundo, debido al impacto.
No tuve tiempo de reaccionar cuando, un ataque directo de la sombra, corto el costado izquierdo de mi cuerpo. Solté un grito de dolor antes de levantar el hacha para bloquear otro ataque directo.
—¡Mierda!—Maldeci.
"Ya te lo dije. No pu-"
—¡Lo sé! ¡Lo sé! ¡No puedo vencerlo! ¡Ya te oí, así que cierra la puta boca!—Le grite a aquella voz.
Salte hacia atrás, seguido de la sombra, quién salto hacia delante apuntando sus garras hacia mi. Ese fue su error. Cuando estás peleando, lo peor que puedes hacer, es salta. Una vez que estás en el aire, es imposible esquivar cualquier ataque.
Aprovechan eso clave el hacha en la sien derecha de la sombra, haciendo que calles al suelo.
El hacha se salió de mi agarre, pero eso no me importo. Cuando mis pies tocaron el suelo, me quite la mochila de la espalda, dejándola en el suelo. Con una velocidad que no creí tener, abrí la mochila, comenzando a buscar los que necesitaba.
La sombra se levantó del suelo, aún con el hacha en la cabeza, pero al hacerlo, solo pudo ver como un pequeño fósforo era arrojado hacia el. Cuando la pequeña flama del fósforo tocó la piel de la sombra, se convirtió en una llamarada en cuestión de un micro segundo.
Aquella sombra se empezó a revolcar en el suelo, tratando desesperadamente de apagar las llamas que se alimentaban de el. Rugía de forma horripilante mientras provocaba un sonido brumoso.
—Ese peculiar olor solo podía significar una cosa... Estaba echo de gasolina—Dije mientras miraba con despreció a la sombra en llamas.
—¡Isaac!—Grita Nanami.
Sin darme cuenta, ya tenía a Nanami aferrada a mi espalda. Me estaba regañando por hacer algo tan estúpido como pelear contra aquella sombra. Yo solo reía. Reía de la emoción y el miedo. Se sentía extrañamente satisfactorio ganar una pelea de vida o muerte.
"¡Malditos niños!"—Grita una voz enfurecida.
Cómo si la luz fuera consumida por las sombras que se proyectaba, un manto de oscuridad nos cubrió a Nanami y a mi.
"¡¿Por qué no tienen miedo?! ¡Dígame por qué!–Exige mientras la misma oscuridad se retuerce.—"¡Si no consigo hacer que se suiciden, entonces el me matará!" "¡¡MUERA, MUERAN, MUERAN YAAAA!!"–Aquella voz se volvía más distorsionada, tétrica, y furiosa, pero no por odio.
—¡Aquí, la única que tiene miedo eres tú!—Exclame.
Cómo si le hubiera dado en dónde más le duele, la oscuridad se empezó a consumir a si misma mientras aquella voz gritaba de dolor y desesperación.
Cómo si fuera contenida, la oscuridad se concentro en un solo punto, a dos metros delante de nosotros. Poco a poco la oscuridad fue tomando forma, hasta revelar la imagen de una niña.
Era pequeña, no parecía tener más de 6 años. El color de su cabello y ojos era de color marrón. Su piel era blanca, y en las muñecas, se podía ver algunas cicatrices, los brazos tenían moretones, al igual que su ojo izquierdo. Sus rodillas estaba raspadas. La niña vestía una blusa celeste con una falda de volantes color amarillo.
Dando torpes pisadas, la niña trato de acercarse a nosotros mientras nos mirada con miedo, desesperación, tristeza, y con esperanza de que la ayudarnos.
—Por favor... Quiero ir a casa... No sé dónde estoy, y unos hombres me hicieron cosas malas...—Dijo la niña.
Abrió los ojos como plato luego de oír eso. ¿Ella era la dueña de aquella tétrica voz? ¿Una niña fue la responsable de hacernos sufrir?.
—Por favor, tengo mucho miedo—Dice con una voz casi que rompiendo en llanto.
Nanami y yo estábamos confundidos. ¿Que debíamos de hacer? ¿Y si es una trampa? Daba lastima ver a esa niña así. Pare se abusaron de ella. Debió de sufrir mucho, ¿Cierto? Sufrió.
—Yo...—Dije tratando de buscar que decirle.
La niña se detuvo, calló al suelo, comenzando a convulsionar violentamente. Los gritos de la niña eran apenas oibles debido a la sangre con la que se ahogaba. Escupía sangre, a la vez que la misma, salía por la nariz, ojos y oídos de la niña.
De un momento a otro los huesos de sus cuerpo salieron de ella de forma violenta y anti-natural.
El suelo se llenó de sangre proveniente de aquel pequeño cuerpo. Tuve que hacer un esfuerzo por no sentir la necesidad de vomitar.
Pero la niña aún seguía viva. No era capaz de pronunciar ni una sola palabra. Solo gemía ahogada mente mientras trataba de pedirme con la mirada que la matará.
Me solté de Nanami y camine hasta, dónde antes estaba la sombra, para recoger el hacha. Me sorprende que no se aya quemado. Camine hacia la niña mientras preparaba para lo que haría.
Me coloque en posición, y alce que hacha por encima de mi cabeza. Aquella niña solo me veía con unos ojos tristes y felices a la vez. Débilmente sonrió para cerrar sus ojos y aceptar su final.
—Perdoname...—Fue lo último que dijo.
La hoja atravesó la mitad de su rostro con una facilidad sorprendente. Pude oír como el craneo de su cabeza se destrozaba en pedacitos.
Era lamentable ver qué una niña sufriera. Da risa. Hasta hace un momento la odiaba, y ahora, siento lastima por ella. Será que... Los mounstros, ¿Realmente son personas que sufrieron cómo está niña?.
Poco a poco, el pequeño cuerpo de aquella niña se convirtió en cenizas, las cuales, el viento se llevaba consigo, al igual que aquel extraño olor que huele "Libertad".
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