Dedicatorias
Prólogo
1
2
3
4
5
6
6 (Segunda parte)
7
8
9
10
11
12
12 (Segunda parte)
12 (Tercera parte)
13
Epígrafes
4
El grito de su propia voz que resonaba  en su cabeza, no había desaparecido con el paso de los años; sino los agudizó la tortura psicológica de ver morir a su mejor amigo y de cierta manera no poder hacer nada, se sentía tan impotente de no poder ayudar a su amigo y jamás superó su muerte. En ese momento despertó en medio de la tumba de Nathaniel con la botella de alcohol media vacía, era de casi noche estaban a punto de cerrar el campo santo, Melek en un evidente estado de ebriedad miró a su alrededor y vió que la gente se fue y que era la única que estaba ahí; se levantó muy torpemente de la tumba de su amigo Nathaniel y dice:

-                 Algún día nos veremos Nat… - le habla a la tumba y agrega - adiós Nathaniel- toma la botella con mucha torpeza y se va del campo santo directamente a su casa; ella salió del campo santo con torpeza, pero con dignidad personal. Puso su chaqueta de cuero sobre su hombro y caminó con dignidad típica de los borrachos y una distinguida elegancia femenina, y en el otro brazo estaba una media botella vacía de alcohol, ella siguió caminando con una ligera torpeza; hasta que llegó un cierto lado que no conocía mucho. En ese momento un grupo de muchachos se acercó disimuladamente hacia la joven, que se dio cuenta por las sombras que producían los alumbrados de la energía eléctrica y disimuladamente los guiaba a un lugar más luminoso, cerca del puente y en ese instante uno de los jóvenes se le adelantó y se coloca en frente de ella, le impide el paso  y le dice:

-               Hola linda… - con voz seductora que le salía patética, ya que se evidenciaba que no era así y Melek quería abrirse de paso, lo empuja hacía un lado y los otros se burlan de él; este se enoja y toma a Melek del cabello, en su defensa le rompe la botella de alcohol sobre su cabeza, dejándolo inconciente. Melek no lamentaba de haber roto esa botella con la mitad del alcohol, era un brebaje de mala calidad. Y comenzó a huir, ya que ellos la comenzaron a perseguir; está comenzó a correr, en el fondo sentía una extraña excitación entre el temor y un sentido de aventura. Ella jamás sintió eso en algún momento de su vida, pero hace mucho tiempo; en ese momento uno de los jóvenes la tomó del cabello, finalmente la capturaron y dos de los jóvenes le tenían cada brazo; mientras que los otros dos se acercaban en donde estaban y él que golpeó se reía mientras se acercaba y le dice a la joven:

-                 Crees que ibas a escapar estúpida… - le grita a la joven y está le responde:

-              Y tú.. seguirás siendo un cobarde... de mierda  - con una sonrisa en su boca que la hacía ver entre una psicópata o sencillamente un loco; las consecuencias de lo que dijo fue un daño a sí misma, el joven se volvió loco y le propinó una bofetada en su lozana mejilla fue tan fuerte que le sonó en su dignidad. A Melek no le dolía el hecho del golpe físico; porque eso sana, en cambio su dignidad es algo sagrado y comenzó los espasmos de la ira que ardía lentamente en el fondo de su ser y agitada por la rabia le dice:

-               Vas a seguir siendo un cobarde ja ja ja ja - su risa resonaba en todo el lugar que los demás se miraron, creyendo que ella estaba loca, porque en cambio en su rostro de una persona tranquila a una que parece que perdió los estribos; el jefe estaba más enojado aún y le propinó un puñetazo en la boca del estómago, esto le generó que Melek se encogió de dolor y los dos jóvenes que le sostenían la arrojaron al pavimento y en ese momento se le rompió la nariz y comenzó a brotar la sangre, que salía como tuviera el deseo de salir y ensucio el pavimento dejando una pequeña poza de sangre, además tenía sus labios y barbilla llenas de sangre y parte del pecho. Esto provocó en Melek cansancio y sueño; y los chicos se asustaron y el jefe sacó una navaja suiza, cuando disponía en matarla para no dejar evidencia sobre el ataque; lo único que vió antes de perder el conocimiento a causa de la pérdida de sangre, vio una sombra oscura que aleja a sus atacantes y la lleva en sus brazos; podía ver su cabellera ardiente como el fuego, pero creyó que era una alucinación y se quedó dormida.

La joven Hoffmann sintió la suavidad de una cama y sintió que volaba como un pájaro, sus ojos comenzaron a abrirse lentamente y lo que vió la dejó estupefacta, eĺla estaba en un cuarto iluminado por el color blanco puro, con unos ventanales de más de cinco metros que iluminan el cuarto, y la luz natural del día parece iluminar el cuarto; Melek se levantó rápidamente y vió que le cambiaron la ropa anterior un vestido largo de color celeste pastel, y unos zapatitos de charol negros. La joven se dirigió a un gran espejo que era más de dos metros de forma circular y estaba demasiado limpia, la sangre que ensucio la parte de abajo de su rostro redondo; había desaparecido, su pelo estaba ordenado y con su mirada inquisitoria comenzó a diagnosticar la habitación y la pureza del lugar, la hacía pensar que esta en el cielo. Melek sintió una instintiva curiosidad y salió afuera de la habitación, sus ojos no pudo asimilar la belleza arquitectónica del lugar que estaba, la mezcla entre el mundo griego y romano se veía en su bella arquitectura; era entre color blanco y mármol que le daba un toque de elegancia y a su vez limpieza. Ella se dirigió a un tipo de pileta que en esa hora salía agua como un tipo de show, la pileta refleja la historia de un hombre heroico y doliente a la vez. Y tocó el agua que era cristalina que se podía reflejar a sí misma, Melek estaba en un momento de introspección en donde recordaba su pasado cercano; aproximadamente casi tres años y la muerte de su mejor amigo Nathaniel que sacrificó su vida por ella; y en algún minuto creyó que ella valía la pena. Inconscientemente le brotan las lágrimas de sus ojos cafés rojizos y formaba parte de la pileta, ella no se podía contener los espasmos de dolor y en ese momento sintió una voz masculina que le habla desde la profundidad de sus pensamientos a pesar de escuchar la voz, no sacó sus ojos de la pileta como si fuera un tipo de encantamiento y el hombre insiste:

-                  Señorita.. -  levantó la voz y esto provocó que la joven se diera la vuelta

Continuará..

© Sara. J González,
книга «Las Crónicas de Melek Hoffmann: El inicio».
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