Capítulo 5
09:00 AM. Jueves 05 de Enero.
Connor
—no creo que sea una buena idea—dijo Tom cruzándose de brazos con un puchero en los labios; a Sam le entraron una increíbles ganas de besar al hombre, sujetarlo por el brazo, estamparlo a la pared y morder como se debe esos hermosos labios rojizos.
—ya estoy bien, además no quiero dejar sólo a Sam—chilló Connor sorbiendo café, ya era la quinta tasa del día y sabía que eso molestaba de sobremanera a Tomás.
—tú estas con licencia y estoy seguro de que Samuel puede ir sólo—dice Tomás golpeando el hombro de Samuel, mientras éste saltaba junto a Daisy.
—iré, soy un adulto y puedo tomar mis propias decisiones—Determina Connor con decisión, tan terco y orgulloso como él mismo, nadie lo hacía doblegar; una vez que tomaba una decisión no había nada que lo hiciera cambiar de opinión.
Mientras Tom y Connor se lanzaban mirada de odio Sam bailaba con Daisy en la sala mientras veían "Ladybug" y la niña se reía como loca, Dan el perro danés dormía en una esquina pacíficamente; había amanecido bastante nublado aquel día y según el pronóstico llovería pronto.
—mi princesa hermosa, eres una bebé encantadora—chillaba el rubio pelliscando las mejillas de la niña con amor.
—Sam vamos, tengo que comprar algunas verduras para la sopa, Connor cuida a Daisy y no te muevas por nada en el mundo—dijo Tom mirando la hora, rindiéndose ante Connor; Sam hizo un puchero mirando a Daisy, quien rápidamente se escondió detrás de él, para nadie era un secreto que los niños pequeños odiaban a Connor, le temían y Daisy no era la excepción.
—yo me quiero quedar con Daisy!—chilló Sam mientras abrazaba a la pequeña, pero en cuanto Tom le dirigió una de sus miraditas de madre lo siguió hasta la entrada,—que les vaya bien, Connor, Daisy no muerde—dijo el rubio viendo como su hermano se ponía pálido y se escondía detrás del sillón.
Connor Cooper odiaba todo, literalmente siempre criticaba todo, pero si había algo que odiará más que todo eso eran los niños, esos horrorosos engendros del demonio que acababan con su paciencia; era alérgico a cualquier bebé y parecía que los niños olían su odio, porque cada vez que lo veían lloraban o se escondían.
Al menos Daisy solamente corrió a alguna parte de la casa, Connor entendía que la pequeña no tenía la culpa de entender las cosas de otro modo, después de todo había nacido así; Cuando Tomás le contó sobre su hermana se sorprendió unos meses después verla tan pequeña y no hablaba para nada, la niña tenía casi seis años, pero parecía aún un bebé.
Entonces su amigo le contó sobre las complicaciones del embarazo de su madre y los problemas de Daisy, ella era especial, diferente, era una niña sumamente inteligente y capaz de cosas sorprendentes, pero la sociedad la veía en menos por el simple hecho de ser diferente.
Luego de unos segundo Daisy volvió donde Connor y le extendió una hoja, el hombre sorprendido lo tomó entre sus manos.
Girando el papel se encontro con un hermosos dibujo hecho a crayon de Tom, Sam, Connor y Dan, dándose la mano y en el centro una niña con dos coletas; luego de ver el dibujo observo la cara de la niña, quien sonriente se balanceaba de adelante hacía atrás esperando algún comentario.
—tu...digo, yo, hmm te quedo muy hermoso—tartamudeo Connor acariciando la cabeza de la niña, quien feliz se avanzó hacia el mayor abrazando con cariño su brazo.
Connor sin saber que hacer correspondió como pudo el abrazado de la pequeña, no sabía porque pero ahora se sentía mejor, sintió que Daisy lo estaba reconfortando y le dio ternura; era verdad la castaña no comprendía muchas cosas, pero entendía tantas otras que los demás no.
Nadie sabía el efecto que un abrazo, unas simples palabras, unas caricias suaves, podían curar el corazón de alguien; todos se enfrascaban en si mismos sin saber que los que lo rodean también tienen problemas y que necesitan también apoyo.
—gracias—Le susurro a la niña, mientras algunas lágrimas se colaban por sus ojos.
Daisy era perfecta.
Nadie podía negarlo, después de todo le había robado el corazón a Connor, hombre de hielo, Cooper.
Mientras escucha el sonido de la lluvia de fondo comenzó a contarle historias a Daisy, de su vida, de Sam, de su padre, de Tom, de Dan, un par con Andrew, de su juventud; parecía un río sin filtro contando todo sin sentirse juzgado, ¿como era posible que se abriera a una niña de seis años y no a su psicóloga?, nadie mas que Connor lo sabía.
El gran misterio de la vida.
Eso que todos buscaban, matemáticos, científicos, físicos, filósofos estaba dentro de Daisy, de Sam, de Tom, de Connor, de todos, nadie lo sabía, buscaban explicaciones difíciles y se complicaban la existencia, buscaban respuestas que no existían, cuando ellos siempre fueron la respuesta.
Connor con una sonrisa pacífica le explicaba despacio a la castaña lo que sabía del mundo, eso que tanto había querido ocultar de los demas y de si mismo, ¿cuantos años se había encerrado en la biblioteca de su colegio sacando libros de ciencia?, era algo que le apasionaba, muchos años soñó con poder observar estrellas, constelaciones, planetas y dedicarse a ello.
Jamas se lo había dicho a nadie, cuando era joven escondía sus pruebas de química y física, no quería que su padre se enterará, menos sabiendo lo religioso que era. ¡Dios es la respuesta para todo! Decía una y otra vez, pero para Connor jamás fue suficiente, esa respuesta nunca sacio su curiosidad, que con los años sólo incrementaba, las sed de conocimiento, del asombro.
Había visto un millón de universidades con diversas carreras científicas que llamaron su atención, no fue hasta que Sam le dijo que iba a estudiar contabilidad y trabajar en la empresa de su padre que voto todos sus sueños, voto cada libro de ciencia, cada libro de biología y de física, se obligó a despertar a una realidad que no le gustaba.
13:40 PM. Jueves 05 de Enero.
Connor
Ya tenía el equipo listo en la maletera, sabía que no estaban en peligro, pues ellos solamente serían de apoyo en la misión y servían solamente para comunicar las posiciones de los sospechosos.
La lluvia se hacía cada vez mas fuerte dando un mal presagió, Sam con los trasmisores en mano se acomodo en el asiento y miro a Connor por un tiempo.
—estas listo?—pregunto en voz baja acomodando su cabello hacía atrás, sabía que muchos de sus socios iban a estar en la fiesta, por lo que nadie dudaría de ellos, Andrew estaría por ahí de todas formas merodeando por los alrededores.
—si—dijo tomando una bocanada de aire y arrancando el auto.
Se pararon justo en la mansión de los Rivera, una familia de cinco que les encantaba tener fiestas ostentosas y exóticas, el cabecilla de la familia Gale Rivera de nacionalidad mexicana se dedicaba a la venta de pieles de animales en el mercado negro, pero gracias a su hermano nunca lo habían formalizado; estaba la esposa Estela Meller y su hijo Derek Rivera.
—parece que será la fiesta del año—dice silbando Sam, viendo las luces neón deslumbrar toda la cuadra.
—supongo—gruñe Connor rodando los ojos, ajustando su corbata, sintiendo como está lo asfixiaba, —es necesario vestirnos como payasos?—pregunta el mayor totalmente incomodo.
—no seas gruñon te ves guapísimo, quizás esta sea la noche donde conozcas a alguien...—dice el rubio guiñándole un ojo a su hermano, recibiendo un fuerte golpe en el brazo por parte de Connor, haciéndolo reír divertido.
Connor bajando del automóvil sintió el suelo vibrar por la música de los Rivera, rascando su nuca quiso volver a su casa y dormir, estaba arrepintiéndose de haber asistido a esa estúpida misión, Tom tenía razón, no se sentía mentalmente preparado para soportar tal estrés.
Su hermano colocó su mano en el hombro de Connor apoyándolo a entrar.
Ambos entraron a la mansión, topándose de inmediato con conocidos a quienes les importaba el dineral que tenían los hermanos y de la cual podían sacar provecho, simples arpías que sonreían para ganar puntos con ellos.
Samuel lo tomaba extraordinario, se le daba perfecto sonreír brillante y saludar amablemente a todos, mientras que Connor se mantenía detrás saludando por cortesía con un apretón de manos; no podía fingir que le agradaba estar allí, siempre fue del tipo que era fácil de leer, más cuando algo no le gustaba.
—Connor sonríe más!—susurra el rubio a su hermano, cuando se quedan a solas un momento, antes de que una sexy mujer se acerque con copas de vino.
Samuel la toma por cortesía guiñándole un ojo a la mujer, mientras ella sonríe con coquetería, Connor asqueado observa sobre el hombro a los hombres del fondo quiénes hablan entre ellos mientras fuman.
—voy al baño, te mantengo informados—susurra a Samuel, mientras va al baño, el cual está muy cerca de los hombres.
—espero ansioso la mercancía, escuche que Gale se va a lucir esta noche—dice uno susurrando a los otros, Connor astutamente apretando el comunicador, mandando la conversación a loa líderes de la misión.
Cuando es demasiado sospechoso entra en los baños y lava su cara, mirando sus ojos cansados y rojos en el espejo, para luego salir; entonces recibe un mensaje de Samuel: segunda planta, habitación 13.
Connor con discreción sube hasta la segunda planta sacando el arma de los bolsillos, cuando se mete a la habitación una mano tapa su boca y le quita el arma de las manos.
—shh, si no te callas no escucharas nada—dice la voz grave, escondiendo en un armario.
Gale Rivera hace aparición en la habitación.
—Alexander que haces aquí?, te dije que estuvieras atento a los putos de la FBI, me han estado siguiendo y tú te das el lujo de quedarte escondido—grita el tipo, mientras con fuerza toma al chico de la camiseta.
Connor prende la grabadora con las manos temblando, mirando toda la escena desde una pequeña ranura del armario.
—callate viejo de mierda, ya estaba por bajar—dice Alexander empujando al hombre y sacudiendo su camiseta.
—mas te vale mocoso, sabes lo que pasa cuando no me haces caso—Gale sale de la habitación, dejando al pelirrojo desprevenido, quien es atacado por la espalda, Connor apretando los brazos de Alex le coloca las esposas.
—mierda, me olvide de ti—susurra el pelirrojo, removiéndose bajo Connor, quien rápidamente llama a su hermano.
Samuel al llegar avisa a las unidades que tienen un sospechoso recluso y entre varios lo sacan con discreción hasta afuera de la mansión.
Ya fuera Andrew se acerca a Connor y Samuel.
—que tenemos acá?—pregunta divertido el rubio intercambiando un apretón de manos con Sam, quien sonriendo rodea el hombro de Andrew.
—un sospechoso bastante rebelde—dice Sam empujando a Alex, quien le escupe en la cara.
—veamos que tan rebelde se pone luego de un buen interrogatorio—Andrew toma el brazo del pelirrojo adentrando al muchacho a su camioneta.
Alexander intercambia una mirada con Connor, quien sorprendido se queda sin aliento al ver esos intensos ojos celestes de nuevo y ahora sabía de donde.
Mientras Connor se quedaba pasmado en su sitio, Sam intercambio unas palabras con el rubio antes de que éste le bese la mejilla y se suba para ir donde Hades (así se le llama al líder de la PDI).
—Connor que pasa?—cuestiona el rubio llegando hasta donde su hermano apretando el hombro de éste.
—que?, eh, no, nada—tartamudea el mayor tocando su frente, —sólo volvamos, si?—pide Connor entrando al auto totalmente empapado, seguido de Sam quien prende el auto.
—hay algo que tengas que decirme?—pregunta el rubio conduciendo, mientras prende la radio.
—no, nada, ahora dime...esta todo bien?, aún te afecta lo de Andrew?—pregunta Connor desviando la atención de Samuel.
—claro que no, tonto, además eso paso hace años y él está casado y yo me enamoré de Tomás—responde Sam con su tono serio, mirando el camino.
—aja—responde Connor subiendo la canción de la radio sumiéndose en sus pensamientos.
nota: holi 😀 subiré dos caps mas que en wattpad :v haber como me va por aquí xd.
Connor
—no creo que sea una buena idea—dijo Tom cruzándose de brazos con un puchero en los labios; a Sam le entraron una increíbles ganas de besar al hombre, sujetarlo por el brazo, estamparlo a la pared y morder como se debe esos hermosos labios rojizos.
—ya estoy bien, además no quiero dejar sólo a Sam—chilló Connor sorbiendo café, ya era la quinta tasa del día y sabía que eso molestaba de sobremanera a Tomás.
—tú estas con licencia y estoy seguro de que Samuel puede ir sólo—dice Tomás golpeando el hombro de Samuel, mientras éste saltaba junto a Daisy.
—iré, soy un adulto y puedo tomar mis propias decisiones—Determina Connor con decisión, tan terco y orgulloso como él mismo, nadie lo hacía doblegar; una vez que tomaba una decisión no había nada que lo hiciera cambiar de opinión.
Mientras Tom y Connor se lanzaban mirada de odio Sam bailaba con Daisy en la sala mientras veían "Ladybug" y la niña se reía como loca, Dan el perro danés dormía en una esquina pacíficamente; había amanecido bastante nublado aquel día y según el pronóstico llovería pronto.
—mi princesa hermosa, eres una bebé encantadora—chillaba el rubio pelliscando las mejillas de la niña con amor.
—Sam vamos, tengo que comprar algunas verduras para la sopa, Connor cuida a Daisy y no te muevas por nada en el mundo—dijo Tom mirando la hora, rindiéndose ante Connor; Sam hizo un puchero mirando a Daisy, quien rápidamente se escondió detrás de él, para nadie era un secreto que los niños pequeños odiaban a Connor, le temían y Daisy no era la excepción.
—yo me quiero quedar con Daisy!—chilló Sam mientras abrazaba a la pequeña, pero en cuanto Tom le dirigió una de sus miraditas de madre lo siguió hasta la entrada,—que les vaya bien, Connor, Daisy no muerde—dijo el rubio viendo como su hermano se ponía pálido y se escondía detrás del sillón.
Connor Cooper odiaba todo, literalmente siempre criticaba todo, pero si había algo que odiará más que todo eso eran los niños, esos horrorosos engendros del demonio que acababan con su paciencia; era alérgico a cualquier bebé y parecía que los niños olían su odio, porque cada vez que lo veían lloraban o se escondían.
Al menos Daisy solamente corrió a alguna parte de la casa, Connor entendía que la pequeña no tenía la culpa de entender las cosas de otro modo, después de todo había nacido así; Cuando Tomás le contó sobre su hermana se sorprendió unos meses después verla tan pequeña y no hablaba para nada, la niña tenía casi seis años, pero parecía aún un bebé.
Entonces su amigo le contó sobre las complicaciones del embarazo de su madre y los problemas de Daisy, ella era especial, diferente, era una niña sumamente inteligente y capaz de cosas sorprendentes, pero la sociedad la veía en menos por el simple hecho de ser diferente.
Luego de unos segundo Daisy volvió donde Connor y le extendió una hoja, el hombre sorprendido lo tomó entre sus manos.
Girando el papel se encontro con un hermosos dibujo hecho a crayon de Tom, Sam, Connor y Dan, dándose la mano y en el centro una niña con dos coletas; luego de ver el dibujo observo la cara de la niña, quien sonriente se balanceaba de adelante hacía atrás esperando algún comentario.
—tu...digo, yo, hmm te quedo muy hermoso—tartamudeo Connor acariciando la cabeza de la niña, quien feliz se avanzó hacia el mayor abrazando con cariño su brazo.
Connor sin saber que hacer correspondió como pudo el abrazado de la pequeña, no sabía porque pero ahora se sentía mejor, sintió que Daisy lo estaba reconfortando y le dio ternura; era verdad la castaña no comprendía muchas cosas, pero entendía tantas otras que los demás no.
Nadie sabía el efecto que un abrazo, unas simples palabras, unas caricias suaves, podían curar el corazón de alguien; todos se enfrascaban en si mismos sin saber que los que lo rodean también tienen problemas y que necesitan también apoyo.
—gracias—Le susurro a la niña, mientras algunas lágrimas se colaban por sus ojos.
Daisy era perfecta.
Nadie podía negarlo, después de todo le había robado el corazón a Connor, hombre de hielo, Cooper.
Mientras escucha el sonido de la lluvia de fondo comenzó a contarle historias a Daisy, de su vida, de Sam, de su padre, de Tom, de Dan, un par con Andrew, de su juventud; parecía un río sin filtro contando todo sin sentirse juzgado, ¿como era posible que se abriera a una niña de seis años y no a su psicóloga?, nadie mas que Connor lo sabía.
El gran misterio de la vida.
Eso que todos buscaban, matemáticos, científicos, físicos, filósofos estaba dentro de Daisy, de Sam, de Tom, de Connor, de todos, nadie lo sabía, buscaban explicaciones difíciles y se complicaban la existencia, buscaban respuestas que no existían, cuando ellos siempre fueron la respuesta.
Connor con una sonrisa pacífica le explicaba despacio a la castaña lo que sabía del mundo, eso que tanto había querido ocultar de los demas y de si mismo, ¿cuantos años se había encerrado en la biblioteca de su colegio sacando libros de ciencia?, era algo que le apasionaba, muchos años soñó con poder observar estrellas, constelaciones, planetas y dedicarse a ello.
Jamas se lo había dicho a nadie, cuando era joven escondía sus pruebas de química y física, no quería que su padre se enterará, menos sabiendo lo religioso que era. ¡Dios es la respuesta para todo! Decía una y otra vez, pero para Connor jamás fue suficiente, esa respuesta nunca sacio su curiosidad, que con los años sólo incrementaba, las sed de conocimiento, del asombro.
Había visto un millón de universidades con diversas carreras científicas que llamaron su atención, no fue hasta que Sam le dijo que iba a estudiar contabilidad y trabajar en la empresa de su padre que voto todos sus sueños, voto cada libro de ciencia, cada libro de biología y de física, se obligó a despertar a una realidad que no le gustaba.
13:40 PM. Jueves 05 de Enero.
Connor
Ya tenía el equipo listo en la maletera, sabía que no estaban en peligro, pues ellos solamente serían de apoyo en la misión y servían solamente para comunicar las posiciones de los sospechosos.
La lluvia se hacía cada vez mas fuerte dando un mal presagió, Sam con los trasmisores en mano se acomodo en el asiento y miro a Connor por un tiempo.
—estas listo?—pregunto en voz baja acomodando su cabello hacía atrás, sabía que muchos de sus socios iban a estar en la fiesta, por lo que nadie dudaría de ellos, Andrew estaría por ahí de todas formas merodeando por los alrededores.
—si—dijo tomando una bocanada de aire y arrancando el auto.
Se pararon justo en la mansión de los Rivera, una familia de cinco que les encantaba tener fiestas ostentosas y exóticas, el cabecilla de la familia Gale Rivera de nacionalidad mexicana se dedicaba a la venta de pieles de animales en el mercado negro, pero gracias a su hermano nunca lo habían formalizado; estaba la esposa Estela Meller y su hijo Derek Rivera.
—parece que será la fiesta del año—dice silbando Sam, viendo las luces neón deslumbrar toda la cuadra.
—supongo—gruñe Connor rodando los ojos, ajustando su corbata, sintiendo como está lo asfixiaba, —es necesario vestirnos como payasos?—pregunta el mayor totalmente incomodo.
—no seas gruñon te ves guapísimo, quizás esta sea la noche donde conozcas a alguien...—dice el rubio guiñándole un ojo a su hermano, recibiendo un fuerte golpe en el brazo por parte de Connor, haciéndolo reír divertido.
Connor bajando del automóvil sintió el suelo vibrar por la música de los Rivera, rascando su nuca quiso volver a su casa y dormir, estaba arrepintiéndose de haber asistido a esa estúpida misión, Tom tenía razón, no se sentía mentalmente preparado para soportar tal estrés.
Su hermano colocó su mano en el hombro de Connor apoyándolo a entrar.
Ambos entraron a la mansión, topándose de inmediato con conocidos a quienes les importaba el dineral que tenían los hermanos y de la cual podían sacar provecho, simples arpías que sonreían para ganar puntos con ellos.
Samuel lo tomaba extraordinario, se le daba perfecto sonreír brillante y saludar amablemente a todos, mientras que Connor se mantenía detrás saludando por cortesía con un apretón de manos; no podía fingir que le agradaba estar allí, siempre fue del tipo que era fácil de leer, más cuando algo no le gustaba.
—Connor sonríe más!—susurra el rubio a su hermano, cuando se quedan a solas un momento, antes de que una sexy mujer se acerque con copas de vino.
Samuel la toma por cortesía guiñándole un ojo a la mujer, mientras ella sonríe con coquetería, Connor asqueado observa sobre el hombro a los hombres del fondo quiénes hablan entre ellos mientras fuman.
—voy al baño, te mantengo informados—susurra a Samuel, mientras va al baño, el cual está muy cerca de los hombres.
—espero ansioso la mercancía, escuche que Gale se va a lucir esta noche—dice uno susurrando a los otros, Connor astutamente apretando el comunicador, mandando la conversación a loa líderes de la misión.
Cuando es demasiado sospechoso entra en los baños y lava su cara, mirando sus ojos cansados y rojos en el espejo, para luego salir; entonces recibe un mensaje de Samuel: segunda planta, habitación 13.
Connor con discreción sube hasta la segunda planta sacando el arma de los bolsillos, cuando se mete a la habitación una mano tapa su boca y le quita el arma de las manos.
—shh, si no te callas no escucharas nada—dice la voz grave, escondiendo en un armario.
Gale Rivera hace aparición en la habitación.
—Alexander que haces aquí?, te dije que estuvieras atento a los putos de la FBI, me han estado siguiendo y tú te das el lujo de quedarte escondido—grita el tipo, mientras con fuerza toma al chico de la camiseta.
Connor prende la grabadora con las manos temblando, mirando toda la escena desde una pequeña ranura del armario.
—callate viejo de mierda, ya estaba por bajar—dice Alexander empujando al hombre y sacudiendo su camiseta.
—mas te vale mocoso, sabes lo que pasa cuando no me haces caso—Gale sale de la habitación, dejando al pelirrojo desprevenido, quien es atacado por la espalda, Connor apretando los brazos de Alex le coloca las esposas.
—mierda, me olvide de ti—susurra el pelirrojo, removiéndose bajo Connor, quien rápidamente llama a su hermano.
Samuel al llegar avisa a las unidades que tienen un sospechoso recluso y entre varios lo sacan con discreción hasta afuera de la mansión.
Ya fuera Andrew se acerca a Connor y Samuel.
—que tenemos acá?—pregunta divertido el rubio intercambiando un apretón de manos con Sam, quien sonriendo rodea el hombro de Andrew.
—un sospechoso bastante rebelde—dice Sam empujando a Alex, quien le escupe en la cara.
—veamos que tan rebelde se pone luego de un buen interrogatorio—Andrew toma el brazo del pelirrojo adentrando al muchacho a su camioneta.
Alexander intercambia una mirada con Connor, quien sorprendido se queda sin aliento al ver esos intensos ojos celestes de nuevo y ahora sabía de donde.
Mientras Connor se quedaba pasmado en su sitio, Sam intercambio unas palabras con el rubio antes de que éste le bese la mejilla y se suba para ir donde Hades (así se le llama al líder de la PDI).
—Connor que pasa?—cuestiona el rubio llegando hasta donde su hermano apretando el hombro de éste.
—que?, eh, no, nada—tartamudea el mayor tocando su frente, —sólo volvamos, si?—pide Connor entrando al auto totalmente empapado, seguido de Sam quien prende el auto.
—hay algo que tengas que decirme?—pregunta el rubio conduciendo, mientras prende la radio.
—no, nada, ahora dime...esta todo bien?, aún te afecta lo de Andrew?—pregunta Connor desviando la atención de Samuel.
—claro que no, tonto, además eso paso hace años y él está casado y yo me enamoré de Tomás—responde Sam con su tono serio, mirando el camino.
—aja—responde Connor subiendo la canción de la radio sumiéndose en sus pensamientos.
nota: holi 😀 subiré dos caps mas que en wattpad :v haber como me va por aquí xd.
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