Capítulo 4
Noah.
Cuando Melissa vio a Noah en la puerta de su casa con un ramo de más de docena y media de rosas, sintió deseos de tirarle la puerta en la cara. Sin embargo, el gesto y su delicadeza la enternecieron. Pero aún seguía demasiado molesta como para admitirlo. Kate que estaba detrás de ella, suspiró, completamente derretida. Eso sin duda le dio un par de puntos a Noah a ojos de Melissa.
—¿Podemos hablar? —Le dijo Noah con una sonrisa tímida.
Melissa miró a Kate en busca de aprobación y ésta solo se encogió de hombros.
—Esta bien, pasa.—Melissa abrió completamente la puerta y ambas se hicieron a un lado.
—¿Tus padres?—Preguntó Noah mirando el interior del vestíbulo.
—Están cenando con mi hermana y su esposo. Brooke va a tener un bebé y están eufóricos.
—Felicidades.—Siguió él.
—Gracias.
—Bueno, yo tengo que irme—Anunció Kate y se desplazó hacia la puerta—Nos vemos mañana Mel. Hasta luego, Noah.
Se despidieron y la puerta se cerró. Noah colocó el ramo en una mesita de un rincón.
—Bien.—Mel se cruzó de brazos y lo miró fijamente—¿Que quieres decirme?
—Te amo.—Soltó él.
—Yo también.—Le dijo ella neutra.
—Sé que estás...—Balbuceó él, buscando las palabras..
—No quieres casarte.—Cortó ella, enfáticamente.
Noah soltó todo el aire que estaba reteniendo.
—No.
—Bien.
—¿Bien?
—Bien.—Se encogió de hombros y continuó con calma:—Nadie puede obligarte a hacer algo que no quieres.
—Claro.—Se rascó la nuca y luego la parte posterior de la cabeza, no esperaba esa reacción.
—¿Quieres que sigamos juntos?—Preguntó Melissa.
—Si, te amo Mel.—Noah acortó el espacio que los separaba y ella retrocedió, apartándose—Te he amado desde el jardín de infancia. Y te amé más cuando te ví el primer día del sexto grado comiendo esos helados de chocolate que te gustaban tanto.
—Aún me gustan—Corrigió ella.
—Lo sé—Le acarició los brazos con ambas manos, ella no se alejó—Quiero estar contigo.
—Sin casarnos...
—No lo sé—Dijo dubitativo—Solo hasta...
—¿Hasta qué?
—Dame un año.—Le pidió
—¿Un año para qué?
—Graduarnos.
Melissa se suavizó y se acercó a él buscando sus ojos azules.
—Mi padre esta dándome la administración de la librería. Están ocupándose de otra sucursal. Kate va a ayudarme. Sumándole la facultad de leyes y el trabajo benéfico que hacemos, estaré muy ocupada.
—Lo entiendo, yo también.—Le ahuecó el rostro con ambas manos, mirándola.—Estamos bien como estamos.
Melissa se estremeció y Noah acercó sus labios a los suyos y la besó suavemente.
La puerta se abrió repentinamente.
—¡Noah!—Exclamó Jane, la madre de Melissa, radiante de felicidad—Que gusto verte.
Ambos se incorporaron, incómodos y sonrojados.
—Noah—Saludó el padre igual de contento.—Que bueno verte.
Entraron con algunos paquetes y cerraron la puerta.
—Yo ya me iba.—Dijo Noah moviéndose hacia la puerta.
—¿Como está tu madre?—Preguntó Jane.—Hace tiempo que no tomamos el té juntas.
—Muy bien, está haciendo mucha jardinería últimamente. Podría pasar a verla en las horas del club de lectura. La firma de abogados no le deja mucho tiempo.
—Por supuesto. Me encantaría. Por favor envíale mis saludos.
—Te acompaño.—Atajó Melissa abriéndole la puerta.
Noah se despidió y ambos salieron tras un portazo. Se acercaron al auto y Melissa lo detuvo con una sonrisa pícara...
—Podrías... Continuar lo que dejaste a medias...—Le pidió mirándole la boca y mordiéndose el labio inferior.
Sonrió ampliamente, satisfecho. Y la besó, más apasionadamente.
La cena con su familia fue amena y Melissa aceptó encantada acompañarlo. Dieron la noticia a todos y aunque algunos no estuvieron de acuerdo, aceptaron y respetaron su decisión de esperar para anunciar el compromiso y los planes de boda. Que sin duda ya la daban por sentado.
Noah pasó el resto del año nuevo preparando sus trabajos finales y entrenando con el equipo para los próximos partidos. Sin embargo la sensación de vacío no se disipaba, al contrario se sentía más aturdido. Y no podía explicar las extrañas cosas que empezaron a sucederle.
Cuando Melissa vio a Noah en la puerta de su casa con un ramo de más de docena y media de rosas, sintió deseos de tirarle la puerta en la cara. Sin embargo, el gesto y su delicadeza la enternecieron. Pero aún seguía demasiado molesta como para admitirlo. Kate que estaba detrás de ella, suspiró, completamente derretida. Eso sin duda le dio un par de puntos a Noah a ojos de Melissa.
—¿Podemos hablar? —Le dijo Noah con una sonrisa tímida.
Melissa miró a Kate en busca de aprobación y ésta solo se encogió de hombros.
—Esta bien, pasa.—Melissa abrió completamente la puerta y ambas se hicieron a un lado.
—¿Tus padres?—Preguntó Noah mirando el interior del vestíbulo.
—Están cenando con mi hermana y su esposo. Brooke va a tener un bebé y están eufóricos.
—Felicidades.—Siguió él.
—Gracias.
—Bueno, yo tengo que irme—Anunció Kate y se desplazó hacia la puerta—Nos vemos mañana Mel. Hasta luego, Noah.
Se despidieron y la puerta se cerró. Noah colocó el ramo en una mesita de un rincón.
—Bien.—Mel se cruzó de brazos y lo miró fijamente—¿Que quieres decirme?
—Te amo.—Soltó él.
—Yo también.—Le dijo ella neutra.
—Sé que estás...—Balbuceó él, buscando las palabras..
—No quieres casarte.—Cortó ella, enfáticamente.
Noah soltó todo el aire que estaba reteniendo.
—No.
—Bien.
—¿Bien?
—Bien.—Se encogió de hombros y continuó con calma:—Nadie puede obligarte a hacer algo que no quieres.
—Claro.—Se rascó la nuca y luego la parte posterior de la cabeza, no esperaba esa reacción.
—¿Quieres que sigamos juntos?—Preguntó Melissa.
—Si, te amo Mel.—Noah acortó el espacio que los separaba y ella retrocedió, apartándose—Te he amado desde el jardín de infancia. Y te amé más cuando te ví el primer día del sexto grado comiendo esos helados de chocolate que te gustaban tanto.
—Aún me gustan—Corrigió ella.
—Lo sé—Le acarició los brazos con ambas manos, ella no se alejó—Quiero estar contigo.
—Sin casarnos...
—No lo sé—Dijo dubitativo—Solo hasta...
—¿Hasta qué?
—Dame un año.—Le pidió
—¿Un año para qué?
—Graduarnos.
Melissa se suavizó y se acercó a él buscando sus ojos azules.
—Mi padre esta dándome la administración de la librería. Están ocupándose de otra sucursal. Kate va a ayudarme. Sumándole la facultad de leyes y el trabajo benéfico que hacemos, estaré muy ocupada.
—Lo entiendo, yo también.—Le ahuecó el rostro con ambas manos, mirándola.—Estamos bien como estamos.
Melissa se estremeció y Noah acercó sus labios a los suyos y la besó suavemente.
La puerta se abrió repentinamente.
—¡Noah!—Exclamó Jane, la madre de Melissa, radiante de felicidad—Que gusto verte.
Ambos se incorporaron, incómodos y sonrojados.
—Noah—Saludó el padre igual de contento.—Que bueno verte.
Entraron con algunos paquetes y cerraron la puerta.
—Yo ya me iba.—Dijo Noah moviéndose hacia la puerta.
—¿Como está tu madre?—Preguntó Jane.—Hace tiempo que no tomamos el té juntas.
—Muy bien, está haciendo mucha jardinería últimamente. Podría pasar a verla en las horas del club de lectura. La firma de abogados no le deja mucho tiempo.
—Por supuesto. Me encantaría. Por favor envíale mis saludos.
—Te acompaño.—Atajó Melissa abriéndole la puerta.
Noah se despidió y ambos salieron tras un portazo. Se acercaron al auto y Melissa lo detuvo con una sonrisa pícara...
—Podrías... Continuar lo que dejaste a medias...—Le pidió mirándole la boca y mordiéndose el labio inferior.
Sonrió ampliamente, satisfecho. Y la besó, más apasionadamente.
La cena con su familia fue amena y Melissa aceptó encantada acompañarlo. Dieron la noticia a todos y aunque algunos no estuvieron de acuerdo, aceptaron y respetaron su decisión de esperar para anunciar el compromiso y los planes de boda. Que sin duda ya la daban por sentado.
Noah pasó el resto del año nuevo preparando sus trabajos finales y entrenando con el equipo para los próximos partidos. Sin embargo la sensación de vacío no se disipaba, al contrario se sentía más aturdido. Y no podía explicar las extrañas cosas que empezaron a sucederle.
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