Prólogo
Capítulo 1 (Pía)
Capítulo 2 (Raquel)
Capítulo 3 (Helena)
Capítulo 4 (Pía)
Capítulo 5 (Ximena)
Capítulo 6 (Pía)
Capítulo 7 (Raquel)
Capítulo 8 (Pía)
Capítulo 9 (Raquel)
Capítulo 10 (Camila)
Capítulo 2 (Raquel)

Raquel.

Receta de Macarons franceses. (Por Anna Olson)

Ingredientes principales:

3 claras de huevo a temperatura ambiente.

1 cucharada de merengue en polvo.

2 cucharadas de azúcar.

3/4 taza de almendras molidas tamizadas.

1 taza de azúcar glas.

Colorante en pasta de naranja.

Mermelada de naranja.

Gotas de aceite de naranja.

Preparación de la receta:

* En primer lugar, molemos las almendras con el azúcar glas. Reservamos.

* Seguido, en un bol, batimos las claras de huevo con el merengue en polvo. Mientras las batimos a punto de nieve, vamos añadiendo lentamente dos cucharadas de azúcar.

* Agregamos esta mezcla a la de las almendras junto con un poco de colorante y unas gotas de aceite de naranja.

* Metemos la mezcla en una manga pastelera y, sobre un papel de horno, hacemos los macarons. Dejamos que éstos reposen entre diez y quince minutos.

* Precalentamos el horno a una temperatura de 175°C.

* Pasado el tiempo, los metemos en el horno y los cocinamos durante diez minutos a 175°C.

* Ponemos un poco de mermelada de naranja en el centro de cada macaron y pegamos dos bases.

* Servimos.

  Volví a repasar la receta otra vez, para cerciorarme de que lo había hecho todo bien.

—Raquel—Me llamó mamá y se asomó a la cocina— ¿Terminaste?

—Si, mamá. —Le señalé la bandeja—¿Quieres probar?

—Claro—Y se acercó a la barra y tomó uno. Masticó y saboreó— Oh, que delicia... Usted hija mía tiene un don.

—Gracias, mamá.

—Oh. Casi lo olvido—Se limpió las manos en el pantalón — Allá afuera está Camila.

—Ah, bien. Voy enseguida.

Me limpié las manos en el delantal y me dirigí a la sala de estar.

—Hola Raquel—Me saludó, estaba sonriendo y se veía feliz— Mira lo que tengo aquí.

Sacó una hoja de papel de su mochila y la alzó en el aire, sacudiéndola.

—Tuve una audición para un musical. Y me han elegido.—Agregó entusiasmada.

—Oh, me alegro mucho—Le dije y la abracé— Felicidades.

—¿Me acompañas? Debo ensayar.

Me encogí de hombros.

—Claro, ya vuelvo.

Volví a la cocina y dejé el delantal en su sitio.

—Mamá voy a salir con Camila.

Miró el reloj de la pared antes de contestarme.

—Está bien, es temprano. Que se diviertan.

—Tomaré algunos de éstos.

Tomé algunos macarons de la bandeja y los coloqué en una linda cajita naranja y lo até con una cinta del mismo color.

—No olvides las llaves.—Me dijo mamá.

—Claro.—Observé como revolvía la cocina—¿Qué haces?

—Paella mediterránea, estoy escribiendo un nuevo blog de cocina.

—Ah, muy bien. Eso es fantástico—Me acerqué y besé su mejilla—Te quiero mamá.

—Yo también hija. No llegues tarde.

Escuché la voz de Camila desde la sala.

—Raqueel date prisaa...

—Voy.

La encontré recogiéndose el cabello en una coleta alta, estaba bronceada y vestía casual como siempre.

—Vamos en mi auto—Me dijo

—Claro

—Vamoos—Y me asió la mano.

—¿Cual es la prisa?—Pregunté

Abrí la puerta y salí a la calle. Ya los calores del verano se palpaban en el aire y el sol resplandecía radiante, estaba haciendo un hermoso día soleado.

—Seguramente alguien está esperándome.—Respondió

—Claro—Me pregunté quién sería, pero no dije nada.

Subimos al auto, puso la llave en el contacto y enseguida escuché el motor rugir y después ronronear. Y así ya estábamos en marcha.

—¿Pía te ha llamado?—Preguntó

—No, no nos hemos visto desde el fin de semana pasado.

—Dijo que tenía algo importante que contarnos...

—Seguro sobre su cumpleaños...

—Si, eso es seguro.

Cuando llegamos al teatro Camila se cambió en los vestidores por unas mallas negras de ballet  y ajustó su cabello en un moño alto. Me presentó a un par de chicas, la ví repasar su libreto de ensayo y me distraje jugando Candy Crush en mi teléfono para no aburrirme. Nos sentamos en las butacas del auditorio mientras se preparaba para su presentación.

Estaba distraída con mi teléfono, pero cuando alcé la vista, un chico alto, de pelo castaño con algunos mechones rubios y bastante bronceado se dirigía caminando hacia nosotras. Era Mikel... Su ex.

—¿Que hace él aquí?—Le pregunté susurrándole al oído

—Dijo que estaría encantado de acompañarme.

—¿Lo invitaste?

—Si, ¿Por qué?

—Es tu ex... ¿Cuanto hace ya que se separaron? Creo que esa es suficiente razón.

—Todavía le quiero.—Musitó sin más.

—Huh—Solté—Deberías hacer con los ex, lo que hace Pía.

—¿Quemarlos?—Preguntó perpleja parpadeando varias veces.

—¿Qué?—Exclamé—¡No!

—Eso es lo que ella hace, Raquel.

—Claro que no.

—Si, hace una hoguera con todos los obsequios recibidos, los recuerdos, las fotografías...

Suspiré.

—Quemar puentes, Camila, quemar puentes.

—Hola Raquel—Me saludó Mikel—¿Que tal estás?

—Hola Mikel—Contesté, forzando una sonrisa—Muy bien, ¿y tú?

—Bastante bien. ¿Van a venir a la playa más tarde? Pablo vendrá con Ximena.

—Oh, ¿Y cómo está ella?—Preguntó Camila preocupada.

Mis sentidos se encendieron enseguida ante su tono ansioso.

—¿Que le ha pasado?—Pregunté

—¿Cómo? ¿No sabías?—Alzó ambas cejas en sorpresa.

—¿Cómo voy a saber qué cosa, Camila?

Mikel nos miraba a ambas paulatinamente, silencioso, probablemente le divertía nuestra pequeña discusión. Yo ya estaba imaginándome un montón de cosas raras.

—Helena me dijo que está muy deprimida.—Repuso en un tono triste—El jueves fue a la cafetería y pidió una hamburguesa, Raquel, una hamburguesa.

—¿Y?...—Pregunté alternando mi vista entre ambos.

—De carne.

—Oh, rayos.—Espeté— Esto es serio. ¿Y por qué no me lo dijiste antes?

—A penas lo supe ayer—Excusó—Además, ha dejado la organización de la que era parte. Creo que tiene una crisis existencial.

—Tenemos que apoyarla.—Afirmé

—Pablo ha estado con ella— Interrumpió Mikel sentándose a mi lado—La ha ayudado a cuidar sus mascotas y las plantas que tiene en la azotea de su apartamento. Él también ha dejado la organización. Creo que lo ha hecho por ella.

—Oh, eso es tan lindo.—Soltó Camila con una voz tierna y aterciopelada.

—Si, es muy lindo.—Admití.

—¡Camila!—Gritó la coreógrafa —Venga, te toca.

—Estoy lista, Isabel—Le dijo y luego se dirigió hacia nosotros—Termino y nos vamos a la playa.

Ambos nos miramos y asentimos.

© Luu Herrera ,
книга «Mucho Más Que Un Verano».
Capítulo 3 (Helena)
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