Corriendo a un ritmo constate, Edward mantenía su marcha, dispuesto a llegar al otro lado de la montaña. Los arboles "Cuna" ya eran visibles para Ed. Una vez entro al territorio de aquellos arboles, el sentimiento de alivio recorrió su cuerpo de pies a cabeza. Suspiro y guardo su katana en la funda para seguir avanzando a un paso mas tranquilo.
"Al fin, e llegado al otro lado."
Mas adelante, se encontró con unas escaleras de piedra liza. Una vez que subió dichas escaleras, se encontró con una entrada de templo, y una base plana hecha de cuarzo. Era exactamente igual al lugar donde los estudiantes se habían reunido.
En aquel lugar, solo habían tres personas mas aparte de el. La primera era aquella chica pelirosa, quien no parecía tener señales de haber sufrido alguna herida. El segundo era un niño de por lo menos 10 años, cuyo cabello era rubio y sus ojos eran de un tono rojo y rosado. La expresión que tenia en su rostro era de absoluta confianza. Este tenia algunas heridas y estaba sucio, al igual que Ed. Y el tercero era un joven de 17 años con el cabello negro y despeinado, sus ojos eran marrones y llevaba dos katanas en la espalda. Parecía estar molesto e impaciente.
Ed se para a una distancia considerable de ellos, guardando su distancia pero sin alejarse mucho. Sobre la plataforma elevada que había adelante de ellos, una mesa de madera era cubierta por una tela blanca y larga, al igual que los objetos que se posaban sobre dicha mesa.
─Felicidades por pasar la selección final─Dicen la voz de dos niñas al unisono.
Sin percatarse de cuando habían llegado Six y Zero, todos los presentes se sorprendieron por unos breves instantes.
─Ya que han pasado la selección final, nos concierne darles sus uniformes de Asesinos de Demonios─Dice la alvina.
Chocando las palmas de sus manos dos veces, unos cuervos aparecen desde las copas de los arboles, cargando consigo unas mochilas blanca con solo una correa. Los cuervos dejan caer las mochilas ante los pies de los alumnos antes de parecer sobre el hombro derecho de los mismos.
─Estos son cuervos mensajeros. Sirven para comunicarse directamente con la "Sede" o con otros Asesinos de Demonios─Explica Six.
─Existen cinco rangos dentro de la organización─
─"Guerrilleros"─
─"Mata Demonios"─
─"Alberga Demonios"─
─"Pilares"─
─Y los grandes "Maestros", conocidos también como: "Sabios" o "Instructores"─
─Quien domina sobre todos los rangos es el líder, mas conocido como: "El Patrón"─
"¿El patrón? ¿acaso esa es una palabra Mexicana? Con tanta mezcla de culturas, se me es imposible decir cual cultura pertenece a tal país"─Piensa Ed.
─A continuación, tendrán que decir cual sera el acero que se usara para forjar sus katana─Dice la alvina.
─Tomara un tiempo forjar sus katanas. Aproximadamente de 10 a 15 días─
Seguido de eso, ambas gemelas toman un lado de la tela que cubría la mesa y dejan a descubierto unas menas de acero. Dichas menas de acero, tenían medidas y tamaños distintos. Dependiendo de que tal puro este el acero en su estado natural, la pureza del acero, una vez la katana sea forjada, sera el doble de lo normal.
¿Pero como saber cual es la mejor? Nadie de los hay presentes tenia la mas mínima experiencia para reconocer la mejor mena. Los ojos de Ed se movían de izquierda a derecha, inspeccionándolas lo mejor que podía.
─Quien este listo, puede pasar a elegir su acero─Dice Six.
Nadie se animaba a hacerlo. ¿Y que tal si por una mala decisión tendrán consecuencia en el futuro? Esa idea les impedía avanzar.
"Calma Ed. Extraías carbón de la mina de tu padre. Aun que no sea mucho, tienes una mínima idea de cual de los aceros es mejor. Pero esta vez, dependeré de la suerte y el instinto sin titubear."
Dando el primer paso hacia delante, Edward se convierte en el centro de atención en menos de un segundo. Parándose frente a la mesa, Ed extiende una de sus manos para tomar uno de los aceros.
...
Ya era de día, y nuestro protagonista regresaba con su maestra luego de tres días de lucha contra los Demonios. En uno de sus hombros colgaba la mochila blanca, mientras que en el otro se encontraba su cuervo mensajero.
Se encontraba cruzando los campos de trigo de un pueblo que se encontraba en el camino. Sin la adrenalina que le ayudara a olvidarse de las heridas, los golpes, y el cansancio de sus músculos, Ed se sentía como si lo hubiera machacado constantemente. El dolor de sus pernas le impedía caminar correctamente, pero usando un palo como una muleta, el joven avanzaba a paso lento pero seguro.
Un cielo parcialmente despejado, con apenas dos nubes a lo lejos, acompañaba al chico en su camino a casa. Luego de tal experiencia, y de un esfuerzo abrumador, lo único que cualquiera querría seria poder descansar en una cama y comer algo delicioso. Durante esos tres días, lo único de lo que Ed se alimentaba era de vallas que crecían en los arbustos. No sabían nada bien y apenas y te quitaba la sed, pero era lo único que había.
Mas adelante, y a unos cinco metros de donde se encontraba Ed, un anciano que se encontraba cosechando el trigo se percato de nuestro protagonista. Viendo su apariencia, y con su gabardina roja rota de algunas partes, supo de inmediato que no la había pasado nada bien.
─¡Hey, niño! ¡¿Te encuentras bien?!─Le pregunta con preocupación.
─No se preocupe. Me caí en una pequeña colina. Pero estoy bien─Responde con una mentira, tratando de evitar mas preguntas.
─Entiendo. ¿Y que haces por aquí tu solo?─
─Estoy de pasada─Responde con una tonta sonrisa.
─Bueno... Entonces cuídate. Y no trates de atravesar el bosque─Le advierte el anciano.
Eso llamo la atención de Ed, y no pudo evitar preguntarle.
─¿Por que no?─
─Hay un oso suelto merodeando el sendero del bosque. Así que por favor, no lo atravieses─
─Gracias por la información. Adiós─
...
Luego de horas, y de horas de viaje. Nuestro protagonista llega a la puerta del templo. Feliz por estar devuelta en un entorno familiar, Ed camina hasta la entrada de la casa de su maestra y abre la puerta con una sonrisa alegre en su rostro.
─Maestra, ya regrese─Avisa.
Sus ojos se abren como platos y su cuerpo se detiene de golpe. La sonrisa de antes desaparece por uno corto periodo de tiempo. Con sus ojos humedeciéndose rápidamente, no podía creer lo que estaba viendo.
─Natsuki...─Dice.
A unos tres metros de la puerta, se encontraba Natsuki, sosteniendo una escoba de madera en sus manos, con la cual, barría el suelo de madera. La mirada de su hermana recaía sobre el con un sentimiento de tristeza y felicidad.
─Edward...─
Impulsados por sus sentimientos, ambos hermanos corrieron hacia el otro sin importarles nada. El palo que Ed usaba como muleta, y la escoba que sostenía Natsuki, cayeron al suelo tan pronto comenzaron a correr. Con las lagrimas casi saliendo les de los ojos, ambos hermanos se unieron en un emotivo y reconfortante abrazo. De inmediato, y sin tener la mínima intención de ocultarlo, los hermanos rompieron en llanto.
Un llanto de felicidad, de alivio, y de tristeza. El mundo parecía haberse detenido justo en aquel momento.
─¡Pensé que nunca despertarías!─Dice Ed.
─¡Lo siento! ¡Lo siento mucho!─
Observando aquella escena desde la entrada de la casa, la maestra mira con sorpresa a nuestro protagonista. Acercándose a paso apresurado, la maestra se les une en aquel abrazo.
─Bienvenido, Edward─
...
Al medio día, Ed había despertado. Su cansancio le hizo dormir durante mucho tiempo. Al despertar, su estomago le avisaba del hambre que tenia. Encaminándose hasta la cocina, se encontró con Natsuki, quien leía los diarios que Ed había escrito durante su entrenamiento. Mientras tanto, Rukua se encontraba preparando la comida.
Los días siguiente pasaron con normalidad. Ed le mostraba a su hermana el dominio que tenia con la espada. y también pasaban tiempo juntos. Los dos querían recuperar el tiempo perdido. Aun que eran consientes de que tarde o temprano se tendrían que volver a separar.
Y un día, un extraño que cargaba una cesta llena de cosas, llego al templo. El extraño vestía con una especie de túnica blanca y azul, llevaba puesto un sombrero tradicional de japón. De las alas del sombrero colgaban unos pendiente morados. Su rostro estaba cubierto por una mascara con espirares rojos que rodeaban los agujeros donde se encontraban los ojos.
Tocando la puerta de la casa, el extraño llama a la puerta. Esta se abre al poco tiempo, rebelando la imagen de Ed, quien lleva puesto el uniforme de los Asesinos de Demonios.
Es un uniforme compuesto por un pantalón y un suéter de botones color negro. La tela con la que esta echa el uniforme es especial. No se puede mojar o quemar tan fácilmente, ademas de que deja pasar el aire atrevas de la tela, al mismo tiempo que conserva el calor. Sobre su uniforme lleva una nueva gabardina roja.
─Buenos días. ¿En que puedo ayudarle?─Pregunta Ed.
─¿Eres Edward Deluxe?─
─Si─
─Me presento ante usted. Soy Edgar Ahuzo, mas conocido como: "El Sombrerero"─Dice el extraño.─Me encomendaron hacerle llegar su espada recién forjada─Menciona.
─Esta vez la sede si que se tardo─Comenta Rukua, quien llega desde atas de Edward.─Pase por favor─Le invita.
Caminaron hasta la sala, donde tomaron asiento en el sofá. Natsuki, quien estaba por ahí, se acerco para oír de lo que hablaban.
─Ed, creo que ya conociste al Sombrerero. El es el que se encarga de forjar las espadas de este templo─Explica.
─Hacia tiempo que no forjaba una espada para un estudiante de la maestra Rukua. Cuando la sede me pido que forjara una espada, y me encomendó traerla hasta aquí, me sorprendí bastante─Menciona.─Parece que tu mala racha por fin se acabo─Se dirige a Rukua.
─Realmente el crédito es para el─Señala a Ed.
─Entonces permita me entregarle su espada─
El Sombrerero, quien se había quitado la cesta de la espalda, saca de esta una katana con su funda y empuñadura de color negro. El pequeño aro que separa la empuñadura de la hoja es de un color blanco que se mezcla perfecto con la espada.
─Esta es una katana "Ethrea". La katana cambia de color dependiendo de los deseos y el alma de su portador─Explica el Sombrerero.
─Adelante. Desvainara─Anima rukua.
Sujetando la katana, Ed toma la empuñadura y lentamente desliza la hoja de acero hacia afuera. Una ves que la desvaina, la levanta verticalmente mientras la inspecciona con la mirada. Al principio no ocurre nada, y solo se ve como si sujetara una katana cualquiera, pero poco después, la hoja de la katana toma un color negro con la parte del filo de color rojo vivido. La empuñadura cambia a un roja mas profundo. Y el aro, antes blanco, se vuelve negro.
─¿Una mezcla?─Se pregunta el Sombrerero.
─¿Eso es algo malo?─Pregunta Ed.
─En lo absoluto. Pero nunca había visto o oído hablar de una katana que tuviera dos colores─Responde Rukua, observando la espada con curiosidad.
─El resultado fue mejor de lo que me esperaba─Dice el Sombrerero.─Con su permiso, me retiro─
Una vez cumpliendo con lo que debía de hacer, aquel hombre se retira del templo. Pero poco después de que se va, un cuervo llega hasta donde se encuentra Ed, entrando por una de las ventanas abiertas. Pasando frente a el, deja caer una carta antes de regresar por donde vino.
Confundido por lo que acaba de pasar, Ed toma la carta.
─Es de la sede─Menciona Ed.
─Seguramente se trate de una misión─Contesta Rukua.
Abriendo el sobre, Ed comienza a leer lo que hay escrito en ella.
"Edward Deluxe. La sede le da las instrucción de ir al pueblo de Aruhia, donde han habido múltiples reportes de desapariciones inexplicables. Se sospecha que se trata de un Demonio. Vaya e investigue la situación. En dado caso de que realmente se trate de un Demonio, tiene permitido acabar con el. Suerte en su misión."
─Tengo que irme a Aruhia─Avisa Ed.
─Entonces te deseo suerte─Dice rukua.
─¿Te vas?─Pregunta Natsuki.
─Si. Tengo que hacerlo─Le responde.─Pero no te preocupes. La maestra te cuidara hasta que regrese y obtenga todo lo necesario para curarte─
Sabiendo que cualquier cosa que le dijese no cambiaría nada, Natsuki deja ir a su hermano, despidiéndose de el con un fuerte abrazo. Se parándose de su hermana, Ed, casi que corriendo, se dirige hasta la puerta.
─A partir de ahora pelearas contra Demonios mas fuertes e inteligentes─Advierte Rukua.
Ed se detiene frente a la puerta. Se gira y mira con una sonrisa determinada a su maestra.
─Entonces buscare la forma de vencerlos─
Con eso dicho, Edward sale de lo que ahora llama "Hogar", y poco a poco se va alejando del templo.
...
Aruhia, el pueblo de las mil y un leyendas. Se dice mucho de ella. Algunos creen que Aruhia se encuentra sobre los aposentos de una antigua y avanzada civilización. Otros opinan que el pueblo existe y a la vez. Un lugar poco conocido, y extrañamente muy visitado. Pero la opinión popular, es que, se trata de un pueblo atrapado en el tiempo. Desde que la luna se transformo en un ojo, este pueblo fue el epicentro de donde surgieron los demonios.
Nadie sabe la historia que este pueblo, tan enigmático y poco atractivo, oculta del resto de mundo. Ed fue bienvenido por unas casas echas de madera y con techos de paja. Algunas estaban echas, pero compartía el mismo techo que las otras casas. No parecía ser un pueblo ni grande ni pequeño.
Las personas caminaban por las calles con total despreocupación. Las carretas, llenas de barriles y sacos de alimento, salían y entraban al pueblo de Aruhia. Adentrándose un poco mas, Ed llega a una zona donde se encuentran varias casas que intentan imitar el estilo de las casas japonesas.
Delante de el, un anciano que caminaba en dirección opuesta, tenia una expresión de conmoción. Parecía estar desolado y destrozado por dentro. Las ojeras en sus ojos demostraba que no había dormido bien durante algún tiempo.
─Mira, ahí va el sr. Alfonso─Dice una mujer quien caminaba junto a otra.
─Pobre hombre. Desde que su hija desapareció ha estado desolado─Dice su acompañante.
─Dicen que la secuestraron mientras estaba en casa─
─Eso es terrible. Ya es la décima persona que desaparece esta semana─
Pasando por un costado de aquel anciano, Edward se detiene a pensar por unos instantes antes de voltear a hablarle.
─Sr Alfonso. ¿Podría hablar con usted un momento?─
El anciano se giro para verle, reconociéndolo a Ed al instante, y se abstuvo de hacer un comentario. Simplemente respondió a su pregunta asistiendo con la cabeza.
...
─Este es la habitación de mi hija. Aquí fue donde la vi por ultima vez─
Era una habitación como cualquier otra, sin mucho que destacar. La ventana daba al patio trasero y era muy pequeña como para que alguien entrara o saliera atrevas de ella, ademas de que esta muy alta.
─Se que no me vas a creer, pero te aseguro de que hay algo en el bosque, y ese algo se llevo a mi hija─Menciona con una triste voz.
─Le creo─Le contesta con firmeza.
El anciano, sorprendido, abrió los ojos de la impresión. Eso le dio una pizca de esperanza. Aun que no podía evitar pensar en quien era este niño. Ed camino hasta la ventana y la comenzó a inspeccionar. Camino hasta una de las esquinas de la habitación y comenzó a darles pequeños golpes mientras pegaba su oído en la pared.
Colocando una mano sobre la pared a su derecha, comenzó a caminar mientras deslizaba la mano. Se detuvo una vez que sus dedos se enredaron con un hilo que solo el podía ver. Era la presencia de alguien, pero no podía identificar de si se trataba de un Demonio o una persona.
Los Demonios salvajes no se acercan a la civilización, ademas que habitan en solas poco pobladas. Pero la región en donde se encuentra es mayormente urbana, por lo que los Asesinos de Demonios se enfrentan mayormente a los Demonios Lunares, mas conocidos como Demonios inteligentes.
─¿Eres policía acaso?─Pregunta el anciano con intriga.
─Se podría decir─Le responde sin mucha atención.
Tratando de descifrar de donde provenía el hilo, Ed mira toda la habitación, pero los muebles le obstaculiza la visibilidad.
─Disculpe. ¿Cree que posible sacar todos los muebles por un momento?─
─Ah, si. Espere un poco y volveré con ayuda─Responde el anciano un poco extrañado por la petición.
Al poco rato, el anciano regresa con dos personas, las cuales, sacan los muebles afuera de la casa. Las personas que pasaban por ahí solo se podrían preguntar lo que estará pasando dentro. Algunas de las personas se quedaron a observar de lo que se trataba todo esto.
Sin nada que obstaculizara su vista, Ed fue capaz de encontrar la procedencia del hilo. Parecía dejar un rastro por el suelo, el cual, poco a poco parecía que estaba desapareciendo. El rastro del hilo salia de la habitación, hasta la entrada, y de ahí seguía dejando su rastro por otras casas.
"Parece que esto sera mas complicado de lo que pensé"
─Disculpe Sr. Alfonso. ¿Podría decirme el nombre y la edad de su hija?─Pregunta mientras observa las casa por donde el hilo pasa.
─Claro. Se llama Ani, y tiene 25 años de edad─Le responde casi de inmediato.
─¿Tenia algún amante?─
─No que yo sepa─
Caminando hasta la calle, la mirada de las personas recaen sobre el mientras saca algo de su blanca mochila, donde anteriormente estaba su uniforme. Se trataba de un reloj de bolsillo echo de plata y con una correa echa del mismo material.
─Faltan 7 horas para que anochezca─Menciona Ed.─Regresen todo a su lugar, por favor─Pide.
─¿Y ahora que?─Pregunta el anciano.
Ed se voltea a verle con una mirada seria.
─Antes de llegar aquí, escuche que últimamente han habido muchas desapariciones─Dice.─Si lo que dicen es cierto, entonces el responsable se volverá a aparecer. Pero no estoy seguro de cuando, así que necesito investigar un poco mas sobre esto─
Con eso dicho, Ed se fue interrogar a las personas que vivían alrededor. Pasaron las horas y no consiguió nada. Fue a hablar con las personas cuyos miembros de la familia habían desaparecido. Todo eran exactamente igual al caso de la hija del anciano.
Los hilos no parecían seguir un orden en especifico. También parecían venir de todos lados, y de ninguno a la vez. Para Ed, estaba claro que se trataba de un Demonio.
La noche ya había caído, y caminando por las calles iluminada por los faroles, comenzó a pensar en un plan para acabar con dicho Demonio. Lo mas fácil seria adelantarse al lugar de su próxima victima, pero en un pueblo como este, era difícil saber a cual casa atacaría esta vez.
─¡Hey, niño!─Grita una voz desde la calle detrás de Ed. Era el anciano de antes.─¿No crees que debes descansar? Mañana podrás continua─
─Lo siento, pero no puedo descansar ahora. Tan vez, el "secuestrado" ataca de noche"─Dice con normalidad.
─Entonces déjame llamar a alguien para que te ayude─Ofrece.
─No hace falta─Niega de inmediato con un tono casi arrogante.
"¿Que? ¿Ya apareció?"
Sintiendo como una precio caía sobre sus hombros, Ed comenzó a correr siguiendo un delgado hilo rojo que se suspendía en el aire. Aquel hilo parecía desaparecer como humo cada vez que Ed se acercaba. Mas bien. Aquel Demonio se movía tan rápido su presencia se desvanecía constantemente.
"No puedo perderlo"─Se dijo internamente.
Saltando a mas de cinco metros, Ed cae sobre el tejado de una casa y comienza a saltar de techo a techo mientras es seguido desde el suelo por aquel anciano, quien le seguía por instinto y curiosidad.
Preguntándose el motivo por el cual aquel chico había comenzado a correr, no pensaba quedarse atrás y dejar que Ed peleara solo. O eso pensaba. Ed fue el primero en llega al lugar donde mas se acumulaba la parecencia del Demonio. Se trataba de un callejón algo amplio que se encontraba en medio de dos casas. Una echa al estilo de los ingleses, y la otra echa con el de los chinos.
Saltando hacia el callejón, Ed se preparaba para aterrizar. Sus ojos se abrieron de sorpresa. Sin tener tiempo de bloquear aquel tentáculo que se dirigía su costado izquierdo, Ed recibió el golpe de lleno, salio aforrado a 8 metros hacia su derecha. Cayendo al suelo revotando en este, rodó por otros dos metros hasta que se detuvo.
Tosiendo mientras se apoyaba su manos en el suelo, se volvió a levantar desvainando de inmediato la katana. Arrugando la cara del dolor, observa al Demonio con su ira naciente.
El cuerpo parecía ser el de un niño de no mas de seis años, vestido con unas prendas que no parecían de esta época. Sus brazos eran remplazados por dos tentáculos de un color putrefacto, los cuales, eran tan largos que se arrastraban por el suelo mientras escurrían un liquido verdoso. Su boca carecía de una mandíbula, y si la tenia, no pareciera que estuvieran colectada por algún hueso.
Aquel niño carecía de piernas, pero parece no necesitarlas ya que, su torso sale directamente del suelo. Alrededor de el había un charco profundo echo de un liquido desconocido para Ed. Las cuencas de sus ojos parecía no tener nada. Solo un punto blanco que hacia de ojo era lo que demostraba que aquello tenia vida, pese a que estuviera en constante putrefacción.
El Estomago de Ed se volviera, pero la falta de alimentos que digerir le impedido vomitar.
─No deberías de caminar solo por las calles. Y menos si ando yo─Advierte el niño, cuya voz se distorsiona al hablar.
Ed deja salir una pequeña risa mientras agacha su cabeza.
─¡Lo mismo digo!─Exclama.
Alzando la mirada, e impulsándose hacia delante con las puntas de sus pies, Ed da un largo salto hacia delante, lanzando una encostada directa contra el Demonio. Este detiene su encostada con un de sus tentáculos, el cual, es perforado por la hoja de la katana.