Capitulo 1: Sangre en la nieve.
Capitulo 2: La prueba inicial.
Capitulo 3: Entrenamiento.
Capitulo 4: Selección final.
Capitulo 5: Problemas en Aruhia, pt 1.
Capitulo 6: Problemas en Aruhia, pt 2.
Capitulo 7: Valessa.
Capitulo 8: Derrota parcial.
Capitulo 9: Sonido de tambores.
Capitulo 8: Derrota parcial.
—Papá, ¿Tienes que irte?—Pregunta la niña mientras estaba en los brazos de su madre.

Desde dentro del automóvil, la pequeña niña sujetaba la mano de su padre.

—Emilia, ya sabes que papá debe de trabajar para poder comprarte tus cosas—Le dice su madre.

—Volvere a casa antes de que salga el sol. ¿Te parece?—

—¡Si!—Exclama ella.

Con una seña de manos, le ordena al chófer comenzar a conducir. Viendo como el automóvil se alejaba hasta perderse por la distancia, aquel hombre camina hasta un callejón oscuro. Pensando en las palabras que le dijo aquel joven, comenzó a preguntarse el como lo había encontrado.

"¿Será que...?"

El hombre se detiene hasta estar en un lugar donde la luz no llega. Entonces, chasquea los dedos. Casi de inmediato, dos sombras caen desde lo alto de los edificios hacia lo oscuro del callejón.

Una mujer de unos 30 años, cuyas prendas se asemejan a una mezcla inglesa y española de la edad media, aparece ante el hombre. Su cabello corto, con un tono naranja en las puntas, y sus ojos verdes con la pupilas formando una cruz, le da un toque único.

Acompañándola, un joven de por lo menos 18 años, cuyas prendas se parecen más a la que usan los campesinos, se para a su lado sin alguna expresión aparente. Su cabello casi rapado lo hace resaltar, además de llevar dos bocas en la palma de sus manos.

Al unísono, ambos Demonios se arrodillan ante aquel hombre.

—¿Nos llamó señor?—Pregunta la mujer con claro respeto.

—Esta vez fueron rápidos.—Alaga.—En la ciudad hay un joven que viste una gabardina roja. Quiero me traigan su cabeza lo más entera posible—

—¿Y que hacemos con el resto de su cuerpo, señor?—Pregunta el joven.

—¿Eso? Pueden comérselo si quieren—Les responde con arrogancia.

Los Demonios sonríen de dientes imaginándose el sabor de la carne de aquel joven.

—¿Que esperan? ¡Vayan y busquelo!—Odena.

—¡Si señor!—

Desapareciendo llegaron, los Demonios se encaminan en búsqueda de aquel joven.

"Creí haber matado a todos los Deluxe.",—Piensa antes de irse del lugar.

...

En menos de un segundo Edward y Alex habían comenzado a correr con todas sus fuerzas sujetando fuertemente la empuñadura de sus armas. Alex salta contra la mujer llamada Alko, lanzando una entoscada directa con la daga de la mano derecha.

La mujer se mueve hacia un lado esquivando su ataque, pero Alex, aún en el aire, y gira sobre si mismo creando un corte circular que obliga a la mujer a retroceder. Ed, avanza rápidamente contra ella, pero está lanza una de sus dos Temaris.

Girando en si mismo sobre su pierna derecha, Ed cambia su trayectoria, y con la punta de la katana atrapa el hilo que le guía al cuello de Alko. Pero antes de poder realizar cualquier movimiento, una onda de sonido que rebota como un eco se produce desde la Temari.

Sorprendido y creyendo que se trata de algún ataque, Ed vuelve a cambiar su trayectoria, pero una onda de sólido lo empuja haciéndole caer. Alex lanza una de sus dagas contra una Temari que se dirige hacia Ed, pero otra onda de sónido provoca que la daga se le sea devuelta.

Apenas esquivando su propia daga, Alex es obligado a protegerse con sus brazos de un un golpe de Alko. Deslizándose hacia atrás y levantando algo de polvo, se detiene y observa dónde antes estaba Ed. Este se encontraba peleando contra Lamba.

—Parece que cada quien ya encontré a mi oponente—Le dice Alko.

Fruncido el seño, Alex corre hacia Alko, quien hace aparecer sus dos Temaris en ambas baños, lanzando las con una fuerza y velocidad sorprendente.

Mientras tanto, Ed buscaba la forma de acercarse a Lamba. Atrapando el hilo que guiaba a uno de sus corazones, Ed comienza a correr contra el, pero no logra acercarse demasiado ya que Lamba extiende las palmas de su mano y lanza una onda de sonido. Lo que empuja a Ed, obligándo le a retroceder.

No solo eso, el hilo que había atrapado cambia su trayectoria y se desprende de la hoja de la katana.

"Quizás si pruebo con el tercer cielo pueda conseguir algo."

Sujetando firmemente su katana, alzando la por encima de su cabeza, el viento comienza a revolverse alrededor de la hoja de acero, formando un pequeño tornado.

—¡Tercer Cielo: Ráfaga del Torbellino!—Exclama.

Lanzando un corte vertical al aire, una ráfaga de aire cortante sale disparada en línea recta contra Lamba. Este contra ataca con una onda de sonido. Ambos ataques chocan entre sí generando un estruendo antes de que se disparan.

Viendo el resultado, Ed se puso a pensar.

"El sonido que escuchamos son vibraciones del aire. Cada vez que una onda choca contra cualquier superficie pierde grado de frecuencia, por lo que se hace más débil. Si uso el Tercer Cielo para bloquear aquellas ondas, tal vez tenga una oportunidad."

Frunciendo el seño por el grado de concentración que tenía, mira con irá a Lamba, quien parece estar burlándose de él con la mirada.

Ed pisa fuerte, apoyándose en la punta de sus pies, se impulsa hacia delante a gran velocidad. Lamba no pierde el tiempo y lanza sus ondas de inmediato. Ed responde lanzando múltiples cortes contra el aire bajo el efecto del Tercer Cielo.

Al mismo tiempo, el choque entre las Temaris y las dagas se oía frenéticamente. Chasqueando sus dedos, Alex hacia aparecer una doce de lanzas que flotaban en el aire. Con un gesto simple, las lanzaba contra Alko, quien se defendía usando su Temaris, las cuales rebotaban entre una daga y la otra.

"¡Maldición! ¡La técnica de la Octava Hoja no surge efecto! ¡Ella puede acabar con todas mi dagas al mismo tiempo!"

Volteando hacia Ed, se percata que, al menos, encontró como avanzar.

"¡Vamos! ¡Piensa en algo! ¡Un niño de 14 años encontró la forma de avanzar, mientras que tú te quedas aquí sin saber cómo hacerlo!"—Se dice internamente.

Sacando otras dos dagas de su manga, Alex se toma una postura de ataque.

—Tercer Hoja: Torbellino Asesino—

Alrededor de el, aparece una docena de dagas, girando en círculo y dando la impresión de una flor. Una extraña flor. Impulsando se con la punta de sus pies, salta directo hacia Alko, quien lanza sus Temaris rápidamente.

Antes de que la Temari chocará contra la cabeza de Alex, una de las dagas que giraba a su alrededor perforó dicha Temari desde abajo, La Temari cambian su trayectoria por culpa de la daga, y Alex aprovechar para saltar hacia el cielo.

Desde arriba, dispara tres dagas que giraban a su alrededor. Alko salta hacia atrás evitando las dagas. Apretando los dientes, lanza la segunda Temari con más fuerza, haciendo que está cortará el aire de lo rápido que iba.

Usando varias dagas para detener a la Temari, no se percata de que Alko había saltado hacia el. Golpeando su estómago con un golpe que lo lanzo contra el suelo, Alex rebota contra este y es clavado tres centímetros en el suelo tras una fuerte patada en su pecho.

Una cortina de polvo se levantó tras el impacto. Ed, quien estaba en su propia pelea, se percata de aquello y decide ir a ayudar a Alex. Usando el Quinto Cielo, Ed se mueve rápidamente, casi que deslizándose por el suelo. Lanzando un corte diagonal, aparta a Alko de Alex. Y usando el Cuarto Cielo, crea un pilar para protegerse de la onda de sonido lanzada por Lamba.

Tomando a Alex del cuello de su prendas, comienza a correr hasta la casa mientras ambos Demonios lo presionan en conjunto. Teniendo que realizar cortes apenas lo suficientemente fuerte para desviar la Temari, y tener que crear múltiples pilares de viento, su cuerpo comienza a sentir el peso de usar dos habilidades simultáneamente.

Entrando a la casa, ocultándose donde se encontraba Valessa, deja recargado sobre la pared al ya inconciente Alex, quien tiene una herida en la cabeza y varios golpes en el rostro y brazos.

—¿Ahora que? ¿Huimos?—Pregunta una ansiosa y asustada Valessa.

—T-tu vete con Alex. Los detendré tanto como p-pueda—Le responde Ed con una temblorosa voz.

—¡Estás más que idiota si crees que haré eso!—Exclama entre dientes.

—Es eso o q-que nos maten a los tres—

Escuchando el rebote de las Temaris, Alko avisaba sobre su avance, al mismo tiempo que Ed calculaba la distancia que había entre ellos. Tendrá que jugar bien sus cartas si quiere ganar está pelea.

"Ya lo tengo."

Con ese pensamiento, sale sale su escondite, apoyándose en las puntas de sus pies da un salto largo directo a Alko. Sonriendo arrogante de si misma, lanza sus Temaris simultáneamente. Con ayuda del Primer Cielo, cambia su dirección como si estuviera siguiendo una pared.

Muy lejos de dar a su objetivo las Temaris pasan de largo. Deteniéndose en el aire comienzan a vibrar produciendo un agudo sonido que se esparce por el lugar como ondas de sonido azules.

Valessa se cubre los oídos mientras que Ed no tiene tiempo para ello. Soportando el horrible sonido agudo, salta nuevamente hacia Alko. Contrayendo su brazo izquierdo, listo para lanzar un poderoso golpe, la Demonio sonríe de forma que asegura su victoria.

Un segundo antes, Ed usa el Primer Cielo para cambia su dirección, y con el segundo, se da un nuevo impulso aún estando en el aire. Saliendo disparado como un rayo rojo, se acerca a gran velocidad hacia Lamba.

"¡Mierda!"—Piensa el Demonio.

Lanzando desesperadamente una doble onda de sonido, trata de alejar a Ed a toda costa. Usando una de las técnicas de Corte Apagado, su katana es rodeada de hilos violetas que trazan distintos caminos que llevan al mismo punto.

Nuevamente cambia su dirección, y moviéndose en el aire como un rayo, dejando una estela roja y violeta a su paso, esquiva la doble onda mientras el aire es cortado mientras vibra violentamente, liberando descargas de energía pura.

Girando de frente sobre si mismo, pareciendo una rueda, Ed aparece a las espaldas de Lamba. Apenas reaccionando a la aparición de niño, se voltea con su manos abiertas, listo para atacar, pero es cortado por la mitad de manera vertical.

Tan frenético y rápido que el cuerpo no tuvo tiempo de caer al suelo hasta que Ed aterrizó en el suelo con una postura defensiva. Separándose de su otra parte, ambas partes del cuerpo caen al suelo mientras se deshacen de a poco.

Girando de hacia Alko, recibe un fuerte golpe directo en el rostro que lo lanza contra una de las paredes de ladrillos. La espalda de Ed choca violentamente contra dicha pared, haciéndole escupir un chorro de sangre y perder todo el aire de sus pulmones. Por consecuencia, la katana se sale del agarre de sus manos, dejándolo desprotegido.

Recuperando un pequeña parte de aire, apenas tiene tiempo para reaccionar y alzar los brazos, bloqueando otro golpe de Alko. Escuchando como el hueso de su brazo izquierdo crujía, un dolor pulsante y desesperante recorrió cada rincón de su cuerpo.

Gritando por el dolor, le da la oportunidad a Alko para tomarle del cuello de su gabardina y lanzarlo al aire seguido de una patada ascendente. Impulsando a unos 15 en el aire, Ed mira a una furiosa Alko saltando hacia el.

Queriendo usar el Cuarto Cielo se da cuenta de algo que deje a un lado durante toda la pelea.

"¡Toda mi Energía Corporal, la agote!"

Apretando lo dientes con fuerza, al punto de hacerlos rechinar, coloca desesperadamente su brazo derecho delante suyo. El puño de Alko choca contra su brazo lanzando una ráfaga de viento hacia los lado. Si brazo tiembla por breves segundos antes de ser sujetado con fuerza de el.

Girando senté si misma, arroja a Ed directo hacia el suelo. Este se gira para caer de espaldas contra el sintiendo como su columna casi se rompe. Al igual que su cráneo. Rodando un par de veces, se impulsa con sus manos levantándose del suelo lo más rápido posible.

Retrocediendo sin perder de vista a Alko, quien ya estaba casi frente a el, alza su guardia y comienza a bloquear y esquivar los ataques de la Demonio.

Con el aire faltandole en los pulmones, se le es comprobado igualar su ritmo, debido a ello, un fuerte golpe en el estómago termina por hacerle caer al suelo. Pero antes de lograr tocarlo, puesto en pie con una patada ascendente directo al rostro.

Recuperando su postura recta, con la barbilla apuntando al cielo, la conciencia de Ed lo termina por abandonar, dejándole sin saber en dónde estaba. Con los ojos casi blancos, y la sangre saliendo de su labio partido, nariz, y su cabeza, termina por recibir un limpio golpe directo en el abdomen.

Doblando el como un arco, sus órganos internos se retuercen, y escupe una gran cantidad de sangre antes de salir disparado contra uno de los árboles del lugar. Ed choca contra el tronco del árbol, haciendo que esté tiemble por el impacto. Sentado en el suelo, recargando se contra el árbol, el cuerpo inerte de Ed se posaba ante los ojos de Alko.

—Vaya me casaste muchos problemas. Hasta mataste a mi perro faldero. Bueno, ahora ya no podrás levantarte, y le llevaré tu cabeza a mi amo—Dice con una molesta y asquerosa risa al final.

—Asi que estabas ocupado con mi amigo—Dice la voz de un joven.

Mirando al techo de la casa, se encuentra con Hideo, quien está parado a la orilla de este con sus manos empuñando su espada. Con sus azules ojos mira a Ed con algo de lástima.

—¿No crees que eres un poco injusta? Eres más fuerte que el—Dice.—Pero no más que yo—

Desapareciendo de la nada, Hideo sale de la vista de Alko, quien salta hacia atrás apenas logrando esquivar el ataque del joven. Salta un par de veces hacia atrás antes de hacer aparecer las dos Temaris en sus manos.

—Parece que aún queda diversion—

Arrojando sus Temaris hacia Hideo, Alko salta lo más alto que puede, en sus manos, otras dos nuevas Temaris aparecen en sus manos. Arrojadas en forma curva, cortan el aire a velocidad de vértigo.

—Segunda Ola: Marea en Calma—

Cómo si el tiempo se hubiera detenido, Alko sentía extrañamente como su cuerpo se relajaba al mismo tiempo que aumentaba su peso. Empezando a caer al suelo, unos recuerdos llegan a ella.

...

"Siempre creí que estar viva era un castigo para mí. Y recuerdo haber estado ahí sentada, llorando. La imagen de aquellos hombre que me hicieron cosas atroces cuando aún era una niña, perduran en mi, recordándome el sufrimiento que viví.

Y aquel día, te conocí."

Llorando bajo la sombra de un árbol que miraba directo al mar. Una pequeña Alko, aún humana, lloraba mientras abrazaba sus rodillas. En sus brazos habían algunas marcas rojas y quemaduras, y bajo su ropa, unos moretones se ocultaban de la vista de todos.

—¿Por qué estás llorando?—Le pregunta un niño campesino que pasaba por ahí.

Limpiando sus lágrimas, observa al niño, quien se sienta a su lado. De uno de sus bolsillos saca una barra chocolate que consiguió de alguna parte. Abriendo la envoltura, lo extiende hasta Alko.

—¿Quieres?—Le pregunta con una amable sonrisa.

Alko asiente con la cabeza y toma una parte del chocolate. Metiéndolo en la boca, sus ojos brillan por el delicioso sabor del chocolate.

—Rico, ¿Cierto?—Vuelve a preguntar el niño.—Soy Lamba. ¿Cuál es tu nombre?—Se presenta.

—A-alko—Le responde con una temblorosa voz.

—¿Perdón? No te oí. Comencemos de nuevo. Soy Lamba, ¿Quien eres tú?—

Armándose con todas sus fuerzas, la niña responde con firmeza.

—¡Mi nombre es Alko!—

—¡Eso está mejor! ¡Así es como se hace!—Halaga mientras sonríe gratamente.

"El aquel momento eras un compreto extraño para mi. Pero de poco a poco te volviste una parte de mi vida, y me seguiste hasta cuándo me convertí en lo que ahora soy. Un Demonio."

...

"Espérame Lamba. Muy pronto, volveré a estar contigo."

La hoja de la katana corto el cuello de Alko como si fuese mantequilla. Hideo, quien había saltado hacia Alko, comienza a caer al suelo, amortiguando su caía rodando en el suelo. Levantándose, y guardando su su katana, ni se molesta en voltea a ver el cuerpo de la Demonio que se desvanece mientras cae al suelo.

"—Mira Alko, traje una Temari para jugar—"

Con ese pensamiento, su cuerpo finalmente se convierte en cenizas.

De la casa, parada al lado de una de las paredes destruidas, Valessa observa el final de la batalla. Volteando hacia Ed, comienza a correr hacia el, al mismo tiempo que Hideo se acerca caminando con un ritmo calmado.

...

La cabeza le daba mil y un vueltas al joven, quien se quejaba del dolor mientras lentamente su conciencia volvía a aparecer.

—Estupida vida... Estúpidas Temaris... Y estupido-

—Estupido sonido—Completa Alex, quien estaba a su lado.

Ambos, igual de lastimados, se quejaban de sus heridas mientras observaban el techo de la casa como si no tuvieran nada mejor que hace. De echo, no tenían nada que hace.

Unas vendas rodeaba la cabeza de Edward, mientras que su brazo izquierdo fue tratado con cuidado y le pusieron un soporte de madera para que el brazo sanará bien. En su otro brazo, tenía algunas curitas y gasas cubriendo sus heridas, mientras que debajo de su ropa, otra vendas rodeaba su torso.

Y Alex... Era el mismo caso, pero el tenía casi toda la cara cubierta por ventas. Eso le causaba algo de gracia a Edward.

Gracias a que Valessa tenía medicina especiales, sus heridas y fracturas sanaban a un ritmo anti natural.

—¿Cómo se encuentran?—Pregunta la mujer entrando por la puerta de la habitación.

—Ya sabes...—

—De la mierda...—

Completando la frase, Alex sabía bien lo que Edward iba a decir.

—No te culpo. Eran demasiado fuertes para como para que te enfrentarás solo contra ellos—Dice Hideo, entrando tras Valessa.

—Yo le ayude, pero no hice gran cosa... Más que ser usado como un saco de boxeo—Comenta Alex.

Llevándose la mano de su brazo sano a la cara, Edward se pone a pesar dejando que esos tres hablaran entre si.

"Demonios... En verdad quería ganar."

...

La noche aún no se había ido, por lo que Valessa decidió salir a despedirse de Edward y Hideo, los cuales debían de irse a distintos destinos.

—Gracias por todo. Y perdón por las molestias—Dice Hideo.

Edward, quien apenas podía moverse, era cargado sobre la espalda de Hideo.

—Ya llevas el encargo, ¿Cierto?—Le pregunta.

—Asi es. La Sede estará muy agradecido con usted—

—Oye Edward, espero volverte a ver—Le dice Alex.

—Ojala que no se repita lo mismo de hoy...—Contesta con una voz cansada.

Alex solo se ríe mientras ambos Asesinos se alejan de la casa.

—Oye Hideo. ¿Puedo ir a visitar a mi hermana?—Pregunta.

—Su brazo izquierdo ya se recuperó, ¿No?—

—Si—

—Entonces tendrás que irte a cumplir otra misión. Te llevare lo más cerca de tu siguiente misión—Responde a su pregunta.

—¡¿Que?! ¡¿Acaso buscan que me maten?!—

El sonido de un cuervo llega a sus oídos antes de que el ave se pare sobre la cabeza de Hideo. En su pico hay una carta. Abriéndola ágilmente con una mano, Hideo lee el contenido.

—¿Que dice?—Pregunta.

—Dice que te deje lo más cerca de Aerugo. Tienes instrucciones de acabar con el Demonio que vive en una casa alejada del pueblo donde extrañamente se oye el ruido de tambores—

Maldiciendo se internamente suspira atraves de sus fosas nasales.

—No ahí de otra...
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книга «Entre Espadas y Demonios».
Capitulo 9: Sonido de tambores.
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