Capitulo 1
La noche era fría, teniendo en cuenta que se encontraban a finales de Agosto. Las pequeñas ráfagas de viento pegaban en los grandes ventanales de la impresionante mansión que se levantaba orgullosa sobre el firmamento haciendo que estas retumbaran como si se fueran a quebrar en cualquier momento.
Semejantes sonidos despertarían a cualquiera, si tan solo en aquella mansión hubiera alguien dormido.
Todas las habitaciones de aquella majestuosa casona se encontraban en completa obscuridad, sin embargo una pequeña luz se escapaba de una de las paredes del comedor, iluminando la escalinata que conducía a las mazmorras.
Dentro de una de las grandes salas de piedra, la familia Malfoy discutía acaloradamente.
-No iré. Me niego
-Iras, sin discusión. No vamos a dejar que destruyas tu futuro con tu necedad- La amenaza parecía no tener efecto en el adolecente rubio, que se movía por la sala acomodando objetos a fin de hacerla más acogedora.
-Puedes decir lo que quieras padre, pero no lograras convencerme. Madre, informa a los elfos que de ahora en adelante estas serán mis habitaciones, y tomare mis alimentos aquí también.
Narcissa Malfoy era una mujer extremadamente paciente con años de experiencia en relaciones políticas y sociales. Acostumbrada a manipular la situación con dulces palabras. Situaciones como la presente, donde su necio hijo se negaba a asistir al colegio ese año, y donde su, igualmente necio, esposo no iba a permitir que el muchacho se saliera con la suya.
-Basta los dos- interrumpió Narcissa- Dragón, tu padre solo está preocupado por ti. Ha pasado un mes desde que recibiste tu herencia, y lo único que sabemos es que eres un Veela. No tenemos idea de que es lo que te tiene tan alterado. ¿Quisieras compartirnos algo?
El rubio adolecente, heredero del imperio Malfoy sabía lo que su madre trataba de hacer, pero las últimas semanas de secretismo lo tenían agotado, así que cedió.
-Tengo un Hjerte.
-¿Hjerte? Significa que…
- Si padre, soy un alfa.
- Eso es más complicado, pero aun así es bueno- dijo su madre con voz ligera, dando a notar el cariño que le tenía - ¿Quieres decirnos quien es tu Hjerte, Dragón?
El chico miro nervioso a sus progenitores antes de responder – Harry Potter.
Sabía que esas palabras podían ser su ruina, con su padre trabajando con El-que-no-debe-ser-nombrado, pero decirlas en voz alta, frente a las dos personas que más quería, se sentía bien, liberador.
Un golpe seco se escuchó en la habitación.
-Lucius!!- Narcissa corrió hacia donde se encontraba su esposo…desmayado.
-Creo que le sentó bien la noticia- susurro Draco, desde un par de pasos.
-Ciertamente sacaste el gusto por el dramatismo de tu padre.- dijo Narcissa comprobando que su esposo se encontraba bien. – Ahora, mientras esperamos a que tu padre reaccione. ¿Quieres contarme sobre tu Hjerte?
-No hay mucho que contar, Madre. Todos saben quién es. Aunque todo el mundo lo idolatra, es como si nadie viera como rompe todas las reglas, o sus nada buenas calificaciones. Tiene una dieta pésima ¿Has notado lo delgado y bajo qué es? Podrá ser muy valiente, pero tiene la mala costumbre de tirarse al peligro de cabeza.
Su complejo de héroe no lo deja ver que la gente lo usa. Como la Weasley, que anda tras de el a donde quiera que va, solo por su fama. Y él la deja, porque es incapaz de ver la maldad en la gente. Bueno en todos menos en mí. Para el soy casi tan malévolo como el señor tenebroso. ¿Cómo se supone que conquiste a mi Hjerte si el maldito me odia?
La respiración de Draco era rápida, casi frenética. Preocupada su madre decidió intervenir.
-Parece que sabes mucho más de él que el resto del mundo. ¿Has pensado en usar esos conocimientos a tu favor? Eres inteligente Dragon, y un buen Slytherin. Sabrás aprovechar cada oportunidad.
Un quejido los interrumpió, centrando su atención en Lucius Malfoy, que intentaba ponerse de pie.
-Narcissa creo que es hora del almuerzo, me he desmayado por la falta de comida y tuve algunas alucinaciones.
-¿Alucinaciones?
- El Hjerte de Draco resultaba ser Potter.
El incómodo silencio que lleno la habitación le produjo escalofríos.
-Por favor díganme que es mentira.- Suplico el patriarca.
- Lamento informarte querido, que son cerca de las dos de la mañana, por lo que tu escusa del almuerzo es imposible. Nada de alucinaciones. El Hjerte de Draco es Potter.
- Claro que tenía que ser Potter – gimió Lucius.
- Bueno, una vez aclarado esto. Draco, regresa a tu cuarto a dormir. Lucius tú también, y no los quiero ver cerca de los licores. ¿Entendieron?
Sin más que decir Narcissa Malfoy salió de las mazmorras, dejando dos rubios confundidos y aterrorizados
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D&H-
Un sobresalto lo despertó, algo confundido, desorientado y con un sentimiento extraño atrapado en el pecho.
Después de unos minutos en los que su corazón decidio retomar su tranquilo paso, Harry Potter salio de la alacena bajo la escalera.
Era extraño volver a ese lugar,no por que no entrara, su mal nutrición garantizaba que la alacena fuera un lugar decente para dormir después de todos esos años, si no por las razones que lo llevaron ahí.
Tia Margge y su novio.
Aun parecía increíble que una mujer como Margge, nada agraciada y con un horrible carácter, hubiera conseguido novio.
Para todos fue una sorpresa cuando en lugar de llegar acompañada de un perro, un hombre venia con ella. Obviamente no había espacio suficiente para que ambos permaneciaeran ahí sin tener que hacer grandes movimientos. ¿Conclucion? Potter a la alacena.
Y tal vez para el novio de Margge eso era muy normal por que no hizo gesto alguno cuando lo vio acostarse en el pequeño lugar la noche anterior.
Con un suspiro se encamino a la cocina para comenzar el desayuno.
Media hora después tío Vernon entró en la cocina bostezando, seguido de cerca de tía Margge.
- Más te vale que el desayuno este en buenas condiciones chico - Lo amenazó tío Vernon
- Lo está tío - Respondió el joven, sirviendo el desayuno en los cinco platos que se encontraban sobre la mesa.
- Mira que has hecho un buen trabajo con el muchacho - Lo felicito tía Margge, comenzando a devorar todo lo que se encontraba en su plato. Pronto los demás ocupantes de la casa llegaron y entre gruñidos y buenos días, comenzaron a desayunar.
Harry veía todo desde su lugar tras la barra de la cocina. No tenía hambre gracias al pastel de la señora Weasley, así que se limitó a observar a los demás ocupantes. Su tía seguía igual de delgada que siempre y con la misma cara de caballo. Dudley había logrado un gran cambio al convertir su grasa en músculo, pero seguía siendo muy grande para verse siquiera aceptable.
Tanto Vernon como Margge eran idénticos, así que no había mucho que contar de ellos, pero el novio de tía Margge era otra historia.
Alto, con piel tostada, cabello castaño con canas dispersas que señalaban su edad, mas no restaban atractivo. Por lo tanto no encontraba razón lógica para que el hombre fuera novio de Margge.
- Chico - Lo llamó tío Vernon - Prepara tus cosas, te vamos a dejar en la estación antes de llevar a Dudley a la escuela.
Tomando esto como su señal, Harry salio corriendo en busca de sus cosas. Era mejor no hacer enojar a sus tios que habían pasado las vacaciones de bastante buen humor.
No paso mucho tiempo antes de que se encontrase en la puerta con sus cosas ya listas. Mala suerte que fue el momento que eligio tia Margge para salir de la cocina seguida de su novio.
-Quitate de en medio chico. ¿Qué no vez que vamos a pasar? – dijo tia Margge mientras lo empujaba, casi tirándolo al piso.
-¿Estas bien? – le pregunto el novio de Margge preocupado.-si, no pasó nada.
El hombre sonrio. –Escuche que te dejaran en la estación y Margge comento que estudias en un internado.
-San Brutus
-Es una lastima, creo que tu y yo nos llevaríamos de maravilla. ¿Podrias esperar un momento? Tengo algo para ti. – Sin mas explicaciones, el hombre subio las escaleras rápidamente, esquivando a su novia, que lo observaba sorprendido.
Volvió momentos después con un paquete en las manos.
-Un detalle que compre, todos los demás ya tiene el suyo, solo faltabas tu.- Explico el hombre entregándole el paquete.
-Matteu querido, no tenias por que darle nada – intervino tia Margge, mientras destrozaba con la mirada al pobre chico.
- oh pero que descortes de mi parte traer un obsequio para todos menos para el chico, además escuche que fue su cumpleaños hace poco, asi que ¡¡Feliz cumpleaños!!
Harry miraba perplejo el paquete, no era muy grande, pero para alguien que pasó la mayor parte de su vida sin regalo alguno, era increíble.
Con dedos inseguros deshizo el papel rojo borgoña que cubria el paquete. Dentro de una caja se encontraba un fajo de hojas bellamente decoradas con colores rojos y dorados, sobres con la misma decoración y un sello de metal que tenia por símbolo una flor de liz.
-Es el símbolo de Florencia. Es donde compre todo, imagino que para alguien de tu edad no es algo muy útil pero pensé que te gustaría.
-No, no!! Es genial. Me encanta, muchas gracias – Lo interrumpio el moreno apenado.
-¿Enserio? Perfecto- El hombre parecía no caber en su alegría- Ahora, será mejor que sigas o te van a dejar.
Con esas palabras recordó a sus tios. Asintiendo tontamente, salio de la casa rumbo a la estación.
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Humo, risas, llantos y gritos fue lo que lleno sus sentidos apenas puso un pie en la plataforma. Sintiendose seguro en aquel lugar tan familiar dejo que sus instintos tomaran control por un breve momento.
Ligero, el aroma tan característico de su Hjerte, llego hasta el. Potter estaba en la plataforma.
-- hijo, apresúrate -- lo llamo su madre, con una casi imperceptible sonrisa. Sabiendo bien que sus padres no lo dejarían en paz hasta que hubiera encontrado un lugar en el tren, se dispuso a buscar un cubículo vacío.
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D&H-
Llegar temprano a la estación tenia sus ventajas, como escoger en que lugar sentarte en el tren. Por otro lado, tener que esperar horas antes de que sus amigos aparecieran era la cosa mas aburrida del mundo.
Por fuerza de la costumbre, Harry era timido. Le costaba bastante interactuar con otras personas, inclusive sus compañeros de escuela de los últimos seis años. Charlas rapidas, saludos afectuosos pero nada de profundizar, esas eras sus áreas fuertes.
Decidido a evitar silencios incomodos productos de la esperanza de que contara lo ocurrido en su verano, salió del tren para caminar por la plataforma.
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D&H-
-Peor verano de mi vida, no, peor verano de la historia de la humanidad- se quejaba Blaise Zabini desparramado en el aciento de su compartimiento.
-Tu exageración y dramatismo no tiene límites Zabini- lo regaño Malfoy, que acomodaba los baules.
-No exagero nada. ¿Tienes idea de lo horrible que es ir tu casa para enterarte que vas a tener citas todo el verano para escoger a tu futura esposa? ¡¡Ni siquiera me gustan las mujeres!!
-El problema real es que no le has informado a tu madre eso. Si lo hubieras hecho las citas hubieran sido con atractivos magos sangre pura, en lugar de brujas- Claro que Draco tenia razón absoluta, pero Blaise no lo aceptaría jamas.
- Te odio- susurro el moreno -¿Y si me caso contigo?
Draco rio abiertamente. Su amigo era la combinación perfecta entre las raíces italianas y chocolate. Con ojos color olivo, piel obscura y facciones mediterráneas. Su cabello antes corto, ahora estaba atado a una coleta.
-Ciertamente a tu madre le daría un gran placer la unión, lamentablemente yo tengo interés en alguien y tú tienes muy mal gusto.
-Mi gusto es impecablemente bueno- discutio Blaise.
-Difiero contigo – los interrumpio un chico de cabellos castaños, piel ligeramente tostada, alto y con ojos miel.
-Theo!! ¿Cómo puedes decir eso?- en la cara de Blaise se formo un puchero.
-El hecho de que te gusten los pelirrojos, enojones es lo único que necesitamos como prueba de que tenemos la razón – explico el recién llegado.
-Pero si es adorable!! Con sus pecas y el cabello y…
-Por amor al cielo cállate- suplico Draco.
-A ti lo que te molesta es que mi comadreja este todo el tiempo con Potter.
Ante ese comentario el compartimiento se quedo en total silencio.
-¿Disculpa? ¿Qué te hace pensar semejante locura?
-Las miradas de odio que le lanzas a Weasley cada que se acerca a Potter. – respondió sin problemas Nott.
-Son miradas de odio para los dos, no solo para Weasley. – intento convencerlos sin mucho éxito
- Draco, Draco, Draco, me siento insultado. ¿Crees que no sabemos de tu impresionante atracción hacia Potter? – Dijo Blaise – Pasamos casi todos los días juntos, es natural que lo notáramos.
- Eso y que eres realmente malo para esconderlo – continúo Theo
La cara del rubio era un poema. Entre sorprendido y molesto, Draco trato de mantener su fachada de hielo.
-No es nada de eso.- carraspeo
-Está bien, como tú digas. Pero creo que deberías de echar un vistazo por la ventana. Igual y te convences de dejar ir la mentira – finalizo Blaise señalando a la ventana sonriendo enigmaticamente.
A travez de la ventana se podia ver la plataforma llena de gente, llena de familias, de vida y en el centro, o al menos le parecia que era el centro, un chico menudo, de brillantes ojos esmeralda estaba rodeado de pelirrojos.
Queria odiarlo, detestarlo, burlarse de el y sus amigos, pero lo unico que se le ocurría eran cumplidos hacia su sonrisa. Estupidos instintos, aunque tal vez y solo tal vez no eran solo sus instintos lo que lo llevaban a pensar asi. Pero no planeaba aceptar eso ante nadie, de momento.
Regreso su atencion al ojiverde, descubriendo que el chico tenia su vista fija en el.
La esmeralda se fundio con la plata y un destello de algo que no pudo descifrar se apodero de aquellas gemas verdes.
El silvato de la locomotora interrumpio el momento, dejando una promesa silenciosa flotando entre los chicos.
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D&H-
Gracias a Merlin que encontrar a sus amigos era tan facil como divisar el grupo mas grande de pelirrojos que pudieras, sabiendo que serian los Weasley, y donde estaban los Weasley´s normalmente estaba Hermione y la orden.
-¡Harry por aquí!- sin contar, claro, que los gemelos solian encontrarlo antes.
- Hey chicos. Que gusto me da verlos – saludo el moreno sonriendo de oreja a oreja por primera ves en el dia.
-Y nosotros a ti, no hemos podido mandarte informes de la tienda en todo el verano. Dumbledore fue muy estricto con el correo que te mandabamos- Explico George.
- Está bien. Les he dicho muchas veces que no necesitan mandarme ningun informe, la mitad del tiempo no les entiendo.
Los gemelos, como cada vez que salia el tema, lo ignoraron.
-Ronie necesita tu ayuda y rapido – solto Fred, cambiando el tema.
-¿Qué? ¿Por qué?- aquello no sonaba nada bien.
-Nadie sabe, lleva toda la mañana blanco como papel y no habla con nadie. Mamá cree que tuvo una pesadilla, Papá cree que le cambio la voz y por eso no quiere hablar. Bill, Ginny y nosotros tenemos la teoría de que descubrió que es adoptado.
-George, Ron no es adoptado- le recordo el moreno.
-Déjanos soñar- replicaron los gemelos al mismo tiempo.
-Sera mejor que vaya a hablar con el, antes de que muera de los nervios y ustedes con el – dijo Harry bromeando, aun que estaba realmente preocupado por su amigo.
- Tienes toda la razón. Por cierto Harry …
-…Padfoot y Remus …
-…iran en el tren…
-…contigo- Eso era algo que nunca terminaria de admirar de ellos. Su habilidad para terminar la fraces del otro. No sabía si era cosa de gemelos o solo de Gred y Forge, pero era increible.
De repente la sensación de ser observado invadió al moreno. Sabiendo que ignorarlo no lo llevaría a nada, dio vuelta para buscar lo que producía tal sensación.
Sus ojos chocaron con dos gotas de plata, que al ser descubiertos se llenaron de sorpresa.
La plata se fundió con la esmeralda. Fue en ese momento, por un par de segundos, que solo existieron él y Malfoy. No, no Malfoy, Draco.
Y luego ese momento pasó. Con la realidad golpeándolo en la cara y un sonrojo impresionante Harry desvió la mirada.
-Hey compañero ¿pasa algo? – Lo llamo Ron, al notar el sonrojo en sus mejillas.
- Nada, nada. ¿Y a ti? Los gemelos dicen que te comportas raro – El ojiverde solo podía estar agradecido por la distracción, aunque esto causo que Ron palideciera aún más.
-¿Yo? Yo no tengo nada. Los gemelos no saben de lo que hablan.- soltó de carretilla el chico.
-Ron, claramente algo te está molestando. ¿Quieres contarme en el tren? Hermione ira al vagón “de chicas” en algún momento, podemos aprovechar.
El menor de los Weasley asintió vagamente, regresando a su estado taciturno. Resignado, Harry tomo a su amigo y lo empujo rumbo al tren, seguidos del resto de los estudiantes.
-D&H-
-Este año será más interesante- declaro Blaise emocionado.
-No lo sé, con todo el asunto del que no debe ser nombrado puede resultar algo catastrófico. ¿Tú que piensas Draco?
- Espero que no afecte mis estudios o padre va a enojarse.
Theo y Blaise se miraron en complicidad, sabiendo que los pensamientos del rubio iban camino a los estudios, decidieron intervenir.
-Tengo ganas de un paseo. Vamos de paseo Draco – soltó Blaise estirándose cuan largo era.
- ¿A dónde pretendes ir de paseo? Estamos en un tren, por si no lo recuerdas.
-Podríamos visitar gente. Entretenernos. Ya sabes que los gatitos nos extrañan si no hacemos acto de presencia. – Theo sabía que con la mención de los Gryffindor el rubio se uniría a lo que fuera.
- Suena como que iremos de paseo.
Y con esas palabras los tres chicos partieron en busca de su fuente de entretenimiento.
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-Bueno chicos, Ginny, Luna y yo iremos a dar una vuelta. Volvemos en un rato. –comento Hermione mientras las otras dos asentían. Entre cuchicheos y risitas las tres salieron del compartimiento.
-Me dan miedo – susurro Neville
-Y es por eso que te gustan los chicos Nevs – respondió Seamus. Neville se volvió rojo de pies a cabeza.
-¿Es por eso que tu dejaste a Parvati? ¿Por qué le tenías miedo? – contraatacó Ron, salvando a Neville.
-¿Conoces a las gemelas? Es claro que deje a Parvati por temor a mi vida.
Todos rieron ante lo cierto del comentario.
-Dean, Nev, acompáñenme por provisiones- soltó Seamus, alegrando la vida del resto de los ocupantes con la mención de comida. Un segundo después los chicos estaban en busca del carrito de golosinas, dejando a Harry y Ron al fin solos.
-¿Ahora si me dirás que te tiene tan angustiado?- pregunto el ojiverde apenas se hubo cerrado la puerta.
-¿Para qué quieres saber? No es como si fuera la cosa más increíble del mundo.
-Vamos Ron. Claramente es algo, si te está molestando.
-¡Bien! – Exclamo el pelirrojo - ¿Recuerdas mi cumpleaños y como recibí mi herencia mágica? Uno de los marcadores de mi herencia fue una mancha que apareció en mi estómago, o mejor dicho en mi vientre.
-Lo recuerdo, gritaste como loco cuando apareció.
-Esta mañana la mancha tomo forma. Un escudo de armas para ser exactos.
El silencio reino en el compartimento.
Era común entre magos de sangre pura, que al llegar a la mayoría de edad las cualidades mágicas de su familia se hacían presentes. Los Weasley tenían dos; Fertilidad y empatía.
Con la suerte de Ron, era casi predecible que todo iba a salir al revés.
En lugar de la flecha en la base del cuello, señalando la empatía rigiendo sobre la fertilidad, como casi todos los hombres de la familia, Ron tenía una pequeña mancha en forma de escudo en la parte baja de su vientre, como la mayoría de las mujeres Weasley.
Fertilidad sobre empatía. La mejor mezcla para crear vida en el cuerpo de uno.
-¿Un escudo de armas? ¿Con todos los detalles? Pero tu madre dijo que eso podía tardar años.
- Precisamente. El escudo significa mi unión con alguien más, con quien creare mi familia. Se supone que tarde años en aparecer por que en cuanto aparece significa que estoy listo para empezar mi familia. ¡¡Pero no estoy listo!! Tengo dieciséis, no puedo casarme o tener hijos aun.
La respiración del chico se volvió rápida e irregular. Claramente tenía un taque de pánico y Harry no sabía cómo calmarlo. Asustado, salió del compartimento con la esperanza de encontrar a alguien que pudiera ayudarle. Lo que encontró no era la ayuda que buscaba.
Del otro lado de la puerta se encontraban nada más y nada menos que Blaise Zabini, Theodore Nott y Draco Malfoy.
-Pero que tenemos aquí. Un par de gatitos asustados.
-Cállate Malfoy, no tengo tiempo para lidiar contigo – soltó Harry, regresando con su amigo que luchaba por una bocanada de aire – Ron, Ron…por favor respira. Tú puedes…Demonios. ¡RON!
Los tres chicos miraban pasmados la escena.
-¡Ayúdenme! Busquen ayuda, un profesor, un prefecto...quien sea. ¡Se muere!
Los gritos despertaron a los Slytherin, quienes tomaron control de la situación.
Malfoy tomo a Harry, alejándolo del pelirrojo, mientras Blaise intentaba captar la atención del chico.
-¡¡Weasley!! – Grito Blaise – enfócate en mi voz.
-Deberías abrazarlo, para que imite tu respiración – le indico Theodore.
Sin siquiera cuestionarlo Blaise se colocó detrás de Ron, maniobrando para que la pelirroja cabeza estuviera sobre su pecho.- Weasley, sigue mi ritmo. Inhala, exhala.
Poco a poco la respiración del Gryffindor se volvió más regular. Después de unos minutos que parecieron eternos, Ron recupero su respiración normal. Fue entonces que Harry noto que se encontraba aferrado a Malfoy.
-amm…gracias- susurro el moreno, soltando la túnica del Slytherin- no sabía qué hacer.
-No es de sorprenderse, los Gryffindors suelen ser bastante…ingenuos – contesto Malfoy, aunque su tono era mucho menos acido que el usual.
-Y que los Slytherins se entrometan en lo que no les incumbe tampoco es novedad- interrumpió una voz desde la puerta - ¿Qué está pasando aquí?
-¡¡Hermione!! Qué bueno que llegas, Ron tubo un ataque de pánico y no sabía que hacer – explico el moreno con un puchero.
-Ya, ya Harry. Parece ser que la intromisión de las serpientes salvó el día. Ahora, si fueran tan amables de salir del compartimento.
-¿Nos vas a correr después de que le salvamos la vida a la comadreja?- pregunto Nott asombrado.
-Sinceramente Nott, no veo por qué quieran quedarse. Ron ya está bien – señalo Hermione hacia donde el pelirrojo se encontraba respirando profundamente. – Y no creo que ninguno de ustedes esté interesado en tener una charla amistosa con nosotros. Ya saben, con todo eso de que son sangre pura.
-Deja de burlarte Granger. No quieres meterte con noso…
Nada de lo que iba a decir Draco llego a ser escuchado, gracias a la repentina sacudida del tren, que envió a todos al suelo.
-¿Qué fue eso?
-No lo sé Harry, ayúdame a pararme.
-¿Harry?¿Hermione? ¿Qué paso? ¿Por qué Zabini me está abrazando?
-Dejen de hablar tanto, hay que investigar qué fue lo que movió el tren.- Hablo Draco, interrumpiéndolos a todos.
Una nueva sacudida lanzo a los chicos dentro del compartimento, hechos un lio de piernas y brazos. Los gritos de cientos de estudiantes llenaron los pasillos, interrumpidos por la voz de la profesora McGonagall que se escuchaba a través de los gritos.
-- “A todos los alumnos les pedimos que tomen sus pertenecías y salgan del tren, encontraran algunos aurores en las orillas de las vías, síganlos, hagan todo lo que ellos les indiquen.”
Entre golpes, arañazos y patadas los chicos lograron incorporarse.
-- Tenemos que salir de aquí. Theo, ve al compartimiento y saca las cosas. Si en el camino encuentras a alguien de sexto o séptimo diles que ayuden a los más chicos a salir rápido. Que olviden las restricciones de magia. Blaise tu dedícate a ayudar con la evacuación del tren-- Todos observaron boquiabiertos como Malfoy daba órdenes por doquier -- ¿Que miran? -- pregunto Malfoy al notar las miradas de los otros.
Harry fue el primero en recuperarse, recordando donde y en qué situación se encontraban.
-- Ron ve con Zabini, Hermione busca a Ginny y Luna. Si encuentras a alguien del E.D. que ayuden con la evacuación, sin restricción de magia. Nott. Neville, Seamus y Dean no deben estar lejos, si los vez diles lo que está pasando.
-¿Tu qué harás?- pregunto Hermione aun consternada..
-- recogeré las cosas y buscare a Remus y Snuffles.
Todos se dispersaron rápidamente dejando a Harry y Draco solos.
-- Malfoy ¿qué haces aun aquí?
-- ¿que parece que hago?
-- Pues según veo, vigilándome, a menos que tengas un plan secreto para entregarme a Voldemort. Aun que estaría muy agradecido si no lo hicieras -- bromeo el pelinegro.
-- déjate de tonterías Potter y apresúrate, sea lo que sea que este atacando el tren, no va a esperar mucho más.
Ni bien había terminado de guardar los equipajes en su túnica un temblor lo hizo caer sobre los asientos.
-- ¡¡Hay que salir de aquí ya!!-- le grito Malfoy mientras lo jalaba por la chamarra, guiándolo por el pasillo hasta la salida.
Afuera todo eran gritos y caos. Los estudiantes que salían apresurados del tren, esquivaban como podían los rayos provenientes las figuras negras.
Varios profesores habían llegado al rescate de los alumnos, guiándolos hasta el bosque donde los aurores ya los esperaban. El resto de los aurores trataba de contener a los Mortifagos.
-- Harry!!! – Tres cabelleras rojas se acercaron rápidamente a ellos.
-- Ginny, Fred, George!! ¿Qué hacen aquí?
-En cuanto empezó el ataque Dumbledore mando un mensaje a todos los miembros de la orden, nosotros fuimos los primeros en llegar.- Explico Fred.
-Mama no estará feliz, pero no podíamos dejar a Roninkis, ni a Ginny solos – termino George.
-Es bueno tenerlos aquí. ¿Han visto a Ron o Hermione?
-Hermione fue al rescate de Seamus. El y Dean están protegiendo a un grupo de primero- respondió Ginny, mirando de reojo a Malfoy, que se mantenía a una distancia considerable de ellos.
-Ok, ustedes vayan hacia el bosque, ayuden como puedan. Tengo que encontrar a Remus.
-Bien. Fred y George pueden ir a ayudar, yo me quedo contigo. – Anuncio decidida la chica.
-¿Ginn?
-Alguien tiene que apoyarte, además Malfoy se ve sospechoso.
Draco apretó los puños. ¿Qué se pensaba la comadrejilla?
-Ginn, aprecio tu preocupación, pero Malfoy está ayudando. Serás más útil si vas con tus hermanos. Malfoy me cubre ¿Cierto?
-Definitivamente. Vamos Potter, tic tac- aseguro el rubio lanzándole una mirada altanera a la pelirroja. Comadrejilla 0- Malfoy 1.
- Esta bien Harry, solo cuídate ¿Si?
-Claro- Sin previo aviso Ginny lo envolvió en un abrazo. Poco sabía el moreno de la batalla de miradas que ocurría sobre su hombro.
Comadrejilla 1- Malfoy 1.
-Maldita comadreja- susurro Draco, antes de seguir a un confundido Potter.
-D&H-
Habían recorrido gran parte del tren esquivando hechizos y lanzando los propios contra las figuras negras que seguían sobre la colina.
-¡Moony!- escucharon que alguien gritaba desde atrás de un montículo de rocas cercanas. Sin siquiera mirar a donde iba, Harry salió corriendo hacia el lugar seguido de cerca del rubio, que intentaba detenerlo sin mucho éxito. El moreno no escuchaba nada que no fuera el eco de aquel grito.
-- Sirius!! – Lo llamo apenas diviso a su padrino, que se encontraba al lado del cuerpo inerte del licántropo -- ¡Remus! ¡Sirius! ¿Qué paso?.
-- Un hechizo lo golpeo, estampándolo contra las piedras -- señalo el animago.
-- ¿Potter que haces? ¿Black? -- la voz del rubio alerto a los dos morenos que voltearon con varitas en alto.
--¿Draco Malfoy? ¿Qué hace mini Malfoy aquí? ¿Harry?.
-- Ni yo mismo sé qué hace aquí.
-- Las explicaciones para después, por ahora hay que salir de aquí- intervino el rubio, tomando a su exprofesor con intención de levantarlo.
-- Yo lo llevo -- gruño Sirius arrebatándole a Remus.
-- Como quieras-- repuso Malfoy quitándole importancia.
Harry lo miro, confundido por la reacción posesiva de su padrino.
-Sera mejor que salgamos de aquí- anuncio Sirius, cargando a Remus en brazos.
Los tres corrieron en dirección al bosque esquivando lo mejor que podían los hechizos de los Mortífagos, que habían dejado la colina para atacar directamente. Harry alcanzo a ver a la profesora Sprout en la orilla del bosque con algunos alumnos.
-Hay que ir al bosque- índico el ojiverde a los otros, que lo siguieron sin discutir.
Un par de metros los separaban de la orilla del bosque cuando una lluvia de maldiciones los atrapo. Tres protego evitaron cualquier daño, aunque no los libro completamente del problema.
-- Sirius, adelántate con Remus -- le pidió Harry mientras e ocultaban detrás de unos árboles.
-- No Harry, es más importante que tú salgas de aquí.
-- has lo que dice Harry, tío. Yo me asegurare de que llegue sano y salvo a Hogwarts. -- ambos morenos quedaron pasmados ante la seguridad en las palabras del menor de los Malfoy
-- A...Anda Sirius, ya escuchaste a Malfoy, el me cuida, ve.
Con un asentimiento el mayor corrió para perderse entre los árboles del bosque.
-- Malfoy...Draco... ¿por qué dijiste eso?
-- por que es la verdad
-- ¿Pero por qué tú? ¿Por que no has ido con tus amigos? ¿Por que sigues aquí conmigo?
Draco se acercó a Harry de manera que solo unos centímetros lo separaban.
-¿Miedo Potter?- susurro el rubio.
Harry nunca lo admitiría, pero aquella respuesta le causo un escalofrió placentero. Asustado de su propia reacción, el ojiverde se alejó un poco.
-En tus sueños Malfoy- respondió a prisa – deja de jugar y ayúdame a pensar cómo salir de aquí.
-- Vaya, vaya, mi querido sobrino decidió unirse a la causa -- soltó una voz detrás de ellos.
Ahí, de pie los esperaba Bellatrix, con su macabra sonrisa.
Ambos chicos alzaron sus varitas listos para cualquier cosa.
-- Tía buenas noches -- saludo el rubio cortésmente sin apartar la varita de la mujer.
-- Oh Draco querido, baja esa varita, no la necesitas
-- Lamento declinar su ofrecimiento tía, pero prefiero mantenerla lista para cualquier cosa.
-- Como quieras, puede que te sirva para mantener a raya al mocoso -- índico Bella señalando a Harry
-- ¿Mantenerlo a raya? no veo por que tendría que levantar mi varita contra Potter.
-- ¿Entonces ya está listo para transportarlo?-- rió la mujer encantada, bajo la mirada fulminante del mas chico de los Malfoy.
El intercambio sorprendió al Gryffindor. Parecía que las esperanzas puestas en el rubio se estaban desmoronando. Su corazón se retorció dolorosamente por un segundo.
-Disculpe mi ignorancia tía, desconozco de que habla, pero debo advertirle que se abstenga de cualquier plan en contra de Potter. No me quiero ver en la necesidad de lastimarla.
-¿Cómo te atreves a hablarme así?
- Es necesario para dejar en claro que no permitiré ningún ataque contra mi Hjerte.
La sonrisa en el rostro de la mujer se deformo hasta transformarse en una expresión de furia, con su varita aferrada a su mano se fue sobre el chico.
-¿Hjerte? ¿Hjerte? ¡Tú maldita bestia! Tenía que haberlo imaginado, todo el orgullo por la pureza de los Malfoy, solo para cubrir que son bestias. Pero avisare a todos, el Lord se enterara de esto. – gritaba histérica la mujer, que en un ataque de rabia se había lanzado contra su sobrino, clavando sus uñas en los brazos del chico.
De repente un rayo de luz roja golpeo a la mujer que salio disparada contra un árbol. Con dificultad se levanto buscando la fuente del hechizo, soltando un grito lleno de rabia al descubrir a Harry Potter con su varita apuntándola, listo para dar el tiro de gracia.
-- Vete de aquí Bellatrix, antes de que olvide que eres una mujer -- advirtió el moreno
-- Me amenazas Potter? no deberías de prometer cosas de las que no eres capaz.
-- No me tientes, soy capaz de muchas cosas con las que tu apenas sueñas.
Todo parecía algo sacado de un mundo surreal para Draco. Potter defendiéndolo de su tía.
-Ruges mucho para ser un gatito- dijo la bruja ya completamente de pie.
-- Vete, Bella
-- Tu no ordenas Potter -- grito Bellatrix furiosa -- CRUCIO!
El moreno se lanzo al suelo evitando el hechizo, perdiendo la varita en el proceso viéndola caer a unos metros de él.
-- jaja te tengo Potter -- rió la Mortífaga apuntando al menor que buscaba la manera de salir de ahí vivo. Un gruñido distrajo a los dos, poniendo su atención en la figura frente a ambos.
Draco Malfoy se mantenía en pie con la mirada fija sobre ellos, su cabello rubio platinado bailaba sobre su rostro al ritmo del viento mostrando sus facciones casi animales y unos colmillos saliendo de su boca.
-- Tú…bestia… -- tartamudeaba la mujer mirando alternativamente a los dos chicos.
Harry no entendía muy bien que pasaba, busco la mirada de Draco en busca de respuestas pero solo encontró dos gotas de plata, dos impresionantes orbes completamente plateadas.
Bellatrix retrocedió al ver el estado de su sobrino, tomando a Harry por el brazo lo coloco frente a ella.
-- ¿Esto es lo que buscas? -- susurro con algo que le pareció miedo a Harry -- aquí lo tienes -- termino aventando al muchacho a los brazos de su sobrino.
Harry trastabillo, ante la fuerza que empleo la mujer para alejarlo de ella, no sabia que era tan fuerte. Pensó que caería pero unos fuertes brazos detuvieron su caída milagrosamente. Elevo la vista para ver el rostro de su salvador, pero el no lo miraba, mantenía su vista fija en la Mortífaga, que ya no se encontraba sola. El rubio soltó otro gruñido, aferrando mas al moreno contra si mismo.
Fenrir Greyback había entrado al claro siguiendo el rastro de Bellatrix, pero definitivamente nunca pensó encontrar semejante escena. Bellatrix retrocedía con varita en alto, Potter estaba fuertemente sujeto a otro chico, algo no parecía estar bien. Olfateo el aire en busca de la razón, sorprendiéndose al encontrar un aroma ligeramente conocido pero a la vez completamente extraño.
-¿Necesitas ayuda?- pregunto casi en un susurro para no alterar más al chico.
-¡Greyback! No sé qué es, pero no es humano- murmuro alterada la mujer.
-Lo sé, será mejor que ataquemos a la vez, no estoy seguro de que tengamos otra opción.
Ambos adultos se prepararon para atacar, sin darse cuenta de que unos ojos entre los árboles esperaban pacientes la hora de intervenir.
Harry advirtió el movimiento de los Mortífagos, necesitaba su varita, lamentablemente se encontraba muy lejos como para llamarla y no podía correr por que Malfoy no lo soltaba.
El agarre seguía siendo fuerte, pero sin lastimarlo. De nuevo el extraño sentimiento se hizo presente, al escuchar el corazón de Draco. Sacudió la cabeza para sacar esos pensamientos. Era lo último que necesitaba en ese momento.
Vislumbro la varita de Malfoy a unos centímetros, serviría para defenderse. Miro de nuevo al rubio, seguía observando a los adultos, mientras gruñía y mostraba sus colmillos.
No pudo pensar más, pues un rayo azul se dirigía hacia ellos. El rubio ágilmente movió sus cuerpos lejos del rayo, mientras el moreno tomaba la varita del suelo y comenzaba a lanzar maldiciones por doquier. Los Mortífagos regresaron el ataque rápidamente, dándole en el brazo donde comenzó a emanar sangre a borbotones.
El olor de la sangre lleno las fosas nasales del rubio, que miro preocupado al chico entre sus brazos, llenándose de renovada furia al ver sus ojos cerrados por el dolor, se lanzo sobre los adultos separándolos de un golpe, atacando a Greyback.
Bellatrix se levanto a trompicones para atacar a su sobrino, mientras este mordía y rasguñaba cada parte del cuerpo del licántropo bajo el. Era sorprendente como un licántropo adulto estaba perdiendo la batalla contra un chico de dieciséis años. Sin siquiera darle tiempo de ayudar a Greyback un par de cuerdas se enredaron en su cuerpo, paralizándola.
-No, no. Esa pelea es de dos. Tú, por otro lado tendrás que hacerme frente si quieres salir de aquí. – Dijo el responsable de su captura, si dejarse ver por la Mortifaga.
Los aullidos adoloridos de Greyback la distrajeron. Volvió su mirada hacia donde el rubio seguía atacando sin piedad, lo que antes era un hombre.
A un par de metros de la acción Harry luchaba por controlar la sangre que emanaba de su brazo lastimado. Ocupado como estaba apenas percibió por el rabillo del ojo como una figura se le acercaba, por primera vez en su vida, rezo por que fuera Draco.
-- Parece que no es tan grave como pensé -- dijo una voz que definitivamente no era de Malfoy pero que tampoco era de ninguno de los Mortífagos.- Pero será mejor apurarnos, no queremos que te desmalles por la pérdida de sangre ¿Cierto?
Un leve asentimiento fue toda la respuesta que obtuvo.
-Bien. Ahora, voy a necesitar de tu ayuda para llamar la atención de tu compañero. No estoy seguro que le agraden los extraños.
Ante esas palabras levanto lentamente la cabeza para ver a su interlocutor, el rostro de aquel hombre que definitivamente no tenia pinta de mortífagos le sonaba pero no tenía mucho tiempo para pensar en eso, lo más rápido que pudo busco a Draco con la mirada.
Lo encontró unos metros mas allá sobre lo que creyó era un bulto de ropa pero un gemido lo alerto, descubriendo que era un hombre lo que se encontraba debajo del rubio.
--¿ Qué es eso? -- pregunto en casi un susurro el moreno
-- Eso creo que es nuestro ex honorable Fenrir Greyback o al menos lo que el chico no ha destrozado -- dijo el hombre con burla
-- Oh por merlín -- exclamo el chico con terror mirando el bulto sangrante y gimiente. Sin pensarlo mucho se puso de pie tambaleante.
El hombre se apresuro a detenerlo para evitar una caída.
-- ¡¡Hey!! No hagas las cosas tan rápido -- lo regaño el mayor
-- Tenemos que detener a Malfoy antes de que lo mate.
--Ciertamente no creo que podamos hacer mucho por Greyback, pero que te parece llamar a ¿Malfoy? ¿Ese es su nombre? -- sugirió el hombre
El moreno lo miro incrédulo, era imposible que lo dijera realmente pero no tenía más opciones así que se dispuso a llamar al rubio.
-- ¡¡Draco!!! - grito con voz ahogada el moreno.
Inmediatamente el joven rubio dejo al licántropo. Sus ojos se posaron en el chico que lo miraba preocupado, para pasar al hombre que se encontraba a su lado sosteniéndolo.
Un rugido de furia emano de su pecho lanzándose contra el hombre, que soltó rápidamente al moreno, separándose varios metros en menos de tres saltos.
No supo en que momento el rubio había avanzado hasta llegar a su lado, pero un segundo después de ver al hombre a su lado alejarse lejos de el ,sintió como dos fuertes brazos lo envolvían, pegándolo al pecho del Slytherin.
Sentía el aliento calido del rubio sobre su mejilla, haciéndolo cerrar los ojos. Era como una caricia que lo envolvía.
-- Draco -- susurro el moreno
-- Mío-- fue la rasposa respuesta seguida de unos labios húmedos sobre su cicatriz
-- Parece que conseguimos llamar su atención -- dijo el mayor acercándose, recibiendo un gruñido por parte del Slytherin.
-- Draco tranquilo, en un amigo. ¿Verdad? -- lo calmo Harry cuestionando al mayor.
-- Lo soy ¿acaso no me reconoces Harry?
La luz le pego en el rostro al desconocido iluminando su ser. Sus músculos, su altura y su cabello fueron llevándolo a una rápida comprensión de la identidad del extraño.
-- ¡¡Eres el novio de Margge!!! -- soltó de pronto el Gryffindor, haciendo sonreír al hombre.
-- 50 puntos para Gryffindor, pero cualquier duda será mejor aclararla cuando lleguemos al castillo, a menos claro que quieras esperar a que más Mortífagos nos encuentren.
Harry negó en respuesta, sería mejor llegar rápido al castillo, ya se habían demorado mucho.
-- ¿Cómo llegaremos? ¿Y cómo llevaremos a la loca de mi tía con nosotros? -- pregunto una voz detrás de Harry, haciendo que ambos hombres fijaran su atención en el interlocutor.
Draco Malfoy observaba al mayor con interés, con su ropa llena de barro y sangre, los largos cabellos sobre su rostro pegándose a el a causa de la sangre y el sudor.
-- ¿Cuándo regresaste? -- pregunto el mas pequeño con genuina curiosidad. El rubio alzo la ceja al oír la pregunta.
-- No recuerdo haberme ido Potter --respondió sarcástico el rubio
El moreno se removió molesto entre los brazos del Slytherin, el cual no parecía tener intención de soltarlo.
-- Ya puedes soltarme Malfoy. No quiero que me llenes de sangre y entrañas -- dijo Harry sin parar a pensar lo que había dicho.
Draco Malfoy se helo ante las palabras. ¿Sangre y entrañas? ¿Qué es lo que había hecho?
El terror llego a él como agua helada, haciéndolo temblar.
-¿Malfoy?- lo llamo confundido.
El rubio dio un par de pasos atrás, mientras los temblores aumentaban. Intentando calmar los temblores, Harry posos sus manos sobre las del rubio, que se alejó del toque como si quemaran. Sus ojos volvían a ser lagunas plateadas y la expresión bestial había regresado.
De pronto un rugido animal exploto de la garganta del menor de los Malfoy, mientras se revolcaba en la tierra queriendo quitar cualquier rastro de sangre que tuviera sobre él.
Harry no sabía qué hacer. Aquello sobrepasaba su conocimiento y el adulto que los acompañaba no parecía saber que hacer tampoco.
No supo si fue por instinto heroico o por que la sangre comenzaba a emanar libremente por las heridas del Slytherin, pero su cuerpo se precipito sobre el otro, abrazando por detrás al rubio para evitar que se continuara revolcando.
-Detente Malfoy, detente- Suplico el moreno suavemente.
-No lastimar- gruño bajito Draco, dejando su ataque contra el suelo de lado.
Definitivamente Harry no sabía que estaba pasando, pero se aferró con más fuerza al cuerpo del rubio.
-Lo sé, lamento lo que dije antes, no era enserio. – Se disculpó. Lentamente volteo el cuerpo entre sus brazos para poder mirar al otro lado a los ojos. Las lagunas plateadas permanecieron fijas en él, dándole un escalofrió por su intensidad.- ¿Qué te parece si nos limpiamos un poco? Un aquamenti no nos caería mal.
Draco solo asintió.
--ejem -- el carraspeo de parte del castaño, les hizo recordar que no estaban solos y que definitivamente ese no era el lugar como para ponerse a platicar.
-- lo siento -- dijo apenado el moreno mientras todo su rostro se cubría de un ligero sonrojo, no entendía que había pasado, la mirada de Malfoy sobre la suya, la electricidad corriendo por su cuerpo y esa increíble necesidad de besar esos sonrosados labios, No definitivamente algo iba mal, muy mal y sentía que esto solo era el comienzo.
--Aquamenti- conjuro el extraño, empapando a albos chicos -Será mejor que nos pongamos en marcha. La mujer se las ingenió para escapar de mi hechizo y temo que siga rondando por aquí.-- anuncio el mayor con algo de preocupación en sus ojos.
-¿Cómo llegaremos? El colegio aún está muy lejos. – quiso saber Harry
- Podemos aparecernos a las afueras del colegio y caminar desde ahí. Yo los llevare
Ambos chicos se acercaron, tomando el brazo del hombre. Un segundo después sintieron el familiar tirón del estómago, apareciéndose lejos de ahí.
Semejantes sonidos despertarían a cualquiera, si tan solo en aquella mansión hubiera alguien dormido.
Todas las habitaciones de aquella majestuosa casona se encontraban en completa obscuridad, sin embargo una pequeña luz se escapaba de una de las paredes del comedor, iluminando la escalinata que conducía a las mazmorras.
Dentro de una de las grandes salas de piedra, la familia Malfoy discutía acaloradamente.
-No iré. Me niego
-Iras, sin discusión. No vamos a dejar que destruyas tu futuro con tu necedad- La amenaza parecía no tener efecto en el adolecente rubio, que se movía por la sala acomodando objetos a fin de hacerla más acogedora.
-Puedes decir lo que quieras padre, pero no lograras convencerme. Madre, informa a los elfos que de ahora en adelante estas serán mis habitaciones, y tomare mis alimentos aquí también.
Narcissa Malfoy era una mujer extremadamente paciente con años de experiencia en relaciones políticas y sociales. Acostumbrada a manipular la situación con dulces palabras. Situaciones como la presente, donde su necio hijo se negaba a asistir al colegio ese año, y donde su, igualmente necio, esposo no iba a permitir que el muchacho se saliera con la suya.
-Basta los dos- interrumpió Narcissa- Dragón, tu padre solo está preocupado por ti. Ha pasado un mes desde que recibiste tu herencia, y lo único que sabemos es que eres un Veela. No tenemos idea de que es lo que te tiene tan alterado. ¿Quisieras compartirnos algo?
El rubio adolecente, heredero del imperio Malfoy sabía lo que su madre trataba de hacer, pero las últimas semanas de secretismo lo tenían agotado, así que cedió.
-Tengo un Hjerte.
-¿Hjerte? Significa que…
- Si padre, soy un alfa.
- Eso es más complicado, pero aun así es bueno- dijo su madre con voz ligera, dando a notar el cariño que le tenía - ¿Quieres decirnos quien es tu Hjerte, Dragón?
El chico miro nervioso a sus progenitores antes de responder – Harry Potter.
Sabía que esas palabras podían ser su ruina, con su padre trabajando con El-que-no-debe-ser-nombrado, pero decirlas en voz alta, frente a las dos personas que más quería, se sentía bien, liberador.
Un golpe seco se escuchó en la habitación.
-Lucius!!- Narcissa corrió hacia donde se encontraba su esposo…desmayado.
-Creo que le sentó bien la noticia- susurro Draco, desde un par de pasos.
-Ciertamente sacaste el gusto por el dramatismo de tu padre.- dijo Narcissa comprobando que su esposo se encontraba bien. – Ahora, mientras esperamos a que tu padre reaccione. ¿Quieres contarme sobre tu Hjerte?
-No hay mucho que contar, Madre. Todos saben quién es. Aunque todo el mundo lo idolatra, es como si nadie viera como rompe todas las reglas, o sus nada buenas calificaciones. Tiene una dieta pésima ¿Has notado lo delgado y bajo qué es? Podrá ser muy valiente, pero tiene la mala costumbre de tirarse al peligro de cabeza.
Su complejo de héroe no lo deja ver que la gente lo usa. Como la Weasley, que anda tras de el a donde quiera que va, solo por su fama. Y él la deja, porque es incapaz de ver la maldad en la gente. Bueno en todos menos en mí. Para el soy casi tan malévolo como el señor tenebroso. ¿Cómo se supone que conquiste a mi Hjerte si el maldito me odia?
La respiración de Draco era rápida, casi frenética. Preocupada su madre decidió intervenir.
-Parece que sabes mucho más de él que el resto del mundo. ¿Has pensado en usar esos conocimientos a tu favor? Eres inteligente Dragon, y un buen Slytherin. Sabrás aprovechar cada oportunidad.
Un quejido los interrumpió, centrando su atención en Lucius Malfoy, que intentaba ponerse de pie.
-Narcissa creo que es hora del almuerzo, me he desmayado por la falta de comida y tuve algunas alucinaciones.
-¿Alucinaciones?
- El Hjerte de Draco resultaba ser Potter.
El incómodo silencio que lleno la habitación le produjo escalofríos.
-Por favor díganme que es mentira.- Suplico el patriarca.
- Lamento informarte querido, que son cerca de las dos de la mañana, por lo que tu escusa del almuerzo es imposible. Nada de alucinaciones. El Hjerte de Draco es Potter.
- Claro que tenía que ser Potter – gimió Lucius.
- Bueno, una vez aclarado esto. Draco, regresa a tu cuarto a dormir. Lucius tú también, y no los quiero ver cerca de los licores. ¿Entendieron?
Sin más que decir Narcissa Malfoy salió de las mazmorras, dejando dos rubios confundidos y aterrorizados
-
D&H-
Un sobresalto lo despertó, algo confundido, desorientado y con un sentimiento extraño atrapado en el pecho.
Después de unos minutos en los que su corazón decidio retomar su tranquilo paso, Harry Potter salio de la alacena bajo la escalera.
Era extraño volver a ese lugar,no por que no entrara, su mal nutrición garantizaba que la alacena fuera un lugar decente para dormir después de todos esos años, si no por las razones que lo llevaron ahí.
Tia Margge y su novio.
Aun parecía increíble que una mujer como Margge, nada agraciada y con un horrible carácter, hubiera conseguido novio.
Para todos fue una sorpresa cuando en lugar de llegar acompañada de un perro, un hombre venia con ella. Obviamente no había espacio suficiente para que ambos permaneciaeran ahí sin tener que hacer grandes movimientos. ¿Conclucion? Potter a la alacena.
Y tal vez para el novio de Margge eso era muy normal por que no hizo gesto alguno cuando lo vio acostarse en el pequeño lugar la noche anterior.
Con un suspiro se encamino a la cocina para comenzar el desayuno.
Media hora después tío Vernon entró en la cocina bostezando, seguido de cerca de tía Margge.
- Más te vale que el desayuno este en buenas condiciones chico - Lo amenazó tío Vernon
- Lo está tío - Respondió el joven, sirviendo el desayuno en los cinco platos que se encontraban sobre la mesa.
- Mira que has hecho un buen trabajo con el muchacho - Lo felicito tía Margge, comenzando a devorar todo lo que se encontraba en su plato. Pronto los demás ocupantes de la casa llegaron y entre gruñidos y buenos días, comenzaron a desayunar.
Harry veía todo desde su lugar tras la barra de la cocina. No tenía hambre gracias al pastel de la señora Weasley, así que se limitó a observar a los demás ocupantes. Su tía seguía igual de delgada que siempre y con la misma cara de caballo. Dudley había logrado un gran cambio al convertir su grasa en músculo, pero seguía siendo muy grande para verse siquiera aceptable.
Tanto Vernon como Margge eran idénticos, así que no había mucho que contar de ellos, pero el novio de tía Margge era otra historia.
Alto, con piel tostada, cabello castaño con canas dispersas que señalaban su edad, mas no restaban atractivo. Por lo tanto no encontraba razón lógica para que el hombre fuera novio de Margge.
- Chico - Lo llamó tío Vernon - Prepara tus cosas, te vamos a dejar en la estación antes de llevar a Dudley a la escuela.
Tomando esto como su señal, Harry salio corriendo en busca de sus cosas. Era mejor no hacer enojar a sus tios que habían pasado las vacaciones de bastante buen humor.
No paso mucho tiempo antes de que se encontrase en la puerta con sus cosas ya listas. Mala suerte que fue el momento que eligio tia Margge para salir de la cocina seguida de su novio.
-Quitate de en medio chico. ¿Qué no vez que vamos a pasar? – dijo tia Margge mientras lo empujaba, casi tirándolo al piso.
-¿Estas bien? – le pregunto el novio de Margge preocupado.-si, no pasó nada.
El hombre sonrio. –Escuche que te dejaran en la estación y Margge comento que estudias en un internado.
-San Brutus
-Es una lastima, creo que tu y yo nos llevaríamos de maravilla. ¿Podrias esperar un momento? Tengo algo para ti. – Sin mas explicaciones, el hombre subio las escaleras rápidamente, esquivando a su novia, que lo observaba sorprendido.
Volvió momentos después con un paquete en las manos.
-Un detalle que compre, todos los demás ya tiene el suyo, solo faltabas tu.- Explico el hombre entregándole el paquete.
-Matteu querido, no tenias por que darle nada – intervino tia Margge, mientras destrozaba con la mirada al pobre chico.
- oh pero que descortes de mi parte traer un obsequio para todos menos para el chico, además escuche que fue su cumpleaños hace poco, asi que ¡¡Feliz cumpleaños!!
Harry miraba perplejo el paquete, no era muy grande, pero para alguien que pasó la mayor parte de su vida sin regalo alguno, era increíble.
Con dedos inseguros deshizo el papel rojo borgoña que cubria el paquete. Dentro de una caja se encontraba un fajo de hojas bellamente decoradas con colores rojos y dorados, sobres con la misma decoración y un sello de metal que tenia por símbolo una flor de liz.
-Es el símbolo de Florencia. Es donde compre todo, imagino que para alguien de tu edad no es algo muy útil pero pensé que te gustaría.
-No, no!! Es genial. Me encanta, muchas gracias – Lo interrumpio el moreno apenado.
-¿Enserio? Perfecto- El hombre parecía no caber en su alegría- Ahora, será mejor que sigas o te van a dejar.
Con esas palabras recordó a sus tios. Asintiendo tontamente, salio de la casa rumbo a la estación.
-
D&H-
Humo, risas, llantos y gritos fue lo que lleno sus sentidos apenas puso un pie en la plataforma. Sintiendose seguro en aquel lugar tan familiar dejo que sus instintos tomaran control por un breve momento.
Ligero, el aroma tan característico de su Hjerte, llego hasta el. Potter estaba en la plataforma.
-- hijo, apresúrate -- lo llamo su madre, con una casi imperceptible sonrisa. Sabiendo bien que sus padres no lo dejarían en paz hasta que hubiera encontrado un lugar en el tren, se dispuso a buscar un cubículo vacío.
-
D&H-
Llegar temprano a la estación tenia sus ventajas, como escoger en que lugar sentarte en el tren. Por otro lado, tener que esperar horas antes de que sus amigos aparecieran era la cosa mas aburrida del mundo.
Por fuerza de la costumbre, Harry era timido. Le costaba bastante interactuar con otras personas, inclusive sus compañeros de escuela de los últimos seis años. Charlas rapidas, saludos afectuosos pero nada de profundizar, esas eras sus áreas fuertes.
Decidido a evitar silencios incomodos productos de la esperanza de que contara lo ocurrido en su verano, salió del tren para caminar por la plataforma.
-
D&H-
-Peor verano de mi vida, no, peor verano de la historia de la humanidad- se quejaba Blaise Zabini desparramado en el aciento de su compartimiento.
-Tu exageración y dramatismo no tiene límites Zabini- lo regaño Malfoy, que acomodaba los baules.
-No exagero nada. ¿Tienes idea de lo horrible que es ir tu casa para enterarte que vas a tener citas todo el verano para escoger a tu futura esposa? ¡¡Ni siquiera me gustan las mujeres!!
-El problema real es que no le has informado a tu madre eso. Si lo hubieras hecho las citas hubieran sido con atractivos magos sangre pura, en lugar de brujas- Claro que Draco tenia razón absoluta, pero Blaise no lo aceptaría jamas.
- Te odio- susurro el moreno -¿Y si me caso contigo?
Draco rio abiertamente. Su amigo era la combinación perfecta entre las raíces italianas y chocolate. Con ojos color olivo, piel obscura y facciones mediterráneas. Su cabello antes corto, ahora estaba atado a una coleta.
-Ciertamente a tu madre le daría un gran placer la unión, lamentablemente yo tengo interés en alguien y tú tienes muy mal gusto.
-Mi gusto es impecablemente bueno- discutio Blaise.
-Difiero contigo – los interrumpio un chico de cabellos castaños, piel ligeramente tostada, alto y con ojos miel.
-Theo!! ¿Cómo puedes decir eso?- en la cara de Blaise se formo un puchero.
-El hecho de que te gusten los pelirrojos, enojones es lo único que necesitamos como prueba de que tenemos la razón – explico el recién llegado.
-Pero si es adorable!! Con sus pecas y el cabello y…
-Por amor al cielo cállate- suplico Draco.
-A ti lo que te molesta es que mi comadreja este todo el tiempo con Potter.
Ante ese comentario el compartimiento se quedo en total silencio.
-¿Disculpa? ¿Qué te hace pensar semejante locura?
-Las miradas de odio que le lanzas a Weasley cada que se acerca a Potter. – respondió sin problemas Nott.
-Son miradas de odio para los dos, no solo para Weasley. – intento convencerlos sin mucho éxito
- Draco, Draco, Draco, me siento insultado. ¿Crees que no sabemos de tu impresionante atracción hacia Potter? – Dijo Blaise – Pasamos casi todos los días juntos, es natural que lo notáramos.
- Eso y que eres realmente malo para esconderlo – continúo Theo
La cara del rubio era un poema. Entre sorprendido y molesto, Draco trato de mantener su fachada de hielo.
-No es nada de eso.- carraspeo
-Está bien, como tú digas. Pero creo que deberías de echar un vistazo por la ventana. Igual y te convences de dejar ir la mentira – finalizo Blaise señalando a la ventana sonriendo enigmaticamente.
A travez de la ventana se podia ver la plataforma llena de gente, llena de familias, de vida y en el centro, o al menos le parecia que era el centro, un chico menudo, de brillantes ojos esmeralda estaba rodeado de pelirrojos.
Queria odiarlo, detestarlo, burlarse de el y sus amigos, pero lo unico que se le ocurría eran cumplidos hacia su sonrisa. Estupidos instintos, aunque tal vez y solo tal vez no eran solo sus instintos lo que lo llevaban a pensar asi. Pero no planeaba aceptar eso ante nadie, de momento.
Regreso su atencion al ojiverde, descubriendo que el chico tenia su vista fija en el.
La esmeralda se fundio con la plata y un destello de algo que no pudo descifrar se apodero de aquellas gemas verdes.
El silvato de la locomotora interrumpio el momento, dejando una promesa silenciosa flotando entre los chicos.
-
D&H-
Gracias a Merlin que encontrar a sus amigos era tan facil como divisar el grupo mas grande de pelirrojos que pudieras, sabiendo que serian los Weasley, y donde estaban los Weasley´s normalmente estaba Hermione y la orden.
-¡Harry por aquí!- sin contar, claro, que los gemelos solian encontrarlo antes.
- Hey chicos. Que gusto me da verlos – saludo el moreno sonriendo de oreja a oreja por primera ves en el dia.
-Y nosotros a ti, no hemos podido mandarte informes de la tienda en todo el verano. Dumbledore fue muy estricto con el correo que te mandabamos- Explico George.
- Está bien. Les he dicho muchas veces que no necesitan mandarme ningun informe, la mitad del tiempo no les entiendo.
Los gemelos, como cada vez que salia el tema, lo ignoraron.
-Ronie necesita tu ayuda y rapido – solto Fred, cambiando el tema.
-¿Qué? ¿Por qué?- aquello no sonaba nada bien.
-Nadie sabe, lleva toda la mañana blanco como papel y no habla con nadie. Mamá cree que tuvo una pesadilla, Papá cree que le cambio la voz y por eso no quiere hablar. Bill, Ginny y nosotros tenemos la teoría de que descubrió que es adoptado.
-George, Ron no es adoptado- le recordo el moreno.
-Déjanos soñar- replicaron los gemelos al mismo tiempo.
-Sera mejor que vaya a hablar con el, antes de que muera de los nervios y ustedes con el – dijo Harry bromeando, aun que estaba realmente preocupado por su amigo.
- Tienes toda la razón. Por cierto Harry …
-…Padfoot y Remus …
-…iran en el tren…
-…contigo- Eso era algo que nunca terminaria de admirar de ellos. Su habilidad para terminar la fraces del otro. No sabía si era cosa de gemelos o solo de Gred y Forge, pero era increible.
De repente la sensación de ser observado invadió al moreno. Sabiendo que ignorarlo no lo llevaría a nada, dio vuelta para buscar lo que producía tal sensación.
Sus ojos chocaron con dos gotas de plata, que al ser descubiertos se llenaron de sorpresa.
La plata se fundió con la esmeralda. Fue en ese momento, por un par de segundos, que solo existieron él y Malfoy. No, no Malfoy, Draco.
Y luego ese momento pasó. Con la realidad golpeándolo en la cara y un sonrojo impresionante Harry desvió la mirada.
-Hey compañero ¿pasa algo? – Lo llamo Ron, al notar el sonrojo en sus mejillas.
- Nada, nada. ¿Y a ti? Los gemelos dicen que te comportas raro – El ojiverde solo podía estar agradecido por la distracción, aunque esto causo que Ron palideciera aún más.
-¿Yo? Yo no tengo nada. Los gemelos no saben de lo que hablan.- soltó de carretilla el chico.
-Ron, claramente algo te está molestando. ¿Quieres contarme en el tren? Hermione ira al vagón “de chicas” en algún momento, podemos aprovechar.
El menor de los Weasley asintió vagamente, regresando a su estado taciturno. Resignado, Harry tomo a su amigo y lo empujo rumbo al tren, seguidos del resto de los estudiantes.
-D&H-
-Este año será más interesante- declaro Blaise emocionado.
-No lo sé, con todo el asunto del que no debe ser nombrado puede resultar algo catastrófico. ¿Tú que piensas Draco?
- Espero que no afecte mis estudios o padre va a enojarse.
Theo y Blaise se miraron en complicidad, sabiendo que los pensamientos del rubio iban camino a los estudios, decidieron intervenir.
-Tengo ganas de un paseo. Vamos de paseo Draco – soltó Blaise estirándose cuan largo era.
- ¿A dónde pretendes ir de paseo? Estamos en un tren, por si no lo recuerdas.
-Podríamos visitar gente. Entretenernos. Ya sabes que los gatitos nos extrañan si no hacemos acto de presencia. – Theo sabía que con la mención de los Gryffindor el rubio se uniría a lo que fuera.
- Suena como que iremos de paseo.
Y con esas palabras los tres chicos partieron en busca de su fuente de entretenimiento.
-D&H-
-Bueno chicos, Ginny, Luna y yo iremos a dar una vuelta. Volvemos en un rato. –comento Hermione mientras las otras dos asentían. Entre cuchicheos y risitas las tres salieron del compartimiento.
-Me dan miedo – susurro Neville
-Y es por eso que te gustan los chicos Nevs – respondió Seamus. Neville se volvió rojo de pies a cabeza.
-¿Es por eso que tu dejaste a Parvati? ¿Por qué le tenías miedo? – contraatacó Ron, salvando a Neville.
-¿Conoces a las gemelas? Es claro que deje a Parvati por temor a mi vida.
Todos rieron ante lo cierto del comentario.
-Dean, Nev, acompáñenme por provisiones- soltó Seamus, alegrando la vida del resto de los ocupantes con la mención de comida. Un segundo después los chicos estaban en busca del carrito de golosinas, dejando a Harry y Ron al fin solos.
-¿Ahora si me dirás que te tiene tan angustiado?- pregunto el ojiverde apenas se hubo cerrado la puerta.
-¿Para qué quieres saber? No es como si fuera la cosa más increíble del mundo.
-Vamos Ron. Claramente es algo, si te está molestando.
-¡Bien! – Exclamo el pelirrojo - ¿Recuerdas mi cumpleaños y como recibí mi herencia mágica? Uno de los marcadores de mi herencia fue una mancha que apareció en mi estómago, o mejor dicho en mi vientre.
-Lo recuerdo, gritaste como loco cuando apareció.
-Esta mañana la mancha tomo forma. Un escudo de armas para ser exactos.
El silencio reino en el compartimento.
Era común entre magos de sangre pura, que al llegar a la mayoría de edad las cualidades mágicas de su familia se hacían presentes. Los Weasley tenían dos; Fertilidad y empatía.
Con la suerte de Ron, era casi predecible que todo iba a salir al revés.
En lugar de la flecha en la base del cuello, señalando la empatía rigiendo sobre la fertilidad, como casi todos los hombres de la familia, Ron tenía una pequeña mancha en forma de escudo en la parte baja de su vientre, como la mayoría de las mujeres Weasley.
Fertilidad sobre empatía. La mejor mezcla para crear vida en el cuerpo de uno.
-¿Un escudo de armas? ¿Con todos los detalles? Pero tu madre dijo que eso podía tardar años.
- Precisamente. El escudo significa mi unión con alguien más, con quien creare mi familia. Se supone que tarde años en aparecer por que en cuanto aparece significa que estoy listo para empezar mi familia. ¡¡Pero no estoy listo!! Tengo dieciséis, no puedo casarme o tener hijos aun.
La respiración del chico se volvió rápida e irregular. Claramente tenía un taque de pánico y Harry no sabía cómo calmarlo. Asustado, salió del compartimento con la esperanza de encontrar a alguien que pudiera ayudarle. Lo que encontró no era la ayuda que buscaba.
Del otro lado de la puerta se encontraban nada más y nada menos que Blaise Zabini, Theodore Nott y Draco Malfoy.
-Pero que tenemos aquí. Un par de gatitos asustados.
-Cállate Malfoy, no tengo tiempo para lidiar contigo – soltó Harry, regresando con su amigo que luchaba por una bocanada de aire – Ron, Ron…por favor respira. Tú puedes…Demonios. ¡RON!
Los tres chicos miraban pasmados la escena.
-¡Ayúdenme! Busquen ayuda, un profesor, un prefecto...quien sea. ¡Se muere!
Los gritos despertaron a los Slytherin, quienes tomaron control de la situación.
Malfoy tomo a Harry, alejándolo del pelirrojo, mientras Blaise intentaba captar la atención del chico.
-¡¡Weasley!! – Grito Blaise – enfócate en mi voz.
-Deberías abrazarlo, para que imite tu respiración – le indico Theodore.
Sin siquiera cuestionarlo Blaise se colocó detrás de Ron, maniobrando para que la pelirroja cabeza estuviera sobre su pecho.- Weasley, sigue mi ritmo. Inhala, exhala.
Poco a poco la respiración del Gryffindor se volvió más regular. Después de unos minutos que parecieron eternos, Ron recupero su respiración normal. Fue entonces que Harry noto que se encontraba aferrado a Malfoy.
-amm…gracias- susurro el moreno, soltando la túnica del Slytherin- no sabía qué hacer.
-No es de sorprenderse, los Gryffindors suelen ser bastante…ingenuos – contesto Malfoy, aunque su tono era mucho menos acido que el usual.
-Y que los Slytherins se entrometan en lo que no les incumbe tampoco es novedad- interrumpió una voz desde la puerta - ¿Qué está pasando aquí?
-¡¡Hermione!! Qué bueno que llegas, Ron tubo un ataque de pánico y no sabía que hacer – explico el moreno con un puchero.
-Ya, ya Harry. Parece ser que la intromisión de las serpientes salvó el día. Ahora, si fueran tan amables de salir del compartimento.
-¿Nos vas a correr después de que le salvamos la vida a la comadreja?- pregunto Nott asombrado.
-Sinceramente Nott, no veo por qué quieran quedarse. Ron ya está bien – señalo Hermione hacia donde el pelirrojo se encontraba respirando profundamente. – Y no creo que ninguno de ustedes esté interesado en tener una charla amistosa con nosotros. Ya saben, con todo eso de que son sangre pura.
-Deja de burlarte Granger. No quieres meterte con noso…
Nada de lo que iba a decir Draco llego a ser escuchado, gracias a la repentina sacudida del tren, que envió a todos al suelo.
-¿Qué fue eso?
-No lo sé Harry, ayúdame a pararme.
-¿Harry?¿Hermione? ¿Qué paso? ¿Por qué Zabini me está abrazando?
-Dejen de hablar tanto, hay que investigar qué fue lo que movió el tren.- Hablo Draco, interrumpiéndolos a todos.
Una nueva sacudida lanzo a los chicos dentro del compartimento, hechos un lio de piernas y brazos. Los gritos de cientos de estudiantes llenaron los pasillos, interrumpidos por la voz de la profesora McGonagall que se escuchaba a través de los gritos.
-- “A todos los alumnos les pedimos que tomen sus pertenecías y salgan del tren, encontraran algunos aurores en las orillas de las vías, síganlos, hagan todo lo que ellos les indiquen.”
Entre golpes, arañazos y patadas los chicos lograron incorporarse.
-- Tenemos que salir de aquí. Theo, ve al compartimiento y saca las cosas. Si en el camino encuentras a alguien de sexto o séptimo diles que ayuden a los más chicos a salir rápido. Que olviden las restricciones de magia. Blaise tu dedícate a ayudar con la evacuación del tren-- Todos observaron boquiabiertos como Malfoy daba órdenes por doquier -- ¿Que miran? -- pregunto Malfoy al notar las miradas de los otros.
Harry fue el primero en recuperarse, recordando donde y en qué situación se encontraban.
-- Ron ve con Zabini, Hermione busca a Ginny y Luna. Si encuentras a alguien del E.D. que ayuden con la evacuación, sin restricción de magia. Nott. Neville, Seamus y Dean no deben estar lejos, si los vez diles lo que está pasando.
-¿Tu qué harás?- pregunto Hermione aun consternada..
-- recogeré las cosas y buscare a Remus y Snuffles.
Todos se dispersaron rápidamente dejando a Harry y Draco solos.
-- Malfoy ¿qué haces aun aquí?
-- ¿que parece que hago?
-- Pues según veo, vigilándome, a menos que tengas un plan secreto para entregarme a Voldemort. Aun que estaría muy agradecido si no lo hicieras -- bromeo el pelinegro.
-- déjate de tonterías Potter y apresúrate, sea lo que sea que este atacando el tren, no va a esperar mucho más.
Ni bien había terminado de guardar los equipajes en su túnica un temblor lo hizo caer sobre los asientos.
-- ¡¡Hay que salir de aquí ya!!-- le grito Malfoy mientras lo jalaba por la chamarra, guiándolo por el pasillo hasta la salida.
Afuera todo eran gritos y caos. Los estudiantes que salían apresurados del tren, esquivaban como podían los rayos provenientes las figuras negras.
Varios profesores habían llegado al rescate de los alumnos, guiándolos hasta el bosque donde los aurores ya los esperaban. El resto de los aurores trataba de contener a los Mortifagos.
-- Harry!!! – Tres cabelleras rojas se acercaron rápidamente a ellos.
-- Ginny, Fred, George!! ¿Qué hacen aquí?
-En cuanto empezó el ataque Dumbledore mando un mensaje a todos los miembros de la orden, nosotros fuimos los primeros en llegar.- Explico Fred.
-Mama no estará feliz, pero no podíamos dejar a Roninkis, ni a Ginny solos – termino George.
-Es bueno tenerlos aquí. ¿Han visto a Ron o Hermione?
-Hermione fue al rescate de Seamus. El y Dean están protegiendo a un grupo de primero- respondió Ginny, mirando de reojo a Malfoy, que se mantenía a una distancia considerable de ellos.
-Ok, ustedes vayan hacia el bosque, ayuden como puedan. Tengo que encontrar a Remus.
-Bien. Fred y George pueden ir a ayudar, yo me quedo contigo. – Anuncio decidida la chica.
-¿Ginn?
-Alguien tiene que apoyarte, además Malfoy se ve sospechoso.
Draco apretó los puños. ¿Qué se pensaba la comadrejilla?
-Ginn, aprecio tu preocupación, pero Malfoy está ayudando. Serás más útil si vas con tus hermanos. Malfoy me cubre ¿Cierto?
-Definitivamente. Vamos Potter, tic tac- aseguro el rubio lanzándole una mirada altanera a la pelirroja. Comadrejilla 0- Malfoy 1.
- Esta bien Harry, solo cuídate ¿Si?
-Claro- Sin previo aviso Ginny lo envolvió en un abrazo. Poco sabía el moreno de la batalla de miradas que ocurría sobre su hombro.
Comadrejilla 1- Malfoy 1.
-Maldita comadreja- susurro Draco, antes de seguir a un confundido Potter.
-D&H-
Habían recorrido gran parte del tren esquivando hechizos y lanzando los propios contra las figuras negras que seguían sobre la colina.
-¡Moony!- escucharon que alguien gritaba desde atrás de un montículo de rocas cercanas. Sin siquiera mirar a donde iba, Harry salió corriendo hacia el lugar seguido de cerca del rubio, que intentaba detenerlo sin mucho éxito. El moreno no escuchaba nada que no fuera el eco de aquel grito.
-- Sirius!! – Lo llamo apenas diviso a su padrino, que se encontraba al lado del cuerpo inerte del licántropo -- ¡Remus! ¡Sirius! ¿Qué paso?.
-- Un hechizo lo golpeo, estampándolo contra las piedras -- señalo el animago.
-- ¿Potter que haces? ¿Black? -- la voz del rubio alerto a los dos morenos que voltearon con varitas en alto.
--¿Draco Malfoy? ¿Qué hace mini Malfoy aquí? ¿Harry?.
-- Ni yo mismo sé qué hace aquí.
-- Las explicaciones para después, por ahora hay que salir de aquí- intervino el rubio, tomando a su exprofesor con intención de levantarlo.
-- Yo lo llevo -- gruño Sirius arrebatándole a Remus.
-- Como quieras-- repuso Malfoy quitándole importancia.
Harry lo miro, confundido por la reacción posesiva de su padrino.
-Sera mejor que salgamos de aquí- anuncio Sirius, cargando a Remus en brazos.
Los tres corrieron en dirección al bosque esquivando lo mejor que podían los hechizos de los Mortífagos, que habían dejado la colina para atacar directamente. Harry alcanzo a ver a la profesora Sprout en la orilla del bosque con algunos alumnos.
-Hay que ir al bosque- índico el ojiverde a los otros, que lo siguieron sin discutir.
Un par de metros los separaban de la orilla del bosque cuando una lluvia de maldiciones los atrapo. Tres protego evitaron cualquier daño, aunque no los libro completamente del problema.
-- Sirius, adelántate con Remus -- le pidió Harry mientras e ocultaban detrás de unos árboles.
-- No Harry, es más importante que tú salgas de aquí.
-- has lo que dice Harry, tío. Yo me asegurare de que llegue sano y salvo a Hogwarts. -- ambos morenos quedaron pasmados ante la seguridad en las palabras del menor de los Malfoy
-- A...Anda Sirius, ya escuchaste a Malfoy, el me cuida, ve.
Con un asentimiento el mayor corrió para perderse entre los árboles del bosque.
-- Malfoy...Draco... ¿por qué dijiste eso?
-- por que es la verdad
-- ¿Pero por qué tú? ¿Por que no has ido con tus amigos? ¿Por que sigues aquí conmigo?
Draco se acercó a Harry de manera que solo unos centímetros lo separaban.
-¿Miedo Potter?- susurro el rubio.
Harry nunca lo admitiría, pero aquella respuesta le causo un escalofrió placentero. Asustado de su propia reacción, el ojiverde se alejó un poco.
-En tus sueños Malfoy- respondió a prisa – deja de jugar y ayúdame a pensar cómo salir de aquí.
-- Vaya, vaya, mi querido sobrino decidió unirse a la causa -- soltó una voz detrás de ellos.
Ahí, de pie los esperaba Bellatrix, con su macabra sonrisa.
Ambos chicos alzaron sus varitas listos para cualquier cosa.
-- Tía buenas noches -- saludo el rubio cortésmente sin apartar la varita de la mujer.
-- Oh Draco querido, baja esa varita, no la necesitas
-- Lamento declinar su ofrecimiento tía, pero prefiero mantenerla lista para cualquier cosa.
-- Como quieras, puede que te sirva para mantener a raya al mocoso -- índico Bella señalando a Harry
-- ¿Mantenerlo a raya? no veo por que tendría que levantar mi varita contra Potter.
-- ¿Entonces ya está listo para transportarlo?-- rió la mujer encantada, bajo la mirada fulminante del mas chico de los Malfoy.
El intercambio sorprendió al Gryffindor. Parecía que las esperanzas puestas en el rubio se estaban desmoronando. Su corazón se retorció dolorosamente por un segundo.
-Disculpe mi ignorancia tía, desconozco de que habla, pero debo advertirle que se abstenga de cualquier plan en contra de Potter. No me quiero ver en la necesidad de lastimarla.
-¿Cómo te atreves a hablarme así?
- Es necesario para dejar en claro que no permitiré ningún ataque contra mi Hjerte.
La sonrisa en el rostro de la mujer se deformo hasta transformarse en una expresión de furia, con su varita aferrada a su mano se fue sobre el chico.
-¿Hjerte? ¿Hjerte? ¡Tú maldita bestia! Tenía que haberlo imaginado, todo el orgullo por la pureza de los Malfoy, solo para cubrir que son bestias. Pero avisare a todos, el Lord se enterara de esto. – gritaba histérica la mujer, que en un ataque de rabia se había lanzado contra su sobrino, clavando sus uñas en los brazos del chico.
De repente un rayo de luz roja golpeo a la mujer que salio disparada contra un árbol. Con dificultad se levanto buscando la fuente del hechizo, soltando un grito lleno de rabia al descubrir a Harry Potter con su varita apuntándola, listo para dar el tiro de gracia.
-- Vete de aquí Bellatrix, antes de que olvide que eres una mujer -- advirtió el moreno
-- Me amenazas Potter? no deberías de prometer cosas de las que no eres capaz.
-- No me tientes, soy capaz de muchas cosas con las que tu apenas sueñas.
Todo parecía algo sacado de un mundo surreal para Draco. Potter defendiéndolo de su tía.
-Ruges mucho para ser un gatito- dijo la bruja ya completamente de pie.
-- Vete, Bella
-- Tu no ordenas Potter -- grito Bellatrix furiosa -- CRUCIO!
El moreno se lanzo al suelo evitando el hechizo, perdiendo la varita en el proceso viéndola caer a unos metros de él.
-- jaja te tengo Potter -- rió la Mortífaga apuntando al menor que buscaba la manera de salir de ahí vivo. Un gruñido distrajo a los dos, poniendo su atención en la figura frente a ambos.
Draco Malfoy se mantenía en pie con la mirada fija sobre ellos, su cabello rubio platinado bailaba sobre su rostro al ritmo del viento mostrando sus facciones casi animales y unos colmillos saliendo de su boca.
-- Tú…bestia… -- tartamudeaba la mujer mirando alternativamente a los dos chicos.
Harry no entendía muy bien que pasaba, busco la mirada de Draco en busca de respuestas pero solo encontró dos gotas de plata, dos impresionantes orbes completamente plateadas.
Bellatrix retrocedió al ver el estado de su sobrino, tomando a Harry por el brazo lo coloco frente a ella.
-- ¿Esto es lo que buscas? -- susurro con algo que le pareció miedo a Harry -- aquí lo tienes -- termino aventando al muchacho a los brazos de su sobrino.
Harry trastabillo, ante la fuerza que empleo la mujer para alejarlo de ella, no sabia que era tan fuerte. Pensó que caería pero unos fuertes brazos detuvieron su caída milagrosamente. Elevo la vista para ver el rostro de su salvador, pero el no lo miraba, mantenía su vista fija en la Mortífaga, que ya no se encontraba sola. El rubio soltó otro gruñido, aferrando mas al moreno contra si mismo.
Fenrir Greyback había entrado al claro siguiendo el rastro de Bellatrix, pero definitivamente nunca pensó encontrar semejante escena. Bellatrix retrocedía con varita en alto, Potter estaba fuertemente sujeto a otro chico, algo no parecía estar bien. Olfateo el aire en busca de la razón, sorprendiéndose al encontrar un aroma ligeramente conocido pero a la vez completamente extraño.
-¿Necesitas ayuda?- pregunto casi en un susurro para no alterar más al chico.
-¡Greyback! No sé qué es, pero no es humano- murmuro alterada la mujer.
-Lo sé, será mejor que ataquemos a la vez, no estoy seguro de que tengamos otra opción.
Ambos adultos se prepararon para atacar, sin darse cuenta de que unos ojos entre los árboles esperaban pacientes la hora de intervenir.
Harry advirtió el movimiento de los Mortífagos, necesitaba su varita, lamentablemente se encontraba muy lejos como para llamarla y no podía correr por que Malfoy no lo soltaba.
El agarre seguía siendo fuerte, pero sin lastimarlo. De nuevo el extraño sentimiento se hizo presente, al escuchar el corazón de Draco. Sacudió la cabeza para sacar esos pensamientos. Era lo último que necesitaba en ese momento.
Vislumbro la varita de Malfoy a unos centímetros, serviría para defenderse. Miro de nuevo al rubio, seguía observando a los adultos, mientras gruñía y mostraba sus colmillos.
No pudo pensar más, pues un rayo azul se dirigía hacia ellos. El rubio ágilmente movió sus cuerpos lejos del rayo, mientras el moreno tomaba la varita del suelo y comenzaba a lanzar maldiciones por doquier. Los Mortífagos regresaron el ataque rápidamente, dándole en el brazo donde comenzó a emanar sangre a borbotones.
El olor de la sangre lleno las fosas nasales del rubio, que miro preocupado al chico entre sus brazos, llenándose de renovada furia al ver sus ojos cerrados por el dolor, se lanzo sobre los adultos separándolos de un golpe, atacando a Greyback.
Bellatrix se levanto a trompicones para atacar a su sobrino, mientras este mordía y rasguñaba cada parte del cuerpo del licántropo bajo el. Era sorprendente como un licántropo adulto estaba perdiendo la batalla contra un chico de dieciséis años. Sin siquiera darle tiempo de ayudar a Greyback un par de cuerdas se enredaron en su cuerpo, paralizándola.
-No, no. Esa pelea es de dos. Tú, por otro lado tendrás que hacerme frente si quieres salir de aquí. – Dijo el responsable de su captura, si dejarse ver por la Mortifaga.
Los aullidos adoloridos de Greyback la distrajeron. Volvió su mirada hacia donde el rubio seguía atacando sin piedad, lo que antes era un hombre.
A un par de metros de la acción Harry luchaba por controlar la sangre que emanaba de su brazo lastimado. Ocupado como estaba apenas percibió por el rabillo del ojo como una figura se le acercaba, por primera vez en su vida, rezo por que fuera Draco.
-- Parece que no es tan grave como pensé -- dijo una voz que definitivamente no era de Malfoy pero que tampoco era de ninguno de los Mortífagos.- Pero será mejor apurarnos, no queremos que te desmalles por la pérdida de sangre ¿Cierto?
Un leve asentimiento fue toda la respuesta que obtuvo.
-Bien. Ahora, voy a necesitar de tu ayuda para llamar la atención de tu compañero. No estoy seguro que le agraden los extraños.
Ante esas palabras levanto lentamente la cabeza para ver a su interlocutor, el rostro de aquel hombre que definitivamente no tenia pinta de mortífagos le sonaba pero no tenía mucho tiempo para pensar en eso, lo más rápido que pudo busco a Draco con la mirada.
Lo encontró unos metros mas allá sobre lo que creyó era un bulto de ropa pero un gemido lo alerto, descubriendo que era un hombre lo que se encontraba debajo del rubio.
--¿ Qué es eso? -- pregunto en casi un susurro el moreno
-- Eso creo que es nuestro ex honorable Fenrir Greyback o al menos lo que el chico no ha destrozado -- dijo el hombre con burla
-- Oh por merlín -- exclamo el chico con terror mirando el bulto sangrante y gimiente. Sin pensarlo mucho se puso de pie tambaleante.
El hombre se apresuro a detenerlo para evitar una caída.
-- ¡¡Hey!! No hagas las cosas tan rápido -- lo regaño el mayor
-- Tenemos que detener a Malfoy antes de que lo mate.
--Ciertamente no creo que podamos hacer mucho por Greyback, pero que te parece llamar a ¿Malfoy? ¿Ese es su nombre? -- sugirió el hombre
El moreno lo miro incrédulo, era imposible que lo dijera realmente pero no tenía más opciones así que se dispuso a llamar al rubio.
-- ¡¡Draco!!! - grito con voz ahogada el moreno.
Inmediatamente el joven rubio dejo al licántropo. Sus ojos se posaron en el chico que lo miraba preocupado, para pasar al hombre que se encontraba a su lado sosteniéndolo.
Un rugido de furia emano de su pecho lanzándose contra el hombre, que soltó rápidamente al moreno, separándose varios metros en menos de tres saltos.
No supo en que momento el rubio había avanzado hasta llegar a su lado, pero un segundo después de ver al hombre a su lado alejarse lejos de el ,sintió como dos fuertes brazos lo envolvían, pegándolo al pecho del Slytherin.
Sentía el aliento calido del rubio sobre su mejilla, haciéndolo cerrar los ojos. Era como una caricia que lo envolvía.
-- Draco -- susurro el moreno
-- Mío-- fue la rasposa respuesta seguida de unos labios húmedos sobre su cicatriz
-- Parece que conseguimos llamar su atención -- dijo el mayor acercándose, recibiendo un gruñido por parte del Slytherin.
-- Draco tranquilo, en un amigo. ¿Verdad? -- lo calmo Harry cuestionando al mayor.
-- Lo soy ¿acaso no me reconoces Harry?
La luz le pego en el rostro al desconocido iluminando su ser. Sus músculos, su altura y su cabello fueron llevándolo a una rápida comprensión de la identidad del extraño.
-- ¡¡Eres el novio de Margge!!! -- soltó de pronto el Gryffindor, haciendo sonreír al hombre.
-- 50 puntos para Gryffindor, pero cualquier duda será mejor aclararla cuando lleguemos al castillo, a menos claro que quieras esperar a que más Mortífagos nos encuentren.
Harry negó en respuesta, sería mejor llegar rápido al castillo, ya se habían demorado mucho.
-- ¿Cómo llegaremos? ¿Y cómo llevaremos a la loca de mi tía con nosotros? -- pregunto una voz detrás de Harry, haciendo que ambos hombres fijaran su atención en el interlocutor.
Draco Malfoy observaba al mayor con interés, con su ropa llena de barro y sangre, los largos cabellos sobre su rostro pegándose a el a causa de la sangre y el sudor.
-- ¿Cuándo regresaste? -- pregunto el mas pequeño con genuina curiosidad. El rubio alzo la ceja al oír la pregunta.
-- No recuerdo haberme ido Potter --respondió sarcástico el rubio
El moreno se removió molesto entre los brazos del Slytherin, el cual no parecía tener intención de soltarlo.
-- Ya puedes soltarme Malfoy. No quiero que me llenes de sangre y entrañas -- dijo Harry sin parar a pensar lo que había dicho.
Draco Malfoy se helo ante las palabras. ¿Sangre y entrañas? ¿Qué es lo que había hecho?
El terror llego a él como agua helada, haciéndolo temblar.
-¿Malfoy?- lo llamo confundido.
El rubio dio un par de pasos atrás, mientras los temblores aumentaban. Intentando calmar los temblores, Harry posos sus manos sobre las del rubio, que se alejó del toque como si quemaran. Sus ojos volvían a ser lagunas plateadas y la expresión bestial había regresado.
De pronto un rugido animal exploto de la garganta del menor de los Malfoy, mientras se revolcaba en la tierra queriendo quitar cualquier rastro de sangre que tuviera sobre él.
Harry no sabía qué hacer. Aquello sobrepasaba su conocimiento y el adulto que los acompañaba no parecía saber que hacer tampoco.
No supo si fue por instinto heroico o por que la sangre comenzaba a emanar libremente por las heridas del Slytherin, pero su cuerpo se precipito sobre el otro, abrazando por detrás al rubio para evitar que se continuara revolcando.
-Detente Malfoy, detente- Suplico el moreno suavemente.
-No lastimar- gruño bajito Draco, dejando su ataque contra el suelo de lado.
Definitivamente Harry no sabía que estaba pasando, pero se aferró con más fuerza al cuerpo del rubio.
-Lo sé, lamento lo que dije antes, no era enserio. – Se disculpó. Lentamente volteo el cuerpo entre sus brazos para poder mirar al otro lado a los ojos. Las lagunas plateadas permanecieron fijas en él, dándole un escalofrió por su intensidad.- ¿Qué te parece si nos limpiamos un poco? Un aquamenti no nos caería mal.
Draco solo asintió.
--ejem -- el carraspeo de parte del castaño, les hizo recordar que no estaban solos y que definitivamente ese no era el lugar como para ponerse a platicar.
-- lo siento -- dijo apenado el moreno mientras todo su rostro se cubría de un ligero sonrojo, no entendía que había pasado, la mirada de Malfoy sobre la suya, la electricidad corriendo por su cuerpo y esa increíble necesidad de besar esos sonrosados labios, No definitivamente algo iba mal, muy mal y sentía que esto solo era el comienzo.
--Aquamenti- conjuro el extraño, empapando a albos chicos -Será mejor que nos pongamos en marcha. La mujer se las ingenió para escapar de mi hechizo y temo que siga rondando por aquí.-- anuncio el mayor con algo de preocupación en sus ojos.
-¿Cómo llegaremos? El colegio aún está muy lejos. – quiso saber Harry
- Podemos aparecernos a las afueras del colegio y caminar desde ahí. Yo los llevare
Ambos chicos se acercaron, tomando el brazo del hombre. Un segundo después sintieron el familiar tirón del estómago, apareciéndose lejos de ahí.
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