Capitulo 15
Convencer a Draco Malfoy de hacer cualquier cosa siempre había sido muy difícil, sobre todo con el carácter de mandón que se cargaba, pero convencer a su versión alterna Veela, era realmente imposible.
No solo actuaba Malfoyescamente, lo que era igual que ser un pedante cabezota, además le sumabas los instintos protectores casi Psicóticos del Veela , lo que resultaba en una no muy pequeña bomba de tiempo. Por más que intentó convencerlo de que todo estaba bien, seguía viendo el pánico en sus ojos.
Apenas llegaron a sus habitaciones Draco paseo su nerviosa mirada sobre el cuerpo del más bajo, desesperado por encontrar todas sus heridas. Cuando el moreno se acomodó en la cama, agradeciendo la comodidad del colchón, el rubio rápidamente repto para enroscarse a su alrededor. El colmo fue cuando Dobby junto con la comida, apareció de improvisto. Al pobre elfo casi le da un paro cardiaco cuando el Veela se le fue encima.
En pocas palabras Draco Malfoy estaba fuera de control; de nuevo.
-Draco, Dracoooo- le llamo por millonésima vez el ojiverde.
-¿sí?- respondió ausentemente.
- te estoy preguntando si ya tienes listo tu disfraz para la fiesta de Halloween. Es el próximo Viernes ¿sabes?
Por unos minutos parecía que el Slytherin estaba realmente considerando que responder.
-¿Qué fue lo que realmente paso?- soltó al final.
- ¿A qué te refieres?- el moreno no se esperaba aquel comentario.
-Los golpes, la sangre y todo eso.- aclaro el rubio.
Sabiendo que no podía darle más largas el Gryffindor comenzó con su relato.
Fue un accidente. Estábamos en la biblioteca haciendo nuestros deberes, pero Hermione y Ron comenzaron a pelear, lo que derivo, de alguna manera muy extraña, en una pelea entre Ron y Blaise. ¿Sabías que Blaise le envió chocolates? Al parecer tu amigo está enamorado del mío. Y nos enteramos a base de gritos, mientras se peleaban. Al final Blaise escapo apenado, Ron fue tras él y el resto decidimos dejarlos solos.
Unas dos horas después, cuando todos, incluyendo a Theo, estábamos listos para ahorcar a Hermione, escuchamos que había un Gryffindor aporreando la entrada de la sala común de Slytherin. Supusimos que era Ron. Como era obvio fuimos en su ayuda, principalmente para que dejara de hacer el ridículo.
Lo encontramos aporreando la entrada de la sala común, haciendo un ridículo impresionante. Theo intervino prometiendo sacar a Blaise de su escondite para que pudieran hablar. Así que esperamos. Fue ahí cuando se complicaron las cosas.
Ron, que no estaba para esos comentarios, exploto y golpeo a uno de los chicos, los otros tres de le echaron encima, y desde luego que Neville y yo fuimos en sus ayuda. Lamentablemente tenemos que aceptar que ni Nev ni yo somos lo que se dice una gran competencia, al menos en una pelea cuerpo a cuerpo. Fue ahí donde me corte el brazo.
Uno de los chicos rompió la mochila de Nev. Me corte con una de las plumas con punta metálica, posiblemente se atoro, el punto es que abrió más piel de la que debería. – Siguió diciendo el ojiverde algo acongojado – Para cuando Theo y Blaise salieron Ron tenía la ceja abierta y el labio roto, Neville sangraba por la nariz, Hermione había corrido a buscar a un profesor y yo…
-¿Tu qué? – pregunto desesperado, y un poco molesto el Slytherin
-yo me había resbalado con la tinta derramada, me golpe la cabeza contra el piso, caí sobre los restos del tintero, de ahí el corte, y quede inconsciente.
El silencio que reino en las cómodas habitaciones fue eterno, para los estándares de Harry al menos, aunque una vez se rompió por fin, hubiera preferido que el otro no hubiera soltado nada.
La risa clara y burlona que escapo del rubio solo aumentaba la vergüenza de su Hjerte.
-Te..Te..Te caíste con la tinta jajajaja- la risa no paraba, cambiando en el proceso el color de la tez del rubio.
-¡Deja de reírte! – Grito el moreno- ¡Ya, por amor a Merlín, no es tan gracioso!
-Lo siento Potter- dijo Draco un poco recuperado – pero es realmente épico. Nada más a ti te pasaría algo asi.
-Basta con las burlas, ya bastante tengo con que Justin crea que soy de algún tipo de cristal para que vengas tú y no pares de reír.-se quejó el ojiverde.
Ante la mención del Hufflepuff la sonrisa se borró del rostro del Veela.
-No vuelvas a mencionarlo. No quiero siquiera pensar en el.- gruño el rubio, con un brillo homicida en los ojos.
La risa del león no tardó en llegar, confundiendo al otro.
-Se puede saber ¿Qué es tan gracioso?
-tú, y tus celos locos – soltó entre carcajada y carcajada Potter.
-¿celos? ¿De donde sacas que yo estoy celoso? Aclarando que no es loco que te quiera lejos de ese…ese…¡No puede ni nombrarlo de lo horrible que es!- exclamo Draco – Finch-Flechley prácticamente se lanza encima de ti cada vez que no estoy cerca.
Fue el turno de Harry para dejar de reír, aunque no borro la sonrisa de su rostro.
-Eso, mi querida serpiente, son celos. Unos muy irracionales si me permites decirlo. No me gusta Justin, no es mi tipo. Además de mi aparente gusto por las creaturas obscuras y extremadamente peligrosas, sumándole que tiene que ser cretinos snobs y rubios.
-Aun así. Ese no dejara de rondarte hasta que estés casado y encinta, temiéndome claro, que ni eso lo detenga.- Draco frunció el ceño ante la imagen – Tal vez debería embarazarte para estar seguros.
Harry volvió a reír.
-Por mucho que me agrade la idea de una familia propia, creo que es mejor esperar a todo eso de mí con una barriga milenaria. Todavía no supero las clases de sexualidad segura que me dio Sirius- el más bajo se estremeció – Para ser la creatura más poderosa en la faz de la tierra, y el chico más popular y guapo del colegio, tu confianza no parece demasiada.
-No entiendes- susurro el rubio- Yo no tengo opción. Mi sangre, mi cuerpo entero, incluso mi magia, gritan por tenerte, por hacerte mío. Con lo que estoy más que contento –aclaro lo más rápido posible.
La expresión del Gryffindor se suavizo. La idea de que toda su tormentosa relación se basara en algo impuesto por los instintos y no porque realmente lo quisieran sonaba bastante mal.
-Pero tú- continúo Malfoy- tú no tienes esa necesidad. Para ti hay más opciones, mejores y menos peligrosos prospectos. Bueno tal vez no mejores, pero si más seguros para tu salud. Por eso me altero, porque mi peor pesadilla es que un día te canses y decidas que algo más simple es mejor. Eso y que Voldemort te haga daño, pero eso ya es otra cosa.
Harry estaba seguro, de que si no fuera un maestro en eso de tratar con el Slytherin desde que tenía once, le sería imposible notar lo cansado y derrumbado que estaba. Apenas termino su discurso, el veela se había hundido ligeramente más en la cama, como intentando ser tragado por la misma.
-Para mí nada es sencillo. Ni siquiera salir con alguien. – Dijo sentándose al lado del otro – ¡Soy el niño-que-vivió! Nada es normal conmigo. Paso un treinta por ciento del tiempo en la enfermería, otro sesenta metido en aventuras tan épicas como las de Merlín, apenas me da tiempo de vivir mi diez por ciento de normalidad.
-Tal vez deberías de parar con eso de buscar problemas- sugirió Draco.
- Yo no los busco, ellos me encuentran. – le refuto enérgicamente – El punto es, no me rindo fácilmente. Jamás lo he hecho, y no pretendo empezar ahora.
Puede ser que peleemos, incluso habrá días en que no querremos vernos las caras, pero somos nosotros, siempre regresamos a la vida del otro. Somos como una montaña rusa. Altos, bajos, vueltas y gritos, pero al final es in increíble viaje.
Draco sonrió ante lo dicho por el otro, dejando que un calorcito le recorriera el cuerpo.
-Además – continúo el moreno – Con todas las veces que has intentado que te rechace, ya tendrías que saber que no me voy a mover de aquí.
El Slytherin dejo escapar algo parecido a una risa.
-Aún tengo una duda – soltó el león.
-¿Cuál?
- ¿Cómo estuvo la reunión con el cara de serpiente?
- te contare mañana, cuando la orden se junte. Yo también quiero preguntar algo.
-¿enserio? ¿Qué es aquello que, el gran y poderoso Draco Malfoy, no sabe?
-¿Qué es una Montaña Rusa?
Desde las afueras de las habitaciones privadas del Veela se pudieron escuchar las carcajadas del Elegido.
Nota Mental: Llevar a Draco a un parque de diversiones.
-D&H-
El destino tiene medios extraños. Una frase de la cual su madre no parecía aburrirse, aun con la cantidad de fracasos amorosos que corrían por parte de la mujer.
Si solo fuera cosa de ella podría ignorarlo, pero parecía que esa bendita frase y el mismo eran lo único en que sus padres podían estar de acuerdo, por lo tanto su padre también solía decirla con frecuencia.
Como era de esperarse, como con todo lo que dicen los adultos, lo ignoro. Y posiblemente lo seguiría ignorando de no ser por su encuentro con el último varón de los Weasley. Ahora recordaba la frase preferida de su madre, mientras ayudaba al pelirrojo a ponerse la crema para la hinchazón del ojo y el labio.
-No tenías por qué intervenir – escucho que le decían.
- Si dejaba que te molieran a golpes sería una total incoherencia, Teniendo en cuenta que declare mi aprecio hacia ti hace apenas unas horas.. ¿No crees?
- No me estaban moliendo a golpes. – se defendió Ron
-¿no? ¿Tres contra uno, y piensas que ibas ganando? – Insistió Blaise- gatito, esos tipos te abrieron el labio, te dejaron el ojo morado y cuando llegamos estabas en el piso hecho bolita, recibiendo patas.
-Listo – exclamo Blaise, levantándose de su lugar mientras cerraba el frasco con el ungüento de madame Pomfrey – será mejor que vayamos a cenar.
-Zabini – lo llamo el pelirrojo – gracias.
La sorpresa ante las palabras del león se reflejó en su rostro y se odio por sentir como una pequeña mariposa nacía en sus entrañas.
-No hay de qué, pero que sepas que te ayudo por ser Ronald Weasley, no por ser el amigo de Potter – aclaro Blaise, causando un sonrojo monumental en el otro.
-Nu…nunca creí eso realmente, solo lo dije porque estaba molesto, no lo pensé.- se excusó el ojiazul
- Algo que te pasa muy a menudo
-¿Me perdonarías por las tonterías que dije? No suelo disculparme mucho, pero creo que esta vez vale la pena – pidió el pelirrojo algo sentido por el ultimo comentario del Slytherin.
-¿Puedes ser más específico? Por qué tonterías has dicho muchas – se burló la serpiente.
-Exigente
-Atolondrado
-Dramático
Sus pasos los guiaban hacia el gran comedor, mientras los simpáticos insultos los acercaban cada vez más.
- Zabini
-¿Si?
-No me llames gatito.
-D&H-
Ser un Slytherin no implica solo astucia. Si no también paciencia.
Paciencia para esperar el momento exacto, para aprovechar mejor las oportunidades.
Esa paciencia era lo único que en ese momento detenía a Theodore Nott, Slytherin por excelencia, de maldecir a sus compañeros de casa.
Desde que Draco había comenzado a pasar sus tardes con Potter, los alumnos de la casa verde no estaban tan contentos, pero se abstenían de comentar, sabiendo del carácter volátil del menor de los Malfoy.
Durante la última semana, sin embargo, aprovechando que la atención de la elite de la casa estaba puesta en los leones, algunos alumnos mayores envalentonados por el regreso del señor obscuro decidieron derrocar a aquellos que representaban lo mejor de Slytherin.
Comenzaron con comentarios, burlas y miradas, sin que nadie les prestara mucha atención. Siguieron con ataques un poco más directos como tomar su lugar en la mesa del gran comedor, o en la sala común. Aun así no fueron notados, dado que los Slytherins en cuestión pasaban casi todo su tiempo en las habitaciones privadas del príncipe de las serpientes.
Ahora, después de algunas semanas, de guerra fría, parecían estar desesperados por tomar control de las serpientes.
Las clases del día habían terminado y todos los alumnos se apresuraban a sus habitaciones para prepararse para la gran fiesta de Halloween.
Theo no sentía la misma emoción por la fiesta que el resto de las casa, pero se veía forzado a usar disfraz y asistir. Todo fuera por convivir un poco más con Longbottom.
Mientras todo el mundo corría de cuarto en cuarto con las caras pintadas, el cabello diferente y las ropas en los brazos, Theo leía un poco en la sala común.
Su impecable y sencillo disfraz resaltaba su misticismo usual. Un traje sastre con apariencia del siglo XIX, zapatos negros lustrosos, sombrero de copa y una capa negra con reverso rojo sangre; El bastón descansaba a su lado.
Jack el Destripador podía no ser el disfraz más mágico o adecuado para un Slytherin de la clase de Theo, pero eso a él no le importaba. Para él era sinónimo de que la inteligencia y la magia lo podían todo. Y si, el creía fervientemente en que el asesino había sido un mago, si no ¿Cómo explicar que nunca fue atrapado?
Contrario a la creencia popular, Theo no creía que los muggles fueran tan estúpidos como para desconocer por completo la identidad del hombre.
Harto de esperar a que el resto terminara de arreglarse, decidió encaminarse al punto de reunión, esperando que los leones fueran más puntuales que sus amigos.
Estaba a punto de salir de las mazmorras cuando los escucho. Unos pasos venían detrás de él.
Con sigilo tomo su varita, listo para el ataque.
Sintió su piel erizarse, cuando un hechizo inmovilizador le pego los pies al suelo.
-Vaya, vaya. Mira a quien tenemos aquí. Nada más y nada menos que el ratón de biblioteca Theodore Nott – dijo uno de sus atacantes, mostrando su figura envuelta en una capa negra.
-¿Es broma? – Pregunto Theo al reconocer el disfraz -¿Tienes idea de lo que les van a hacer si llegan disfrazados de Mortifagos?
Al tipo pareció gustarle su reacción, pues se paró con total orgullo riendo burlonamente. Dos de sus compañeros aparecieron junto a él.
-Dumbledore y sus sermones nos tienen sin cuidado. Lo mas que nos podrían hacer es expulsarnos, y por como veo las cosas, no creo que la escuela abra el año que viene. – soltó el que parecía ser el líder.
-¿Y Snape? ¿Alguno pensó lo que hará Snape? O que tal el profesor Malfoy. ¿También creen que él los va a sermonear?- Definitivamente estos chicos estaban mal de la cabeza. Desafiar a Severus Snape era casi tan suicida como desafiar el mismísimo Voldemort.
-Ambos son mortifagos, se mantendrán al margen- Uno de los secuaces parecía muy seguro de sus palabras.
-Además, después de que le demos una lección a Potter y sus amiguitos, el Lord nos vera como héroes – Intervino el líder de nuevo.
Un destello de enojo apareció en los ojos del castaño. Sin apenas mover los labios, Theo conjuro el contra hechizo que lo mantenía cautivo.
-Ustedes son, por mucho, los mocosos más estúpidos que he conocido – La expresión de frialdad que mostro la cara del castaño quebró la confianza del grupo de matones – No tienen ni idea de lo que hacen. Se creen los grandes servidores, cuando lo único que son es una bola de niños consentidos con problemas de atención.
Un movimiento de su varita y todos se encontraron petrificados.
-Ahora como buen compañero de casa, no intenten negar que todos ustedes son Slytherins, les contare lo que les va a pasar en el momento en que pongan un pie en el gran comedor.
Posiblemente se vean bañados en hechizos y maldiciones, cortesía del grupo de Potter. Si logran salir ilesos, lo cual dudo que puedan, Dumbledore, McGonagall y el resto de los profesores los detendrán. Llamaran a sus padres. Los expulsaran. Tan tan.- Sonrisa malévola incluida, Theodore siguió con su explicación – Pero eso no es todo. Antes de que se vayan serán llamados por Snape, a su oficina. El y el profesor Malfoy son conocidos en los círculos obscuros por una sola cosa; Su habilidad para cometer los peores crímenes sin que nadie lo sepa.
Al finalizar pudo ver el terror en los ojos de los cinco chicos. Posiblemente, si pudieran moverse ya estarían corriendo lejos.
-Ahora, me interesa graduarme con grandes notas, por lo que no dejare que arruinen la oportunidad de Slytherin de ganar la copa.- dijo Theo calmadamente – De hecho, creo que los voy a liberar.
Los cinco chicos recuperaron la movilidad, agradecidos de tener la posibilidad de defenderse. No que les fuera ayudar de mucho.
-El día de hoy, todos ustedes, cometieron un grave error el cual les va a costar mucho. Su error; Subestimarme.- Una sonrisa sínica apareció en el rostro del castaño – Nada de lo previamente discutido ocurrirá, principalmente por que no saldrán de este pasillo ilesos. ¡SUSPENDIO!
La varita de Theodore Nott dibujo un arco frente a sus caras. Uno a uno, sus atacantes se llevaron las manos al cuello, intentando liberarse de las ataduras invisibles que les suspendían ligeramente lejos del suelo.
-¿¡Creyeron que yo era una presa fácil!? ¿Que por evitar las peleas era incapaz de defenderme?- La voz del castaño se hacía cada vez más profunda y obscura – Ahora les mostrare que tan débil soy, y aprenderán que nadie, pero nadie se mete con un Nott.
Los cinco chicos serian encontrados a la mañana siguiente, completamente ilesos pero con la mirada perdida. Sus gritos de terror se escucharían por todo el castillo, apenas les tocaron.
El verdadero castigo estaría gravado en su mente para siempre.
No solo actuaba Malfoyescamente, lo que era igual que ser un pedante cabezota, además le sumabas los instintos protectores casi Psicóticos del Veela , lo que resultaba en una no muy pequeña bomba de tiempo. Por más que intentó convencerlo de que todo estaba bien, seguía viendo el pánico en sus ojos.
Apenas llegaron a sus habitaciones Draco paseo su nerviosa mirada sobre el cuerpo del más bajo, desesperado por encontrar todas sus heridas. Cuando el moreno se acomodó en la cama, agradeciendo la comodidad del colchón, el rubio rápidamente repto para enroscarse a su alrededor. El colmo fue cuando Dobby junto con la comida, apareció de improvisto. Al pobre elfo casi le da un paro cardiaco cuando el Veela se le fue encima.
En pocas palabras Draco Malfoy estaba fuera de control; de nuevo.
-Draco, Dracoooo- le llamo por millonésima vez el ojiverde.
-¿sí?- respondió ausentemente.
- te estoy preguntando si ya tienes listo tu disfraz para la fiesta de Halloween. Es el próximo Viernes ¿sabes?
Por unos minutos parecía que el Slytherin estaba realmente considerando que responder.
-¿Qué fue lo que realmente paso?- soltó al final.
- ¿A qué te refieres?- el moreno no se esperaba aquel comentario.
-Los golpes, la sangre y todo eso.- aclaro el rubio.
Sabiendo que no podía darle más largas el Gryffindor comenzó con su relato.
Fue un accidente. Estábamos en la biblioteca haciendo nuestros deberes, pero Hermione y Ron comenzaron a pelear, lo que derivo, de alguna manera muy extraña, en una pelea entre Ron y Blaise. ¿Sabías que Blaise le envió chocolates? Al parecer tu amigo está enamorado del mío. Y nos enteramos a base de gritos, mientras se peleaban. Al final Blaise escapo apenado, Ron fue tras él y el resto decidimos dejarlos solos.
Unas dos horas después, cuando todos, incluyendo a Theo, estábamos listos para ahorcar a Hermione, escuchamos que había un Gryffindor aporreando la entrada de la sala común de Slytherin. Supusimos que era Ron. Como era obvio fuimos en su ayuda, principalmente para que dejara de hacer el ridículo.
Lo encontramos aporreando la entrada de la sala común, haciendo un ridículo impresionante. Theo intervino prometiendo sacar a Blaise de su escondite para que pudieran hablar. Así que esperamos. Fue ahí cuando se complicaron las cosas.
Ron, que no estaba para esos comentarios, exploto y golpeo a uno de los chicos, los otros tres de le echaron encima, y desde luego que Neville y yo fuimos en sus ayuda. Lamentablemente tenemos que aceptar que ni Nev ni yo somos lo que se dice una gran competencia, al menos en una pelea cuerpo a cuerpo. Fue ahí donde me corte el brazo.
Uno de los chicos rompió la mochila de Nev. Me corte con una de las plumas con punta metálica, posiblemente se atoro, el punto es que abrió más piel de la que debería. – Siguió diciendo el ojiverde algo acongojado – Para cuando Theo y Blaise salieron Ron tenía la ceja abierta y el labio roto, Neville sangraba por la nariz, Hermione había corrido a buscar a un profesor y yo…
-¿Tu qué? – pregunto desesperado, y un poco molesto el Slytherin
-yo me había resbalado con la tinta derramada, me golpe la cabeza contra el piso, caí sobre los restos del tintero, de ahí el corte, y quede inconsciente.
El silencio que reino en las cómodas habitaciones fue eterno, para los estándares de Harry al menos, aunque una vez se rompió por fin, hubiera preferido que el otro no hubiera soltado nada.
La risa clara y burlona que escapo del rubio solo aumentaba la vergüenza de su Hjerte.
-Te..Te..Te caíste con la tinta jajajaja- la risa no paraba, cambiando en el proceso el color de la tez del rubio.
-¡Deja de reírte! – Grito el moreno- ¡Ya, por amor a Merlín, no es tan gracioso!
-Lo siento Potter- dijo Draco un poco recuperado – pero es realmente épico. Nada más a ti te pasaría algo asi.
-Basta con las burlas, ya bastante tengo con que Justin crea que soy de algún tipo de cristal para que vengas tú y no pares de reír.-se quejó el ojiverde.
Ante la mención del Hufflepuff la sonrisa se borró del rostro del Veela.
-No vuelvas a mencionarlo. No quiero siquiera pensar en el.- gruño el rubio, con un brillo homicida en los ojos.
La risa del león no tardó en llegar, confundiendo al otro.
-Se puede saber ¿Qué es tan gracioso?
-tú, y tus celos locos – soltó entre carcajada y carcajada Potter.
-¿celos? ¿De donde sacas que yo estoy celoso? Aclarando que no es loco que te quiera lejos de ese…ese…¡No puede ni nombrarlo de lo horrible que es!- exclamo Draco – Finch-Flechley prácticamente se lanza encima de ti cada vez que no estoy cerca.
Fue el turno de Harry para dejar de reír, aunque no borro la sonrisa de su rostro.
-Eso, mi querida serpiente, son celos. Unos muy irracionales si me permites decirlo. No me gusta Justin, no es mi tipo. Además de mi aparente gusto por las creaturas obscuras y extremadamente peligrosas, sumándole que tiene que ser cretinos snobs y rubios.
-Aun así. Ese no dejara de rondarte hasta que estés casado y encinta, temiéndome claro, que ni eso lo detenga.- Draco frunció el ceño ante la imagen – Tal vez debería embarazarte para estar seguros.
Harry volvió a reír.
-Por mucho que me agrade la idea de una familia propia, creo que es mejor esperar a todo eso de mí con una barriga milenaria. Todavía no supero las clases de sexualidad segura que me dio Sirius- el más bajo se estremeció – Para ser la creatura más poderosa en la faz de la tierra, y el chico más popular y guapo del colegio, tu confianza no parece demasiada.
-No entiendes- susurro el rubio- Yo no tengo opción. Mi sangre, mi cuerpo entero, incluso mi magia, gritan por tenerte, por hacerte mío. Con lo que estoy más que contento –aclaro lo más rápido posible.
La expresión del Gryffindor se suavizo. La idea de que toda su tormentosa relación se basara en algo impuesto por los instintos y no porque realmente lo quisieran sonaba bastante mal.
-Pero tú- continúo Malfoy- tú no tienes esa necesidad. Para ti hay más opciones, mejores y menos peligrosos prospectos. Bueno tal vez no mejores, pero si más seguros para tu salud. Por eso me altero, porque mi peor pesadilla es que un día te canses y decidas que algo más simple es mejor. Eso y que Voldemort te haga daño, pero eso ya es otra cosa.
Harry estaba seguro, de que si no fuera un maestro en eso de tratar con el Slytherin desde que tenía once, le sería imposible notar lo cansado y derrumbado que estaba. Apenas termino su discurso, el veela se había hundido ligeramente más en la cama, como intentando ser tragado por la misma.
-Para mí nada es sencillo. Ni siquiera salir con alguien. – Dijo sentándose al lado del otro – ¡Soy el niño-que-vivió! Nada es normal conmigo. Paso un treinta por ciento del tiempo en la enfermería, otro sesenta metido en aventuras tan épicas como las de Merlín, apenas me da tiempo de vivir mi diez por ciento de normalidad.
-Tal vez deberías de parar con eso de buscar problemas- sugirió Draco.
- Yo no los busco, ellos me encuentran. – le refuto enérgicamente – El punto es, no me rindo fácilmente. Jamás lo he hecho, y no pretendo empezar ahora.
Puede ser que peleemos, incluso habrá días en que no querremos vernos las caras, pero somos nosotros, siempre regresamos a la vida del otro. Somos como una montaña rusa. Altos, bajos, vueltas y gritos, pero al final es in increíble viaje.
Draco sonrió ante lo dicho por el otro, dejando que un calorcito le recorriera el cuerpo.
-Además – continúo el moreno – Con todas las veces que has intentado que te rechace, ya tendrías que saber que no me voy a mover de aquí.
El Slytherin dejo escapar algo parecido a una risa.
-Aún tengo una duda – soltó el león.
-¿Cuál?
- ¿Cómo estuvo la reunión con el cara de serpiente?
- te contare mañana, cuando la orden se junte. Yo también quiero preguntar algo.
-¿enserio? ¿Qué es aquello que, el gran y poderoso Draco Malfoy, no sabe?
-¿Qué es una Montaña Rusa?
Desde las afueras de las habitaciones privadas del Veela se pudieron escuchar las carcajadas del Elegido.
Nota Mental: Llevar a Draco a un parque de diversiones.
-D&H-
El destino tiene medios extraños. Una frase de la cual su madre no parecía aburrirse, aun con la cantidad de fracasos amorosos que corrían por parte de la mujer.
Si solo fuera cosa de ella podría ignorarlo, pero parecía que esa bendita frase y el mismo eran lo único en que sus padres podían estar de acuerdo, por lo tanto su padre también solía decirla con frecuencia.
Como era de esperarse, como con todo lo que dicen los adultos, lo ignoro. Y posiblemente lo seguiría ignorando de no ser por su encuentro con el último varón de los Weasley. Ahora recordaba la frase preferida de su madre, mientras ayudaba al pelirrojo a ponerse la crema para la hinchazón del ojo y el labio.
-No tenías por qué intervenir – escucho que le decían.
- Si dejaba que te molieran a golpes sería una total incoherencia, Teniendo en cuenta que declare mi aprecio hacia ti hace apenas unas horas.. ¿No crees?
- No me estaban moliendo a golpes. – se defendió Ron
-¿no? ¿Tres contra uno, y piensas que ibas ganando? – Insistió Blaise- gatito, esos tipos te abrieron el labio, te dejaron el ojo morado y cuando llegamos estabas en el piso hecho bolita, recibiendo patas.
-Listo – exclamo Blaise, levantándose de su lugar mientras cerraba el frasco con el ungüento de madame Pomfrey – será mejor que vayamos a cenar.
-Zabini – lo llamo el pelirrojo – gracias.
La sorpresa ante las palabras del león se reflejó en su rostro y se odio por sentir como una pequeña mariposa nacía en sus entrañas.
-No hay de qué, pero que sepas que te ayudo por ser Ronald Weasley, no por ser el amigo de Potter – aclaro Blaise, causando un sonrojo monumental en el otro.
-Nu…nunca creí eso realmente, solo lo dije porque estaba molesto, no lo pensé.- se excusó el ojiazul
- Algo que te pasa muy a menudo
-¿Me perdonarías por las tonterías que dije? No suelo disculparme mucho, pero creo que esta vez vale la pena – pidió el pelirrojo algo sentido por el ultimo comentario del Slytherin.
-¿Puedes ser más específico? Por qué tonterías has dicho muchas – se burló la serpiente.
-Exigente
-Atolondrado
-Dramático
Sus pasos los guiaban hacia el gran comedor, mientras los simpáticos insultos los acercaban cada vez más.
- Zabini
-¿Si?
-No me llames gatito.
-D&H-
Ser un Slytherin no implica solo astucia. Si no también paciencia.
Paciencia para esperar el momento exacto, para aprovechar mejor las oportunidades.
Esa paciencia era lo único que en ese momento detenía a Theodore Nott, Slytherin por excelencia, de maldecir a sus compañeros de casa.
Desde que Draco había comenzado a pasar sus tardes con Potter, los alumnos de la casa verde no estaban tan contentos, pero se abstenían de comentar, sabiendo del carácter volátil del menor de los Malfoy.
Durante la última semana, sin embargo, aprovechando que la atención de la elite de la casa estaba puesta en los leones, algunos alumnos mayores envalentonados por el regreso del señor obscuro decidieron derrocar a aquellos que representaban lo mejor de Slytherin.
Comenzaron con comentarios, burlas y miradas, sin que nadie les prestara mucha atención. Siguieron con ataques un poco más directos como tomar su lugar en la mesa del gran comedor, o en la sala común. Aun así no fueron notados, dado que los Slytherins en cuestión pasaban casi todo su tiempo en las habitaciones privadas del príncipe de las serpientes.
Ahora, después de algunas semanas, de guerra fría, parecían estar desesperados por tomar control de las serpientes.
Las clases del día habían terminado y todos los alumnos se apresuraban a sus habitaciones para prepararse para la gran fiesta de Halloween.
Theo no sentía la misma emoción por la fiesta que el resto de las casa, pero se veía forzado a usar disfraz y asistir. Todo fuera por convivir un poco más con Longbottom.
Mientras todo el mundo corría de cuarto en cuarto con las caras pintadas, el cabello diferente y las ropas en los brazos, Theo leía un poco en la sala común.
Su impecable y sencillo disfraz resaltaba su misticismo usual. Un traje sastre con apariencia del siglo XIX, zapatos negros lustrosos, sombrero de copa y una capa negra con reverso rojo sangre; El bastón descansaba a su lado.
Jack el Destripador podía no ser el disfraz más mágico o adecuado para un Slytherin de la clase de Theo, pero eso a él no le importaba. Para él era sinónimo de que la inteligencia y la magia lo podían todo. Y si, el creía fervientemente en que el asesino había sido un mago, si no ¿Cómo explicar que nunca fue atrapado?
Contrario a la creencia popular, Theo no creía que los muggles fueran tan estúpidos como para desconocer por completo la identidad del hombre.
Harto de esperar a que el resto terminara de arreglarse, decidió encaminarse al punto de reunión, esperando que los leones fueran más puntuales que sus amigos.
Estaba a punto de salir de las mazmorras cuando los escucho. Unos pasos venían detrás de él.
Con sigilo tomo su varita, listo para el ataque.
Sintió su piel erizarse, cuando un hechizo inmovilizador le pego los pies al suelo.
-Vaya, vaya. Mira a quien tenemos aquí. Nada más y nada menos que el ratón de biblioteca Theodore Nott – dijo uno de sus atacantes, mostrando su figura envuelta en una capa negra.
-¿Es broma? – Pregunto Theo al reconocer el disfraz -¿Tienes idea de lo que les van a hacer si llegan disfrazados de Mortifagos?
Al tipo pareció gustarle su reacción, pues se paró con total orgullo riendo burlonamente. Dos de sus compañeros aparecieron junto a él.
-Dumbledore y sus sermones nos tienen sin cuidado. Lo mas que nos podrían hacer es expulsarnos, y por como veo las cosas, no creo que la escuela abra el año que viene. – soltó el que parecía ser el líder.
-¿Y Snape? ¿Alguno pensó lo que hará Snape? O que tal el profesor Malfoy. ¿También creen que él los va a sermonear?- Definitivamente estos chicos estaban mal de la cabeza. Desafiar a Severus Snape era casi tan suicida como desafiar el mismísimo Voldemort.
-Ambos son mortifagos, se mantendrán al margen- Uno de los secuaces parecía muy seguro de sus palabras.
-Además, después de que le demos una lección a Potter y sus amiguitos, el Lord nos vera como héroes – Intervino el líder de nuevo.
Un destello de enojo apareció en los ojos del castaño. Sin apenas mover los labios, Theo conjuro el contra hechizo que lo mantenía cautivo.
-Ustedes son, por mucho, los mocosos más estúpidos que he conocido – La expresión de frialdad que mostro la cara del castaño quebró la confianza del grupo de matones – No tienen ni idea de lo que hacen. Se creen los grandes servidores, cuando lo único que son es una bola de niños consentidos con problemas de atención.
Un movimiento de su varita y todos se encontraron petrificados.
-Ahora como buen compañero de casa, no intenten negar que todos ustedes son Slytherins, les contare lo que les va a pasar en el momento en que pongan un pie en el gran comedor.
Posiblemente se vean bañados en hechizos y maldiciones, cortesía del grupo de Potter. Si logran salir ilesos, lo cual dudo que puedan, Dumbledore, McGonagall y el resto de los profesores los detendrán. Llamaran a sus padres. Los expulsaran. Tan tan.- Sonrisa malévola incluida, Theodore siguió con su explicación – Pero eso no es todo. Antes de que se vayan serán llamados por Snape, a su oficina. El y el profesor Malfoy son conocidos en los círculos obscuros por una sola cosa; Su habilidad para cometer los peores crímenes sin que nadie lo sepa.
Al finalizar pudo ver el terror en los ojos de los cinco chicos. Posiblemente, si pudieran moverse ya estarían corriendo lejos.
-Ahora, me interesa graduarme con grandes notas, por lo que no dejare que arruinen la oportunidad de Slytherin de ganar la copa.- dijo Theo calmadamente – De hecho, creo que los voy a liberar.
Los cinco chicos recuperaron la movilidad, agradecidos de tener la posibilidad de defenderse. No que les fuera ayudar de mucho.
-El día de hoy, todos ustedes, cometieron un grave error el cual les va a costar mucho. Su error; Subestimarme.- Una sonrisa sínica apareció en el rostro del castaño – Nada de lo previamente discutido ocurrirá, principalmente por que no saldrán de este pasillo ilesos. ¡SUSPENDIO!
La varita de Theodore Nott dibujo un arco frente a sus caras. Uno a uno, sus atacantes se llevaron las manos al cuello, intentando liberarse de las ataduras invisibles que les suspendían ligeramente lejos del suelo.
-¿¡Creyeron que yo era una presa fácil!? ¿Que por evitar las peleas era incapaz de defenderme?- La voz del castaño se hacía cada vez más profunda y obscura – Ahora les mostrare que tan débil soy, y aprenderán que nadie, pero nadie se mete con un Nott.
Los cinco chicos serian encontrados a la mañana siguiente, completamente ilesos pero con la mirada perdida. Sus gritos de terror se escucharían por todo el castillo, apenas les tocaron.
El verdadero castigo estaría gravado en su mente para siempre.
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