Capitulo 16
Aquello era un desastre. No era una sorpresa, desagradable sí, pero ninguna sorpresa.
Bebidas desparramadas, capas rotas, mesas volteadas y un par de chicos peleando en medio del gran comedor. Más específicamente Harry Potter y Pansy Parkinson.
Otra cosa que parecía sumarse, a la ya de por si extraña noche, era que la señorita Parkinson no era, como tal, una señorita. Su cara se había endurecido, sus facciones mostraban rasgos masculinos, además de un ligero bello que cubría sus mejillas; Se había convertido en un hombre.
Y era con ella o el, con quien ahora peleaba el niño que vivió.
A decir verdad, lo que cualquiera esperaría era un acercamiento de parte de Finch-Flecher. Tal vez una invitación a bailar, o por una copa. Invitación que derivaría en una pelea verbal entre él y Draco. Algunas amenazas, empujones y esas cosas.
Pero como todos saben, las cosas para Harry Potter nunca son normales. Los problemas lo encuentran, y el debió de haberlo esperado. La falta de problemas era una señal.
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Se encontraban en la entrada al Gran Comedor esperando, desde hacía veinte minutos, a que las serpientes que ahora conformaban parte de su grupo de amistades, hicieran acto de presencia.
El banquete había comenzado algunos minutos antes, y los leones comenzaban a desesperarse.
-¿Por qué tardan tanto?- Gruño Harry
-¿Bromeas? ¿Has visto cómo visten? Es casi un milagro que llegue a tiempo a desayunar- Soltó Hermione.
-Para tu información Granger, somos naturalmente apuestos, no necesitamos mucho para arreglarnos. Solo nos gusta mantenerlos en suspenso- intervino una voz a sus espaldas.
Ahí frente al gran comedor, un grupo de chicos sonreía socarronamente. Draco Malfoy como su líder. Ataviado con un par de pantalones grises, ajustados magníficamente a sus fuertes piernas, así como una camiseta del mismo color. Para cerrar el conjunto, una capa esmeralda que daba la apariencia de ser escamas. En su cabeza, un par de cuernos.
-¿Y que se supone que eres? – Pregunto Harry cuando lo tuvo a su alcance.
-Un dragón – dijo Draco simplemente inspeccionando su disfraz -¿Esperabas otra cosa? Suenas decepcionado.
-Supongo que las capas negras y máscaras blancas pasaron por mi cabeza.
-Nah, el disfraz de Dementor ya lo use. Yo no repito ideas – bromeo el rubio pasando un brazo por los hombros de su Hjerte - ¿Y tú? ¿Cuál es tu disfraz?
-¿Qué te parece que soy?- la pregunta sonaba comprometedora.
A decir verdad no había muchas opciones en cuanto a la identidad del disfraz usado por el niño que vivió. Los pantaloncillos verde matorral, zapatos de tela y el camisón de un verde más brillante, junto con las orejas puntiagudas solo podían significar dos cosas; Un elfo blanco o Peter Pan. Teniendo en cuenta el poco conocimiento que la mayoría de la comunidad mágica tenia de los cuentos muggles, claramente podías dar con la respuesta.
-¿Un duendecillo de Cornell? – respondió Blaise inmediatamente.
-Ciertamente tiene la altura, aunque tengo entendido que tales criaturas son de color azul. –Anoto Theo, divertido por la cara molesta de Potter.
-Hilarante, completamente hilarante. Deberían de dedicarse a la comedia. El dueto cómico de Slytherin: Doctor Jekill y Mr. Hide.
-Para tu información, pelirrojo, mi caracterización no es la de Mr. Hide. Soy una gárgola. Lo puedes notar por las alas y cuernos. – Señalo el de piel chocolate, moviendo las grandes figuras en su espalda. - ¿Y tú como sabes de Mr. Hide?
-Cierto, ahora todo toma forma. Y yo creyendo que eras algún tipo de experimento que salió mal. – Siguió Ron – No te preocupes, posiblemente nadie lo note. Y Hermione me conto.
Inmediatamente Blaise se colocó frente al otro, tomándolo por la cintura lo subió en su hombro.
-Podrás parecer fiero, podrás ser alto, pero eso no significa que peses más que una pluma. No me importa lo que sea que signifiquen tus ropas, ahora mismo te convertirás en un fraile. Y ya sabes lo que dicen: El tesoro de una catedral es el párroco que la cuida, y el tesoro de toda gárgola es su catedral; Eso incluye al fraile. – Con un pase de su varita transformo las ropas de Ron en las de un fraile.
Entre gritos y pataleos Blaise llevo su preciada carga dentro del recinto.
-Esos dos tiene que trabajar mucho su seudo relación – soltó Neville una vez fuera del shock.
- Tal vez deberías tomar el consejo ¿No crees Nev? – dijo Harry sugestivamente, lo cual le gano un par de seños fruncidos y un sonrojo monumental por parte del aludido.
-De…deberíamos de en..Entrar – tartamudeo Longbottom caminando apresuradamente dentro del Gran Comedor. Theo detrás de él.
-No deberías de apresurarlo, Harry – lo regaño Hermione – él sabe lo que hace.
-Lo sé. Pero tienes que admitir que a ratos lo único que quieres es encerrarlos en un armario y que se besen. – Tanto Hermione como Draco sabían que el moreno tenía un punto. Toda la escuela era testigo de los interminables, y nada sutiles coqueteos entre el cerebro de Slytherin y el tímido león. – Hablando de relaciones ¿Dónde está Víctor? ¿No era esa la razón por la cual pasaste toda la semana detrás de McGonagall?
-Oh, Víctor llego hace horas – respondió Hermione casual – Está ayudando a Bill y al profesor Beurk con la música. Fue la condición para que lo dejaran asistir.
Admirados por las habilidades de convencimiento de la chica, siguieron su camino dentro del gran comedor.
-DH-
Matteu Beurk era un genio.
Por primera vez desde que se había enterado de su parentesco, Harry sintió verdadero orgullo de contar con semejante hombre entre sus parientes.
Las tradicionales velas y murciélagos habían sido remplazados por lámparas de papel con figuras de fantasmas pintadas en ellas, imágenes que se reflejaban en las paredes.
Pequeñas mesas circulares se esparcían por donde antes se encontraban las cuatro mesas. El suelo estaba cubierto con una ligera neblina y algunas lapidas. Para coronar, donde antes estaba la mesa de los profesores se apilaban las bocinas y algunas luces de colores que animarían la velada.
Era la combinación perfecta entre magia y lo muggle.
-Tengo que admitir que tu tío sabe cómo organizar una fiesta- acordó Blaise una vez que hubieron tomado posesión de una de las mesas.
-Lo mismo pienso. Si esto fue solo Halloween, ya me quiero imaginar cómo será celebrar Yule y año nuevo con el resto de la familia.- comento Harry, con ojos brillantes llenos de ilusión.
-Más vale que sean espectaculares. Pasar las fiestas siendo interrogado no es algo que me emocione mucho- intervino Draco.
- no te preocupes Dragón. No es necesario que vayas. Ron puede acompañarme – Harry parecía realmente serio al decir aquellas palabras - ¿Qué te parece Ron? ¿Vacaciones de navidad en Italia? Mi tío prometió llevarnos de tour y conseguirnos identificaciones falsas. Con un poco de suerte podríamos entrar a algún bar en año nuevo.
Las alarmas mentales del Veela, que zumbaban ligeramente desde que inicio la conversación, explotaron al escuchar aquello.
Un bar lleno de gente ebria, año nuevo y su Hjerte no eran buena combinación.
-Suena increíble – lo animo el pelirrojo – Quizá tenga algo de suerte por allá.
-Sobre nuestros cadáveres – dijeron al mismo tiempo Blaise y Draco, con toda la apariencia de estar listos para saltar contra cualquiera que se les acercara a los leones.
Las carcajadas del resto fueron épicas. Ni siquiera Theo pudo resistirse.
-No le veo lo gracioso – Replico Blaise ofendido por las burlas.
-Eso es porque no viste tu cara – dijo Hermione desde su lugar en la mesa – Parecía que ibas a saltarle al cuello a alguien.
Ninguna de las serpientes dijo palabra alguna.
La velada paso tranquila y alegre. La comida estaba deliciosa, como siempre. Dumbledore dio su discurso normal. Y por normal nos referimos a un montón de palabras sin sentido, que Harry estaba seguro eran parte de la receta de algún postre.
Las bocinas retumbaban, las luces titilaban y los cuerpos se mecían entre canción y canción.
-Hace mucho que no me divertía tanto – grito Harry al oído del Veela.
-Yo desde el baile de Yule, hace dos años. Bebí tanto whiskey de fuego que no recuerdo la mitad de la noche.
El moreno sonrió, recordaba haber visto a Malfoy muy sospechoso ese día, ahora sabia porque.
Decididos a descansar un poco, con las gargantas secas y rostros sonrosados, se encaminaron a la mesa.
-No sé cómo, pero tenemos que agradecerle al profesor Beurk – dijo Seamus desplomándose en una silla.
-Muero de cansancio. –Exclamo Dean junto al irlandés – Si quieres que siga con vida al final de la noche, Seam, más vale que me dejes descansar un buen rato.
-Quien aparentemente no necesita un descanso es Ron –señalo el irlandés – parece que Zabini se lo fuera a tragar.
Todos los ojos se volvieron hacia donde el Gryffindor se encontraba.
En una de las esquinas obscuras, los cuerpos de Blaise Zabini y Ronald Weasley peleaban por permanecer en el mismo espacio o destruirlo, dependiendo de cómo lo vieras, mientras sus bocas parecían querer succionar el alma del otro.
Las risas explotaron en la mesa, aun cuando todos se esforzaban por ocultar su diversión. Fue Seamus quien noto una extraña presencia que interfería con su alegría.
Justo detrás de Draco, un chico que nadie había visto antes, pero que les resultaba familiar, parecía querer perforar el cráneo del rubio con la mirada.
Tenía cabello negro, algo largo para un chico pues le llegaba a la barbilla. Sus ojos azul profundo, gélidos.
-¿Se te ofrece algo amigo? – pregunto Seamus.
-Quisiera hablar con Draco; A solas – demando con voz fría.
-¿Te conozco? – algo no estaba bien con el chico, Draco lo sabía, el que lo llamara por su nombre era algo notable. Nadie lo llamaba por su nombre sin su permiso.
-Vamos a bailar – Ordeno el desconocido adelantándose para tomar el brazo del rubio, pero los reflejos de buscador de Harry se lo impidieron.
- Disculpa que te lo pregunte de nuevo, pero parece que no escuchaste ¿Te conocemos? . Porque tu ciertamente tienes mucha familiaridad con Draco – soltó Harry algo molesto por las libertades que se tomaba el otro.
El desconocido soltó una risa tan falsa como las predicciones de Trelawney. – Hay Potter, ciertamente estas más ciego de lo que creí. Soy el alma gemela de Drake; Soy Pansy .
En el gran comedor la música estaba a todo volumen, pero en la mesa reinaba el silencio. Todos observaban a la chica, bueno chico, sin entender nada.
-¿Pansy? – pregunto Malfoy aun sorprendido.
- Pansy Parkinson, querido Drake. Tu alma gemela. Ahora, si nos disculpas Potter, iremos a bailar – diciendo esto, Pansy tomo a Draco del brazo para conducirlo a la pista.
Todo paso muy rápido después de eso.
Primero Draco se deshizo del toque. Harry tomo el otro brazo del rubio. Hermione salió disparada hacia donde Ron y Blaise se encontraban, mientras Seamus y Dean se acercaban a la pareja en caso de necesitar refuerzos.
-Me temo Parkinson que estas confundida. Mi pareja, alma gemela, otra mitad y todo lo cursi que se te pueda ocurrir, es Potter.- Aclaro Draco- Déjate de ridiculeces y dime ¿Por qué la transformación?
-Es obvio, Drake – el nombre siendo expulsado de sus labios con tanta miel que causaba repulsión – Tus gustos y necesidades no se acoplaban a mi cuerpo, como tu media naranja tengo que acoplarme a ti. – La explicación podía sonar lógica, si le quitabas la parte donde la chica se trasformó en hombre.
- Pans, creo que entendiste todo mal. No escogí a Harry como mi pareja por ser hombre, lo escogí por ser Harry.
- Ahí es donde te equivocas cariño. Después de tu regreso al castillo, note que actuabas extraño. Pensé que era por tu herencia, pero cuando decidiste salir con Potter supe que no eras tú, no realmente. Es claro que estas bajo el influjo de algún hechizo. Y yo te voy a liberar.
- Pans, lo que estas sugiriendo es imposible. No hay manera de que Harry, ni nadie pudieran influir en mí. –Intento explicar Draco, consiente de la poca probabilidad de éxito.- mi herencia lo impide.
-Estás loca Parkinson. Yo no hechicé a Draco. Nadie está obligando a nadie. Nuestra relación es completamente consensual, de ambos lados- intervino Harry.
- No me creo una palabra de lo que dices Potter. Estas completamente obsesionado con Drake, y no pararas hasta tenerlo en tus garras, pero no voy a dejarte, Drake es mío. – Pansy dio un par de pasos para acercarse al rubio, el cual retrocedió sabiamente.
-Parkinson- La llamo Draco – No sé de donde sacaste semejantes ideas. Aunque te cambies de peinado, cuerpo, ojos o todo junto, no hay manera de que seas mi “Alma gemela”. Tendrías que volver a nacer para siquiera tener una oportunidad.
-Y puede que ni así- susurro Harry sarcásticamente.
Pansy, con lágrimas en los ojos, alcanzo a escuchar al moreno. Su expresión cambio rápidamente, la furia la lleno y con un solo grito como aviso se abalanzo sobre el niño-que-vivió, lanzándolo al piso.
Ambos chicos comenzaron a pelear, entre patadas, puñetazos y gritos, mientras el resto de sus amigos intentaban separarlos.
Draco se había coloco entre los dos chicos, intentando proteger a Harry de los golpes.
-¡Tu, maldito media sangre! Aléjate de mí Drake.
-Que no es tuyo Parkinson, entiéndelo – soltó Harry desde su lugar, bajo el cuerpo del rubio.
Fue en ese momento donde la chica aprovecho para asestarle un golpe en la cara, con tal fuerza que su cabeza reboto en el suelo, dejándolo inconsciente.
-¿Harry?- Lo llamo Draco al ver aquello.
Silencio.
-Parkinson, lentamente aléjate de ahí.- Le indico Snape que acababa de llegar a la escena.
-Pero…
-En este momento Parkinson – insistió Snape subiendo la voz un poco.
La chica obedeció algo contrariada por la orden, y por la cara de preocupación de los profesores que los rodeaban. Paso a paso, se alejó de los otros.
Y entonces escucho el gruñido.
Al mirar a donde Draco se encontraba, Pansy fue golpeada por una fría mirada plateada, llena de sed de sangre.
-¡Accio Parkinson!
-¡Protego!
Ambos hechizos la golpearon al mismo tiempo que Draco Malfoy se abalanzaba sobre ella.
-D.H-
Minutos antes de la aparición de Parkinson un par de chicos tenían su propia discusión.
-Te digo que me pisaste- Gruño Ron encaminándose a su mesa.
-Eso es imposible, soy un excelente bailarín- insistió Blaise, que lo seguía.
-Te voy a mostrar mi pie, a ver qué me dices después.
-No seas desagradable gatito, es una noche muy linda para que la arruines.
- Si es una linda noche- acepto Ron sonriendo tontamente.
-¿Quieres dar una vuelta por los jardines?- susurro el italiano seductoramente.
Apenas abrió la boca para contestar fue interrumpido por un grupo de chicas que llegaron a su mesa.
-¡Blaise!- exclamo una de las chicas- Te estábamos buscando.
-Prometiste bailar con nosotras- Intervino otra.
El moreno les sonrió coquetamente – No recuerdo eso, pero con linduras como ustedes ¿Quién podría negarse? ¿Les parece que bailemos todos juntos la siguiente canción?
Las chicas asintieron emocionadas. Blaise estaba a punto de indicarles que lo esperaran cuando, por el rabillo del ojos, noto como el pelirrojo se levantaba de su lugar, para marcharse.
-Disculpen un momento- Tras esto corrió para alcanzar al chico.
-¡Weasley! ¡Weasley espera! – gritaba Zabini, pero la música mitigaba su voz, dejándole como única opción agarrar al otro por el brazo.
-¿Qué quieres Zabini?
-Una explicación ¿Por qué me dejaste en la mesa solo?
-¿Por qué habría de quedarme? Está claro que compañía tienes, y no quiero estorbar.
Por un segundo el Slytherin no supo que decir. Aquello era irreal. El movimiento del otro queriéndose ir lo hizo reaccionar.
-Espera, espera. ¿Tú crees que prefiero bailar con esas niñas? ¿Teniendo la oportunidad de estar a solas contigo?
-Claramente así es.
-Son niñas Ron. Es la costumbre en Slytherin sacar a bailar a las más chicas para integrarlas. Nada más- Explicó el chico afianzando su agarre en el brazo de su compañero – No hay nadie con quien prefiera estar. Solo tú.
La cara del pelirrojo se incendió. Con un fuerte jalón dirigió ambos cuerpos contra la pared, donde procedió a estampar su boca sobre la del otro, en un beso cargado de emociones.
Poco sabían que un par de metros más alejados, sus amigos eran participes de la escena.
-DH-
Todo eran gritos, gruñidos y golpes. Eso era lo que la nebulosa de Harry podía captar.
Su cabeza dolía. La vista de le nublaba un poco y no sabía por qué estaba tirado en el piso del gran comedor.
-¡Draco detente!- Escucho que alguien gritaba.
Los recuerdos regresaron. La fiesta de Halloween, sus amigos, Parkinson, la pelea, Draco… ¡Draco!
-¡Draco!- grito el moreno sentándose de golpe.
El veela detuvo su ataque contra los profesores que intentaban proteger a Parkinson.
-Draco, ven. Por favor- Insistió mas tranquilamente.
Con movimientos lentos el aludido se acercó a su Hjerte, para terminar enroscado a su alrededor.
-Hjerte ¿Duele?
-No mucho
-Hjerte lastimado
-Ya no, lo juro. Mira – Intento calmarlo moviéndose en su lugar – Nada.
-Matar
-¡NO! No mates a nadie. Parkinson es solo una tonta.
-Tonta- repitió el rubio.
-Sí, tonta, pero no merece morir por eso. ¿Ok?
-Ok- contento con la conclusión, Draco se pegó más al cuerpo del moreno.
Todos los presentes miraban la interacción atónitos.
-¿Alguien me puede decir que paso?- pregunto Harry.
Nadie supo que responder.
Bebidas desparramadas, capas rotas, mesas volteadas y un par de chicos peleando en medio del gran comedor. Más específicamente Harry Potter y Pansy Parkinson.
Otra cosa que parecía sumarse, a la ya de por si extraña noche, era que la señorita Parkinson no era, como tal, una señorita. Su cara se había endurecido, sus facciones mostraban rasgos masculinos, además de un ligero bello que cubría sus mejillas; Se había convertido en un hombre.
Y era con ella o el, con quien ahora peleaba el niño que vivió.
A decir verdad, lo que cualquiera esperaría era un acercamiento de parte de Finch-Flecher. Tal vez una invitación a bailar, o por una copa. Invitación que derivaría en una pelea verbal entre él y Draco. Algunas amenazas, empujones y esas cosas.
Pero como todos saben, las cosas para Harry Potter nunca son normales. Los problemas lo encuentran, y el debió de haberlo esperado. La falta de problemas era una señal.
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Se encontraban en la entrada al Gran Comedor esperando, desde hacía veinte minutos, a que las serpientes que ahora conformaban parte de su grupo de amistades, hicieran acto de presencia.
El banquete había comenzado algunos minutos antes, y los leones comenzaban a desesperarse.
-¿Por qué tardan tanto?- Gruño Harry
-¿Bromeas? ¿Has visto cómo visten? Es casi un milagro que llegue a tiempo a desayunar- Soltó Hermione.
-Para tu información Granger, somos naturalmente apuestos, no necesitamos mucho para arreglarnos. Solo nos gusta mantenerlos en suspenso- intervino una voz a sus espaldas.
Ahí frente al gran comedor, un grupo de chicos sonreía socarronamente. Draco Malfoy como su líder. Ataviado con un par de pantalones grises, ajustados magníficamente a sus fuertes piernas, así como una camiseta del mismo color. Para cerrar el conjunto, una capa esmeralda que daba la apariencia de ser escamas. En su cabeza, un par de cuernos.
-¿Y que se supone que eres? – Pregunto Harry cuando lo tuvo a su alcance.
-Un dragón – dijo Draco simplemente inspeccionando su disfraz -¿Esperabas otra cosa? Suenas decepcionado.
-Supongo que las capas negras y máscaras blancas pasaron por mi cabeza.
-Nah, el disfraz de Dementor ya lo use. Yo no repito ideas – bromeo el rubio pasando un brazo por los hombros de su Hjerte - ¿Y tú? ¿Cuál es tu disfraz?
-¿Qué te parece que soy?- la pregunta sonaba comprometedora.
A decir verdad no había muchas opciones en cuanto a la identidad del disfraz usado por el niño que vivió. Los pantaloncillos verde matorral, zapatos de tela y el camisón de un verde más brillante, junto con las orejas puntiagudas solo podían significar dos cosas; Un elfo blanco o Peter Pan. Teniendo en cuenta el poco conocimiento que la mayoría de la comunidad mágica tenia de los cuentos muggles, claramente podías dar con la respuesta.
-¿Un duendecillo de Cornell? – respondió Blaise inmediatamente.
-Ciertamente tiene la altura, aunque tengo entendido que tales criaturas son de color azul. –Anoto Theo, divertido por la cara molesta de Potter.
-Hilarante, completamente hilarante. Deberían de dedicarse a la comedia. El dueto cómico de Slytherin: Doctor Jekill y Mr. Hide.
-Para tu información, pelirrojo, mi caracterización no es la de Mr. Hide. Soy una gárgola. Lo puedes notar por las alas y cuernos. – Señalo el de piel chocolate, moviendo las grandes figuras en su espalda. - ¿Y tú como sabes de Mr. Hide?
-Cierto, ahora todo toma forma. Y yo creyendo que eras algún tipo de experimento que salió mal. – Siguió Ron – No te preocupes, posiblemente nadie lo note. Y Hermione me conto.
Inmediatamente Blaise se colocó frente al otro, tomándolo por la cintura lo subió en su hombro.
-Podrás parecer fiero, podrás ser alto, pero eso no significa que peses más que una pluma. No me importa lo que sea que signifiquen tus ropas, ahora mismo te convertirás en un fraile. Y ya sabes lo que dicen: El tesoro de una catedral es el párroco que la cuida, y el tesoro de toda gárgola es su catedral; Eso incluye al fraile. – Con un pase de su varita transformo las ropas de Ron en las de un fraile.
Entre gritos y pataleos Blaise llevo su preciada carga dentro del recinto.
-Esos dos tiene que trabajar mucho su seudo relación – soltó Neville una vez fuera del shock.
- Tal vez deberías tomar el consejo ¿No crees Nev? – dijo Harry sugestivamente, lo cual le gano un par de seños fruncidos y un sonrojo monumental por parte del aludido.
-De…deberíamos de en..Entrar – tartamudeo Longbottom caminando apresuradamente dentro del Gran Comedor. Theo detrás de él.
-No deberías de apresurarlo, Harry – lo regaño Hermione – él sabe lo que hace.
-Lo sé. Pero tienes que admitir que a ratos lo único que quieres es encerrarlos en un armario y que se besen. – Tanto Hermione como Draco sabían que el moreno tenía un punto. Toda la escuela era testigo de los interminables, y nada sutiles coqueteos entre el cerebro de Slytherin y el tímido león. – Hablando de relaciones ¿Dónde está Víctor? ¿No era esa la razón por la cual pasaste toda la semana detrás de McGonagall?
-Oh, Víctor llego hace horas – respondió Hermione casual – Está ayudando a Bill y al profesor Beurk con la música. Fue la condición para que lo dejaran asistir.
Admirados por las habilidades de convencimiento de la chica, siguieron su camino dentro del gran comedor.
-DH-
Matteu Beurk era un genio.
Por primera vez desde que se había enterado de su parentesco, Harry sintió verdadero orgullo de contar con semejante hombre entre sus parientes.
Las tradicionales velas y murciélagos habían sido remplazados por lámparas de papel con figuras de fantasmas pintadas en ellas, imágenes que se reflejaban en las paredes.
Pequeñas mesas circulares se esparcían por donde antes se encontraban las cuatro mesas. El suelo estaba cubierto con una ligera neblina y algunas lapidas. Para coronar, donde antes estaba la mesa de los profesores se apilaban las bocinas y algunas luces de colores que animarían la velada.
Era la combinación perfecta entre magia y lo muggle.
-Tengo que admitir que tu tío sabe cómo organizar una fiesta- acordó Blaise una vez que hubieron tomado posesión de una de las mesas.
-Lo mismo pienso. Si esto fue solo Halloween, ya me quiero imaginar cómo será celebrar Yule y año nuevo con el resto de la familia.- comento Harry, con ojos brillantes llenos de ilusión.
-Más vale que sean espectaculares. Pasar las fiestas siendo interrogado no es algo que me emocione mucho- intervino Draco.
- no te preocupes Dragón. No es necesario que vayas. Ron puede acompañarme – Harry parecía realmente serio al decir aquellas palabras - ¿Qué te parece Ron? ¿Vacaciones de navidad en Italia? Mi tío prometió llevarnos de tour y conseguirnos identificaciones falsas. Con un poco de suerte podríamos entrar a algún bar en año nuevo.
Las alarmas mentales del Veela, que zumbaban ligeramente desde que inicio la conversación, explotaron al escuchar aquello.
Un bar lleno de gente ebria, año nuevo y su Hjerte no eran buena combinación.
-Suena increíble – lo animo el pelirrojo – Quizá tenga algo de suerte por allá.
-Sobre nuestros cadáveres – dijeron al mismo tiempo Blaise y Draco, con toda la apariencia de estar listos para saltar contra cualquiera que se les acercara a los leones.
Las carcajadas del resto fueron épicas. Ni siquiera Theo pudo resistirse.
-No le veo lo gracioso – Replico Blaise ofendido por las burlas.
-Eso es porque no viste tu cara – dijo Hermione desde su lugar en la mesa – Parecía que ibas a saltarle al cuello a alguien.
Ninguna de las serpientes dijo palabra alguna.
La velada paso tranquila y alegre. La comida estaba deliciosa, como siempre. Dumbledore dio su discurso normal. Y por normal nos referimos a un montón de palabras sin sentido, que Harry estaba seguro eran parte de la receta de algún postre.
Las bocinas retumbaban, las luces titilaban y los cuerpos se mecían entre canción y canción.
-Hace mucho que no me divertía tanto – grito Harry al oído del Veela.
-Yo desde el baile de Yule, hace dos años. Bebí tanto whiskey de fuego que no recuerdo la mitad de la noche.
El moreno sonrió, recordaba haber visto a Malfoy muy sospechoso ese día, ahora sabia porque.
Decididos a descansar un poco, con las gargantas secas y rostros sonrosados, se encaminaron a la mesa.
-No sé cómo, pero tenemos que agradecerle al profesor Beurk – dijo Seamus desplomándose en una silla.
-Muero de cansancio. –Exclamo Dean junto al irlandés – Si quieres que siga con vida al final de la noche, Seam, más vale que me dejes descansar un buen rato.
-Quien aparentemente no necesita un descanso es Ron –señalo el irlandés – parece que Zabini se lo fuera a tragar.
Todos los ojos se volvieron hacia donde el Gryffindor se encontraba.
En una de las esquinas obscuras, los cuerpos de Blaise Zabini y Ronald Weasley peleaban por permanecer en el mismo espacio o destruirlo, dependiendo de cómo lo vieras, mientras sus bocas parecían querer succionar el alma del otro.
Las risas explotaron en la mesa, aun cuando todos se esforzaban por ocultar su diversión. Fue Seamus quien noto una extraña presencia que interfería con su alegría.
Justo detrás de Draco, un chico que nadie había visto antes, pero que les resultaba familiar, parecía querer perforar el cráneo del rubio con la mirada.
Tenía cabello negro, algo largo para un chico pues le llegaba a la barbilla. Sus ojos azul profundo, gélidos.
-¿Se te ofrece algo amigo? – pregunto Seamus.
-Quisiera hablar con Draco; A solas – demando con voz fría.
-¿Te conozco? – algo no estaba bien con el chico, Draco lo sabía, el que lo llamara por su nombre era algo notable. Nadie lo llamaba por su nombre sin su permiso.
-Vamos a bailar – Ordeno el desconocido adelantándose para tomar el brazo del rubio, pero los reflejos de buscador de Harry se lo impidieron.
- Disculpa que te lo pregunte de nuevo, pero parece que no escuchaste ¿Te conocemos? . Porque tu ciertamente tienes mucha familiaridad con Draco – soltó Harry algo molesto por las libertades que se tomaba el otro.
El desconocido soltó una risa tan falsa como las predicciones de Trelawney. – Hay Potter, ciertamente estas más ciego de lo que creí. Soy el alma gemela de Drake; Soy Pansy .
En el gran comedor la música estaba a todo volumen, pero en la mesa reinaba el silencio. Todos observaban a la chica, bueno chico, sin entender nada.
-¿Pansy? – pregunto Malfoy aun sorprendido.
- Pansy Parkinson, querido Drake. Tu alma gemela. Ahora, si nos disculpas Potter, iremos a bailar – diciendo esto, Pansy tomo a Draco del brazo para conducirlo a la pista.
Todo paso muy rápido después de eso.
Primero Draco se deshizo del toque. Harry tomo el otro brazo del rubio. Hermione salió disparada hacia donde Ron y Blaise se encontraban, mientras Seamus y Dean se acercaban a la pareja en caso de necesitar refuerzos.
-Me temo Parkinson que estas confundida. Mi pareja, alma gemela, otra mitad y todo lo cursi que se te pueda ocurrir, es Potter.- Aclaro Draco- Déjate de ridiculeces y dime ¿Por qué la transformación?
-Es obvio, Drake – el nombre siendo expulsado de sus labios con tanta miel que causaba repulsión – Tus gustos y necesidades no se acoplaban a mi cuerpo, como tu media naranja tengo que acoplarme a ti. – La explicación podía sonar lógica, si le quitabas la parte donde la chica se trasformó en hombre.
- Pans, creo que entendiste todo mal. No escogí a Harry como mi pareja por ser hombre, lo escogí por ser Harry.
- Ahí es donde te equivocas cariño. Después de tu regreso al castillo, note que actuabas extraño. Pensé que era por tu herencia, pero cuando decidiste salir con Potter supe que no eras tú, no realmente. Es claro que estas bajo el influjo de algún hechizo. Y yo te voy a liberar.
- Pans, lo que estas sugiriendo es imposible. No hay manera de que Harry, ni nadie pudieran influir en mí. –Intento explicar Draco, consiente de la poca probabilidad de éxito.- mi herencia lo impide.
-Estás loca Parkinson. Yo no hechicé a Draco. Nadie está obligando a nadie. Nuestra relación es completamente consensual, de ambos lados- intervino Harry.
- No me creo una palabra de lo que dices Potter. Estas completamente obsesionado con Drake, y no pararas hasta tenerlo en tus garras, pero no voy a dejarte, Drake es mío. – Pansy dio un par de pasos para acercarse al rubio, el cual retrocedió sabiamente.
-Parkinson- La llamo Draco – No sé de donde sacaste semejantes ideas. Aunque te cambies de peinado, cuerpo, ojos o todo junto, no hay manera de que seas mi “Alma gemela”. Tendrías que volver a nacer para siquiera tener una oportunidad.
-Y puede que ni así- susurro Harry sarcásticamente.
Pansy, con lágrimas en los ojos, alcanzo a escuchar al moreno. Su expresión cambio rápidamente, la furia la lleno y con un solo grito como aviso se abalanzo sobre el niño-que-vivió, lanzándolo al piso.
Ambos chicos comenzaron a pelear, entre patadas, puñetazos y gritos, mientras el resto de sus amigos intentaban separarlos.
Draco se había coloco entre los dos chicos, intentando proteger a Harry de los golpes.
-¡Tu, maldito media sangre! Aléjate de mí Drake.
-Que no es tuyo Parkinson, entiéndelo – soltó Harry desde su lugar, bajo el cuerpo del rubio.
Fue en ese momento donde la chica aprovecho para asestarle un golpe en la cara, con tal fuerza que su cabeza reboto en el suelo, dejándolo inconsciente.
-¿Harry?- Lo llamo Draco al ver aquello.
Silencio.
-Parkinson, lentamente aléjate de ahí.- Le indico Snape que acababa de llegar a la escena.
-Pero…
-En este momento Parkinson – insistió Snape subiendo la voz un poco.
La chica obedeció algo contrariada por la orden, y por la cara de preocupación de los profesores que los rodeaban. Paso a paso, se alejó de los otros.
Y entonces escucho el gruñido.
Al mirar a donde Draco se encontraba, Pansy fue golpeada por una fría mirada plateada, llena de sed de sangre.
-¡Accio Parkinson!
-¡Protego!
Ambos hechizos la golpearon al mismo tiempo que Draco Malfoy se abalanzaba sobre ella.
-D.H-
Minutos antes de la aparición de Parkinson un par de chicos tenían su propia discusión.
-Te digo que me pisaste- Gruño Ron encaminándose a su mesa.
-Eso es imposible, soy un excelente bailarín- insistió Blaise, que lo seguía.
-Te voy a mostrar mi pie, a ver qué me dices después.
-No seas desagradable gatito, es una noche muy linda para que la arruines.
- Si es una linda noche- acepto Ron sonriendo tontamente.
-¿Quieres dar una vuelta por los jardines?- susurro el italiano seductoramente.
Apenas abrió la boca para contestar fue interrumpido por un grupo de chicas que llegaron a su mesa.
-¡Blaise!- exclamo una de las chicas- Te estábamos buscando.
-Prometiste bailar con nosotras- Intervino otra.
El moreno les sonrió coquetamente – No recuerdo eso, pero con linduras como ustedes ¿Quién podría negarse? ¿Les parece que bailemos todos juntos la siguiente canción?
Las chicas asintieron emocionadas. Blaise estaba a punto de indicarles que lo esperaran cuando, por el rabillo del ojos, noto como el pelirrojo se levantaba de su lugar, para marcharse.
-Disculpen un momento- Tras esto corrió para alcanzar al chico.
-¡Weasley! ¡Weasley espera! – gritaba Zabini, pero la música mitigaba su voz, dejándole como única opción agarrar al otro por el brazo.
-¿Qué quieres Zabini?
-Una explicación ¿Por qué me dejaste en la mesa solo?
-¿Por qué habría de quedarme? Está claro que compañía tienes, y no quiero estorbar.
Por un segundo el Slytherin no supo que decir. Aquello era irreal. El movimiento del otro queriéndose ir lo hizo reaccionar.
-Espera, espera. ¿Tú crees que prefiero bailar con esas niñas? ¿Teniendo la oportunidad de estar a solas contigo?
-Claramente así es.
-Son niñas Ron. Es la costumbre en Slytherin sacar a bailar a las más chicas para integrarlas. Nada más- Explicó el chico afianzando su agarre en el brazo de su compañero – No hay nadie con quien prefiera estar. Solo tú.
La cara del pelirrojo se incendió. Con un fuerte jalón dirigió ambos cuerpos contra la pared, donde procedió a estampar su boca sobre la del otro, en un beso cargado de emociones.
Poco sabían que un par de metros más alejados, sus amigos eran participes de la escena.
-DH-
Todo eran gritos, gruñidos y golpes. Eso era lo que la nebulosa de Harry podía captar.
Su cabeza dolía. La vista de le nublaba un poco y no sabía por qué estaba tirado en el piso del gran comedor.
-¡Draco detente!- Escucho que alguien gritaba.
Los recuerdos regresaron. La fiesta de Halloween, sus amigos, Parkinson, la pelea, Draco… ¡Draco!
-¡Draco!- grito el moreno sentándose de golpe.
El veela detuvo su ataque contra los profesores que intentaban proteger a Parkinson.
-Draco, ven. Por favor- Insistió mas tranquilamente.
Con movimientos lentos el aludido se acercó a su Hjerte, para terminar enroscado a su alrededor.
-Hjerte ¿Duele?
-No mucho
-Hjerte lastimado
-Ya no, lo juro. Mira – Intento calmarlo moviéndose en su lugar – Nada.
-Matar
-¡NO! No mates a nadie. Parkinson es solo una tonta.
-Tonta- repitió el rubio.
-Sí, tonta, pero no merece morir por eso. ¿Ok?
-Ok- contento con la conclusión, Draco se pegó más al cuerpo del moreno.
Todos los presentes miraban la interacción atónitos.
-¿Alguien me puede decir que paso?- pregunto Harry.
Nadie supo que responder.
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