Capitulo 10
Un mes. Habían pasado un mes desde el ataque al tren y aun no tenía pruebas de la traición de Malfoy.
Sus informantes regresaban sin información que le sirviera. Con Lucius trabajando en el colegio era mucho más difícil descubrir nada. Y el Lord estaba extasiado por tener dos espías bajo las narices de Dumbledore.
-¡CRUSIO!- El cuerpo callo retorciéndose entre gritos.
- Mi señora- Hablo el compañero de quien gritaba en el suelo - Hemos intentado conseguir información por medio de nuestros hijos, pero nada de lo que dicen es importante. Según sus cartas, las cosas siguen igual entre Potter y el joven Malfoy. Peleas, gritos, golpes. Lo común en ellos.
- Son más inútiles de lo que pensé. Claramente alguien está interfiriendo con las cartas. Yo sé que algo no está bien, Draco Malfoy esta ayudando a Harry Potter y voy a demostrárselo a mi señor.
La mirada psicótica de la mujer hizo que los presentes temblaran, mientras los gritos de quien la decepciono seguían llenando la habitación.
-D&H-
- Vamos, solo son un par de cervezas de mantequilla. Dean, Seamus, Neville y yo.
- No
Ron llevaba treinta minutos intentando convencer a Malfoy de que dejara ir a Harry con ellos en la próxima salida a Hogsmeade, pero parecía que el rubio no quería dar su brazo a torcer.
- Harry dile algo – termino por suplicar el pelirrojo
El moreno se había mantenido a raya durante toda la conversación, principalmente por lo divertido que era ver a su amigo intentando convencer a Malfoy.
- Ron tiene razón Draco, son solo unas cervezas de mantequilla, a plena luz del día, en un pueblo atiborrado de Aurores y de protecciones por todos lados; No me va a pasar nada. – intervino por fin.
- Algo parecido dijiste del Quidditch y ya viste lo que paso – arremetió el Slytherin señalándole su brazo.
Y Harry no supo refutar eso. Aun así, no había sido su culpa que la Bludger le pegara cuando intentaba tomar la Snitch. Habían ganado, si, pero Harry había terminado con un brazo roto y un Veela al borde del pánico.
Dos semanas hacia de eso, pero parecía que Draco no tenía intención de que Harry se alejara demasiado.
- Por milésima vez, fue un accidente. Ya habíamos hablado de esto, necesito mi espacio de vez en cuando. Lo estoy intentando Malfoy, pero necesito que tu des de tu parte también. – volvió a insistir el moreno.
- No confió en Weasley…
-…ni en Neville, ni en Seamus, ni en Dean o en mi padrino, es mas estoy seguro de que ni en Merlín confiarías, pero no necesito que confíes en ellos, necesito que confíes en mi. Sé que suelo meterme en problemas y eso te angustia, pero no puedo quedarme el resto de mi vida en una caja de cristal para que no me pase nada.
Draco lo miro reflexivo, el otro tenía razón. Después de que el Gryffindor se disculpara por sus palabras contra la casa de las serpientes habían llegado a un acuerdo, Draco intentaría ser menos abrumador con el león y Harry escucharía todas las variantes antes de juzgar al rubio solo por su casa o su apellido.
La cosa era que el ultimo de los Malfoy aun recordaba la angustia pasada cuando la pelota del demonio (Bludger) golpeo al ojiverde. No quería pasar por eso de nuevo, la creatura en el no soportaría un nuevo episodio como ese sin desatar su furia.
- Está bien, es justo, tal vez yo también salga con los míos, creo que los he dejado un poco de lado con todo esto de no apartarte de mi vista. – termino por aceptar
Harry salto hacia el otro abrazándolo, desde la pelea intentaba ser mas afectivo con el rubio. Daba gracias a Merlín que después de la primera semana de clases el Slytherin había vuelto a ser el chico controlado y frio de siempre. Solo de vez en cuando el veela tomaba el control.
- Perfecto nosotros nos vamos con los chicos y el hurón tiene su tarde de chicas, ¡TODOS FELICES! – intervino Ron, no queriendo ver a su mejor amigo en semejante situación.
- Weasley, acorde tolerarte por qué no hay manera de despegar tu sanguijuelesca presencia de mi Hjerte, pero a menos que quieras encontrar tu cama llena de tus amiguitos de ocho patas te sugiero que apartes tu persona de mi campo de visión en este momento – lo amenazo el rubio.
Habiendo logrado su cometido y sabiendo que la amenaza del otro no era en vano, Ron se despidió para salir pitando de la habitación asignada al Veela.
- Disfrutas asustándolo.
- De vez en cuando, sobre todo cuando pone cara de querer desmayarse
El Gryffindor sonrió ante la respuesta, sería un milagro el que aquellos dos se llevaran bien.
-D&H-
El rasgar de una pluma era el único sonido de la habitación, a pesar de ser dos los ocupantes de la misma.
Severus Snape, reconocido posionista y temido profesor, miraba la figura que descansaba en uno de los sofás.
Apenas un día después de su anuncio como profesor Dumbledore les había informado del sueño que Potter había tenido. Aquello solo se vio respaldado por Narcissa durante su visita. Razón por la cual Lucius parecía sumido en un estado de completa concentración intentando idear un plan para evitar que la loca de Bellatrix no lograra su cometido.
- Lucius – susurro el pelinegro desde su lugar.
La pluma se detuvo.
- Dime
- No vas a lograr nada dándole vueltas al asunto en tu cabeza. Necesitas tener la mente fresca o lo que es lo mismo, vete a dormir. – dijo Snape, aun que no lo pareciera era una orden más que una sugerencia.
El mayor suspiro. El pelinegro tenía razón, cada día le costaba más enfocarse, apenas dormía y sus últimos planes parecía hechos por un niño que por el adulto que era.
Afortunadamente, Narcissa había regresado a la mansión una vez que su plática con Potter la dejo satisfecha.
///////////FLASH BACK/////////////
- Te digo que desistas mujer – ordeno Lucius – El venir hasta acá para hablar con Potter solo va a complicar más las cosas.
- Claro que no, es normal que una madre se preocupe por conocer a la pareja de su hijo – refuto Narcisa.
-Pero ellos aún no son pareja– expuso el rubio – Y no creo que tu presencia los aliente a serlo.
Su mujer le miro con odio. No era nada nuevo la verdad, Cissa solía lanzarle esa misma mirada cada que se negaba a cumplirle alguno de sus caprichos. Además de que, comparándola con la expresión de Severus cuando se enojaba con él, la mirada de Narcisa le daba ternura más que miedo.
- Pues yo no me voy de acá hasta hablar con el chico y punto. – sentencio la rubia yéndose a sentar junto a Antón, quien con Snape, permanecían como espectadores de la pelea entre los esposos.
- Me parece que no sería mala idea. – intervino el posionista. – Potter no es una frágil damisela, y Narcisa podría estar más tranquila.
Ciertamente no estaba mal el análisis de Severus. Sobre todo en la parte en la cual Narcisa se tranquilizaba, con un poco de suerte incluso podría regresar a sus vacaciones y dejarlos a ellos tranquilos.
Estaba a punto de dar su brazo a torcer cuando lo escucho, el sonido de la puerta siendo ligeramente golpeada. Quien quiera que fuera no parecía querer llamar su atención en lo más mínimo.
Severus, al escuchar el sonido, se encamino a abrir. No sin antes tomar su varita, nunca estaba de más ser precavido.
Abrió la puerta rápidamente, asustando al misterioso visitante. El pobre chico de cabellos negros y ojos verde esmeralda, lo miraba desde el suelo a un paso de tener un paro cardiaco.
- Señor Potter – Saludo el ojinegro.
- Yo…y…yo… ¿Querían hablar conmigo?- tartamudeo el chico
- Ciertamente. Sev, no seas descortés y deja pasar al joven. –indico Narcisa sonriendo.
A regañadientes el posionista se hiso a un lado para permitirle la entrada.
-Disculpa a Severus, no está muy feliz con mi presencia en el castillo. – se disculpó Narcisa. – Me alegra que vinieras. Es importante para mí, como madre que soy, el conocer a quien pasara el resto de su vida al lado de mi Dragón.
- S..sí. Claro. Entiendo – susurro Harry
- ¿Por qué no me cuentas de ti un poco?
- Lo que quieras saber de el Narcisa, lo puedes buscar en los periódicos. – interrumpió Severus.
- Lucius, controla a tu hombre o el mío tendrá que ponerlo en su lugar – La amenaza sonaba como burla, pero un brillo en la mirada de la mujer les indico a todos los presentes que no bromeaba en lo absoluto. Antón solo se movió ligeramente en su asiento, mostrando su varita. – Ignora a Severus. Sé qué tipo de basura pueden llegar a escribir en el periódico, y no creo la mitad que dicen ahí.
-Amm. Me llamo Harry James Potter. Tengo dieciséis años, mi casa es Gryffindor. No soy muy bueno en clases.
- Harry. ¿Puedo llamarte Harry? – Pregunto Narcisa – Relájate. Esto no es una entrevista o un interrogatorio. Solo quiero conocerte. Draco me ha contado mucho sobre ti, pero sé que aún falta más.
-¿Le ha contado sobre mí?
-Pues claro. Cada carta que manda tiene al menos una vez tu nombre en ella. Potter me ignoro otra vez. Potter es el buscador de Gryffindor. Potter gano puntos en defensa hoy.
- A Potter le gusta la mermelada de zarzamora. ¿Cómo puede gustarle? – Siguió Lucius imitando la voz de su hijo.
- Potter prefiere salir a caminar con sus amigos que pelear conmigo.- Se unió Severus.
Una débil sonrisa se escapó de los labios del moreno.
-Como veras, su elección de Hjerte no nos tomó tan de sorpresa como Draco cree.- Explico Narcisa.
- Creo que a mis amigos tampoco.
- Ciertamente la obsesión de ambos por llamar la atención del otro es preocupante. – concordó Severus, logrando que el Gryffindor se sonrojara furiosamente.
- No hay nada de que apenarse Harry. Todos hemos pasado por ello. – Lo animo la rubia – Lo único que me preocupa es tu actitud hacia con mi hijo.
-¿Disculpe?
- Sé que nada de esto es fácil, y no quiero presionarte a nada que no estés listo, pero entre los instintos de Draco, la guerra y mi hermana, me preocupa que veas a Draco como un arma y no como un compañero.
- Nunca haría algo como eso – se apresuró a decir Harry – Aun que nos odiáramos, jamás lo usaría de esa forma. Yo sé lo que es que te usen como arma.
Los adultos se miraron entre si alarmados. Potter parecía demasiado joven como para llevar una carga tan grande en sus hombros.
-Draco y yo tenemos demasiada historia juntos. Peleamos muy seguido, como hoy en la mañana, por cosas estúpidas que nadie sabe muy bien de donde salen, pero él me entiende – La mirada del chico dejaba clara la honestidad detrás de sus palabras – Draco sabe que me hace enojar, pero también sabe lo que me gusta. Está intentando usar cada parte de ese conocimiento para que confié en el, y yo quiero hacer lo mismo.
Voldemort va a seguir detrás de mí, Bellatrix va a intentar destruir a Draco, el mundo va a estar en contra de todo el asunto del Hjerte apenas se enteren. Lo único que podemos hacer es estar listos y confiar en el otro. No quiero que por mi culpa Draco salga lastimado.
Las caras de los adultos eran un poema. Nadie esperaba tal franqueza de un chico de dieciséis años.
Narcisa fue la primera en romper el silencio.
- Serás un gran yerno – Sonrió la mujer
-Yo…No….Draco..y…no – tartamudeo Harry.
-Lo sé. Pero estoy segura que resolveremos esa parte rápido.
Un gruñido de irritación por parte de los adultos la interrumpió.
-¿Algún comentario que gusten compartir?
-¿Qué paso con dejar que los chicos tomen sus decisiones?- pregunto Lucius.
-Si esperamos a que ellos lo resuelvan solos jamás tendremos nietos – explicó la rubia sin más.
-¿Nietos? ¿Estas demente? Tienen dieciséis, no pueden tener hijos en este momento.
- No me digas loca, Lucius. No está mal planear a futuro, además imagina lo lindos que serán.
Y mientras los esposos discutían sobre el futuro, Harry solo atino a reír por lo bajo.
////////// FIN DEL FLASH BACK/////////////
- Ya, ya. Esta noche dormiré. – Acepto Lucius. - Pero estoy en mi derecho de preocuparme.
- Por la loca de tu cuñada no te tienes que preocupar, Narcisa se encargara de ella y punto. En cuanto al Lord, aceptémoslo; está demente. Esta tan desesperado por acabar con el chico que cada vez sus planes tienen menos sentido, son más arriesgados y locos. Temo que un día decida venir a Hogwarts a enfrentarse con el mocoso sin más. – expreso Snape con voz profunda
- Si eso pasa, mi querido Severus, estaremos ahí. Nos aseguraremos que el chico acabe con la amenaza y de paso saldremos vivos de todo esto. – le animo el rubio
- Sé que lo haremos, por eso mismo quiero que te dejes de preocupar tanto. Solo te desgastas. Bien podrías ocupar tu tiempo en algo más interesante – dijo Snape
- ¿Alguna idea en mente? – pregunto sugerentemente Lucius, que se acercaba al pelinegro con movimientos sensuales.
- Dormir. No pienses que tus insinuaciones funcionaran, estas tan cansado que seguramente no duras el round, así que lo dejaremos para cuando hayas dormido.
Sin más palabras la mirada del posionista regreso a su trabajo, mientras un frustrado Lucius Malfoy se encaminaba a su habitación con nada más que ideas de venganza acompañando su descanso.
Sus informantes regresaban sin información que le sirviera. Con Lucius trabajando en el colegio era mucho más difícil descubrir nada. Y el Lord estaba extasiado por tener dos espías bajo las narices de Dumbledore.
-¡CRUSIO!- El cuerpo callo retorciéndose entre gritos.
- Mi señora- Hablo el compañero de quien gritaba en el suelo - Hemos intentado conseguir información por medio de nuestros hijos, pero nada de lo que dicen es importante. Según sus cartas, las cosas siguen igual entre Potter y el joven Malfoy. Peleas, gritos, golpes. Lo común en ellos.
- Son más inútiles de lo que pensé. Claramente alguien está interfiriendo con las cartas. Yo sé que algo no está bien, Draco Malfoy esta ayudando a Harry Potter y voy a demostrárselo a mi señor.
La mirada psicótica de la mujer hizo que los presentes temblaran, mientras los gritos de quien la decepciono seguían llenando la habitación.
-D&H-
- Vamos, solo son un par de cervezas de mantequilla. Dean, Seamus, Neville y yo.
- No
Ron llevaba treinta minutos intentando convencer a Malfoy de que dejara ir a Harry con ellos en la próxima salida a Hogsmeade, pero parecía que el rubio no quería dar su brazo a torcer.
- Harry dile algo – termino por suplicar el pelirrojo
El moreno se había mantenido a raya durante toda la conversación, principalmente por lo divertido que era ver a su amigo intentando convencer a Malfoy.
- Ron tiene razón Draco, son solo unas cervezas de mantequilla, a plena luz del día, en un pueblo atiborrado de Aurores y de protecciones por todos lados; No me va a pasar nada. – intervino por fin.
- Algo parecido dijiste del Quidditch y ya viste lo que paso – arremetió el Slytherin señalándole su brazo.
Y Harry no supo refutar eso. Aun así, no había sido su culpa que la Bludger le pegara cuando intentaba tomar la Snitch. Habían ganado, si, pero Harry había terminado con un brazo roto y un Veela al borde del pánico.
Dos semanas hacia de eso, pero parecía que Draco no tenía intención de que Harry se alejara demasiado.
- Por milésima vez, fue un accidente. Ya habíamos hablado de esto, necesito mi espacio de vez en cuando. Lo estoy intentando Malfoy, pero necesito que tu des de tu parte también. – volvió a insistir el moreno.
- No confió en Weasley…
-…ni en Neville, ni en Seamus, ni en Dean o en mi padrino, es mas estoy seguro de que ni en Merlín confiarías, pero no necesito que confíes en ellos, necesito que confíes en mi. Sé que suelo meterme en problemas y eso te angustia, pero no puedo quedarme el resto de mi vida en una caja de cristal para que no me pase nada.
Draco lo miro reflexivo, el otro tenía razón. Después de que el Gryffindor se disculpara por sus palabras contra la casa de las serpientes habían llegado a un acuerdo, Draco intentaría ser menos abrumador con el león y Harry escucharía todas las variantes antes de juzgar al rubio solo por su casa o su apellido.
La cosa era que el ultimo de los Malfoy aun recordaba la angustia pasada cuando la pelota del demonio (Bludger) golpeo al ojiverde. No quería pasar por eso de nuevo, la creatura en el no soportaría un nuevo episodio como ese sin desatar su furia.
- Está bien, es justo, tal vez yo también salga con los míos, creo que los he dejado un poco de lado con todo esto de no apartarte de mi vista. – termino por aceptar
Harry salto hacia el otro abrazándolo, desde la pelea intentaba ser mas afectivo con el rubio. Daba gracias a Merlín que después de la primera semana de clases el Slytherin había vuelto a ser el chico controlado y frio de siempre. Solo de vez en cuando el veela tomaba el control.
- Perfecto nosotros nos vamos con los chicos y el hurón tiene su tarde de chicas, ¡TODOS FELICES! – intervino Ron, no queriendo ver a su mejor amigo en semejante situación.
- Weasley, acorde tolerarte por qué no hay manera de despegar tu sanguijuelesca presencia de mi Hjerte, pero a menos que quieras encontrar tu cama llena de tus amiguitos de ocho patas te sugiero que apartes tu persona de mi campo de visión en este momento – lo amenazo el rubio.
Habiendo logrado su cometido y sabiendo que la amenaza del otro no era en vano, Ron se despidió para salir pitando de la habitación asignada al Veela.
- Disfrutas asustándolo.
- De vez en cuando, sobre todo cuando pone cara de querer desmayarse
El Gryffindor sonrió ante la respuesta, sería un milagro el que aquellos dos se llevaran bien.
-D&H-
El rasgar de una pluma era el único sonido de la habitación, a pesar de ser dos los ocupantes de la misma.
Severus Snape, reconocido posionista y temido profesor, miraba la figura que descansaba en uno de los sofás.
Apenas un día después de su anuncio como profesor Dumbledore les había informado del sueño que Potter había tenido. Aquello solo se vio respaldado por Narcissa durante su visita. Razón por la cual Lucius parecía sumido en un estado de completa concentración intentando idear un plan para evitar que la loca de Bellatrix no lograra su cometido.
- Lucius – susurro el pelinegro desde su lugar.
La pluma se detuvo.
- Dime
- No vas a lograr nada dándole vueltas al asunto en tu cabeza. Necesitas tener la mente fresca o lo que es lo mismo, vete a dormir. – dijo Snape, aun que no lo pareciera era una orden más que una sugerencia.
El mayor suspiro. El pelinegro tenía razón, cada día le costaba más enfocarse, apenas dormía y sus últimos planes parecía hechos por un niño que por el adulto que era.
Afortunadamente, Narcissa había regresado a la mansión una vez que su plática con Potter la dejo satisfecha.
///////////FLASH BACK/////////////
- Te digo que desistas mujer – ordeno Lucius – El venir hasta acá para hablar con Potter solo va a complicar más las cosas.
- Claro que no, es normal que una madre se preocupe por conocer a la pareja de su hijo – refuto Narcisa.
-Pero ellos aún no son pareja– expuso el rubio – Y no creo que tu presencia los aliente a serlo.
Su mujer le miro con odio. No era nada nuevo la verdad, Cissa solía lanzarle esa misma mirada cada que se negaba a cumplirle alguno de sus caprichos. Además de que, comparándola con la expresión de Severus cuando se enojaba con él, la mirada de Narcisa le daba ternura más que miedo.
- Pues yo no me voy de acá hasta hablar con el chico y punto. – sentencio la rubia yéndose a sentar junto a Antón, quien con Snape, permanecían como espectadores de la pelea entre los esposos.
- Me parece que no sería mala idea. – intervino el posionista. – Potter no es una frágil damisela, y Narcisa podría estar más tranquila.
Ciertamente no estaba mal el análisis de Severus. Sobre todo en la parte en la cual Narcisa se tranquilizaba, con un poco de suerte incluso podría regresar a sus vacaciones y dejarlos a ellos tranquilos.
Estaba a punto de dar su brazo a torcer cuando lo escucho, el sonido de la puerta siendo ligeramente golpeada. Quien quiera que fuera no parecía querer llamar su atención en lo más mínimo.
Severus, al escuchar el sonido, se encamino a abrir. No sin antes tomar su varita, nunca estaba de más ser precavido.
Abrió la puerta rápidamente, asustando al misterioso visitante. El pobre chico de cabellos negros y ojos verde esmeralda, lo miraba desde el suelo a un paso de tener un paro cardiaco.
- Señor Potter – Saludo el ojinegro.
- Yo…y…yo… ¿Querían hablar conmigo?- tartamudeo el chico
- Ciertamente. Sev, no seas descortés y deja pasar al joven. –indico Narcisa sonriendo.
A regañadientes el posionista se hiso a un lado para permitirle la entrada.
-Disculpa a Severus, no está muy feliz con mi presencia en el castillo. – se disculpó Narcisa. – Me alegra que vinieras. Es importante para mí, como madre que soy, el conocer a quien pasara el resto de su vida al lado de mi Dragón.
- S..sí. Claro. Entiendo – susurro Harry
- ¿Por qué no me cuentas de ti un poco?
- Lo que quieras saber de el Narcisa, lo puedes buscar en los periódicos. – interrumpió Severus.
- Lucius, controla a tu hombre o el mío tendrá que ponerlo en su lugar – La amenaza sonaba como burla, pero un brillo en la mirada de la mujer les indico a todos los presentes que no bromeaba en lo absoluto. Antón solo se movió ligeramente en su asiento, mostrando su varita. – Ignora a Severus. Sé qué tipo de basura pueden llegar a escribir en el periódico, y no creo la mitad que dicen ahí.
-Amm. Me llamo Harry James Potter. Tengo dieciséis años, mi casa es Gryffindor. No soy muy bueno en clases.
- Harry. ¿Puedo llamarte Harry? – Pregunto Narcisa – Relájate. Esto no es una entrevista o un interrogatorio. Solo quiero conocerte. Draco me ha contado mucho sobre ti, pero sé que aún falta más.
-¿Le ha contado sobre mí?
-Pues claro. Cada carta que manda tiene al menos una vez tu nombre en ella. Potter me ignoro otra vez. Potter es el buscador de Gryffindor. Potter gano puntos en defensa hoy.
- A Potter le gusta la mermelada de zarzamora. ¿Cómo puede gustarle? – Siguió Lucius imitando la voz de su hijo.
- Potter prefiere salir a caminar con sus amigos que pelear conmigo.- Se unió Severus.
Una débil sonrisa se escapó de los labios del moreno.
-Como veras, su elección de Hjerte no nos tomó tan de sorpresa como Draco cree.- Explico Narcisa.
- Creo que a mis amigos tampoco.
- Ciertamente la obsesión de ambos por llamar la atención del otro es preocupante. – concordó Severus, logrando que el Gryffindor se sonrojara furiosamente.
- No hay nada de que apenarse Harry. Todos hemos pasado por ello. – Lo animo la rubia – Lo único que me preocupa es tu actitud hacia con mi hijo.
-¿Disculpe?
- Sé que nada de esto es fácil, y no quiero presionarte a nada que no estés listo, pero entre los instintos de Draco, la guerra y mi hermana, me preocupa que veas a Draco como un arma y no como un compañero.
- Nunca haría algo como eso – se apresuró a decir Harry – Aun que nos odiáramos, jamás lo usaría de esa forma. Yo sé lo que es que te usen como arma.
Los adultos se miraron entre si alarmados. Potter parecía demasiado joven como para llevar una carga tan grande en sus hombros.
-Draco y yo tenemos demasiada historia juntos. Peleamos muy seguido, como hoy en la mañana, por cosas estúpidas que nadie sabe muy bien de donde salen, pero él me entiende – La mirada del chico dejaba clara la honestidad detrás de sus palabras – Draco sabe que me hace enojar, pero también sabe lo que me gusta. Está intentando usar cada parte de ese conocimiento para que confié en el, y yo quiero hacer lo mismo.
Voldemort va a seguir detrás de mí, Bellatrix va a intentar destruir a Draco, el mundo va a estar en contra de todo el asunto del Hjerte apenas se enteren. Lo único que podemos hacer es estar listos y confiar en el otro. No quiero que por mi culpa Draco salga lastimado.
Las caras de los adultos eran un poema. Nadie esperaba tal franqueza de un chico de dieciséis años.
Narcisa fue la primera en romper el silencio.
- Serás un gran yerno – Sonrió la mujer
-Yo…No….Draco..y…no – tartamudeo Harry.
-Lo sé. Pero estoy segura que resolveremos esa parte rápido.
Un gruñido de irritación por parte de los adultos la interrumpió.
-¿Algún comentario que gusten compartir?
-¿Qué paso con dejar que los chicos tomen sus decisiones?- pregunto Lucius.
-Si esperamos a que ellos lo resuelvan solos jamás tendremos nietos – explicó la rubia sin más.
-¿Nietos? ¿Estas demente? Tienen dieciséis, no pueden tener hijos en este momento.
- No me digas loca, Lucius. No está mal planear a futuro, además imagina lo lindos que serán.
Y mientras los esposos discutían sobre el futuro, Harry solo atino a reír por lo bajo.
////////// FIN DEL FLASH BACK/////////////
- Ya, ya. Esta noche dormiré. – Acepto Lucius. - Pero estoy en mi derecho de preocuparme.
- Por la loca de tu cuñada no te tienes que preocupar, Narcisa se encargara de ella y punto. En cuanto al Lord, aceptémoslo; está demente. Esta tan desesperado por acabar con el chico que cada vez sus planes tienen menos sentido, son más arriesgados y locos. Temo que un día decida venir a Hogwarts a enfrentarse con el mocoso sin más. – expreso Snape con voz profunda
- Si eso pasa, mi querido Severus, estaremos ahí. Nos aseguraremos que el chico acabe con la amenaza y de paso saldremos vivos de todo esto. – le animo el rubio
- Sé que lo haremos, por eso mismo quiero que te dejes de preocupar tanto. Solo te desgastas. Bien podrías ocupar tu tiempo en algo más interesante – dijo Snape
- ¿Alguna idea en mente? – pregunto sugerentemente Lucius, que se acercaba al pelinegro con movimientos sensuales.
- Dormir. No pienses que tus insinuaciones funcionaran, estas tan cansado que seguramente no duras el round, así que lo dejaremos para cuando hayas dormido.
Sin más palabras la mirada del posionista regreso a su trabajo, mientras un frustrado Lucius Malfoy se encaminaba a su habitación con nada más que ideas de venganza acompañando su descanso.
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