Capitulo 9
Hogwarts no era aburrida. La vida en el colegio era una combinación de emociones y aventuras que parecían nunca acabarse, dando material suficiente a sus habitantes para comentar en el día a día.
Un ejemplo de ello eran las dos personas que irrumpieron en el Gran comedor durante el desayuno de un martes común y corriente. Y Draco Malfoy supo que su día solo iba a empeorar.
5 min antes
Blaise, Draco y Theo se encaminaban al gran comedor conversando animadamente sobre los eventos del día anterior.
- ¡¡Lo juro!! ¡¡Weasley salió corriendo!! – exclamo Zabini
- No me quiero imaginar que hiciste para que huyera de esa manera – dijo Nott con sorna
-No le hice nada- se excusó el moreno – Bueno, nada malo.
- Por alguna razón no te creo Blaise, pero como estoy de buen humor te daré el beneficio de la duda- soltó el rubio sonriendo de lado.
- Lo que tú quieres es presumir que Potter se puso celoso- se burló Zabini
-Yo no lo llamaría celos, pero al menos reacciono de alguna manera a la idea de mí con alguien más. - refuto el ojigris
Apenas habían tomado una tostada con mermelada, cuando las puertas se abrieron, dando paso a una mujer de elegantes rasgos y penetrante mirada, acompañada de un hombre que a todas luces era Francés.
- Oh no - gimió el rubio escondiéndose instintivamente detrás de Blaise.
-¿Draco que hace aquí?- susurro Theo
-No tengo idea, pero que no me vea- suplico el ojigris
Los pasos de la mujer resonaron por sobre los murmullos. Aunque extrañamente no iban en su dirección. Se asomo por detrás del hombro de Blaise, solo para sentir como el alma se le iba del cuerpo al ver a su Hjerte frente a la mujer, una mujer tan poderosa que con solo tronar sus dedos podía hacer casi cualquier cosa; Su madre.
Decir que corrió hacia la mesa de los leones era quedarse corto, si no supiera todo el mundo que era imposible, podrían jurar que se había aparecido frente a la rubia.
- Madre, un gusto verte- saludo Draco educadamente colocándose entre ella y su Hjerte.
-Buenos días Dragon, sabes que me encanta hablar contigo, pero en este momento quisiera hablar con el joven Potter.- indico Narcissa
La mirada plateada refulgió de miedo ante tales palabras. Harry, por otro lado, estaba intrigado.
-No quisiera interrumpir, pero ¿podemos tener esa platica en otro lugar?- dijo el moreno suavemente
-Ciertamente, señor Potter – Draco elevo una ceja al escuchar el modo tan respetuoso con el que su madre llamaba al Gryffindor.
Aun que la petición no parecía tener nada de anormal, al ojiverde le daba mala espina, tal vez el hecho de que fuera precisamente Narcissa Malfoy quien se la pidiera. Su mirada se dirigió al Veela en busca de alguna señal que le indicara que hacer. El otro parecía igual de perdido que el ante la idea, pero sonrió en respuesta al notar su confusión.
- Me parece bien, tal vez antes del almuerzo. Tengo una hora libre. – explico el moreno.
-Excelente, le esperare en el despacho de Severus. –Sonrió la mujer retomando su porte aristocrático – Ahora será mejor que Antón y yo nos retiremos, Lucius no parece contento con mi presencia.
Con eso último Narcissa Malfoy se encamino al encuentro de su marido, seguida de su acompañante.
- Esto no puede empeorar – susurro el ojiplata apesadumbrado.
- ¿Quieres apostar? – lo reto su Hjerte. – ¿Me dirás que tu no tuviste nada que ver con la aparición de tu madre en el castillo? ¿O es que el que tenga a Sirius, Remus, Snape y tu padre vigilando todo lo que hago te pareció poca cosa y decidiste también traer a tu madre?
- Harry lo juro, no tengo idea de que hace aquí o porque quiere hablar contigo – se apresuro a explicar el veela.
- Me gustaría creerte Malfoy. Me encantaría, pero la experiencia me dice que harás todo para conseguir lo que quieres, incluyendo usar a tus padres. Como bien dices, astucia y saber cuándo aprovechar las oportunidades son las mejores cualidades de un Slytherin.- Diciendo esto Harry salió del gran comedor rápidamente.
Draco estaba que echaba chispas, no solo el otro había dudado de sus palabras, sino que lo había humillado frente al colegio entero. Con eso en mente y la sangre hirviéndole en las venas corrió para dar alcance a su Hjerte.
Lo encontró subiendo las escaleras.
- POTTER!!- grito iracundo
El ojiverde poso su mirada en el rubio, sorprendido por el grito.
- Draco- susurro sorprendido el Gryffindor
- Escucha bien Gryffindor de cuarta porque solo lo diré una vez. No soy un mentiroso y mucho menos un cobarde, si te digo que no se por qué mi madre está aquí es porque no lo sé. Si el nido de cuervos que tienes en la cabeza no te deja entenderlo no es mi problema. – Soltó el veela, los pocos espectadores dirían que echaba humo por las orejas y poco le faltaba para que así fuera – soy Slytherin, soy un Malfoy, pero nunca mentiría en algo como esto, mucho menos a ti. Si insistes en catalogarme por mi comportamiento de los últimos años tal vez el que seas mi Hjerte no es una buena idea.
Una vez dicho esto Draco regreso sobre sus pasos rumbo a las mazmorras, dejando a un petrificado Harry.
-D&H-
Toco por centésima vez la puerta del baño, sabía que su amigo estaba enojado, pero encerrarse en el baño por dos horas no iba a ayudar en nada.
- Vamos Dragón, ya perdiste una clase, no puedes perder otra- grito Blaise
- No lo entiendes Blaise, hay cosas más importantes que las clases. Ahora mismo intento mantener el control para no volverme una bestia. - respondió el rubio atreves de la puerta.
El castaño suspiro resignado. Draco tenía razón, era mejor que no tuviera contacto con nadie de momento.
-Ok. Prometo tomar buenos apuntes, para que no te quejes de mi letra luego. Te veo después. – Sin recibir respuesta alguna, Blaise se encamino a clase. Snape no le perdonaría el llegar tarde.
Apenas llego se encontró al trió dorado cuchicheando junto a la puerta. Parecían bastante relajados, incluso felices, como si la discusión con Draco nunca hubiera pasado. Molesto, camino hasta quedar frente a ellos.
-Potter, quiero hablar contigo – soltó, dejando claro que no estaba de humor.
- Lo que tengas que hablar con él, bien puedes hacerlo aquí – intervino Ron.
- Es un asunto privado Weasley, nada de tu incumbencia – Respondió el Slytherin sin más.
- Zabini, con gusto hablare contigo, pero Ron y Hermione se quedan.
- Bien. Rechazasa a Draco – dijo secamente Blaise
-¿Disculpa?
- Ya me escuchaste Potter. Rechaza a Draco oficialmente.
- ¿Por qué habría de hacerlo? – pregunto confundido el moreno.
- Es claro que no te importa lo que pase con él. Ni siquiera pareces interesado en aprender nada sobre su condición. Draco es como mi hermano, y no me gusta verlo perder los papeles cada que tú dices algo sin pensar, así que recházalo, para que el pueda buscar un Hjerte que si se tome la molestia de intentar establecer una relación con él.
Aquella declaración dejo mudos a los tres Gryffindors.
-Yo…yo… - intento responder Harry
- No me interesa escuchar tus escusas Potter. No todos los Gryffindors son buenos, y no todos los Slytherin son malos. Draco está listo para dejar su ideales y educación con tal de que estés a salvo. ¿Y tú? ¿Qué planeas dar para que Draco este a salvo? ¿o pensabas dejar que el hiciera todo?
- Claro que no, Harry no es así, jamás haría algo tan egoísta – dijo Hermione alterada.
-¿No? Entonces explícame Granger. ¿Qué es lo que tu amigo ha estado haciendo durante este tiempo? Por qué no veo que esté dando de su parte, más parece que está parado reclamándole a Draco cada cosa que pasa, sin pensar que eso también afecta a mi amigo.
- Yo no... yo – Harry estaba en shock por las palabras de Zabini. Cada cosa era verdad, él había estado reclamándole a Malfoy por todo, inclusive esa misma mañana, aun viendo la sorpresa en la cara del rubio. Tal vez era mejor rechazarlo, así podría encontrar a alguien mejor, alguien con quien pudiera llevarse mejor, alguien que no fuera él.
Aquella idea desato un carrete de imágenes en su cerebro. Draco con alguien más, abrazados, riendo, tomados de la mano, besándose. Todo esto le dejo un vacío en el pecho.
-Hermione – susurro el chico – excúsame con Snape, dile que algo paso con MI hurón. El sabrá a que te refieres.
La chica solo asintió sin cuestionarlo, tomando de la mano al pelirrojo, que observaba la escena con la boca abierta, se adentró al salón.
-Zabini, llévame con Draco. Necesito pedirle disculpas.
Orgulloso del resultado de su intervención, Blaise dio media vuelta rumbo a su sala común, seguido del Gryffindor.
Un ejemplo de ello eran las dos personas que irrumpieron en el Gran comedor durante el desayuno de un martes común y corriente. Y Draco Malfoy supo que su día solo iba a empeorar.
5 min antes
Blaise, Draco y Theo se encaminaban al gran comedor conversando animadamente sobre los eventos del día anterior.
- ¡¡Lo juro!! ¡¡Weasley salió corriendo!! – exclamo Zabini
- No me quiero imaginar que hiciste para que huyera de esa manera – dijo Nott con sorna
-No le hice nada- se excusó el moreno – Bueno, nada malo.
- Por alguna razón no te creo Blaise, pero como estoy de buen humor te daré el beneficio de la duda- soltó el rubio sonriendo de lado.
- Lo que tú quieres es presumir que Potter se puso celoso- se burló Zabini
-Yo no lo llamaría celos, pero al menos reacciono de alguna manera a la idea de mí con alguien más. - refuto el ojigris
Apenas habían tomado una tostada con mermelada, cuando las puertas se abrieron, dando paso a una mujer de elegantes rasgos y penetrante mirada, acompañada de un hombre que a todas luces era Francés.
- Oh no - gimió el rubio escondiéndose instintivamente detrás de Blaise.
-¿Draco que hace aquí?- susurro Theo
-No tengo idea, pero que no me vea- suplico el ojigris
Los pasos de la mujer resonaron por sobre los murmullos. Aunque extrañamente no iban en su dirección. Se asomo por detrás del hombro de Blaise, solo para sentir como el alma se le iba del cuerpo al ver a su Hjerte frente a la mujer, una mujer tan poderosa que con solo tronar sus dedos podía hacer casi cualquier cosa; Su madre.
Decir que corrió hacia la mesa de los leones era quedarse corto, si no supiera todo el mundo que era imposible, podrían jurar que se había aparecido frente a la rubia.
- Madre, un gusto verte- saludo Draco educadamente colocándose entre ella y su Hjerte.
-Buenos días Dragon, sabes que me encanta hablar contigo, pero en este momento quisiera hablar con el joven Potter.- indico Narcissa
La mirada plateada refulgió de miedo ante tales palabras. Harry, por otro lado, estaba intrigado.
-No quisiera interrumpir, pero ¿podemos tener esa platica en otro lugar?- dijo el moreno suavemente
-Ciertamente, señor Potter – Draco elevo una ceja al escuchar el modo tan respetuoso con el que su madre llamaba al Gryffindor.
Aun que la petición no parecía tener nada de anormal, al ojiverde le daba mala espina, tal vez el hecho de que fuera precisamente Narcissa Malfoy quien se la pidiera. Su mirada se dirigió al Veela en busca de alguna señal que le indicara que hacer. El otro parecía igual de perdido que el ante la idea, pero sonrió en respuesta al notar su confusión.
- Me parece bien, tal vez antes del almuerzo. Tengo una hora libre. – explico el moreno.
-Excelente, le esperare en el despacho de Severus. –Sonrió la mujer retomando su porte aristocrático – Ahora será mejor que Antón y yo nos retiremos, Lucius no parece contento con mi presencia.
Con eso último Narcissa Malfoy se encamino al encuentro de su marido, seguida de su acompañante.
- Esto no puede empeorar – susurro el ojiplata apesadumbrado.
- ¿Quieres apostar? – lo reto su Hjerte. – ¿Me dirás que tu no tuviste nada que ver con la aparición de tu madre en el castillo? ¿O es que el que tenga a Sirius, Remus, Snape y tu padre vigilando todo lo que hago te pareció poca cosa y decidiste también traer a tu madre?
- Harry lo juro, no tengo idea de que hace aquí o porque quiere hablar contigo – se apresuro a explicar el veela.
- Me gustaría creerte Malfoy. Me encantaría, pero la experiencia me dice que harás todo para conseguir lo que quieres, incluyendo usar a tus padres. Como bien dices, astucia y saber cuándo aprovechar las oportunidades son las mejores cualidades de un Slytherin.- Diciendo esto Harry salió del gran comedor rápidamente.
Draco estaba que echaba chispas, no solo el otro había dudado de sus palabras, sino que lo había humillado frente al colegio entero. Con eso en mente y la sangre hirviéndole en las venas corrió para dar alcance a su Hjerte.
Lo encontró subiendo las escaleras.
- POTTER!!- grito iracundo
El ojiverde poso su mirada en el rubio, sorprendido por el grito.
- Draco- susurro sorprendido el Gryffindor
- Escucha bien Gryffindor de cuarta porque solo lo diré una vez. No soy un mentiroso y mucho menos un cobarde, si te digo que no se por qué mi madre está aquí es porque no lo sé. Si el nido de cuervos que tienes en la cabeza no te deja entenderlo no es mi problema. – Soltó el veela, los pocos espectadores dirían que echaba humo por las orejas y poco le faltaba para que así fuera – soy Slytherin, soy un Malfoy, pero nunca mentiría en algo como esto, mucho menos a ti. Si insistes en catalogarme por mi comportamiento de los últimos años tal vez el que seas mi Hjerte no es una buena idea.
Una vez dicho esto Draco regreso sobre sus pasos rumbo a las mazmorras, dejando a un petrificado Harry.
-D&H-
Toco por centésima vez la puerta del baño, sabía que su amigo estaba enojado, pero encerrarse en el baño por dos horas no iba a ayudar en nada.
- Vamos Dragón, ya perdiste una clase, no puedes perder otra- grito Blaise
- No lo entiendes Blaise, hay cosas más importantes que las clases. Ahora mismo intento mantener el control para no volverme una bestia. - respondió el rubio atreves de la puerta.
El castaño suspiro resignado. Draco tenía razón, era mejor que no tuviera contacto con nadie de momento.
-Ok. Prometo tomar buenos apuntes, para que no te quejes de mi letra luego. Te veo después. – Sin recibir respuesta alguna, Blaise se encamino a clase. Snape no le perdonaría el llegar tarde.
Apenas llego se encontró al trió dorado cuchicheando junto a la puerta. Parecían bastante relajados, incluso felices, como si la discusión con Draco nunca hubiera pasado. Molesto, camino hasta quedar frente a ellos.
-Potter, quiero hablar contigo – soltó, dejando claro que no estaba de humor.
- Lo que tengas que hablar con él, bien puedes hacerlo aquí – intervino Ron.
- Es un asunto privado Weasley, nada de tu incumbencia – Respondió el Slytherin sin más.
- Zabini, con gusto hablare contigo, pero Ron y Hermione se quedan.
- Bien. Rechazasa a Draco – dijo secamente Blaise
-¿Disculpa?
- Ya me escuchaste Potter. Rechaza a Draco oficialmente.
- ¿Por qué habría de hacerlo? – pregunto confundido el moreno.
- Es claro que no te importa lo que pase con él. Ni siquiera pareces interesado en aprender nada sobre su condición. Draco es como mi hermano, y no me gusta verlo perder los papeles cada que tú dices algo sin pensar, así que recházalo, para que el pueda buscar un Hjerte que si se tome la molestia de intentar establecer una relación con él.
Aquella declaración dejo mudos a los tres Gryffindors.
-Yo…yo… - intento responder Harry
- No me interesa escuchar tus escusas Potter. No todos los Gryffindors son buenos, y no todos los Slytherin son malos. Draco está listo para dejar su ideales y educación con tal de que estés a salvo. ¿Y tú? ¿Qué planeas dar para que Draco este a salvo? ¿o pensabas dejar que el hiciera todo?
- Claro que no, Harry no es así, jamás haría algo tan egoísta – dijo Hermione alterada.
-¿No? Entonces explícame Granger. ¿Qué es lo que tu amigo ha estado haciendo durante este tiempo? Por qué no veo que esté dando de su parte, más parece que está parado reclamándole a Draco cada cosa que pasa, sin pensar que eso también afecta a mi amigo.
- Yo no... yo – Harry estaba en shock por las palabras de Zabini. Cada cosa era verdad, él había estado reclamándole a Malfoy por todo, inclusive esa misma mañana, aun viendo la sorpresa en la cara del rubio. Tal vez era mejor rechazarlo, así podría encontrar a alguien mejor, alguien con quien pudiera llevarse mejor, alguien que no fuera él.
Aquella idea desato un carrete de imágenes en su cerebro. Draco con alguien más, abrazados, riendo, tomados de la mano, besándose. Todo esto le dejo un vacío en el pecho.
-Hermione – susurro el chico – excúsame con Snape, dile que algo paso con MI hurón. El sabrá a que te refieres.
La chica solo asintió sin cuestionarlo, tomando de la mano al pelirrojo, que observaba la escena con la boca abierta, se adentró al salón.
-Zabini, llévame con Draco. Necesito pedirle disculpas.
Orgulloso del resultado de su intervención, Blaise dio media vuelta rumbo a su sala común, seguido del Gryffindor.
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