Capitulo 3
La descripción de su estado de ánimo en ese momento no podía ser resumido como un simple enojo. No, definitivamente era peor, estaba Celoso, echaba humo por las orejas y no había duda de que descuartizaría a Roger Davies en cuanto lo viera de nuevo. Tanta era su rabia que no escuchó que lo llamaban.
Subió las escaleras en forma de caracol hacia la torre de astronomía lo más rápido que pudo. No fue hasta que un hechizo Zancadilla lo alcanzo, tirándolo contra los escalones, que se dio cuenta que lo seguían.
- ¿¡Qué demonios te crees que haces Weasley!?- Gritó fúrico el moreno.
–Te he estado gritando desde el Gran Comedor y no me hacías caso, así que pensé en lanzarte algo, pero solo tenía mi...varita - Explicó sonrojándose hasta las orejas al escuchar los estúpido que había sonado.
Al ver el sonrojo apenado del chico, Blaise se apiado de él y su furia remitió un tanto.
- ¿Para qué me llamabas?-
-Quería agradecerte. Con todo el ajetreo no pude hacerlo antes. Gracias por ayudarme con los mortifagos. –
-No fue nada-
- Para mí fue mucho. Pudiste dejarme ahí, solo, peleando por mi vida y nadie hubiera dicho nada. Un Weasley más o un Weasley menos, no hace mucha diferencia.
Blaise Zabini por primera vez en mucho tiempo se sorprendió. Estaba acostumbrado a la altanería de los Slytherins, sus mil mascaras para evitar mostrar sus debilidades. Que alguien aceptara abiertamente insignificante de su existencia era algo nuevo. Y perturbador.
- No podía dejarte ahí tirado - Respondió fríamente, viendo como la mirada zafiro se ensombrecía levemente.
Por un segundo eso fue todo. Ronald le había dado las gracias y ya. Podía seguir con su vida, sin pensar más en eso, pero una parte de él, que sonaba mucho como su madre, le hacia la misma pregunta una y otra vez. ¿Eso es todo?
Tan obsesionado como estaba con el pelirrojo y ¿eso era todo?
No, el era un Slytherin. Era astuto y sabia aprovechar las oportunidades. Esta era la mejor oportunidad que tendría en mucho tiempo.
Animado por sus pensamientos, el moreno corrió tras el pelirrojo.
-Weasley!- grito. El aludido se giró a enfrentarlo al pie de las escaleras.
-¿Zabini? ¿Ocurre algo?
-Te salve la vida- soltó Blaise
-Lo sé, te agradecí por eso. ¿Ya no lo recuerdas? ¿Te golpeaste la cabeza o algo?- acordó Ron, bastante confundido por las palabras del Slytherin.
-Estoy bien, recuerdo todo con claridad, solo estoy aclarando un punto. – Aseguro Blaise cruzando sus brazos sobre el pecho.- Te salve la vida, y como mago de sangre pura que eres, tienes una deuda de sangre conmigo.
Muy orgulloso de sí mismo Blaise Zabini observo como la cara del pelirrojo iba cambiando de color hasta volverse tan roja como su cabello.
-¿¡QUE!? – Grito el león – ¡Tu, maldita serpiente! Solo buscas una manera de aprovecharte de los demás.
-Exactamente mí querida comadreja. Se llama astucia, algo que los leones parecen no conocer. Ahora, pelirrojo, te diré las reglas que seguiremos para pagar tu deuda. – El moreno sonrió de lado – Durante los siguientes meses pasaras al menos una hora conmigo. Ya sea en los jardines o en la biblioteca.
-¿Estás loco? ¿Pagar una deuda de sangre con mi presencia? ¿Es alguna manera de humillarme?
Ante las palabras del chico la sonrisa del moreno se amplió.
-Claramente sabes que no será todo, pero en general si, con eso pagaras la deuda de sangre.
-Bien. ¿Algo más que se le ofrezca a su alteza o puedo retirarme a descansar?
-Solo una cosa más Weasley- dijo Blaise acercándose a Ron – Mantente alejado de Roger Davies. Puede que el llegara en el último momento en tu auxilio, pero fui yo quien ahuyento a los Mortifagos primero. No te quiero a menos de un metro de él.
Y sin más Blaise Zabini regreso a las mazmorras complacido consigo mismo.
-D&H-
En la enfermería las cosas no eran menos confusas y complicadas.
Una vez que pudieron entrar, Lucius Malfoy se encargó de regañar a su hijo por imprudente, mientras Severus Snape se contenía de maldecirlo por descubrir su lealtad a Bellatrix.
Remus Lupin cantaba bajito una canción mientras acariciaba el cabello de Harry que permanecía recostado sobre sus piernas, intentando que los movimientos frenéticos de Sirius, que daba vueltas como león enjaulado, no lo marearan.
-Sirius deja de dar vueltas - Suplicó el menor - Mareas
- Estoy intentando pensar cómo salir de este lío. ¡Así que déjame en paz! - Gruñó el hombre
- ¡No le hables así a Harry! nada de lo que pasa es su culpa, así que contrólate Sirius - Lo regañó el lobo al sentir como el menor se encogía ante el grito de su padrino.
-Yo le hablo como quiero. Y sí, si tiene la culpa, bien podría haber mandado a la serpiente rubia bien lejos, ¡pero no!, tenía que aceptar su ayuda- Dijo con ironía- ¡Y ahora Malfoy cree que es de su propiedad! -Terminó de gritar aún más exaltado que en principio.
El aludido solo cerro los ojos fuertemente intentando no mostrar cuanto le afectaban los gritos de su padrino.
Un rugido encolerizado interrumpió el discurso del ex Gryffindor, a la vez que un manchón plateado se movía a velocidad asombrosa contra Padfood.
- Escucha bien lo que te voy a decir Black, porque no lo repetiré- Dijo en un audible susurro- Si no dejas de decir toda esa basura que está lastimando a mi Hjerte, te cortaré la lengua en pedacitos y te la haré comer como comida para perro - Todo explicado de la misma manera, un susurro amenazante escuchado por todos.
El pequeño rubio se encaminó a la camilla donde se encontraban Harry y Remus, el cual le cedió su lugar de manera que esta vez fue el Slytherin quien acariciaba el cabello negro azabache.
-Creo Sirius, que deberías hacerle caso al joven Malfoy- Dijo el lobo con una sonrisita al ver la adorable imagen que proyectaban su cachorro y la pequeña serpiente.
- Lupin tiene razón, ten cuidado con lo que haces Black, mi hijo cuando pequeño ya era posesivo con sus pertenencias antes de recibir su herencia. Nunca le ha gustado que los demás maltraten lo que considera suyo y en este momento, quieras o no, Potter es suyo y no aceptará ver al chico triste o abatido por tu culpa. Es más, por culpa de nadie - Explicó el rubio mayor.
Sirius se fijó por primera vez, en el rato que llevaban en la enfermería, en su cachorro. El chico parecía un gatito mientras Malfoy le pasaba los dedos por entre su cabello.
Sabía que se estaba portando sobre protector, pero era su cachorro, lo único que le quedaba de James y enterarse de repente que prácticamente ya le pertenecía a alguien más era un verdadero shock para su cerebro. Lentamente se acercó a donde se encontraba su ahijado bajo la atenta mirada del rubio Veela.
- Harry, lo siento, yo solo… Estoy un tanto aturdido y no quería gritarte, ¿Me perdonas? - pidió el último de los Black.
El ojiverde abrió sus ojos, ante las palabras de su padrino, sonriendo.
-Claro que si Paddy, sabes que si -
-Gracias pequeño, prometo no volverte a gritar- Dijo Sirius aun sintiéndose culpable por su arranque.
-Ya lo creo, sino me encargaré de hacértelo pagar- Interrumpió Draco mirándolo directamente a los ojos como si quisiera hacerlo desaparecer.
-No lo molestes Malfoy- Lo reprendió el ojiverde
-Creo, Potter, que estoy en todo mi derecho de preocuparme, y si Black, o cualquier otro te lastima estoy en todo mi derecho de vengarme- La mirada altanera del rubio le impidió alegar nada. Estaba seguro que por más que él dijera misa, el otro no dejaría de pensar que estaba en lo justo y correcto con respecto a sus derechos sobre de él.
-Es mejor informar a Albus de esto, necesitaremos su ayuda - Propuso Remus sonriendo conciliadoramente a los presentes.
Antes de que alguno pudiera siquiera replicar acerca de lo dicho por el Licántropo la puerta de la enfermería se abrió dando paso a un par de borrones de color naranja y castaño, seguidos del anciano mago que era Albus Dumbledore.
-Siento la interrupción, pero me encontré con este par de jovencitos dando vueltas fuera de la enfermería y me pareció que les daría un sincope si no los dejaba entrar - Explicó el director con una sonrisa tranquila en su rostro.
Los dos muchachos señalados se encontraban encima de la camilla donde momentos antes se encontraba Harry, abrazándolo y checando que estuviera bien, sin contar con que habían, de alguna manera poco comprensible para el resto, tirado fuera de su lugar al prepotente Slytherin, quien ahora descansaba su aristocrático trasero en el frío suelo de la enfermería.
Conteniendo una sonrisa gracias a su bien ensayada mascara de frialdad, el mayor de los Malfoy habló- Supongo bien al pensar que estas enterado de todos los por menores de la actual situación, ¿No Director?-
- Supones bien mi querido Lucius, pero no por las razones que crees. Esperaba poder hacer las cosas de la manera adecuada, lamentablemente al ver la situación actual tendré que prescindir de las presentaciones convenidas normalmente- Con un gesto de su mano la puerta de la enfermería se volvió a abrir y por ella entro un hombre - Ahora que ya estamos todos aquí será mejor asegurarnos que las paredes no escuchen - Bromeó el anciano, que con otro gesto de su mano aplicó un hechizo silenciador sobre el lugar.
Todos los presentes miraron fijamente al desconocido, todos menos un chico rubio que se encontraba sacudiendo elegantemente sus pantalones mientras mantenía su plateada mirada sobre el trio dorado.
- Antes que nada me gustaría presentarles… - El director paró su explicación al escuchar un gruñido- ¿Hay algo que quisiera decir Joven Malfoy?
- Realmente quiero escuchar esa interesante explicación que nos dará señor director- Soltó con sarcasmo rayando en la grosería- Pero me es imposible cuando Granger y Weasley se encuentran enroscados en mi Hjerte- Dijo con voz mortalmente seria, casi exponiendo una sentencia de muerte.
-¿Tú qué?- Preguntó Hermione de manera curiosa, dejando de lado, por un momento, la minuciosa inspección de la cual era preso el cuerpo del moreno.
-Mi Hjerte. Lo que estas aplastando Weasley- Dijo mirando al techo, sintiendo el instinto asesino tentarlo.
Ron miró debajo de si, mas no vio a lo que se refería el Slytherin. En cambio se dio cuenta de que su mejor amigo tenía una tonalidad azul-violeta debido a la asfixia que su cuerpo ejercía sobre el más pequeño.
-¡HARRY! - Gritó- Lo siento hermano, no me fijé- El pelirrojo salió rápidamente de encima de su amigo permitiéndole recuperar tanto el aire como la circulación- Oye Malfoy, creo que te confundes, no hay nada tuyo aquí. Tu jertere o esa cosa no está- Finalizó el menor de los Weasley dando vueltas sobre sí mismo buscando cualquier cosa que estuviera ahí con pinta de ser de un Malfoy.
-Weasley, Weasley. Pobre e inocente comadreja - Dijo con una extraña sonrisa- Mi Hjerte... ¡Es Potter maldito imbécil!- Soltó el rubio. En dos zancadas ya estaba frente al ojiverde y tomándolo por la cintura se lo llevó al otro lado de la cama donde lo abrazó.
-Malfoy deja de pelearte como niño chiquito, no soy juguete para que me estés abrazando así- Intervino- Y te agradecería que me soltaras, puedo mantenerme en pie perfectamente solo- Terminó ya un poco molesto.
Él aludido mantuvo su cara impasible como si no hubiera sido regañado y se limitó a posar cuidadosamente al trigueño sobre el suelo.
- Ahora sí director, continúe por favor- Pidió Harry. Este se sentó en la camilla a su espalda, acomodándose al lado del rubio de manera que el chico deslizó su brazo alrededor de su cintura de manera sutil. No se movió, suponía que era algo necesario teniendo en cuenta la naturaleza recién descubierta del rubio, ya después hablarían de ello con calma.
-Gracias Harry. Como les decía, les presento al nuevo profesor de DCAO, Matteu Beurk- Dijo señalando al hombre junto a él.
- El novio de tía Margge - Susurró el ojiverde.
-Preferiría olvidar ese lamentable incidente, incluso he pensado pedirle a nuestro amable director que me lance un obliviate- Sonrió el hombre dando un paso al frente- Se suponía que me acercaría a tu tía para poder conocerte con más facilidad, pero fue un poco más difícil y traumante de lo que imaginaba- Un escalofrío recorrió su cuerpo al recordar.
El moreno si le creía. Sólo imaginar el enamorar a tía Margge... ¡Eww! Mejor no pensar en eso y quitar la imagen mental. ¡Diablos! Muy tarde, tendré pesadillas.
-Ha dicho, ¿Qué hizo eso para conocerme?- Frunció el ceño- ¿Por qué querría conocerme?-
-Pues, porque somos familia Harry- Dijo el hombre mostrando sus relucientes dientes.
-¿Familia? Pero si toda mi familia está muerta- Repuso Harry
-No toda. Digamos que una pequeña parte de tu familia se mantuvo distante...-
-¿Distante? ¿Quiere decir que sabían que eran mi familia y no dijeron nada?- pregunto sorprendido el chico- Pasé diez años de mi vida en una alacena, pensando que mi única familia no me quería, que estaba solo. ¿Distante? ¿Es acaso una broma de mal gusto? - La rabia lo llenaba a tal grado que algunas lágrimas se escaparon de sus ojos.
Matteu se acercó lentamente, poniéndose a su altura limpió sus mejillas- No sabíamos que tú eras de nuestra familia hasta hace un par de meses. Mi madre fue expulsada de la familia Black por ser Squib. Con lo poco que tenia se las arregló para salir de las islas rumbo a Italia, donde conoció a mi padre Antuan Beurk, un mago. Mantuvieron la identidad de mamá en secreto por razones que no entiendo. Hace un par de meses mi madre enfermo gravemente, todos creímos que no se salvaría, así que decidió revelarnos su secreto. Luego de eso investigue un poco y resultó que tenía más familia… Mucha más. Mi madre tenía hermanos Pollux, Cassiopea y Dorea. Esta última era tu abuela, por lo que técnicamente soy tu tío segundo.
El menor lo miró asombradp.
Espera un segundo, él dijo que tenía hermanos , eso significaba ¡que tengo más familia!.
- tienes más hermanos? - Susurró, haciendo sonreír al castaño.
- Si, dos hermanos y dos hermanas, soy el de en medio. Austin, el menor quería venir conmigo pero su esposo esta de 5 meses y no le da respiro entre un antojo y otro-comentó entre risas Matteu - Mis hermanas por el contrario me pidieron que te informara que quieras o no las navidades las pasas con nosotros, ya sea en Italia o acá.
La cara de Harry se iluminó ante esa perspectiva, navidades en familia. Con los Dursley las navidades consistían en preparar la cena y esconderte en la alacena esperando que se fueran a dormir para robar un poco de comida. Los Weasley eran geniales, pero siempre se sintió algo fuera de lugar. Y con la guerra en puerta las ocasiones en que Sirius y Remus podían estar con el eran pocas. Navidad en familia sonaba increíble.
- Iré solo si Sirius y Remus vienen- Dijo ya más tranquilo
-Claro que pueden venir, de todos modos mamá quiere conocer al último Black.
-¿No dijiste que tu madre había muerto?- Preguntó confundido el Licano.
-¡Oh! No. Mamá enfermó, si de gravedad, pero resultó que cuando le dije que había encontrado al nieto de Dorea se... Recuperó milagrosamente. Actualmente está acabando con la poca sanidad mental que le queda a mi padre, mientras decora el cuarto que ocuparás. Debo decir que ya es la quinta vez que cambia el tapiz de las paredes- Dijo con una mueca transmitiendo parte de su pesar.
Debió ser él quien ayudara a cambiarlo pensó con una risita interna el trigueño.
-Pues desde ya le aviso que ponga una cama matrimonial en esa habitación, porque a donde vaya Potter voy yo- Intervino Draco. Harry se sonrojó hasta las orejas por el comentario, mas solo atinó a pegarle un manotazo en el brazo para que se callara.
Matteu los observó divertido. Esos dos realmente estaban hechos el uno para el otro pensó. Ahora sólo faltaba que los adolescentes se dieran cuenta, y más valía que fuera pronto porque si no, no sabía cómo sobrevivirían cuando llegara la familia entera; Nuestra familia.
Subió las escaleras en forma de caracol hacia la torre de astronomía lo más rápido que pudo. No fue hasta que un hechizo Zancadilla lo alcanzo, tirándolo contra los escalones, que se dio cuenta que lo seguían.
- ¿¡Qué demonios te crees que haces Weasley!?- Gritó fúrico el moreno.
–Te he estado gritando desde el Gran Comedor y no me hacías caso, así que pensé en lanzarte algo, pero solo tenía mi...varita - Explicó sonrojándose hasta las orejas al escuchar los estúpido que había sonado.
Al ver el sonrojo apenado del chico, Blaise se apiado de él y su furia remitió un tanto.
- ¿Para qué me llamabas?-
-Quería agradecerte. Con todo el ajetreo no pude hacerlo antes. Gracias por ayudarme con los mortifagos. –
-No fue nada-
- Para mí fue mucho. Pudiste dejarme ahí, solo, peleando por mi vida y nadie hubiera dicho nada. Un Weasley más o un Weasley menos, no hace mucha diferencia.
Blaise Zabini por primera vez en mucho tiempo se sorprendió. Estaba acostumbrado a la altanería de los Slytherins, sus mil mascaras para evitar mostrar sus debilidades. Que alguien aceptara abiertamente insignificante de su existencia era algo nuevo. Y perturbador.
- No podía dejarte ahí tirado - Respondió fríamente, viendo como la mirada zafiro se ensombrecía levemente.
Por un segundo eso fue todo. Ronald le había dado las gracias y ya. Podía seguir con su vida, sin pensar más en eso, pero una parte de él, que sonaba mucho como su madre, le hacia la misma pregunta una y otra vez. ¿Eso es todo?
Tan obsesionado como estaba con el pelirrojo y ¿eso era todo?
No, el era un Slytherin. Era astuto y sabia aprovechar las oportunidades. Esta era la mejor oportunidad que tendría en mucho tiempo.
Animado por sus pensamientos, el moreno corrió tras el pelirrojo.
-Weasley!- grito. El aludido se giró a enfrentarlo al pie de las escaleras.
-¿Zabini? ¿Ocurre algo?
-Te salve la vida- soltó Blaise
-Lo sé, te agradecí por eso. ¿Ya no lo recuerdas? ¿Te golpeaste la cabeza o algo?- acordó Ron, bastante confundido por las palabras del Slytherin.
-Estoy bien, recuerdo todo con claridad, solo estoy aclarando un punto. – Aseguro Blaise cruzando sus brazos sobre el pecho.- Te salve la vida, y como mago de sangre pura que eres, tienes una deuda de sangre conmigo.
Muy orgulloso de sí mismo Blaise Zabini observo como la cara del pelirrojo iba cambiando de color hasta volverse tan roja como su cabello.
-¿¡QUE!? – Grito el león – ¡Tu, maldita serpiente! Solo buscas una manera de aprovecharte de los demás.
-Exactamente mí querida comadreja. Se llama astucia, algo que los leones parecen no conocer. Ahora, pelirrojo, te diré las reglas que seguiremos para pagar tu deuda. – El moreno sonrió de lado – Durante los siguientes meses pasaras al menos una hora conmigo. Ya sea en los jardines o en la biblioteca.
-¿Estás loco? ¿Pagar una deuda de sangre con mi presencia? ¿Es alguna manera de humillarme?
Ante las palabras del chico la sonrisa del moreno se amplió.
-Claramente sabes que no será todo, pero en general si, con eso pagaras la deuda de sangre.
-Bien. ¿Algo más que se le ofrezca a su alteza o puedo retirarme a descansar?
-Solo una cosa más Weasley- dijo Blaise acercándose a Ron – Mantente alejado de Roger Davies. Puede que el llegara en el último momento en tu auxilio, pero fui yo quien ahuyento a los Mortifagos primero. No te quiero a menos de un metro de él.
Y sin más Blaise Zabini regreso a las mazmorras complacido consigo mismo.
-D&H-
En la enfermería las cosas no eran menos confusas y complicadas.
Una vez que pudieron entrar, Lucius Malfoy se encargó de regañar a su hijo por imprudente, mientras Severus Snape se contenía de maldecirlo por descubrir su lealtad a Bellatrix.
Remus Lupin cantaba bajito una canción mientras acariciaba el cabello de Harry que permanecía recostado sobre sus piernas, intentando que los movimientos frenéticos de Sirius, que daba vueltas como león enjaulado, no lo marearan.
-Sirius deja de dar vueltas - Suplicó el menor - Mareas
- Estoy intentando pensar cómo salir de este lío. ¡Así que déjame en paz! - Gruñó el hombre
- ¡No le hables así a Harry! nada de lo que pasa es su culpa, así que contrólate Sirius - Lo regañó el lobo al sentir como el menor se encogía ante el grito de su padrino.
-Yo le hablo como quiero. Y sí, si tiene la culpa, bien podría haber mandado a la serpiente rubia bien lejos, ¡pero no!, tenía que aceptar su ayuda- Dijo con ironía- ¡Y ahora Malfoy cree que es de su propiedad! -Terminó de gritar aún más exaltado que en principio.
El aludido solo cerro los ojos fuertemente intentando no mostrar cuanto le afectaban los gritos de su padrino.
Un rugido encolerizado interrumpió el discurso del ex Gryffindor, a la vez que un manchón plateado se movía a velocidad asombrosa contra Padfood.
- Escucha bien lo que te voy a decir Black, porque no lo repetiré- Dijo en un audible susurro- Si no dejas de decir toda esa basura que está lastimando a mi Hjerte, te cortaré la lengua en pedacitos y te la haré comer como comida para perro - Todo explicado de la misma manera, un susurro amenazante escuchado por todos.
El pequeño rubio se encaminó a la camilla donde se encontraban Harry y Remus, el cual le cedió su lugar de manera que esta vez fue el Slytherin quien acariciaba el cabello negro azabache.
-Creo Sirius, que deberías hacerle caso al joven Malfoy- Dijo el lobo con una sonrisita al ver la adorable imagen que proyectaban su cachorro y la pequeña serpiente.
- Lupin tiene razón, ten cuidado con lo que haces Black, mi hijo cuando pequeño ya era posesivo con sus pertenencias antes de recibir su herencia. Nunca le ha gustado que los demás maltraten lo que considera suyo y en este momento, quieras o no, Potter es suyo y no aceptará ver al chico triste o abatido por tu culpa. Es más, por culpa de nadie - Explicó el rubio mayor.
Sirius se fijó por primera vez, en el rato que llevaban en la enfermería, en su cachorro. El chico parecía un gatito mientras Malfoy le pasaba los dedos por entre su cabello.
Sabía que se estaba portando sobre protector, pero era su cachorro, lo único que le quedaba de James y enterarse de repente que prácticamente ya le pertenecía a alguien más era un verdadero shock para su cerebro. Lentamente se acercó a donde se encontraba su ahijado bajo la atenta mirada del rubio Veela.
- Harry, lo siento, yo solo… Estoy un tanto aturdido y no quería gritarte, ¿Me perdonas? - pidió el último de los Black.
El ojiverde abrió sus ojos, ante las palabras de su padrino, sonriendo.
-Claro que si Paddy, sabes que si -
-Gracias pequeño, prometo no volverte a gritar- Dijo Sirius aun sintiéndose culpable por su arranque.
-Ya lo creo, sino me encargaré de hacértelo pagar- Interrumpió Draco mirándolo directamente a los ojos como si quisiera hacerlo desaparecer.
-No lo molestes Malfoy- Lo reprendió el ojiverde
-Creo, Potter, que estoy en todo mi derecho de preocuparme, y si Black, o cualquier otro te lastima estoy en todo mi derecho de vengarme- La mirada altanera del rubio le impidió alegar nada. Estaba seguro que por más que él dijera misa, el otro no dejaría de pensar que estaba en lo justo y correcto con respecto a sus derechos sobre de él.
-Es mejor informar a Albus de esto, necesitaremos su ayuda - Propuso Remus sonriendo conciliadoramente a los presentes.
Antes de que alguno pudiera siquiera replicar acerca de lo dicho por el Licántropo la puerta de la enfermería se abrió dando paso a un par de borrones de color naranja y castaño, seguidos del anciano mago que era Albus Dumbledore.
-Siento la interrupción, pero me encontré con este par de jovencitos dando vueltas fuera de la enfermería y me pareció que les daría un sincope si no los dejaba entrar - Explicó el director con una sonrisa tranquila en su rostro.
Los dos muchachos señalados se encontraban encima de la camilla donde momentos antes se encontraba Harry, abrazándolo y checando que estuviera bien, sin contar con que habían, de alguna manera poco comprensible para el resto, tirado fuera de su lugar al prepotente Slytherin, quien ahora descansaba su aristocrático trasero en el frío suelo de la enfermería.
Conteniendo una sonrisa gracias a su bien ensayada mascara de frialdad, el mayor de los Malfoy habló- Supongo bien al pensar que estas enterado de todos los por menores de la actual situación, ¿No Director?-
- Supones bien mi querido Lucius, pero no por las razones que crees. Esperaba poder hacer las cosas de la manera adecuada, lamentablemente al ver la situación actual tendré que prescindir de las presentaciones convenidas normalmente- Con un gesto de su mano la puerta de la enfermería se volvió a abrir y por ella entro un hombre - Ahora que ya estamos todos aquí será mejor asegurarnos que las paredes no escuchen - Bromeó el anciano, que con otro gesto de su mano aplicó un hechizo silenciador sobre el lugar.
Todos los presentes miraron fijamente al desconocido, todos menos un chico rubio que se encontraba sacudiendo elegantemente sus pantalones mientras mantenía su plateada mirada sobre el trio dorado.
- Antes que nada me gustaría presentarles… - El director paró su explicación al escuchar un gruñido- ¿Hay algo que quisiera decir Joven Malfoy?
- Realmente quiero escuchar esa interesante explicación que nos dará señor director- Soltó con sarcasmo rayando en la grosería- Pero me es imposible cuando Granger y Weasley se encuentran enroscados en mi Hjerte- Dijo con voz mortalmente seria, casi exponiendo una sentencia de muerte.
-¿Tú qué?- Preguntó Hermione de manera curiosa, dejando de lado, por un momento, la minuciosa inspección de la cual era preso el cuerpo del moreno.
-Mi Hjerte. Lo que estas aplastando Weasley- Dijo mirando al techo, sintiendo el instinto asesino tentarlo.
Ron miró debajo de si, mas no vio a lo que se refería el Slytherin. En cambio se dio cuenta de que su mejor amigo tenía una tonalidad azul-violeta debido a la asfixia que su cuerpo ejercía sobre el más pequeño.
-¡HARRY! - Gritó- Lo siento hermano, no me fijé- El pelirrojo salió rápidamente de encima de su amigo permitiéndole recuperar tanto el aire como la circulación- Oye Malfoy, creo que te confundes, no hay nada tuyo aquí. Tu jertere o esa cosa no está- Finalizó el menor de los Weasley dando vueltas sobre sí mismo buscando cualquier cosa que estuviera ahí con pinta de ser de un Malfoy.
-Weasley, Weasley. Pobre e inocente comadreja - Dijo con una extraña sonrisa- Mi Hjerte... ¡Es Potter maldito imbécil!- Soltó el rubio. En dos zancadas ya estaba frente al ojiverde y tomándolo por la cintura se lo llevó al otro lado de la cama donde lo abrazó.
-Malfoy deja de pelearte como niño chiquito, no soy juguete para que me estés abrazando así- Intervino- Y te agradecería que me soltaras, puedo mantenerme en pie perfectamente solo- Terminó ya un poco molesto.
Él aludido mantuvo su cara impasible como si no hubiera sido regañado y se limitó a posar cuidadosamente al trigueño sobre el suelo.
- Ahora sí director, continúe por favor- Pidió Harry. Este se sentó en la camilla a su espalda, acomodándose al lado del rubio de manera que el chico deslizó su brazo alrededor de su cintura de manera sutil. No se movió, suponía que era algo necesario teniendo en cuenta la naturaleza recién descubierta del rubio, ya después hablarían de ello con calma.
-Gracias Harry. Como les decía, les presento al nuevo profesor de DCAO, Matteu Beurk- Dijo señalando al hombre junto a él.
- El novio de tía Margge - Susurró el ojiverde.
-Preferiría olvidar ese lamentable incidente, incluso he pensado pedirle a nuestro amable director que me lance un obliviate- Sonrió el hombre dando un paso al frente- Se suponía que me acercaría a tu tía para poder conocerte con más facilidad, pero fue un poco más difícil y traumante de lo que imaginaba- Un escalofrío recorrió su cuerpo al recordar.
El moreno si le creía. Sólo imaginar el enamorar a tía Margge... ¡Eww! Mejor no pensar en eso y quitar la imagen mental. ¡Diablos! Muy tarde, tendré pesadillas.
-Ha dicho, ¿Qué hizo eso para conocerme?- Frunció el ceño- ¿Por qué querría conocerme?-
-Pues, porque somos familia Harry- Dijo el hombre mostrando sus relucientes dientes.
-¿Familia? Pero si toda mi familia está muerta- Repuso Harry
-No toda. Digamos que una pequeña parte de tu familia se mantuvo distante...-
-¿Distante? ¿Quiere decir que sabían que eran mi familia y no dijeron nada?- pregunto sorprendido el chico- Pasé diez años de mi vida en una alacena, pensando que mi única familia no me quería, que estaba solo. ¿Distante? ¿Es acaso una broma de mal gusto? - La rabia lo llenaba a tal grado que algunas lágrimas se escaparon de sus ojos.
Matteu se acercó lentamente, poniéndose a su altura limpió sus mejillas- No sabíamos que tú eras de nuestra familia hasta hace un par de meses. Mi madre fue expulsada de la familia Black por ser Squib. Con lo poco que tenia se las arregló para salir de las islas rumbo a Italia, donde conoció a mi padre Antuan Beurk, un mago. Mantuvieron la identidad de mamá en secreto por razones que no entiendo. Hace un par de meses mi madre enfermo gravemente, todos creímos que no se salvaría, así que decidió revelarnos su secreto. Luego de eso investigue un poco y resultó que tenía más familia… Mucha más. Mi madre tenía hermanos Pollux, Cassiopea y Dorea. Esta última era tu abuela, por lo que técnicamente soy tu tío segundo.
El menor lo miró asombradp.
Espera un segundo, él dijo que tenía hermanos , eso significaba ¡que tengo más familia!.
- tienes más hermanos? - Susurró, haciendo sonreír al castaño.
- Si, dos hermanos y dos hermanas, soy el de en medio. Austin, el menor quería venir conmigo pero su esposo esta de 5 meses y no le da respiro entre un antojo y otro-comentó entre risas Matteu - Mis hermanas por el contrario me pidieron que te informara que quieras o no las navidades las pasas con nosotros, ya sea en Italia o acá.
La cara de Harry se iluminó ante esa perspectiva, navidades en familia. Con los Dursley las navidades consistían en preparar la cena y esconderte en la alacena esperando que se fueran a dormir para robar un poco de comida. Los Weasley eran geniales, pero siempre se sintió algo fuera de lugar. Y con la guerra en puerta las ocasiones en que Sirius y Remus podían estar con el eran pocas. Navidad en familia sonaba increíble.
- Iré solo si Sirius y Remus vienen- Dijo ya más tranquilo
-Claro que pueden venir, de todos modos mamá quiere conocer al último Black.
-¿No dijiste que tu madre había muerto?- Preguntó confundido el Licano.
-¡Oh! No. Mamá enfermó, si de gravedad, pero resultó que cuando le dije que había encontrado al nieto de Dorea se... Recuperó milagrosamente. Actualmente está acabando con la poca sanidad mental que le queda a mi padre, mientras decora el cuarto que ocuparás. Debo decir que ya es la quinta vez que cambia el tapiz de las paredes- Dijo con una mueca transmitiendo parte de su pesar.
Debió ser él quien ayudara a cambiarlo pensó con una risita interna el trigueño.
-Pues desde ya le aviso que ponga una cama matrimonial en esa habitación, porque a donde vaya Potter voy yo- Intervino Draco. Harry se sonrojó hasta las orejas por el comentario, mas solo atinó a pegarle un manotazo en el brazo para que se callara.
Matteu los observó divertido. Esos dos realmente estaban hechos el uno para el otro pensó. Ahora sólo faltaba que los adolescentes se dieran cuenta, y más valía que fuera pronto porque si no, no sabía cómo sobrevivirían cuando llegara la familia entera; Nuestra familia.
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