Capitulo 11
Era un buen día, en definitiva. El sol brillando, la gente riendo y el feliz, pero sobre todo libre. Libre al fin, sin la molestia presencia del Lord sobre el o las miradas de los Slytherins queriendo destazarlo por atreverse a estar tan cerca de su príncipe.
Ese día lo único en lo que planeaba pasar su tiempo y pensamientos era en sus amigos. Los cuales le esperaban en el camino que llevaba a Hogsmeade.
La plática era ligera y le daba la sensación de tranquilidad que hacía mucho no tenia, sobre todo porque al parecer los aurores habían desaparecido, pues su presencia no se notaba por ningún lado.
Gracias a Dumbledore
Dean y Seamus parecían pelear por algún asunto sin importancia, algo bastante común entre ellos.
- El día que acepten que se gustan juro bañarlos en cerveza de mantequilla – le susurro Ron ya cansado de la pelea
- Lo mismo digo – acordó Neville
La caminata siguió hasta llevarlos al centro del pequeño pueblo.
- ¿Qué quieren hacer? – pregunto de repente Seamus, dejando de lado la discusión.
- ¿Honeydukes? – propuso el pelirrojo, que se notaba tenía hambre.
- Honeydukes – acordaron todos
- Quien llegue al último invitas las ranas de chocolate – grito de repente Ron, quien ya estaba a medio camino. Los demás lo siguieron entre risas y empujones.
La tienda rebosaba de gente que, al igual que ellos, moria por probar los dulces. Ron caminaba por los estantes con ojos brillantes de la emoción. Neville miraba facinado las plumas de dulce, Seamus y Dean discutían, de nuevo, por la elección de dulces. Por otra parte, Harry no podía dejar de mirar la edición de lujo de ranas de chocolate. Se veían exquisitas, y por alguna razón pensó en compartirlas con la rubia serpiente.
- Deberías comprarlas – susurro alguien a su oído. Espantado volteo a ver quién era.
La sonrisa de su tío rivalizaba con la de los gemelos en plena travesura.
- Profesor Beurk – saludo Harry
- Ya que no estamos en la escuela preferiría que me llamaras Matteu. Son muy joven para que todo mundo me diga profesor.
El moreno rio ante las caras del mayor. Definitivamente su tio era algo extraño.
- Está bien, Matteu. ¿Qué hace por acá?
- La verdad es que estoy escapando de Dumbledore. Quiere que le ayude a organizar la fiesta de Halloween y no soy muy bueno en ese tipo de actividades. – dijo Matteu haciendo una mueca.
- Pareciera todo lo contrario – rio el ojiverde
-¿Enserio? Con razón no deja de molestarme con eso, pero bueno ¿Tu qué haces fuera de la vista de la serpiente?
- Es mi día libre – soltó Harry – o algo así. Lo convencí de que me dejara pasear con mis amigos.
- ¿Lo convenciste?
- Oh sí, soy bastante persuasivo cuando quiero. Además de amenazarlo prácticamente con escaparme de todas maneras si no acordaba a dejarme tranquilo por una tarde. – rio el moreno por la broma.
- Suena como que no estás a gusto con las circunstancias
- No es eso, me agrada Malfoy, más de lo que pensé que me agraria jamás, solo es un poco muy posecivo. Esta todo el tiempo histérico de que le sonría de más a alguien. – dijo Harry en suspiro.
-¿Por qué no lo dejas? Si tanto te molesta su actitud, deberías dejarlo antes de que el problema sea mucho mayor. – sugirió su tio.
- Eso sería cobarde e hipócrita. No porque haya un problema voy a huir – soltó decidido el ojiverde – Y como dije antes, me gusta, con el me siento yo realmente. Le puedo gritar y sé que él no se reprimirá en regresarme el grito, me dirá si fallo en algo.
Una sonrisa floreció en su rostro mientras decía todo eso, realmente nunca lo había pensado a profundidad. ¿Por qué no rechazo a Malfoy?
- Me siento alagado Potter – dijo alguien detrás del.
Los colores se le subieron al rostro nada más reconocer de quien era la voz. Hecho una mirada a su tío, que sonreía cual gato. Lo iba a matar.
- No deberías, Malfoy. ¿Qué haces aquí? ¿No dijiste que te juntarías con tus amigos? – cuestiono el león, aun sonrojado
- Ciertamente, por otro lado nunca dije que me fuera a quedar en el castillo. Las salidas a Hogsmeade son para todos.- Explico Draco -Además Crabe y Goyle estuvieron insistiendo demasiado en venir para acá. Yo por otro lado fui elegido como su niñero, así que me toca cuidar que no se coman toda la tienda. – explico cansinamente Malfoy
- Ya entiendo. Bueno será mejor que me vaya, al parecer me esperan afuera – dijo el moreno señalando a Ron del otro lado del ventanal.
- Espera Potter, ¿Te gustaría ir a comer?- pregunto algo cohibido el Slytherin
-¿Comer? ¿Algo así como tú y yo?
- Tu y yo, o todos, no interesa, lo que me interesa es que estés ahí ¿aceptas? – dijo algo estresado Draco
- Suenas muy desesperado por una simple comida – Bromeo el ojiverde
La expresión la cara del Slytherin se volvió completamente seria. Sin más, dio la vuelta y salió del local.
-¡¡ Espera Malfoy!! – llamo Harry siguiéndolo.
Ron y Neville compartieron una mirada de confusión al verlos pasar.
Una vez afuera el niño-que-vivió tuvo que correr para alcanzarlo.
- Draco, por favor. No era enserio.
- ¿Tú crees que es una broma o algo así? ¿Qué disfruto tener que ceder ante mis instintos?. – soltó molesto el rubio
- Yo…lo siento, es solo que es mi día libre y todo estaba saliendo tan bien. Nada de Voldemort, nada de clases aburridas o chismes tontos, y nada de…
- …de mí - Termino automáticamente el Veela, suspirando profundamente – Recházame.
-¿¡Que!? No, espera ¿lo dices enserio?- pregunto aturdido el Gryffindor
- Yo no puedo rechazarte, mis instintos me lo impiden, pero tú puedes. Sé que Blaise te lo pidió, y sé que lo estas intentando, pero estas sufriendo más de lo que deberías. Por eso te lo pido, por el bien de ambos, recházame.
La explicación le parecía bastante convincente a Draco, al menos hasta que vio la cara de incredulidad que tenía el moreno.
- Déjame ver si entiendo.- dijo por fin Harry- Tu, Draco Malfoy, arrogante y orgulloso Slytherin. ¿Quieres terminar conmigo porque crees que estoy sufriendo?
- Algo así. Además, es más que obvio que tú preferirías que yo fuera cualquier otro, posiblemente Flin-Flecher.
Las palabras tuvieron efecto inmediato. La cara del niño que vivió se volvió color escarlata, su ceño se frunció y una llama de furia encendió sus ojos.
- ¿¡Que yo quiero que!? ¿¡Que eres tu!? ¿Adivino?. Escucha bien Malfoy, por que no lo pienso repetir de nuevo. No estoy sufriendo y no preferiría que fueras otra persona. Lo único que ha evitado que te rechace es el hecho de que eres tú. Ya me escuchaste en la tienda, eres una de las pocas personas que me trata como una persona común y corriente, y eso es refrescante.
-Yo…y…yo…- tartamudeo Draco al ver al Gryffindor en ese estado.
- ¡¡CALLATE!! Me estoy esforzando para que todo vaya bien, intentando dejar atrás los prejuicios, aguantando tus arranques psicóticos bastante bien y por sobre todo, me preocupo por ti. Así que no puedes venir de buenas a primeras y decidir terminar solo con la escusa de que “yo no quiero”. Si quieres que terminemos, terminamos, en cuanto me digas una razón más creíble que esa.
El rubio permaneció callado durante unos minutos, intentando procesar todo. El sudor se deslizaba por su cien, y alcanzaba a ver a Blaise, un poco más atrás de Potter, haciendo apuestas. Inclusive distinguía la cara de los transeúntes que permanecían en la plaza con tal de ver el desenlace de semejante escena.
-¿Estamos juntos?¿Como una pareja?- soltó Draco
- ¿Eso fue lo que más llamo tu atención? Tu madre prácticamente nos dio su bendición, vamos a pasar el resto de nuestras vidas juntos, bien podemos intentar tener una relación.
-Ok. En ese caso. No, no quiero “terminar”
Una sonrisa ilumino la cara del niño que vivió.
- Bien – acepto gustoso el ojiverde – ahora ¿Qué te parecer ir a comer con nuestros amigos, pasar un buen rato y olvidarnos de todo? Al fin y al cabo es mi día libre.
Malfoy solo asintió, asustado por la aparente bipolaridad del otro.
- Genial – otra sonrisa y acto seguido tomo la pálida mano del Veela para encaminarse a las tres escobas, con sus amigos siguiéndoles.
Tengo que dejar de ser tan explosivo, o terminare por causarle un paro cardiaco.
Harry entrelazo sus dedos suavemente, ruborizándose en el proceso.
Draco solo sonrió al sentirlo.
. -D&H-
.
La gente comenzaba a dispersarse, volviendo cada quien a sus asuntos, después del pleito entre dos de los alumnos más famosos del colegio.
El, por otra parte, no dejaba de sonreír. Aquellos chicos eran, por mucho, la mejor fuente de entretenimiento que podía encontrar en todo el castillo.
Alegremente dio otra mordida a su rana de chocolate, admirando el paisaje, lleno de hojas que delataban la presencia del otoño. Otra mordida más, y unos gritos lo distrajeron.
Por el camino principal, no muy lejos de donde el se encontraba, un chico alto, delgado y pelirrojo, corría detrás de lo que parecían un par de comadrejas. Las cuales parecían estar disfrutando bastante la persecución.
- Cuando los atrape se los daré de comer a Buckbeak, ya verán par de demonios – gritaba el pelirrojo, mientras intentaba atrapar a las escurridizas creaturas.
Rio un poco ante la cómica escena, el chico seguía intentando atrapar a los animalitos, que a su vez trepaban por su pantalón y capa, con la clara intención de burlarse de él.
Apiadándose del pobre muchacho decidió ayudarlo, apunto su varita sobre las desprevenidas creaturas, y ¡BAM!, segundos después flotaban sobre sus cabezas.
-¡Hey tu! ¡Bájalos inmediatamente! – le grito el pelirrojo levantando su varita contra él.
- Tal vez deberías congelarlos o algo antes de que los suelte, de otra manera estarás las siguientes tres horas persiguiéndolos. – sugirió sonriendo.
El pelirrojo lanzo un petrificus, sin quitarle la vista de encima.
- Listo – soltó el, dejando a los animales en el suelo.
Su sonrisa nunca vacilo, aun con la mirada directa en los zafiros frente a él, que claramente lo desafiaban.
-Entonces, supongo que es todo – dijo al fin
-Eso parece- respondió el pelirrojo
- No hay de que – le sonrió. El chico se ruborizo por el gesto, adorablemente si le preguntaban. – Ustedes dos tiene que portarse bien, o alguien podría informar a su madre de sus travesuras.
El pellirrojo se sobresalto al escuchar eso; ese hombre sabía quienes eran.
-Tu…tu… como… - tartamudeo confundido
- Tu hermano pequeño es amigo de mi sobrino.- aclaro – además soy la más nueva adquisición de la orden, por decirlo de alguna manera.
- ¿Eres Matteu Beurk? ¿El tío de Harry?
- En vivo y en directo, Matteu Beurk. Puedes llamarme Matt o profesor Beurk, como prefieras, es un gusto conocerte…este…aun no se tu nombre.- se presento el castaño.
- Oh, cierto. Bill Weasley – soltó al fin el pelirrojo, extendiendo su mano en forma de saludo.
Matt sonrió ante el gesto, antes de responder.
- Como dije antes, es un gusto Bill. Ahora si me disculpas, tengo un par de asuntos que aclarar con el director, al parecer cree que soy bueno para organizar fiestas. – Termino por explicar intentando restarle importancia – con tu permiso Bill. Fred. George.
Y con una última inclinación hacia las comadrejas se perdió camino al castillo.
Debo comenzar a salir más.
Aun con el pensamiento flotando en mente se apresuro a su encuentro con el director.
Ese día lo único en lo que planeaba pasar su tiempo y pensamientos era en sus amigos. Los cuales le esperaban en el camino que llevaba a Hogsmeade.
La plática era ligera y le daba la sensación de tranquilidad que hacía mucho no tenia, sobre todo porque al parecer los aurores habían desaparecido, pues su presencia no se notaba por ningún lado.
Gracias a Dumbledore
Dean y Seamus parecían pelear por algún asunto sin importancia, algo bastante común entre ellos.
- El día que acepten que se gustan juro bañarlos en cerveza de mantequilla – le susurro Ron ya cansado de la pelea
- Lo mismo digo – acordó Neville
La caminata siguió hasta llevarlos al centro del pequeño pueblo.
- ¿Qué quieren hacer? – pregunto de repente Seamus, dejando de lado la discusión.
- ¿Honeydukes? – propuso el pelirrojo, que se notaba tenía hambre.
- Honeydukes – acordaron todos
- Quien llegue al último invitas las ranas de chocolate – grito de repente Ron, quien ya estaba a medio camino. Los demás lo siguieron entre risas y empujones.
La tienda rebosaba de gente que, al igual que ellos, moria por probar los dulces. Ron caminaba por los estantes con ojos brillantes de la emoción. Neville miraba facinado las plumas de dulce, Seamus y Dean discutían, de nuevo, por la elección de dulces. Por otra parte, Harry no podía dejar de mirar la edición de lujo de ranas de chocolate. Se veían exquisitas, y por alguna razón pensó en compartirlas con la rubia serpiente.
- Deberías comprarlas – susurro alguien a su oído. Espantado volteo a ver quién era.
La sonrisa de su tío rivalizaba con la de los gemelos en plena travesura.
- Profesor Beurk – saludo Harry
- Ya que no estamos en la escuela preferiría que me llamaras Matteu. Son muy joven para que todo mundo me diga profesor.
El moreno rio ante las caras del mayor. Definitivamente su tio era algo extraño.
- Está bien, Matteu. ¿Qué hace por acá?
- La verdad es que estoy escapando de Dumbledore. Quiere que le ayude a organizar la fiesta de Halloween y no soy muy bueno en ese tipo de actividades. – dijo Matteu haciendo una mueca.
- Pareciera todo lo contrario – rio el ojiverde
-¿Enserio? Con razón no deja de molestarme con eso, pero bueno ¿Tu qué haces fuera de la vista de la serpiente?
- Es mi día libre – soltó Harry – o algo así. Lo convencí de que me dejara pasear con mis amigos.
- ¿Lo convenciste?
- Oh sí, soy bastante persuasivo cuando quiero. Además de amenazarlo prácticamente con escaparme de todas maneras si no acordaba a dejarme tranquilo por una tarde. – rio el moreno por la broma.
- Suena como que no estás a gusto con las circunstancias
- No es eso, me agrada Malfoy, más de lo que pensé que me agraria jamás, solo es un poco muy posecivo. Esta todo el tiempo histérico de que le sonría de más a alguien. – dijo Harry en suspiro.
-¿Por qué no lo dejas? Si tanto te molesta su actitud, deberías dejarlo antes de que el problema sea mucho mayor. – sugirió su tio.
- Eso sería cobarde e hipócrita. No porque haya un problema voy a huir – soltó decidido el ojiverde – Y como dije antes, me gusta, con el me siento yo realmente. Le puedo gritar y sé que él no se reprimirá en regresarme el grito, me dirá si fallo en algo.
Una sonrisa floreció en su rostro mientras decía todo eso, realmente nunca lo había pensado a profundidad. ¿Por qué no rechazo a Malfoy?
- Me siento alagado Potter – dijo alguien detrás del.
Los colores se le subieron al rostro nada más reconocer de quien era la voz. Hecho una mirada a su tío, que sonreía cual gato. Lo iba a matar.
- No deberías, Malfoy. ¿Qué haces aquí? ¿No dijiste que te juntarías con tus amigos? – cuestiono el león, aun sonrojado
- Ciertamente, por otro lado nunca dije que me fuera a quedar en el castillo. Las salidas a Hogsmeade son para todos.- Explico Draco -Además Crabe y Goyle estuvieron insistiendo demasiado en venir para acá. Yo por otro lado fui elegido como su niñero, así que me toca cuidar que no se coman toda la tienda. – explico cansinamente Malfoy
- Ya entiendo. Bueno será mejor que me vaya, al parecer me esperan afuera – dijo el moreno señalando a Ron del otro lado del ventanal.
- Espera Potter, ¿Te gustaría ir a comer?- pregunto algo cohibido el Slytherin
-¿Comer? ¿Algo así como tú y yo?
- Tu y yo, o todos, no interesa, lo que me interesa es que estés ahí ¿aceptas? – dijo algo estresado Draco
- Suenas muy desesperado por una simple comida – Bromeo el ojiverde
La expresión la cara del Slytherin se volvió completamente seria. Sin más, dio la vuelta y salió del local.
-¡¡ Espera Malfoy!! – llamo Harry siguiéndolo.
Ron y Neville compartieron una mirada de confusión al verlos pasar.
Una vez afuera el niño-que-vivió tuvo que correr para alcanzarlo.
- Draco, por favor. No era enserio.
- ¿Tú crees que es una broma o algo así? ¿Qué disfruto tener que ceder ante mis instintos?. – soltó molesto el rubio
- Yo…lo siento, es solo que es mi día libre y todo estaba saliendo tan bien. Nada de Voldemort, nada de clases aburridas o chismes tontos, y nada de…
- …de mí - Termino automáticamente el Veela, suspirando profundamente – Recházame.
-¿¡Que!? No, espera ¿lo dices enserio?- pregunto aturdido el Gryffindor
- Yo no puedo rechazarte, mis instintos me lo impiden, pero tú puedes. Sé que Blaise te lo pidió, y sé que lo estas intentando, pero estas sufriendo más de lo que deberías. Por eso te lo pido, por el bien de ambos, recházame.
La explicación le parecía bastante convincente a Draco, al menos hasta que vio la cara de incredulidad que tenía el moreno.
- Déjame ver si entiendo.- dijo por fin Harry- Tu, Draco Malfoy, arrogante y orgulloso Slytherin. ¿Quieres terminar conmigo porque crees que estoy sufriendo?
- Algo así. Además, es más que obvio que tú preferirías que yo fuera cualquier otro, posiblemente Flin-Flecher.
Las palabras tuvieron efecto inmediato. La cara del niño que vivió se volvió color escarlata, su ceño se frunció y una llama de furia encendió sus ojos.
- ¿¡Que yo quiero que!? ¿¡Que eres tu!? ¿Adivino?. Escucha bien Malfoy, por que no lo pienso repetir de nuevo. No estoy sufriendo y no preferiría que fueras otra persona. Lo único que ha evitado que te rechace es el hecho de que eres tú. Ya me escuchaste en la tienda, eres una de las pocas personas que me trata como una persona común y corriente, y eso es refrescante.
-Yo…y…yo…- tartamudeo Draco al ver al Gryffindor en ese estado.
- ¡¡CALLATE!! Me estoy esforzando para que todo vaya bien, intentando dejar atrás los prejuicios, aguantando tus arranques psicóticos bastante bien y por sobre todo, me preocupo por ti. Así que no puedes venir de buenas a primeras y decidir terminar solo con la escusa de que “yo no quiero”. Si quieres que terminemos, terminamos, en cuanto me digas una razón más creíble que esa.
El rubio permaneció callado durante unos minutos, intentando procesar todo. El sudor se deslizaba por su cien, y alcanzaba a ver a Blaise, un poco más atrás de Potter, haciendo apuestas. Inclusive distinguía la cara de los transeúntes que permanecían en la plaza con tal de ver el desenlace de semejante escena.
-¿Estamos juntos?¿Como una pareja?- soltó Draco
- ¿Eso fue lo que más llamo tu atención? Tu madre prácticamente nos dio su bendición, vamos a pasar el resto de nuestras vidas juntos, bien podemos intentar tener una relación.
-Ok. En ese caso. No, no quiero “terminar”
Una sonrisa ilumino la cara del niño que vivió.
- Bien – acepto gustoso el ojiverde – ahora ¿Qué te parecer ir a comer con nuestros amigos, pasar un buen rato y olvidarnos de todo? Al fin y al cabo es mi día libre.
Malfoy solo asintió, asustado por la aparente bipolaridad del otro.
- Genial – otra sonrisa y acto seguido tomo la pálida mano del Veela para encaminarse a las tres escobas, con sus amigos siguiéndoles.
Tengo que dejar de ser tan explosivo, o terminare por causarle un paro cardiaco.
Harry entrelazo sus dedos suavemente, ruborizándose en el proceso.
Draco solo sonrió al sentirlo.
. -D&H-
.
La gente comenzaba a dispersarse, volviendo cada quien a sus asuntos, después del pleito entre dos de los alumnos más famosos del colegio.
El, por otra parte, no dejaba de sonreír. Aquellos chicos eran, por mucho, la mejor fuente de entretenimiento que podía encontrar en todo el castillo.
Alegremente dio otra mordida a su rana de chocolate, admirando el paisaje, lleno de hojas que delataban la presencia del otoño. Otra mordida más, y unos gritos lo distrajeron.
Por el camino principal, no muy lejos de donde el se encontraba, un chico alto, delgado y pelirrojo, corría detrás de lo que parecían un par de comadrejas. Las cuales parecían estar disfrutando bastante la persecución.
- Cuando los atrape se los daré de comer a Buckbeak, ya verán par de demonios – gritaba el pelirrojo, mientras intentaba atrapar a las escurridizas creaturas.
Rio un poco ante la cómica escena, el chico seguía intentando atrapar a los animalitos, que a su vez trepaban por su pantalón y capa, con la clara intención de burlarse de él.
Apiadándose del pobre muchacho decidió ayudarlo, apunto su varita sobre las desprevenidas creaturas, y ¡BAM!, segundos después flotaban sobre sus cabezas.
-¡Hey tu! ¡Bájalos inmediatamente! – le grito el pelirrojo levantando su varita contra él.
- Tal vez deberías congelarlos o algo antes de que los suelte, de otra manera estarás las siguientes tres horas persiguiéndolos. – sugirió sonriendo.
El pelirrojo lanzo un petrificus, sin quitarle la vista de encima.
- Listo – soltó el, dejando a los animales en el suelo.
Su sonrisa nunca vacilo, aun con la mirada directa en los zafiros frente a él, que claramente lo desafiaban.
-Entonces, supongo que es todo – dijo al fin
-Eso parece- respondió el pelirrojo
- No hay de que – le sonrió. El chico se ruborizo por el gesto, adorablemente si le preguntaban. – Ustedes dos tiene que portarse bien, o alguien podría informar a su madre de sus travesuras.
El pellirrojo se sobresalto al escuchar eso; ese hombre sabía quienes eran.
-Tu…tu… como… - tartamudeo confundido
- Tu hermano pequeño es amigo de mi sobrino.- aclaro – además soy la más nueva adquisición de la orden, por decirlo de alguna manera.
- ¿Eres Matteu Beurk? ¿El tío de Harry?
- En vivo y en directo, Matteu Beurk. Puedes llamarme Matt o profesor Beurk, como prefieras, es un gusto conocerte…este…aun no se tu nombre.- se presento el castaño.
- Oh, cierto. Bill Weasley – soltó al fin el pelirrojo, extendiendo su mano en forma de saludo.
Matt sonrió ante el gesto, antes de responder.
- Como dije antes, es un gusto Bill. Ahora si me disculpas, tengo un par de asuntos que aclarar con el director, al parecer cree que soy bueno para organizar fiestas. – Termino por explicar intentando restarle importancia – con tu permiso Bill. Fred. George.
Y con una última inclinación hacia las comadrejas se perdió camino al castillo.
Debo comenzar a salir más.
Aun con el pensamiento flotando en mente se apresuro a su encuentro con el director.
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