Prólogo
1: Encontronazo
2: Llámame por tu nombre
3: La cita (parte 1)
4: La cita (parte 2)
5: Romeo y Julio
6: La conversación
7: Emociones confusas
8: Mal día
9: Tranquilidad y abrazos
10: Problemas en el paraíso
11: Vulnerable
12: Verdades confusas
13: Un día "tranquilo"
14: Sustos
15: Culpa
16: Pesadillas y caricias
17: Érebo
18: Save me
19: Nuevos amigos
20: Edén
21: Desconfianza
11: Vulnerable
Sigo sin saber a dónde estamos yendo, yo solo sigo a Rayan mientras este me tira de la mano. Me he tropezado unas cuentas veces por intentar seguir su marcha, pero va demasiado rápido.

Ahora que me doy cuenta, estamos en el parque al que vinimos en nuestra primera cita, y me está llevando justo al mismo sitio en el que nos sentamos. ¿Qué pretende hacer? Dijo que quería disfrutar del momento, pero, ¿para eso tanta prisa? No entiendo nada, encima la cara de Rayan con las cejas fruncidas no ayuda en nada.

-Siéntate por favor.- oigo que me dice Rayan. Le hago caso mientras le miro, lanzando la pregunta al aire. El se sienta a mi lado, y, suavizando el tono me dice:

-¿No querías hablar?-

-Sí... ¿pero no querías "disfrutar del momento"?- le pregunto, con la cabeza a mil por hora intentando averiguar lo que piensa.

-Por eso quiero hablar ahora. No puedo disfrutarte si sé que lo único que hago es ponerle una cortina a tus dudas y malestar tan solo unos momentos.-

Se está preocupando, algo que me llena la tripa de mariposas y me hincha el pecho de emoción. "Hacía tantísimo que no se preocupaban por mí."

-Vale, entonces... ¿Puedo preguntar lo que sea?-

-Sí Willy.-

Asiento a la vez que me sonrojo, hacía un tiempo que no me llamaba así.

-¿Dónde está tu familia Ray? ¿Por qué no hablas de ella? Igual no es de mi incumbencia pero necesito saber al menos algo.- Sé que no puedo esperar que el me cuente todo de repente, y aunque yo le haya contado lo mío no significa que el tenga que contarme lo suyo. Así que espero ansioso una respuesta, mientras me cruzo de piernas en modo indio y entrelazo mis dedos, como un niño pequeño esperando su chocolatina.

-Mi familia... no tengo, o al menos yo no la considero familia. Tengo un hermano, si se le puede llamar así, una madre y un padre, avariciosos y controladores. No me apena decir que no los veo desde hace mucho, es más, me alegra, no tengo ningún interés en saber de ellos.- Acaba diciendo, con los ojos más negros de lo normal, como si una sombra le tapara toda la cara. "Digno de una película de miedo." El pensamiento me hace reír suavemente, pero sacudo la cabeza, intentando centrarme en el tema de ahora.

-Eso... eso no me lo esperaba.- digo, mordiéndome las uñas por el nerviosismo. -¿Tan malos son?- pregunto finalmente, intentando encontrarle el lado bueno, aunque no parece que haya uno.

-Sí. Ni siquiera son mis padres de verdad, así que no se los tengo mucho en cuenta.- tiene un gesto pasota pero el brillo en sus ojos y la mirada hacia un lado le delata. Le duele aunque él no lo acepte.

-¿A qué te refieres con eso?-

-Soy huérfano. No conocí a mis padres biológicos, simplemente aparecí en un orfanato y después de un tiempo me sacaron ese par de ineptos a los que se suponía que debía llamar padres. Y ya.- zanja el tema, con una expresión un poco tosca en la cara. Entiendo el porqué no quiere seguir hablando del tema, así que me levanto, captando su atención. Me dirijo a él y me agacho a su altura para poder abrazarlo. Por el rabillo del ojo veo su cara de sorpresa, y con una sonrisa tímida le abrazo aun más fuerte, intentando absorber todos sus males. El reacciona y me abraza igual de fuerte que yo, o más, y cuando me voy a separar, siento un espasmo. Asustado, giro la cabeza y veo unas avergonzadas lágrimas caer por sus mofletes, llegando a mi hombro. Se me rompe el corazón de verlo así. Rayan, que es todo sonrisas y alegría, tiene un hueco dentro lleno de agua que necesita vaciar. Me siento mal por él, pero a la vez me alegra que lo esté sacando. "Y más conmigo."

Nunca pensé que podría llegar a verlo así alguna vez, tan derrotado, tan... vulnerable. Me siento fatal. No debería haber pasado nada de lo que le sucedió. Puede parecerse un poco a lo que me pasó a mí, así que lo entiendo. Entiendo los sentimientos contradictorios que debe estar teniendo ahora. "Pero esto él no se lo merecía...Puede que yo sí, pero el no, Rayan no."

No digo nada, me quedo en un silencio sepulcral en el que solo se oyen los pequeños gemiditos de lástima de Ray. Es lo único que se oye y lo único que no me gustaría que se oyera. No sé si está llorando por sus padres, por sus "no padres", por el o porqué, solo sé que ahora mismo me necesita y estoy dispuesto a entregárselo todo con los ojos vendados. Estaría dispuesto a cambiar su lugar, a ser él en estos momentos, tan solo para no ver el sufrimiento que sus preciosos agujeros negros expresan. Solo para no ver esa mirada pérdida, me cambiaría. Quiero que Ray esté bien, feliz. Porque merece todas las putas sonrisas habidas y por haber en el mundo, todos los rayos de luz deberían alumbrarle a él. Todo debería estar bien para él. Pero hasta las mejores sonrisas esconden una gran tristeza. Y Ray la está sacando a relucir ahora.

Todo sigue en silencio hasta que oigo como sorbe y se empieza a separar de mí. Le cuesta tanto... que parece que nos hemos quedado pegados, parece que por mucho que se esté separando del abrazo, no quiere hacerlo.

-Ojalá nos hubiéramos abrazado así en cualquier situación, menos en esta.- Oigo que dice. Levanto un poco la cabeza y murmuro algo inentendible.

-¿Me llamaste idiota Will?-

-S-sí... ¡Sí! ¡Lo eres! ¿Cómo que en otro momento? Esto ha sido mágico... triste pero mágico. ¿Enserio cambiarías un momento de debilidad conmigo... por cualquier otro que se pueda tener? Por una vez, te he sentido hasta lo más hondo. ¡He llegado a sentir tu dolor por dios! Y sé que igual no es uno de esos momentos para atesorar en un cofre del tesoro con llave y candado, pero yo por lo menos sí que lo recordaré. Sí que me acordaré de la primera vez que fuiste vulnerable conmigo.- no me creo que haya dicho esto. ¡Aquí el idiota soy yo! Lo está pasando mal y yo lo único que hago es soltarle eso. Levanto la cabeza del todo para mirarle, esperando encontrarme con una mirada furibunda o una expresión decepcionada, pero me encuentro con todo lo contrario. Su mirada es triste... pero tiene una sonrisa alumbrando su cara. "¿Y eso que significa?"

-Ray, yo... lo-

-Calla.- me corta, dejándome con mitad de mi disculpa sin decir. -¿Tanto te importo?-

-¿Qué? P-pero... ¿Qué?- me quedo atónito por su pregunta. ¡Claro que si bobo! ¡Me importas más que nada! ¿Aún no te has dado cuenta? Me encantaría decirle eso, de verdad, pero las palabras simplemente no salen. Sigo asombrado y a la vez indignado por su duda.

-No comprendo... ¿Qué si me importas? ¡Claro que me importas, dios santo! Eres la única persona que está conmigo desde lo de mis padres. He estado con gente y gente, pero tú eres el único que ha estado de verdad. ¿No crees que si no me importaras no te habría dicho lo de mis padres? ¿Qué te habría dejado ir a mi casa? ¿¡Qué me besaras aun estando enfadado?!- intento respirar un poco para poder relajarme. Sé que igual estoy siendo un poco duro, pero la duda ofende.

-L-lo siento, pero es que me has descolocado. No sé a qué viene esa pregunta, pero sí, me importas tanto, y mucho más también. Muchísimo más.- Acabo mi discurso, intentando recuperar el aliento. "¿Por qué pensará que no me importa?"

-No te preocupes. No se me da muy bien expresar lo que siento... pero mi vida no ha tenido personas importantes, y yo tampoco he sido importante para otras, así que...- le corto a medias al abalanzarme sobre él. Le beso con todas mis ganas, con todo mi apoyo, con todo mi cariño, intentando demostrarle lo mucho que me importa. Es el segundo beso que nos damos y parece el primero. Ray reacciona tarde, pero después convierte el beso en un pequeño ósculo tierno y agradable, como dándome un gracias silencioso. Yo debería darle las gracias, no él a mí.

-Gracias Ray... por ser tú.- 
© ϐℓυє ,
книга «Caprichoso destino».
12: Verdades confusas
Коментарі