Prólogo
1: Encontronazo
2: Llámame por tu nombre
3: La cita (parte 1)
4: La cita (parte 2)
5: Romeo y Julio
6: La conversación
7: Emociones confusas
8: Mal día
9: Tranquilidad y abrazos
10: Problemas en el paraíso
11: Vulnerable
12: Verdades confusas
13: Un día "tranquilo"
14: Sustos
15: Culpa
16: Pesadillas y caricias
17: Érebo
18: Save me
19: Nuevos amigos
20: Edén
21: Desconfianza
4: La cita (parte 2)
RAYAN

-Esto...- dije mientras pensaba alguna excusa, por muy tonta que fuera.
-Ehhh... Te busqué por Instagram.- ¡Eso es! Por los pelos. Will me miró, frunció el ceño y dijo:
-No tengo Instagram Rayan.-  "Mierda" pensé. Me ha pillado. ¿Ahora qué le digo? Porque la verdad... No es una opción. No podía decirle que... No, no, imposible.
-Ahh... ¿a dónde decías que querías ir?- le contesté nervioso. No se me ocurría nada más. Solo evadir el tema. Will me observó por lo que me pareció una eternidad, abrió la boca queriendo decir algo, pero la cerró de golpe mientras empezaba a caminar delante de mí, encogiéndose de hombros. "¿Funcionó cambiar de tema?" pensé mientras le seguía corriendo por detrás.
-¿Te has enfadado?- le pregunté, poniéndome a su lado y mirándole. Parecía molesto... y necesitaba sacarme la duda de la cabeza.
-No, que va.- me contestó, andando cada vez más rápido.
-¿Seguro?- dije yo, porque no parecía muy convencido.
-Claro, ¿por qué lo iba estar? Solo me estás mintiendo, y, como aquel que dice, nos acabamos de conocer.- esta vez dejó de andar y me miró a los ojos. Yo me quedé callado un momento, con la cabeza gacha, y murmuré un lo siento casi inaudible. ¿Me sentí mal? Sí. ¿Pero podía decirle la verdad? No.
-Ya..., también lo siento, tus motivos tendrás.- me dijo, empezando a andar otra vez, aunque, ahora si, a mi lado. Yo no le dije nada, esperando que la tensión que había desapareciera sola.

-¿A dónde vamos?- preguntó Willy, rompiendo el silencio. Le miré sonriendo y le respondí:
-Ya lo verás.- Will refunfuñó mirándome mal, a lo que yo me reí encogiéndome de hombros. La discusión quedó atrás, o por lo menos lo suficiente como para no notarlo. Llegamos a un McDonald's y fuimos a pedir.
-Coge lo que quieras, yo pago.- le dije guiñándole un ojo. El me miró sorprendido y me contestó:
-No hace falta Ray.- "Ray..." pensé suspirando.
-Si que hace falta Will, yo pago.- le contesté, dando la conversación por terminada. Will sonrió y se rindió, mientras empezaba a pedir lo suyo.
Cuando acabamos de comprar todo, saqué de allí a un Will extrañado.
-Pensaba que íbamos a quedarnos allí.- me dijo, mientras intentaba seguirme el ritmo. Yo sólo negué con la cabeza y seguí andando, confiando en que me siguiese.
Llegamos a un parque, estaba casi vacío, excepto por algunas parejas sentadas en los bancos y algunas familias dando un paseo entre los árboles.
Cogí a Will de la mano y lo llevé hasta un lugar apartado y escondido, en el que pudiéramos estar tranquilos. El me seguía en silencio, sin salir aún de su asombro mezclado con confusión.
En cuanto estuvimos en el sitio que consideré perfecto, saqué de mi mochila un mantel, lo extendí sobre la verde hierba, y me senté encima, palmeando el sitio enfrente mío, para que Willy se sentara ahí. Me hizo caso, y se dejó caer sobre la mullida superficie, con una elegancia tan natural...
Empecé a sacar la comida de las bolsas, colocando todo en su sitio para empezar a engullir todo. "Qué hambre tengo." Pensé mientras veía a Will acomodarse.
-¿Te gusta el sitio, pequeño?- le pregunté, viendo cómo se sonrojaba por el apodo. Solía hacerlo, y estaba tan mono... En fin, no pienses tonterías Rayan.
-Claro, no me esperaba esto Ray, gracias.- me contestó, sonriendo levemente mientras abría su hamburguesa. Le devolví el gesto y lo imité, empezando a comer rápidamente.

Reinaba un silencio cómodo y agradable, con los pajaritos cantando y miradas inocentes encontrándose cada tanto. No hablábamos mucho, pero no hacía falta. Hace un rato que nos acabamos todo, y ahora estamos tumbados en la hierba mirando el cielo, rozándonos las manos inconscientemente (o igual no tan inconscientemente).
-Mira, esa nube parece un helado.- me comentó Willy, señalando dicha nube. Yo me reí y asentí, buscando otra forma.
-Y esa parece un corazón, ¿No, Willy?- le contesté yo sonriendo, viendo el color rojo teñir sus lindos mofletes mientras asentía.

Nos pasamos así toda la tarde, hasta que empezó a refrescar y tuvimos que levantarnos. Will me ayudó a recoger todo, para después encaminarnos hacia nuestras casas, a veces rozándonos los dedos, para luego hacer como que no nos dábamos cuenta. Fuimos andando con una sonrisa imborrable en la cara, con una felicidad enorme inundando el corazón, al menos yo. Aunque aún quedaba sitio para esas dudas, preguntas y remordimiento que reconcomen desde hace años. No sé cómo enterrarlas en lo más hondo, y lo peor es que con Will alguna vez salen muy a flote, aunque otras... Se esconden hasta la noche, para adentrarse silenciosamente en mis sueños, para no dejarme dormir, para remover viejos recuerdos...

-¿Estás bien?- oigo que me pregunta Willy, sacándome de mi ensoñación.
-Ah, si si, solo estaba pensando.- le contesto mirándole cada poco, intentando alargar el tiempo que nos queda juntos.
-Vale...- me responde, no muy convencido, pero dejando el tema atrás. En parte me alivia, porque hablar de eso con él sería imposible. Se alejaría demasiado pronto... Y no quiero.

Ya estamos llegando a la casa del pequeño, ojalá estuviese 5 calles más abajo, o 6, o 7...
Le acompaño hasta la puerta, andando despacito. El se ríe, parece que se da cuenta de lo que intento hacer. "Tiene una sonrisa tan bonita."  Pienso mientras lo miro embobado, intentando pensar alguna despedida.
-Adiós Ray, te veo el lunes.- se adelantó el, y antes de que pudiera devolverle la despedida, se puso de puntillas y me regaló el cielo con un tierno beso en la mejilla. "Ya somos dos tomates" pensé mientras le sonreía bien grande.
-Hasta el lunes, pequeño.- le contesté. El me sonrió y entró silenciosamente por la puerta.
Echando un suspiro, seguí mi camino hacia mi casa, pensando en la perfecta tarde que había tenido. Obviando la discusión, claro. Tengo que ser más cuidadoso, sino... Se acabará yendo. Y es una de las cosas que menos me apetecen. Tengo como la necesidad de cuidarlo, desde aquel día.

Una vez llego, subo corriendo a mí habitación, tirándome como una bolsa de patatas a la cama. Pongo a cargar mi móvil muerto, encendiéndolo para ver si había algo interesante. "Y tanto que lo había..."  Me dije mientras miraba el mensaje, con una sonrisa tonta en la cara.

Pequeño Willy ❤️

Buenas noches Ray >.<

Buenas noches Willy, le respondí, aún sonriendo. "Está noche creo que dormiré tranquilo"

Y así fue, caí rendido, con un solo sonido pululando por mi cabeza. Su risa, tan angelical...
© ϐℓυє ,
книга «Caprichoso destino».
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