Prólogo
1: Encontronazo
2: Llámame por tu nombre
3: La cita (parte 1)
4: La cita (parte 2)
5: Romeo y Julio
6: La conversación
7: Emociones confusas
8: Mal día
9: Tranquilidad y abrazos
10: Problemas en el paraíso
11: Vulnerable
12: Verdades confusas
13: Un día "tranquilo"
14: Sustos
15: Culpa
16: Pesadillas y caricias
17: Érebo
18: Save me
19: Nuevos amigos
20: Edén
21: Desconfianza
5: Romeo y Julio
Buenas noches Ray >.<

Le mandé un mensaje a Rayan, dándole las buenas noches, y las gracias mentalmente por la magnífica tarde que habíamos pasado. Había sido todo tan... perfecto. Aunque aún sigo sin entender como sabe donde vivo. "¿Cómo se habrá enterado? Porque, que yo recuerde, no le dije nada." Suspiro, mientras me tiro a la cama, y me quedo mirando al techo. No merece la pena darle vueltas... ¿No? No sacaré nada en claro. Además, tampoco es tan grave. "Deja de comerte el tarro Will." Pensé, mientras me levantaba para ponerme el pijama.

Me acurruqué en la cama, con una sonrisa tonta y mil preguntas rondando por la cabeza. Ya me lo dirá... En su momento, supongo.

Al final, de tantas vueltas que di, me acabé durmiendo, aún pensando en ello, aunque seguramente no debería...

Siento como los rayos del Sol me dan en toda la cara, colándose en mi habitación y despertándome. Me levanto de mala gana, con ganas de remolonear más, pero la tripa me pide comida.

Bajo a hacerme el desayuno, una manzana y un café, lo de siempre. Dios, estoy tan cansado... emocionalmente. No he dormido nada bien, gracias a que mi queridísimo subconsciente no ha querido dejar de funcionar.

Con el café en la mano, me voy al sofá y me enciendo la tele, poniéndola de fondo mientras enciendo el móvil. Es domingo y no tengo ni idea de que hacer.  "Como odio los domingos." Pienso, riéndome irónicamente. Ahora mismo me gustaría estar en literatura, con mi... esto... con Rayan sentado a mi lado. Hablando a escondidas, mientras hacemos como que prestamos atención. También me gustaría repetir lo de ayer. Aún siento el roce de nuestras manos mientras caminábamos como si estuviera pasando ahora mismo. El aliento en mi oído y la paz de estar mirando al cielo, sin hacer absolutamente nada, con un sentimiento tan inefable que ni yo me lo creo. Y la sensación al sentir su piel contra mis labios... mientras lo veía por primera vez sonrojarse, a la vez que susurraba, "ya somos dos tomates." Creo que no se dio cuenta de que lo había pensado en voz alta, pero yo no le contesté, solo le sonreí y me fui. Y cuando señaló aquella nube con forma de corazón, al mismo tiempo que me miraba tan intensamente que me vi obligado a apartar la mirada, dirigiéndola a la nube que él me señalaba.

Creo que estoy desvariando un poco... ¿yéndome del tema, quizás? Parezco un crío con su primer amor, suspirando a la primera. Espera, espera... ¿Primer amor? Podría esto... ¿considerarse como un primer amor? No tendría por qué darle tampoco muchas vueltas a esto, pero es imposible. Ahora en vez de mil, hay dos mil dudas rondando por ahí. Dos mil sin resolver y dos mil que se quedarán sin respuesta. "Por lo menos por ahora."

Al final, el día me lo paso entero remoloneando y haciendo deberes hasta la hora de cenar. Me preparo algo rapidito y cuando estoy a punto de caer dormido, me llega un mensaje. Cojo el móvil para ver quién es, y me sorprendo al ver el nombre de Ray ❤.

Ray

Que duermas bien pequeño, sueña conmigo😉

Me empiezo a poner rojo a la par que leo el mensaje, repitiéndolo una y otra vez en mi cabeza, pensando una respuesta coherente.

Pequeño Willy

Lo mismo Ray :)

Le respondo finalmente, con una pequeña sonrisa en la boca. Apago el móvil y me acomodo en la almohada, dejándome caer en aquellos ojos que me roban el sueño y me regalan esperanzas.

Nuevo día, nuevo lunes, nueva clase de lengua. Por fin, podré verle otra vez. Sentirle cerca otra vez, aunque solo sea por una hora.

Salgo corriendo de mi casa, pero antes de que pueda seguir mi camino, me choco con algo. "O alguien."  Pienso mientras levanto la cabeza y me encuentro a Rayan, riéndose amablemente, mientras me ayuda a ponerme bien.

-¿Qué haces aquí?- le pregunto a Rayan, mirándolo con el ceño fruncido. Sé que dije que tenía ganas de verlo, pero no me lo esperaba tan pronto.

-Buenos días para ti también Willy.- me contesta riéndose. –Y respecto a tu pregunta, estoy aquí porque vine a buscarte para que fuésemos juntos a la Uni.- me dice, aun con una sonrisa surcando su rostro.

-Oh, vale, jaja.- le contesto sonriéndole también, mientras empezamos a andar. "No estaría nada mal que casualmente nos rozáramos las manos..."  pienso, riéndome internamente, mientras me pongo a su lado. Igual debería... no, no, sería demasiado evidente, ¿verdad? Pero por intentarlo no pasaría nada, no sería la primera vez. Me estaba ya decidiendo cuando, de repente, siento como Ray se me adelanta, y sin rodeos ni nada, me da la mano. Me da la mano... la mano... ¡ME DA LA MANO! Dios, ahora sí que pareceré una verdulería entera, llena de tomates gratis para tirarlos a la cara. No sé ni cómo reaccionar, solo bajo la mirada, intentado esconder una sonrisilla tímida. Si todas las mañanas son así, superarán a las clases de literatura. "Ojalá que si lo sean..." pienso suspirando felizmente. No sé si Rayan se dio cuenta, pero le vi por el rabillo del ojo aumentar la sonrisa, convirtiendo sus ojos en el mismísimo Sol, más negro y brillante que ninguno.

Ya estamos llegando a la Universidad, creo que ha sido el primer día en el que me ha parecido ir volando, o igual me he pasado flotando en las nubes todo el camino que no me he enterado de dónde estábamos. Se me ha hecho tan corto... me pasaría el día dando vueltas por donde fuera, mientras fuese así.

Justo cuando estamos en la entrada, siento como Rayan me suelta de la mano, y me abre la puerta, dejándome pasar primero. Le doy las gracias por lo bajo, mientras paso. Nos despedimos en el pasillo y cada uno se va por su lado, pensando en el otro. "Por lo menos yo." Llego a mi primera clase, y me la paso entera intentando prestar atención, aun teniendo la cabeza en otra cosa. "U otro alguien..." El resto de las horas me pasa igual, hasta que llega mi clase preferida. La tan ansiada clase. Me levanto de donde estoy y me dirijo al aula, sentándome al final, mirando ansiosamente la silla que está a mi lado, esperando, esperando...

-¿Esperabas a alguien?- oigo que me preguntan. Giro la cabeza para responder, dibujando una sonrisa en cuanto lo reconozco.

-Oh si, a alguien.- le digo riendo, mientras le hago un gesto para que se siente. El me imita y se sienta, sonriendo enormemente.

El profesor está poniendo en la pizarra Romeo y Julieta. Nos comentó que después de leer el libro nos pondría la película, y luego haríamos un proyecto en parejas.

Una vez pasado un rato de la película, Rayan se me acerca y me susurra en el oído:

-¿No te parece trágico?- me pregunta. Siento su aliento a milímetros de mi, y me descoloco un momento, pero de todas formas le respondo, también bajito.

-Sí y no.- le contesto, descolocándolo ahora a él. Me mira medio sonriendo y me responde repitiéndome.

-¿Si y no?- yo asiento y empiezo a explicarme.

-Sí que es trágico, porque gracias a una rivalidad entre las familias, los dos prefieren morir juntos a vivir separados, obligados a odiarse entre ellos. Pero a la vez no, porque me parece bonito que de todas las opciones posibles, eligieran la muerte, aun sabiendo que ya no se verían. Y su historia es preciosa, encima, gracias a ellos, sin siquiera saberlo, finalizaron la disputa entre las dos familias. Así que sí, sí y no.- le digo riendo un poco. El me mira asombrado y me dice algo que me deja como ya os imaginaréis, ¿no?

-Y... ¿La de Romeo y Julio?- me pregunta, mirándome fijamente. Yo le miro extrañado y le contesto.

-No conozco esa historia.- digo yo, intentando recordar alguna con ese nombre.

-¿No? Pues está pasando ahora, en esta misma clase, en este mismo instante.- me contesta el, levantando las cejas y sonriendo al ver mi cara. Con ese comentario lo único que sale de mi boca son balbuceos sin sentido, intentando formular alguna palabra coherente.

-Oh, yo... E-esto, ehhh- digo justo cuando suena el timbre, y Ray se levanta, riéndose suavemente, dejándome atrás, con cara de idiota. "¿Ha dicho lo que creo que ha dicho?" me pregunto mientras empiezo a andar hacia mi casa.
© ϐℓυє ,
книга «Caprichoso destino».
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