Solo se ve la luminiscencia de las lámparas esta noche, suena Adele con Someone like you en la estación de radio y me dejo llevar por la melancolía. Me siento estresado por tantas conmociones juntas en un lapso de tiempo tan corto, mis manos se tensan y mi cerebro quiere irse de vacaciones, vuelvo a marcarle a Brigitte a su celular pero con el mismo resultado, sin comunicación. Todavía siento sus besos sobre mis labios, y me pregunto que hago huyendo como un cobarde a sentir.
Bajo del auto, me despido del chofer, voy dando pasos hasta entrar en el ascensor, son las 20:08hrs a penas. En unos segundos ya estoy en la habitación y utilizo la copia para abrir la puerta y allí está ella, dormida en el sofá con la tele encendida. Cierro la puerta despacio, entro y la cargo de brazos para llevarla a la habitación, hay botellas vacías alrededor, la miro, hermosa y despeinada, la deposito en la cama y me voy al balcón, donde me acomodo en uno de los cómodos asientos exteriores, me quedo mirando la nada como si le preguntase que puedo hacer de esta situación y sin darme cuenta me quedo dormido. Al día siguiente me despierta el resplandor del sol, salvado por la sombra de un sol tímido, pero que se expresa, se siente. Me levanto con molestias mínimas en el cuerpo y mi cuello, miro el reloj y a penas son las 8:43hrs, y entro directamente al baño, al pasar por mi habitación escucho lentamente su respiración acompasada, y mientras me ducho pienso en como salir de tremendo lío. Entro a la habitación con una de las toallas que están en el dispensario y voy hacia el closet que está dentro del cuarto, abro despacio la puerta para no despertarla y abro las maletas que están allí para sacar algo de ropa de la maleta, un abrigo de algodón negro con un pantalón de similar color, y unas Timberland. Me siento un tanto perezoso esta mañana así que camino hacia la sala buscando a través de mi móvil un establecimiento por el cual encontrar un desayuno y estoy por la labor de despertar a la bella durmiente, antes de abrir la puerta de la habitación me sorprende una Brigitte desaliñada y toda despeinada, con un desganado "Buenos días".
Voy a la cocina para poner a calentar agua en la cafetera, en unos minutos en los que me muevo al ritmo de Maroon 5 con Sugar por toda la sala, suena la alarma indicando que ya está listo, le digo a mi querida acompañante sobre el plan de desayunar fuera y espero mientras tomo mi taza de café. Brigitte sale de la habitación con un hermoso peinado a risos y un vestido blanco que define demasiado bien todas sus curvas, con zapatillas de tacón blanco y accesorios en la muñeca incluidos, en pocas palabras, preciosa, nada con la chica que me encontré esta mañana. Ya son las diez para cuando nos sentamos a desayunar y ella no dice ni una palabra, comemos con la tranquilidad habitual cuando estamos juntos.
Brigitte
Quisiera olvidar lo que vi, pero me es imposible, y se me ocurre algo mejor, fingir que no he visto nada. Mientras desayunamos unos crepes con trocitos de fresa y jarabe de chocolate, al comer me mira como quien quiere preguntar algo, pero yo simplemente ignoro su mirada, veo el sol y la hermosa vista a través de las ventanas, terminamos el desayuno e inevitablemente viene el interrogatorio.
—¿Todo bien? te he buscado por toda la fiesta y no te he encontrado, ¿Porqué llegaste tan temprano a casa?
—No me he sentido bien, me he tomado una pastilla anticonceptiva y seguramente los efectos secundarios no me han dejado tranquila, pero todo está bien, ¿Y qué hay de ti? no te he visto en toda la fiesta, que aunque fue breve, te he buscado por los pasillos pero ni pistas de ti —le menciono con naturalidad.
—Es que he conocido a alguien, ¿Recuerdas la clienta que te mencioné? me ha presentado a alguien más, es una mujer muy influyente en el mundo de los hoteles y allá siempre requieren cuadros y tal, quiso conocerme personalmente y vive acá en Inglaterra, me la he encontrado en la fiesta y hemos tenido una conversación, quizás algo más que eso...
—Espera, no quiero saber lo que pasó, estás bien y eso es todo lo que importa. Ahora que ya hemos aclarado todo, espero pasarme un día de lujo acá contigo, de verdad que he estado ansiando unas vacaciones como esta.
No lo veo muy convencido, pero al parecer de momento va a seguirme la corriente...
—Pues bien, ya qe estamos, los parques de diversiones acá son muy populares, también podemos ir a un teatro o al London Eye.
—Pos vamos a todos, después de todo el día es jóven.
—Espera un momento, tengo que hacer unas llamadas y ya nos vamos.
—¿Y no te irás de repente?
—Tranquila, no es nada de eso —me aclara— solo son pendientes de la exposición de ayer.
—Vale, pues iré a la habitación, tengo algunas cosas que arreglar.
Me voy sin esperar respuesta.
En la cama he dejado todo hecho un desastre, las ropas y los vestidos, así que voy ordenando todo mientras una tímida lágrima corre por mis mejillas, la limpio y continúo.
—Ya he terminado, podemos irnos.
—Bien, vamos a ver, ¿Dónde iremos primero?
—Que te parece... el teatro, como te gusta la danza y es lo menos emocionante que haremos hoy, podemos darle una oportunidad.
Lo veo en la sala, sentado en el sofá con esa pose tan suya, relajado pero confiado, no puede encantarme más.
—¡Oye! —le doy un suave empujón— y eso que el artista acá eres tú, pero no sabes disfrutar en paz una danza francesa tradicional, te tengo que estar despertando —nos reímos como si no hubiera un mañana.
—Lo siento, lo siento, esta vez trataré de no dormir, solo quiero verte feliz.
Tener paciencia para asimilar que no siempre las cosas serán como queremos, pero que aún así pueden salir bien, es una de las cosas que aprendo con este hombre que me vuelve tan loco.
Lo abrazo, huelo su perfume, y nos vamos.