Prefacio
Capítulo 1 - Estilo de vida
Capítulo 2 - Aventuras de bar
Capítulo 3 - Peligro
Capítulo 4 - Inesperado
Capítulo 5 - El encuentro
Capítulo 6 - Conocerte
Capítulo 7 - Partida de tennis
Capítulo 8 - Consecuencias
Capítulo 9 - Londres
Capítulo 10 - Nudos
Capítulo 11 - Sensaciones
Capítulo 12 - Comprender
Capítulo 13 - Parque acuático
Capítulo 14 - Reencuentro
Capítulo XV - Reencuentro (2)
Capítulo XXVI - Olvido
Capítulo 9 - Londres

A la mañana siguiente nos levantamos entre palomitas y un sol que nos da sus saludos desde el mueble en el cual nos hemos quedado dormidos. El vuelo hacia Londres está programado para las 13:00hrs en la cual justo al llegar tendré algo así como una hora para cambiarme e ir para ver cómo van los preparativos para la gala de apertura de esta noche. Brigitte sigue durmiendo plácidamente con su pijama rosa con figuritas, su cabello todo alborotado y sus labios igual de rosa. me parece tan encantadora como siempre. Me levanto para preparar algo de desayuno, apenas son las nueve y la primavera trae una agradable brisa a través de las ventanas, levanto a Brigitte para que prepare sus cosas.

En unos minutos ya está despierta y se introduce en la ducha, me adelanto y desayuno primero para ducharme cuando salga, me viene a la mente como una mujer tan influyente como Ally se acerca hacia mí de una manera tan casual y tal para invitarme a su cumpleaños, sé lo que valgo pero no por ello espero que el presidente de los Estados Unidos o vete tú a saber quién más, la reina de Inglaterra o el presidente de Rusia, me inviten a comer con ellos como si fuésemos amigos de toda la vida, además de que ella es bastante coqueta y todo eso pero bueno, realmente no es tan raro, a los artistas nos tienen idealizados, y en parte tienen razón, nos volvemos divinidades cuando pintamos, cantamos, creamos.

Ya estamos listos, apenas son las 11:00hrs, le doy un casto beso en los labios antes de irme, ya que quiero antes pasar por casa a buscar unas cosas.

—¿Dónde nos encontraremos?

—Quiero ir a ver a Tom, ya lo he llamado así que me está esperando. Si quieres nos podemos juntar en el aeropuerto.

—Me parece bien pero por favor si pasa algo me llamas —le doy un abrazo, de esos que les encanta a ella, aunque no se le ve muy animada me dedica una sonrisa.

—Gracias por estar aquí, de veras, aprecio bastante esto que haces por mi —corresponde a mi abrazo— siento estar tan desastre.

—No te culpo, porque en mayor o menor medida todos estamos rotos.

Me marcho un poco preocupado de la Brigitte con la sonrisa a medias, definitivamente esa no es la que conozco, o tal vez es una faceta que gracias a esta situación me da la oportunidad de conocer.

El sol brilla aunque con algunas nubes, la brisa tranquila se posa a través de la ventana del coche, la vida se me va tan deprisa y no se detiene, las sorpresas van y vienen, estoy en casa en un suspiro. Busco las maletas y me siento en el sofá, en eso me pongo a pensar en como puede estarle yendo a Paul con su amorcito y pues, me decido por llamarle.

—Hey bro cuéntame, ¿Todo bien con Jessica?

—Hey hermano, que gusto escucharte —se toma unos segundos para contestar— pero la verdad me tomas un poco atareado acá en las oficinas, ¿Podemos hablarlo luego?

—Está bien, pero ni creas que te me escapas.

Cuelgo.

De repente comienza a llover, se escucha el golpecito de las gotas en la ventana, me acerco y observo fuera, calma en medio de una tempestad, y recuerdo a Brigitte, me quedo con ese mal presentimiento, pero no me atrevo a llamarle pues nos encontraremos dentro de poco y podremos hablarlo con calma, después de todo, quiero darle su espacio. Decido hacer unas llamadas más, en especial me comunico con Chadler para avisarle que todo está bien, después de todo, son mis amigos la única familia que me queda. La soledad se aferra a mi brazo en ocasiones, el amor parece estar cerca de mí, vestida como un pincel en una fiesta de la cual seguramente no conoceré a nadie, pero puede que se dé la casualidad de que me encuentre un rostro familiar por allí.

Me encuentro con Brigitte en el aeropuerto y nos disponemos a realizar el viaje, solo tenemos que entregar nuestros pasaportes con los boletos de avión, pasar por los detectores, y dejar las maletas en la cinta transportadora. Dos boletos en primera clase para una noche de gala y una que otra sorpresa por el impresionante Londres. Es un destino conocido por la elegancia y etiqueta de sus habitantes, nos pasamos todo el vuelo sin intercambiar palabras, ella suele insinuar que está bien cuando no es cierto, pero esta vez no oculta del todo su dolor, se puede percibir en su mirada y yo soy más de dar espacios que de consumir todo el oxígeno.

Aterrizamos en el aeropuerto de Londres-Heathrow donde nos espera un taxi que sabe la dirección del hotel donde nos hospedamos. Marcus organiza estas cosas para mí además de estar recibiendo sus llamadas para ponerme al tanto de como van los preparativos, muy típico de él, es muy dedicado a lo que hace y se esmera en ofrecerme la mejor experiencia dentro de un negocio donde aparecen ladrones, fans sin anunciarse y toda una clase de trabas gubernamentales, aunque tiene un equipo de abogados para esa clase de litigios le agradezco las atenciones de sobremanera. Había venido a Londres antes pero no en tan buenas condiciones como hoy pero eso forma parte de mi trayectoria.

Las calles están atestadas de gente, los autos circulan aquí y allá y a pesar de ser un largo camino es bastante disfrutable, los árboles y los elegantes monumentos le dan un aire de fantasía a esta encantadora ciudad, te quedas pensando "wow, imposible que un lugar sea tan lindo" y siento una pequeña emoción por las dificultades que tuve que pasar y las veces que soñé con este momento, además de tener junto a mi una persona tan significativa como lo es Brigitte, sin darme cuenta sujeto su mano y ella hace lo mismo. El tiempo pasa y llegamos a nuestra estancia, el Premier Inn London Chiswick hotel, tiene una arquitectura modernista que combina la calidez de la madera en los muebles de sus instalaciones con la tecnología que merodea por los alrededores, hacen sentir este lugar bastante familiar aunque es mi primera vez acá.

Brigitte me abraza mientras subimos, se ha animado mientras le comentaba en el coche los detalles de esta metrópoli, de hecho es su primera vez así que tenemos planeado turistear cuando podamos. Ya estamos en las habitaciones y como el reloj se mueve tengo que entrar de una vez al baño para cerciorarme de los detalles, entro al baño mientras Brigitte hace unas llamadas, ha pedido un vestido para esta noche y se lo traerán al hotel, aunque ella llegará más tarde a la actividad, ya que oficialmente comienza a las 17:00hrs, al salir del baño suena mi móvil, es Paul.

© Austeen Clark,
книга «El Artista».
Capítulo 10 - Nudos
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