Prefacio
Capítulo 1 - Estilo de vida
Capítulo 2 - Aventuras de bar
Capítulo 3 - Peligro
Capítulo 4 - Inesperado
Capítulo 5 - El encuentro
Capítulo 6 - Conocerte
Capítulo 7 - Partida de tennis
Capítulo 8 - Consecuencias
Capítulo 9 - Londres
Capítulo 10 - Nudos
Capítulo 11 - Sensaciones
Capítulo 12 - Comprender
Capítulo 13 - Parque acuático
Capítulo 14 - Reencuentro
Capítulo XV - Reencuentro (2)
Capítulo XXVI - Olvido
Capítulo XXVI - Olvido
Al día siguiente todo esta listo para volver, fue un gran viaje con Brigitte por toda Inglaterra, además sus vacaciones se han terminado y yo tengo que seguir hacia Alemania para continuar con la gira. Evitando los temas con gran maestría he logrado que ella no hablase sobre lo que sea que estuviera pensando anoche, porque sé que tendría problemas para hablarle sobre mi decisión y lo último que quisiera hacerle es daño, definitivamente no. De camino al aeropuerto y en el avión se le nota distraída, lejana, al parecer "el último sitio al que quisiera estar es a mi lado", si entraría en su mente parecería ser esa la respuesta.

Nos quedamos en el mismo aeropuerto en el que regresamos, Orly Airport, no me fui directamente a Alemania por el cumpleaños al que Ally tan persuasivamente me invitó, deduzco que sería una buena opción para enamorarme y alejar a Brigitte de mis manos y mi mente. Brigitte por su parte irá a una reunión con su padre, al parecer tienen algo de que hablar sobre el negocio familiar, yo por mi parte decido llegar a la capital separado de Brig, tengo mucho en que pensar y tenerla cerca hace que se me nuble la razón. Le digo que tengo unos asuntos que atender y de esa manera nos separamos, se va en una limo que la pasa a buscar, nos despedimos con dos besos en la mejilla y la veo desaparecer por las calles. Yo por mi parte tomo el taxi, y a pesar de que sé hacia donde voy una parte de mí se siente perdido. 

Samantha

Una semana antes

Muy común son estos momentos donde todos desaparecen, he sabido por mensaje que Briggite se iría por unos días con Richie para Londres, a veces se me introduce ese espíritu de niña queriendo ir a los viajes escolares con los amigos, sin poder hacerlo, o mejor dicho, hay sitios donde no cabes, sientes que ellos tienen algo que no podrás caber, entrar. Al menos Claire me acompaña, ya nos hemos mudado juntos aunque no esté del todo segura del curso de esta relación, no es que sea un mal chico, de hecho está buenísimo pero... ¿Qué te digo? algo no me deja en paz, este presentimiento, pero como no me echaré para atrás por una estupidez tampoco es que le pudiese hacer mucho caso. Salió un momento, dijo que iría al supermercado y por más contradictorio que parezca ya quiero que vuelva y comérmelo a besos. Me recuesto en el mueble luego de devorar unos bocadillos, visto un pillama rosa y mi cabellera rubia se desperdiga por mi cara, la pongo de lado para seguir comiendo, me dispongo a buscar una serie cuando se escucha el cerrojo de la puerta.

—Ya he vuelto, te he traído fresas...

No termina bien la oración en cuanto cierra la puerta y me mira, sé que le encanta mi pijama y de hecho ayer tuvimos una sesión intensa de sexo, pero me apetece conocer sus límites y acá me encuentro, en pleno desafío.

— ¿Ah sí? me muero por probarlas... ¿Hace algo de calor no? —inquiero. 

Bajo un poco la cremallera del pillama y resalto mi escote copa C, también sé que le encantan. 

— Por cierto, quise guardarte este pillama como sorpresa, este tiene algo en especial, ¿Quieres averiguarlo? 

Deja las compras en el suelo y se abalanza sobre mí, en el mueble.

Sus besos en mis labios me humedecen al instante, creo que hasta fue antes que eso, cuando escuché los cerrojos. Su lengua me explora insatisfecha y yo comienzo a sujetar su cabello, él aprieta ligeramente mis pechos mientras apasionadamente hace lo que quiera con mi lengua y la suya. Por un momento quedo sin aliento, sus ojos azules no pueden dejar de mirar los míos, color café, como si no estuviera pasando nada pregunta.

—¿Qué tiene de especial este pijama, traviesa?

—Como me dijiste que me veo bien con él puesto, pensé en una manera en la que no me lo tuviera que quitar, ¿Y adivina qué? —Me volteo de espaldas donde hay dos botones y una tela cuadrada que cubre mi trasero, temporalmente—. Algo me dice que este te va a encantar. 

—De veras no tienes límites Samantha, por eso me pones tanto...

Me besa de nuevo, pero esta vez es suave, desapasionado pero lleno de amor, un hilo de saliva aparece esta vez en nuestros labios.

—Pero esto no te lo puedo perdonar... y a la vez será tu recompensa...

Acaricia mi cabello y baja su mano hacia donde desabotoné, acaricia mi trasero de un lado, hacia el otro y un plas suena de repente, no me inmuto, sé como le gusta jugar. Me observa, me desespera pero sé lo que va a pasar, suelta su mano de mi pelo para morder mi trasero, me acomodo mejor y empieza a lamer mi vagina como solo él sabe hacerlo, le encanta cambiar velocidades y como sabe lo mucho que me encanta su respiración la utiliza junto con su lengua, mucho antes de que se acercara ya estaba mojada por todo lo que tenía en mente, él tiene ese control en mí.

Está allí lo que parece una eternidad lamiendo, usando sus dedos, acariciando mi ano mientras convulsiono violentamente, sujeto su cabello para sentirlo aún más y me desplomo en el mueble con el culo al aire, respirando entrecortadamente. Escucho el sonido de su correa callendo al suelo y sé lo que viene, me preparo mentalmente aunque lo escucho decir "espero que eso te haya gustado tanto como a mí mirarte poner esa carita, ahora viene tu castigo, bad girl" lo entra sin contemplaciones, mi coño aún está sensible por el orgasmo previo, lo que me hace sentir como si estuviera a punto de venirme otra vez pero me contengo, empieza a moverse y dejo salir mis gemidos, que delicia, que placer...

Sostiene mis caderas con fuerza hasta que hace más acompasados sus movimientos, me levanta y me recuesta del descanso del mueble esta vez, sube hasta el zipper, lo abre más y desliza sus manos sobre mis pechos descubiertos, se balancean mientras Claire por momentos usa más fuerza, utilizando esa deliciosa combinación de placer y dolor. Manosea mis pechos con deseo, un deseo más allá de lo que alguien podría desear unos pechos, aprieta ligeramente los pezones y una dulce y placentera corriente pasa por mi cuerpo, su energía viajando hacia mí, sentir todo eso es bastante, no puedo más y replico.

—No puedo soportarlo más, Claire, te quiero dentro de mí.

—Ahí vamos nena, un pasaporte con destino hacia el cielo, y tú mi ángel.

Lo hace más fuerte, siento como se engrosa su pene dentro de mí, la temperatura aumenta y con una mano aprieta mi pecho izquierdo y con la otra aprieta mi trasero, es el inicio del fin. Su calor viaja dentro de mí y casi siento que muero de placer por tantas sensaciones juntas mientras Claire hace ese sonido gutural mientras se deja ir y venir. Esta vez me dejo caer hacia atrás, me recuesto de él y nos acomodamos en el mueble, el sudor de su cuerpo pasa hacia mí, respira entrecortado también pero aún así me abraza y me susurra "te amo", pensé en responderle con un "yo también" pero para qué mentir, en lugar de eso digo "te amo más", exhausta cerré los ojos y me quedé dormida.

A la mañana siguiente despierto pero no en los brazos de Clair, de hecho estoy en la cama, ignoro la hora porque de hecho es domingo y que más da, lo que si es la luz del sol, tendrá que ser de tarde, pienso. Me levanto y ante todo me doy un baño revitalizante para volver a ser yo misma, cuido de no ponerme el mismo pijama endiablado que hizo que me poseyeran hasta el cansancio, en lugar de eso me puse una de sus camisas y unos pantys, mi estilo favorito. Voy a la sala y veo a Claire en la cocina, que está a pocos pasos de donde estoy. Me acerco sigilosamente para saber que cocina mi amor favorito y me descubre

—Espera traviesilla, nada de husmear hasta que termine, buenos días preciosa.

Me abraza efusivamente y me besa.

—Días tan buenos como estos deberían ser la regla, hasta me estoy sintiendo mal de tenerte solo para mí.

—Y esto es solo el comienzo... O eso espero, si me dejas.

No digo nada, solo me siento en un taburete que hay en el desayunador de la cocina, lo tengo que estar mirando como una boba en estos momentos.

—Vale, está bien, iré contigo Claire, hasta el fin del mundo.

Corro hacia él y me subo a su hombro, jugueteo con el cabello de Claire y sale de la cocina para no quemarnos con el desayuno (o eso creo), nos sentamos en el mueble y lo beso, de esos besos apasionados que me encantan, que prometen ser inolvidables.

—Eres lo mejor que me ha pasado, gracias por estar aquí.

—No planeaba ir a ningún lado —susurra mi caballero andante.

En lo que jugamos suena el celular de Claire.

© Austeen Clark,
книга «El Artista».
Коментарі