Richie
La observo de cerca tomarse algo en la cafetería, de repente resplandece el sol en mi cara y me siento sofocado por el calor, así que me lanzo a la piscina más cercana, hasta que alguien a la distancia me llama por mi nombre.
—¡¡No puedes ser Valdovi!! ¿Qué haces aquí en Inglaterra? —dice mi archienemigo con evidente sarcasmo.
—También te extrañé, ¿Es que no puedes dejarme en paz por un momento?
—Sabes que no, después de todo quiero que aspires alto, por eso tengo que pisarte los talones.
Paulo Montes, un prodigio del arte, que curiosamente fuimos a la misma escuela, solo que él vivió en la parte rica de la ciudad mientras yo... bueno, mi familia se las apañaba con lo poco que tenían, pero esta historia es para contarla en otro libro.
—Suficientes pisadas por una vida ¿No te parece? Pero ya verás de todos modos quien pisa a quién.
—Estuve en tu gala en Inglaterra, aunque no te vi al parecer van bien las cosas.
—¿Y tú que haces por acá?
—Asuntos personales, y con este calor dimos con la casualidad de venir al mismo sitio.
—Espera, casi olvido algo.
Cuando volteo a por Brigitte la noto algo alterada hablando con una ¿Supermodelo? su cabello pelirrojo es hermoso y podría jurar que he visto a esa belleza en alguna parte. Me aproximo hacia ellas.
Brigitte
...
—¡Agh! ¿Por qué eres tan insoportable? —menciono irritada por su arrogancia insufrible.
—Eres tan linda cuando te enojas, todavía te sonrojas por todo.
Llega Richie un tanto extrañado y con su mirada lasciva. Me calmo a medida que recuerdo que no estoy sola, pero me enojo nuevamente al recordar que me dejó acá y como resultado...
—¡Como te atreves! te he buscado por todas partes, ¡eres el peor! —doy unos golpecitos en su pecho a medida que se acerca para abrazarme con su mirada de "lo siento".
—Sabes que me gusta jugar preciosa, a ver ya, cálmate que te recompensaré luego. Ahora creo que te toca una presentación.
Estoy entre su pecho mientras me habla y abraza, lo abrazo aunque esté enojada y solo quiero que esa bruja desaparezca, pero recuerdo que mis deseos de niña han terminado, respiro hondo y comienzo a presentarlos.
—Richie, sé que en algún momento te he hablado de ella, solo es cuestión de que lo recuerdes, Maela Sinclair te presento a Richie Valdovi. Richie, ella es mi amiga de la infancia, la de los días imposibles, cabello pelirrojo.
—Ahora si recuerdo, mucho gusto. —estrecha su mano mientras está a mi lado sujetando mi cintura, me dan ganas de besarlo—. Espera... ¿Maela? ahora si sé donde te he visto, eres modelo y filántropa más bien.
—Filantro ¿qué? wao, los giros de la vida en estos días.
—Pues sí Brigitte, ya he visto que te encargaste de demonizar mi imagen a tus "personas cercanas" pero deben saber que he cambiado mucho desde aquellos tiempos de preparatoria. —Maela se arregla el pelo y tiene una cara de inocencia de Hollywood, pero no puedo creerlo así no más—. Tengo que pedirte disculpas, y como ofrenda de paz quiero invitarte a una fiesta acá en el parque, alquilamos un salón privado para esta noche.
Antes de responderle, se acerca un hombre bastante atractivo con una cabellera negra, la cara de Richie se descompone.
—Pensé que te habías ido.
—Pues no, me he quedado esperándote y ya que no venías he decidido buscarte, no hemos terminado nuestra conversación. —El desconocido se queda mirándonos, a mí y a Maela—. ¿Estas hermosas damas vienen contigo?
—Paulo, de verdad que eres... sensacional. —Lo noto molesto, ahora soy yo quien lo abrazo—. Te presento a mi amiga Brigitte Spears y la amiga de Brigitte, Maela Sinclair.
—Un gusto señoritas.
Nos extiende las manos y nos saluda a mi y a Maela respectivamente.
—Mi nombre es Paulo, Paulo Montes, soy amigo de la infancia de este caballero.
Abraza forzosamente a Richie, quien a su lado parece un niño indefenso.
—Ya que estás aca estás invitado a la fiesta, será a las 20:00 hrs así que ya sabes, de hecho será una reunión benéfica así que recuerden llevar donaciones.
Maela nos mira con unos ojos indescifrables y me desconcierta un poco, tanta casualidad junta no puede ser casual. No es como si ella planease todo esto... ¿Cierto?
—Que mas dá, ¿Por qué no? si me disculpan, debo atender unos pendientes pero hablaremos Richie, tengo un par de cosas que contarte.
—Que mas dá, como dice, ven cuando quieras y ya hablaremos.
Noto a Richie más calmado y eso me tranquiliza.
—No te lo pude presentar pero, creo haberte hablado del chico más popular de la escuela cuando era niño, es él.
—Vaya... me lo imaginaba más arrogante pero me parece más bien simpático.
—Las personas cambian al parecer, quien sabe.
—Si nos disculpas, Maela, debemos atender unos pendientes también.
—Está bien, supongo que no hay remedio —me abraza como despedida y le correspondo, luego abraza a Richie.
—Ya sabes Rich, los amigos de Brigitte son mis amigos.
—Gracias, igualmente.
Nos despedimos y sujeto su mano mientras corremos, trato de lanzarlo a la piscina más cercana pero el me sujeta y caemos los dos. Allí abrazados nos miramos hasta que él desvía la mirada hacia los toboganes.
—Quiero ir.
—Pues vamos.
Desde acá arriba todo parece pequeño, dá un poco de miedo pero Valdovi me ha seducido para protegerme con sus brazos, y claro que se me ocurren muchas sugerencias de lo que podría estar haciendo con sus manos en mi cuerpo en este mismo instante, mientras sus dedos rozan mi cintura desnuda desearía que tocara más, que lo deseara tanto como yo...
—¿Lista? a las una, dos y...
Empuja el tobogán antes de tiempo para que no me agarre, el agua salpica por mi cara, el sol ilumina los túneles coloridos hasta que entramos a un tramo cerrado, estaba agarrándome de él pero no estaba sintiéndolo. Abrí los poros de mi piel y cerré los ojos, creo que sentí su miembro erécto por un instante pegado a mi trasero pero no estoy segura, su piel se siente tan bien, es una locura, hasta que de mi ensoñación me despierta una piscina y litros de agua.
Al llegar al hotel luego de varios juegos más se notaba además de mis deseos y lujuria, una pesadez compartida por tener que confrontar personas de nuestro pasado que supuestamente cambiaron y preocupaciones nacen pero de camino a casa en el auto venimos abrazados, me recuerda cuando llegamos acá y me sentía mal por mi situación con Tom, pero al recordar que él está acá conmigo como siempre, me tranquilizo y espero poder calmar su ansiedad.
Richie
Estamos vestidos para la fiesta de esta noche, Brigitte me ayuda con el corbatín de mi traje. Esta tarde estuvo llena de emociones, y la verdad es que no tengo ganas de ir sintiéndome tan exausto, pero Brigitte quiere enfrentar las cosas y al parecer tengo una conversación pendiente con Paulo, tenemos mucho que no vemos a nuestros respectivos némesis infantiles, es obvio que eran cosas que no queríamos recordar pero ahora nos tenemos el uno al otro y eso es todo lo que importa. Mi smocking es negro con un corbatín del mismo color, una rosa en la solapa y camisa blanca, ella lleva un vestido rojo carmesí con una tela bien entretejida, un collar de perlas, y su cabello tan oscuro brilla a la luz de la habitación, el espejo refleja su hermosa figura y por un momento me quedo absorto en su figura, hasta que ella pregunta.
—¿Todo bien elegante caballero?
—Más o menos, solo es la impresión, es todo. ¿Y tú?
Se acerca a mí y juguetea con mi cabello.
—Será mejor ni responder, no sabré como estar hasta que esta noche se termine.
—Somos dos.
De pronto su celular suena, se va a la sala y me deja arreglando ciertos detalles. Increíble que corrí tanto para que el pasado no me alcanzara, pero estira sus brazos hacia mí sin importar donde me encuentre, llega Brigitte en medio de mis cavilaciones.
—Nos han mandado una limo para recogernos.
—Pues vamos, ya estoy listo.
De camino a Duchess of Bedfords Walk que es de donde tenemos la invitación, Brigitte y yo comenzamos a calmarnos en el camino, aunque la ansiedad lucha por apoderarse de nosotros.
—Sé que no es momento de preguntarlo, pero, ¿Qué pasó entre Maela y tú? —le comento.
—Ella era la más popular y aunque yo no era parte de ellas siempre fui aceptable, pero ella me inculpó por algo que hizo en la escuela y me reprobaron ese año, también me vengué de ella y desde ese momento nos hacíamos cosas, por eso de alguna manera pienso que trama algo aunque no supe de ella desde que se graduó aunque fue a la mía para felicitarme. ¿Qué hay de ti con Paulo?
—Un poco menos inocente, era el bravucón de la clase y yo sufrí mucho por ello hasta que me transfirieron. No hubieron venganzas, solo desaparecí y eso fue todo, hasta ahora, habla como si fuera un benefactor cualquiera, cuando minó mi autoestima por años.
Brigitte me abraza, mi voz se vuelve un tanto ronca sin haberlo notado, se me forma un nudo, pasamos ese momento en silencio.
—Todo va a estar bien, la verdad es que no tuve por qué aceptar venir, deberíamos...
—No, ni pensarlo, al parecer tu y tu amiga la han pasado bien en preparatoria, yo quiero terminar esto. Hay algo que debí hacer hace mucho tiempo.
—Bien, pero si tienes algún problema no dudes en llamarme.
—Eso debería decir yo... debería ser el fuerte.
—Un cambio de papeles me caería bien, ven aquí.
Acuna mis rizos en su pecho, siento su respiración y eso me tranquiliza.
Hemos llegado a la residencia, es una pasada y antes de llegar a las instalaciones pasamos por una verja y un seguridad, entregamos nuestras invitaciones y pasamos. El edificio está rodeado de un mini bosque de la zona, caminamos sobre un camino iluminado pero todo lo demás es penumbra, una canción suena y se hace más fuerte a medida que caminamos escuchamos Moves like Jagger de Maroon 5, algunas personas están en la puerta desconocidas para mí, al parecer seremos personas normales por una noche y no me desagrada del todo la idea. Más de cerca se aprecia el color ladrillo de la mansión y entramos. Marco el celular de Paulo para saber si ya ha llegado y si conversa con Maela, hasta que me tocan el hombro.
—Ya llegaron los más esperados, a ver que les parece el tema de conversación, estamos hablando de Brigitte y su pasado como guerrillera y nos estábamos preguntando cómo puedes andar con un fracasado como este —me señala—.
—¿Brigitte toda una guerrillera? más bien una enamoradiza perdida, pero sí, supongo que sabe dar batalla cuando toca. —espeta Maela.
—No sé ustedes pero yo vine a divertirme ¿Me sigues Valdovi?
Cuando Brigitte me llama Valdovi es que está muy enojada pero lo disimula muy bien, parece que no va a darle el espectáculo que quieren y aunque me gustaría estamparle un puñetazo en la cara comprendo su señal.
—Como guste señorita, ¿Me otorga esta pieza?
Sujeto su mano y vamos hacia un espacio donde todos bailan, los dejamos parados allí sin más.
Empiezan a tocar Versace on the floor de Bruno Mars en el piano y me relajo en un instante, verla ahí tan hermosa y deslumbrante mirándome como ella me mira, noto ese ardor, pero de veras, si la perdiese a ella no sé, sería el equivalente a perderlo todo. Mis manos están en su cintura, mis ojos atento a los suyos, a sus labios carmesí brillantes, y lo hago, la beso. Cálido, húmedo, excitante, lo necesitaba, siento su lengua inundar mi paladar y por un momento nos quedamos allí, inmóviles y espectantes, sus manos acarician mi cabello y tiran ligeramente de él, mis dedos quisieran tocar algo más pero recuerdo que estamos en público y me detengo de repente, abro los ojos, y un hilo de saliva decora la separación de nuestros labios. Todos se quedan normales, como si nada pasara, y respiro con alivio.
—¿Y eso que ha sido?
—Un impulso, supongo. —Le respondo.
Nos tomamos de la mano, y pasamos al comedor junto con nuestros "amigos" que lo han visto todo.