CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
capítulo 14
CAPÍTULO 15
Capítulo 16
Capitulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
capítulo 22
Capítulo 23
FIN
CAPÍTULO 13
paulatinamente, estos sentimientos de disgusto y fas-
tidio acrecentaron hasta convertirse en la amar-
gura del odio. Yo evitaba su presencia. Una
especie de vergüenza, y el recuerdo de mi pri-
mera crueldad, me impidieron que lo maltrata-
ra. Durante algunas semanas me abstuve de
pegarle o de tratarle con violencia; pero gra-
dual, insensiblemente, llegué a sentir por él un
horror indecible, y a eludir en silencio, como si
huyera de la peste, su odiosa presencia.
Sin duda, lo que aumentó mi odio por el
animal fue el descubrimiento que hice a la ma-
ñana del siguiente día de haberlo llevado a ca-
sa. Como Plutón, también él había sido privado
de uno de sus ojos. Sin embargo, esta circuns-
tancia contribuyó a hacerle más grato a mi mu-
jer, que, como he dicho ya, poseía grandemente
la ternura de sentimientos que fue en otro
tiempo mi rasgo característico y el frecuente
manantial de mis placeres más sencillos y pu-
ros.
© ArDnAiK LoOp,
книга «"EL GATO NEGRO"».
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