Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 17
El teléfono sonó en mi habitación del hotel justo después de que Cooper y yo termináramos de repasar y analizar las notas del evento. La voz al otro lado era grave y urgente. El Sûreté du Québec (SQ), el Servicio Canadiense de Inteligencia de Seguridad (CSIS), la Gendarmería Real de Canadá (RCMP) y la Unidad de Crimen Organizado de la Policía de Montreal (SPVM) solicitaban nuestra presencia inmediata en una reunión conjunta. Algo grande había sucedido.

Al llegar a la sala de crisis en el cuartel general del Sûreté du Québec (SQ), el ambiente estaba cargado de tensión. Los representantes de cada organismo estaban presentes, discutiendo acaloradamente mientras las pantallas mostraban imágenes perturbadoras: tres jóvenes mujeres asesinadas en un bosque en las afueras de Montreal. Las víctimas tenían signos evidentes de violencia y tortura.

El comandante del Sûreté du Québec (SQ) fue el primero en hablar.

—Cinco militares han sido arrestados por estos asesinatos. Las pruebas preliminares indican que actuaron bajo órdenes directas para encubrir actividades relacionadas con el culto de Sergio Martínez. Según nuestras investigaciones, estas mujeres estaban vinculadas a una red de prostitución y pornografía liderada por las hijas del pastor.

Cooper y yo intercambiamos una mirada. Esto no era una coincidencia; el círculo se repetía. Las jóvenes eran utilizadas y desechadas cuando ya no servían a los deseos del culto.

—¿Qué sabemos sobre los cinco militares arrestados?— pregunté, rompiendo el breve silencio.

—Son miembros activos del ejército canadiense— respondió un agente del Servicio Canadiense de Inteligencia de Seguridad (CSIS).— Pero lo más inquietante es que sus registros muestran conexiones con el campus del Central College Insilage, que era una universidad privada cuyos directores están bajo investigación en este momento por casos de narcotráfico, laboratorios clandestinos presuntamente usados para actos de terrorismo y por el incendio del mismo campus y de la mansión que era propiedad de individuos cercanos a los directores y que también están bajo investigación y custodia.

La Unidad de Crimen Organizado de la Policía de Montreal (SPVM) presentó evidencia adicional: llamadas cifradas entre los cinco militares y figuras clave del culto, incluyendo a las hijas de Sergio Martínez. Las llamadas revelaban órdenes explícitas para silenciar a las mujeres antes de que pudieran testificar sobre la red criminal o cometer algún error que pudiera incriminarlos.

El comandante de la Gendarmería Real de Canadá (RCMP) fue el siguiente en hablar.

—Nuestra prioridad ahora es rastrear a las tres hijas de Martínez y obtener pruebas contundentes contra ellas y su madre. Creemos que operan desde un centro en las afueras de Montreal, que debe ser el punto de mira permanente.

—Si logramos capturarlas, podríamos desmantelar absolutamente toda la organización criminal y la corrupción— añadí, sintiendo cómo se intensificaba la presión y la adrenalina.

La reunión concluyó con un plan claro: coordinar un operativo conjunto para localizar a las tres hijas de Sergio Martínez y reunir pruebas suficientes para exponer al culto y sus conexiones corruptas. Mientras salíamos, Cooper me miró con una mezcla de determinación y preocupación.

—Esto confirma que el culto tiene infiltraciones en todos los niveles— me susurró Cooper, su tono grave.— Desde el ejército hasta los medios y hasta el alcalde de Montreal.

—En Seattle están los canales de televisión o el canal de televisión, el farmacéutico está encarcelado y el panadero está en un psiquiátrico, y aquí en Montreal aún solo son Sergio Martínez, su esposa y las tres hijas.

—McDowell, esto está escalando demasiado rápido— dijo.— Tenemos que ser meticulosos; cualquier error podría costarnos todo y hemos avanzado mucho.

Asentí. El peso del caso era abrumador, pero sabíamos que no podíamos detenernos ahora. Las vidas y el bienestar de muchas personas dependían de nuestra capacidad para desentrañar esta red oscura antes de que causara más destrucción.


© Luu Herrera ,
книга «DECEMBER 11».
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